Terapia familiar. Una perspectiva sistemica.

Os hablaremos en este post de la terapia familiar desde una perspectiva sitémica ya que la familia en sí misma es un sistema.

“El que es bueno en familia es también buen ciudadano.” Sófocles.

"La familia es el lugar principal del crecimiento de cada uno, pues, a través
 de ella, el ser humano se abre a la vida y a esa exigencia natural
de relacionarse con los otros."  San Francisco

La familia es, sin duda, la institución más antigua. A pesar de los múltiples cambios socioculturales que ha vivido nuestra especie desde su aparición, el grupo familiar se ha mantenido a lo largo del tiempo, como la célula básica de la sociedad. Esto implica que el concepto de familia y la vivencia que cada individuo posee de ella son factores determinantes en nuestro desarrollo como personas.

La familia desempeña un papel protagonista en la educación y el desarrollo de los niños y las niñas. Es el primer entorno social en el que los pequeños y las pequeñas comienzan a desarrollar capacidades de todo tipo, desde las emocionales a las intelectuales, pasando por las habilidades para relacionarse con los demás y una innumerable lista de destrezas que definen al ser humano.

Los padres y las madres son para sus hijos e hijas las primeras y más sólidas figuras de referencia. Los progenitores son los encargados de transmitir su visión sobre el mundo, los valores, la moral y la cultura en la que se desenvuelven. Y son los primeros responsables en educar a sus hijos e hijas dentro de las normas y las formas de actuación comúnmente aceptadas por la sociedad, de las cuales son intérpretes. La tarea de los progenitores depende, pues, de dos variables fundamentales: en primer lugar, su capacidad para modelar el comportamiento de sus hijas e hijos; en segundo lugar, su capacidad para interpretar ellos mismos lo que la sociedad demanda de cada persona, y su capacidad para transmitirlo.

A la dificultad de la tarea que los padres y las madres tienen encomendada, se añaden otras variables, entre las cuales destaca el continuo proceso de cambio en el que actualmente vivimos. Esto es lo que convierte esta tarea en un auténtico reto. Pero no hay que olvidar que el correcto funcionamiento de las sociedades humanas depende en buena medida del éxito de los progenitores en llevar a cabo esa misión.

La familia se conforma como una red de relaciones que opera a nivel interno y a nivel externo. A nivel interno cobran relevancia las afinidades y diferencias ideológicas y personales entre los individuos que conforman la familia y la red de influencias mutuas que se generan entre ellos.

Uno de los primeros desafíos para cualquier menor es intuir qué lugar ocupa en la estructura familiar, cuáles son sus zonas de confort, de influencia y de responsabilidad. Y a nivel externo, la familia se comporta como un sistema social que interactúa con el medio y, por tanto, se ve influenciado por el entorno en el que se desenvuelve y por las oportunidades y obstáculos que este entorno le presenta.

Por otra parte, los miembros de la familia son a la vez miembros del grupo social en el que esa familia se inserta y, por tanto, sus experiencias personales operan también a dos niveles: interno y externo. Este hecho hace que las experiencias positivas o negativas que pueda tener cada miembro de la familia en su ámbito social se trasladen a la relación familiar. De este modo se teje una red de influencias multidireccional en la que lo interno a la estructura familiar influye sobre el exterior, el exterior influye sobre el sistema familiar, y cada miembro influye sobre los demás.

Hacer de estas influencias algo sanador, que ayude a la familia a afrontar los problemas, bien sean provocados por características externas al sistema o internas de él, es el principal objetivo de la Terapia Familiar.

Una familia funcional se caracteriza por cubrir las necesidades de sus miembros cumpliendo con sus cometidos de acogimiento, cuidado, apoyo, educación y socialización.

Es además capaz de afrontar las crisis y los cambios requeridos en cada momento y ante las demandas del medio, manteniéndose como grupo estructurado, comunicativo y con capacidad de adaptación. Los límites claros, las reglas flexibles y una jerarquía congruente son los pilares de una familia funcional.

Ayudar a las familias a fortalecer sus pilares, a encontrar el camino hacia la estabilidad del sistema y potenciar la funcionalidad del mismo son las luces que guían un proceso terapéutico en familia.

La terapia familiar trabajará sobre todos los aspectos que estén poniendo en peligro el bienestar del sistema y de cada uno de sus miembros, yendo al foco del problema, con independencia de que afecte a un miembro, un subsistema o el sistema en su conjunto. Aunque el objetivo es favorecer el bienestar de la familia en su conjunto, el motor que guiará toda intervención será garantizar el bienestar y la protección de los y las menores existentes en el sistema y favorecer un crecimiento saludable.

En la terapia familiar, el síntoma que pueda padecer uno de los miembros se muestra como una expresión de una dificultad que tiene el sistema completo. De esta manera, no se trabaja de manera única con la persona que expresa un dolor una dificultad, sino con el conjunto familiar en sus diversas combinaciones (todos juntos, unidad paternal-maternal, unidad filial, dos miembros en conflicto…)

Con este objetivo, la terapia familiar ofrece un espacio en el que la familia reconfigura sus relaciones y expresa sus necesidades en un entorno protegido. Esta reconfiguración suele estar basada en dos pilares:

1.      La configuración de la familia.

En muchas ocasiones, el malestar en la familia tiene que ver con un problema de estructura. Una familia en la que la configuración está mal gestionada, es una familia en la que los problemas afloran con mayor facilidad. De este modo, desde la terapia familiar se busca generar el desequilibro necesario entre madres/padres con sus hijas/hijos, con el fin de que cada miembro ocupe el lugar que le corresponde, con sus derechos y responsabilidades adheridos.

2.      El desarrollo de habilidades.

En muchas ocasiones, para conseguir una mejora en la situación familiar, necesitamos dotar a los miembros de habilidades de diferente índole: emocionales, de comunicación, parentales…

En base a estos dos pilares se ponen al servicio de la terapia una gran variedad de técnicas que hacen de cada sesión una oportunidad para trabajar los aspectos que dificultan el entendimiento y la convivencia de la familia.

El trabajo se realiza desde una alianza con el sistema familiar. Es muy importante que todos los miembros entiendan que el o la terapeuta no están a favor de unos o de otros, sino que está a favor del bienestar de la familia, y que con ese objetivo, alienta a fomentar o modificar actitudes y acciones. De este modo, es propio de la terapia familiar identificar la manera más adecuada de enfocar las sesiones con cada familia. Así, habrá familias que acudan

En conclusión, la terapia familiar es un espacio en el que las fuerzas se suman por un objetivo común: mejorar el bienestar de las personas.

La asertividad en psicoterapia

¿Por qué tiene relevancia la asertividad en la terapia psicológica? Te propongo hacer un sencillo ejercicio para contestarte. Piensa por un momento las primeras palabras que te vengan a la mente al pensar en el término terapia o psicoterapia. Seguramente te hayan venido palabras como autoestima, depresión, estado de ánimo, ansiedad, adicción, miedo, fobia, obsesión, personalidad o emociones. Esto nos da a entender, de alguna manera, que la mayoría de las personas, asocian una terapia psicológica a estas cuestiones, y no les falta razón.

Sin embargo, existe un ámbito, íntimamente relacionado con algunos de estos términos, y también con muchos de los objetivos, necesidades o problemáticas con las que las personas acuden a un centro de psicología. Es el relacionado con la comunicación asertiva, también denominada asertividad, o estilo comunicativo asertivo. Un porcentaje muy elevado de las personas que solicitan ayuda psicológica, manifiestan problemas como los siguientes (entre muchos otros):

  • Dificultad a la hora de expresar sus sentimientos o emociones

  • Falta de firmeza o contundencia a la hora de defender su postura en cualquier ámbito

  • Problemas para saber lo que quieren o necesitan

  • Elevada importancia a la opinión de los demás o al “qué dirán”

  • Comunicación excesivamente agresiva o descontrolada

  • Sensación de sacar poco provecho a sus relaciones o sus meta

  • Frustración y sensación de escasa valía por todos o alguno de los anteriores puntos…

¿Qué es la asertividad?

Por tanto, y sin dar más rodeos, si tuviésemos que definir la asertividad, consideraremos válido entenderla como una forma de comunicarse con el mundo, así como de relacionarse, pero también como una actitud ante la vida, que va más allá de la mera comunicación. Por tanto, podemos hablar de conductas y actitudes, mediante las cuales, una persona busca sacar provecho a su vida y conseguir sus objetivos, mediante una actitud firme y enérgica, pero también empática y sin despreciar o dañar al otro. Habría que añadir que la asertividad, pese a definirse como esto, es algo aún más profundo, ya que va a influir en nuestras relaciones, emociones y principios o valores. Por tanto, quien aprende a ser asertivo/a de verdad, producirá cambios en su esencia, algo que va más allá del aprendizaje de habilidades.

Para poder entender la asertividad de manera más descriptiva, podemos indicar las siguientes capacidades:

¿Cómo se trabaja la asertividad en Psicoterapia?

La asertividad en psicoterapia puede trabajarse a través de:

1.      Psicoeducación

Se ofrece a la persona el significado de este término, y se le da a conocer los tres estilos de comunicación: comunicación agresiva, comunicación inhibida, comunicación pasivo-agresiva y comunicación asertiva. Se explican las diferencias entre los diferentes estilos, y la persona tendrá que reflexionar, en diversas situaciones, con cuál de ellos se siente más identificado/a, no solo de forma global, sino en los diferentes ámbitos de su vida: pareja, familia, trabajo, relaciones sociales… Además, se invita a la persona a que se familiarice más con el término, pidiendo que analice en su entorno estos estilos en otras personas con las que se suela relacionar, y cual es el estilo que manifiesta. Este trabajo también se puede hacer con apoyo de vídeos de ejemplo, o con películas reales donde se analizan los estilos de los personajes.

Para darte un anticipo de manera muy resumida, te describimos los diferentes estilos con sus características, ventajas e inconvenientes:

2.      Instrucción en habilidades y técnicas

Es otro paso fundamental para entrenar la asertividad. El/la terapeuta enseñará a la persona, una serie de técnicas, desde lo más sencillo hasta lo más complejo, como si se tratase primero de seleccionar los ingredientes más básicos, para después preparar recetas donde todos estén incluidos. Las habilidades asertivas básicas son las siguientes:

  • Escucha activa

  • Empatía y reflejo empático

  • Expresión de emociones o necesidades

  • Técnicas asertivas diversas: Disco rayado, banco de niebla, interrogación asertiva, técnica del sándwich, aserción negativa, aplazamiento asertivo, técnica de destapar el pañuelo.

  • Técnicas complejas: Tomar la palabra, iniciar, mantener y finalizar conversaciones, decir que no, cambiar de tema, hacer críticas, recibir críticas, identificar chantajes y manejar manipulaciones

  • La instrucción se realizará mediante psicoeducación y con prácticas en vivo

3.      Manejo de los componentes no verbales y paraverbales de la asertividad

La asertividad sin acompañarse de la actitud no verbal (referente al cuerpo) y paraverbal (referida a la voz) es como una carcasa vacía. De nada sirve enseñar técnicas para ser contundentes si nuestro cuerpo y nuestra voz transmiten sumisión o agresividad excesiva. La comunicación no verbal y paraverbal resultan fundamentales, y se trabajan a través de juegos y ejercicios vivenciales, donde se puede introducir música y danzaterapia (para conseguir la actitud y el estado emocional adecuado) y teatro, además de role playing (como indicaremos después).

4.      Ensayo en vivo de la asertividad: role-playing, escenas personales o dramatizaciones

Lo vi, y lo entendí.Lo hice y ¡lo aprendí! La puesta en práctica de la asertividad, así como su generalización paulatina, será el paso clave para completar el entrenamiento de nuestra nueva actitud. Los ensayos en vivo se pueden realizar con escenas personales de quien nos pide ayuda, como por ejemplo la necesidad de poner un límite a un compañero, de hacer una crítica a un familiar, o de defenderse de los injustos ataques de su pareja. Las escenas se preparan con mimo y con detalle para acercarse lo máximo a la realidad. Si se tienen dificultades a la hora de desarrollarlas, se puede realizar la inversión de roles, mediante la cual, el terapeuta hará el papel de la persona que entrena la habilidad y viceversa. Estas dinámicas también son tremendamente efectivas en grupos terapéuticos o formativos. Un añadido realmente interesante en este tipo de trabajo, nos lo ofrece el video-feedback, gracias al cual, al poder grabar en cámara de vídeo las escenas, después se podrán ver en conjunto con el terapeuta, para poder percibir la sensación generada, realizar correcciones y desterrar mitos (“estoy siendo demasiado agresivo”, “me veo muy borde”, “no soy capaz de transmitir  seguridad”), ya que, solo pudiendo observarte, sabrás de una forma más fidedigna, lo que transmites.

Relación muy directa con otros aspectos de la psicología.

La asertividad va “a caballo” con muchos otros aspectos de las psicología fundamentales en cualquier trabajo terapéutico. Pasamos a describir algunos:

1. Gestión emocional o inteligencia emocional

Concepto íntimamente ligado a la asertividad. Sin inteligencia emocional no puede existir asertividad, ya que para conocer lo que necesitamos, deseamos, o es importante para una persona, es fundamental el conocimiento de las emociones, y, por ende, de las motivaciones, objetivos y metas personales. No es posible conseguir un estilo asertivo sin autocontrol emocional, al igual que es imposible ser emocionalmente equilibrado e inteligente sin una dosis importante de asertividad.

2. Autoestima sana

La autoestima sana tiene que ver con la capacidad de valorarnos de una forma adecuada, aceptarnos y querernos con el conocimiento de nuestras virtudes y defectos. A partir de ahí está el crecimiento, en lo que podemos mejorar, los obstáculos que queremos vencer y los objetivos que deseamos cumplir. Una persona poco asertiva, que no se mueve en torno a sus necesidades y metas, que sufre un fuerte desgaste en las relaciones, o que se siente impotente ante los demás, normalmente manifestará una autoestima más dañada que sana.

3. Ansiedad y miedos o fobias

Estos tres términos se corresponden directamente con emociones desagradables, y por tanto entran dentro del ámbito de la gestión emocional. Desarrollar un estilo asertivo, va a implicar necesariamente enfrentar estos problemas, afrontar los miedos y las fobias de manera proactiva, superar situaciones complicadas, y por tanto, exponerse. La exposición es el mecanismo fundamental para la superación de los miedos.

4. Desarrollo de habilidades sociales o interpersonales

La asertividad ya incluye estas habilidades en el entrenamiento de la comunicación asertiva, a la hora de iniciar, mantener o finalizar conversaciones, implica exposición a la gente, aprender a escuchar, a empatizar, a dar tu punto de vista y saber cuándo y de qué forma intervenir.

Derechos asertivos

Son los mandamientos de la asertividad, en esta tabla tienes algunos de los más importantes. ¿Cuáles son aquellos que te resultan más difíciles de permitirte?

Coronavirus. La sugestión que nos enferma: el "efecto nocebo"

hombre-miedo-sombra-monstruo-e1543576600893-500x300.jpg
Pastillas calavera.jpg

“ La peste iba a Bagdad y en el camino se encontró con un vagabundo

El vagabundo en la distancia le preguntó

¿Dónde vas, PESTE? Voy a Bagdad a matar 500 personas

A la vuelta de Bagdad , la peste se volvió a encontrar con el peregrino y este le dice: ¿no decías que ibas a BAGDAD a matar 500 personas?

Pero has matado a 5000

Si, yo mate 500 personas, pero el resto los mato el MIEDO.”

 

Los “besos milagrosos” de una mamá a su bebé , que quitan el dolor y calman como si de una medicina de última generación se tratara.

Los ritos que realizan algunos y algunas deportistas antes de iniciar su actividad.

Síntomas de embriaguez tras tomar una bebida sin alcohol que nos ofrecen como alcohólica.

Y algunos casos más increíbles, como el anestesista Henry K. Beeche , que durante la segunda guerra mundial operó pacientes sin anestesia, utilizando suero fisiológico como placebo cuando se le acabó la morfina. 

Estos son ejemplos del conocido “Efecto placebo”.

El efecto placebo es la mejora o la desaparición de los síntomas de una enfermedad en un paciente llevando a cabo un tratamiento que no tiene propiedades curativas reales. Los pacientes desconocen que están siendo tratados con sustancias sin efecto, pero lo toman con la creencia de quehabrá una mejora.

pastillas-blister-forma-corazon_134545-56.jpg

Efectivamente, los resultados de muchas investigaciones confirmanque tienden a mejorar en una proporción similar a la mejora ocasionada por un medicamento real.

En este mágico efecto, es la mente la encargada de convencer al organismo de esos efectos positivos del medicamento, que son inexistentes. Como hemos visto, este efecto puede extenderse a otras circunstancias que no sólo pertenecen al ámbito médico.

Si la mente tiene tanto poder para curarnos…¿Qué no puede hacer para enfermarnos?

El “hermano feo” del efecto placebo es el llamado Efecto nocebo. En principio, se trata del mismo efecto, solo que uno es negativo y el otro es positivo. Ambos nos afectan allí donde menos podemos controlarlos: en nuestro inconsciente.

En el efecto nocebo, una persona presenta los posibles efectos secundarios o síntomas que produce un medicamento o tratamiento sólo porque el paciente cree que pueden ocurrir, que no funcionará o incluso que será perjudicial

El efecto nocebo se dispara, sobre todo, por un exceso de información que no es posible ordenar de manera apropiada, especialmente al buscar enfermedades o síntomas en internet.

El miedo es estrés para el cuerpo y puede debilitar el sistema inmunitario, que se vuelve más vulnerable, y entonces es más fácil que el organismo se convierta en hogar de bacterias o virus, y que se produzca dolor donde no debería haberlo.

En el momento actual, el estado de alerta por el coronavirus, nos mantiene en un nivel de alerta y expectación máximos. El bombardeo constante de información a través de un sinfín de medios de comunicación y la forma en que nos comunican los efectos adversos del virus, nos pueden instaurar un estado generalizado de ansiedad, angustia y estrés que debilita nuestro cuerpo y nuestra mente.

Podemos actuar sobre pocas cosas para mantener cierto equilibrio durante este tiempo tan duro. Otras no dependen de nosotros.

Cuida tu salud mental:

Ilustración de Vero Gatti

Ilustración de Vero Gatti

  1. Raciona las dosis de información que recibes y que envías. Es necesario estar enterado de la realidad que ocurre, pero sin excesos para no caer en la desesperación y el miedo.

  2. Medita, reza, haz yoga o cualquier ejercicio que mantenga tu mente posada en el cuerpo. Que tú seas tu centro para que la mente no sea secuestrada constantemente por la divagación, la rumiación, la obsesión, el miedo.

  3. Expresa tus emociones y sentimientos, procurando dejar el drama a un lado. Escribe, habla, pinta, escucha, baila o canta. Cualquier forma que saque fuera tus inquietudes te ayudará a colocar y recomponer lo que estás viviendo.

  4. Cuidante te TÚ podrás cuidar y acompañar a quienes te rodean.

 Un abrazo y mucha fuerza para estos días.

Raquel Ibáñez Ortego

Psicóloga, Instructora de Mindfulness

Grupo Crece

 

¿Me conozco? Como me puede ayudar la conciencia corporal

Nuestro día a día está lleno de estímulos, tareas por hacer, viajes al trabajo, resolución de conflictos, prisas, y cientos de cosas en la cabeza.

Muchas personas que acuden buscando ayuda me refieren no conocerse a sí mismas, y en algunas situaciones, se obsesionan con sus objetivos, sus metas vitales, el sentido de su vida y cuestiones muy existenciales que nos pueden dar a entender la existencia de una crisis.

Independientemente de que esto sea así o no, para entender bien el “cómo soy” , es fundamental saber el “cómo estoy”. Y esto solo se puede hacer con autoconciencia.

Como decía, en algunos otros artículos de este blog, la capacidad de analizar, etiquetar o entender los sentimientos, es fundamental para una buena gestión emocional. Pero… ¿de dónde parte este análisis? , ¿hacia donde podemos mirar para descubrir esto?.

Y gran parte de estas respuestas no está tan lejos, de hecho, están en nuestro cuerpo.

Las emociones tienen una manera de afectar a nuestro organismo. Algunas lo activan de manera impulsiva, tensan nuestros músculos, hacen que nuestro corazón lata con fuerza, que respiremos deprisa, que suspiremos. Hay otras que reducen nuestra energía, nos hacen sentir plomo en los hombros, caminar despacio, mirar hacia abajo o sentir un vacío. Y otras nos llenan de energía, iluminan nuestra cara, nos hacen sentir mariposas y nos impulsan a saltar y movernos deprisa. Nuestro cuerpo es capaz de recoger todo esto, pero: ¿somos nosotros capaces de darnos cuenta? ¿sabemos leerlo?.

En este post me gustaría proponeros un sencillo ejercicio de conciencia corporal. Yo lo utilizo mucho en contextos terapéuticos y también en talleres de formación, es sencillo y requiere poco tiempo. Lo resumo en los siguientes pasos:

Tips para mejorar la conciencia corporal

1.      Busca una postura cómoda, preferiblemente sentado/a, sin cruzar los brazos ni las piernas y cierra los ojos tratando de centrarte en tu respiración.

2.      Una vez estés concentrado/a te pediré que imagines como se mueve el aire por las distintas zonas de tu cuerpo y el recorrido que genera desde que entra hasta que vuelve a salir.

3.      Después te pediré que imagines una barra escaneadora, como si se tratara de un escáner médico que se va a mover desde los pies hasta la cabeza, muy despacito, y que va a ir detectando cada detalle de cada zona del cuerpo por la que pase, atendiendo selectivamente a la zona por la que se vaya moviendo. Esta barra del escáner comenzará por los pies e irá detectando tensiones posibles dolores, picores o sensaciones placenteras de los pies, tobillos, gemelos, rodillas, cuádriceps y muslos.

4.      El ejercicio continuará por la zona pélvica y genital, asciende por vientre y estómago, y una vez llegado a estos lugares, prestaremos atención también a los órganos internos, ¿cómo se encuentra mi vientre? , ¿noto quizá el estómago revuelto?. Una vez finalizada esta parte llegaríamos al pecho y desde ahí analizaríamos opresión, latidos del corazón, facilidad o dificultad respiratoria, sensaciones…

5.      Posteriormente el escáner viajará por la espalda y los hombros buscando tensiones o peso, para posteriormente descender por ambos brazos detectando los músculos principales acabando en las muñecas y en las palmas de las manos, donde detectaremos la temperatura del cuerpo.

6.      Terminaremos el recorrido subiendo hacia la cabeza pasando por el cuello y detectando su tensión, si existe malestar al tragar, la nuca… para posteriormente detectar las mandíbulas, la dificultad para respirar por la nariz, la tensión ocular, las cejas y la frente. Detectaremos la sensación en la zona alta de la cabeza para valorar si tenemos la mente despejada o tensa, y por supuesto si hay alguna cefalea o migraña.

7.      Y para cerrar el escáner, volveremos a buscar una sensación más global y trataremos de buscar una o varias palabras que reflejen sentimientos y emociones, y zonas del cuerpo donde notemos que esas palabras estén alojadas.

El final de este ejercicio nos dará información sobre el estado de nuestro cuerpo y algunos sentimientos. Después de ello podríamos entrar al análisis de esos sentimientos, o simplemente tomar conciencia de que estamos así y ser consecuentes: “hoy estoy algo alterado”, “me noto ansioso”, “ahora estoy bastante contenta”…

¡Ánimo con la práctica! ¡Son solo de 3 a 5 minutos!

Crisis por covid-19: qué cosas podemos hacer en casa con los hijos mientras dure el aislamiento

De acuerdo con las decisiones tomadas por las autoridades respecto al Covid-19 y en pro de un bien común, todas las familias nos hemos visto obligadas a aislarnos en casa hasta nuevo aviso. Debemos ser responsables con respecto a esta pandemia y que prevalezca el bienestar y la salud de toda la ciudadanía.

A la espera que esta crisis pase, ¿Cómo podemos ayudar a nuestros hijos e hijas a sobre llevar el aislamiento? ¿Cómo evitar los posibles conflictos, crisis de ansiedad, altos niveles de frustración y de agobio que supone estar encerrados en casa tantos días? Desde Grupo Crece os ofrecemos algunos consejos que pueden ayudaros:

1.      Seguir los mismos horarios a ser posible del cole: acostarse y levantarse a la misma hora (excepto los fines de semana). Es importante seguir una misma rutina en los horarios de sueño durante los días de diario tal y como hacían normalmente. Esto les ayudará a tener un orden en su descanso.

2.      Hacer que participen en las tareas de la casa: hacer su cama, poner y quitar la mesa, repartirse tareas de limpieza y orden de los espacios comunes, recoger ropa, cajones y juguetes, aprender a cocinar cosas sencillas, diseñar juntos el menú semanal…

close-up-of-girl-writing-256468-min-e1584102864695.jpg

 3.      Controlar los tiempos de estudio y tareas escolares: ayudaría mucho ajustarse a su horario escolar real, respetando los recreos, hora de comer, tiempos de descanso entre materia y materia…

 4.      Hacer ejercicio físico juntos, bailar, practicar yoga y momentos de relajación en familia. Podemos ayudarnos de numerosos tutoriales, poner música o acudir a la creatividad. Es importante que tengan un desgaste físico de cara a seguir tonificando la musculatura y la función cardio respiratoria. Nos ayudará a todos y a todas a descansar mucho mejor, a mejorar el humor y a reactivarnos día a día.

 5.      Leer libros, cómics, teatro y acudir a la literatura clásica. Podemos crear nuestros propios cómics, cuentos e historias y crear nuestra propia mini biblioteca!

coronavirus-actividades-niños-aislamiento-preventivo-2.jpg

 6.      Investigar sobre algún tema interesante de actualidad: ciencia, historia, arte, deportes… y crear vuestro propio documental!!

 7.      Recordar, revisar y ordenar fotos familiares: podría ser un buen momento para recordar a seres queridos, viajes, momentos divertidos fotografiados, etc.

 8.      Realizar otros retos creativos: hacer una maqueta, un mural en familia sobre el día a día con vuestras vivencias, manualidades más complejas. Ayudaros de tutoriales!

 9.      Por supuesto cine en familia con un buen bol de palomitas y un buen debate final sobre lo que nos ha parecido la película. Es un buen momento para trabajar la comunicación asertiva en familia y respetar la opinión del otro con empatía y mensajes yo!

 10.  Contaros chistes, reíros mucho, no habléis demasiado sobre el tema del coronavirus, sólo lo justo y necesario y evitad que accedan a las noticias de manera masiva y continua.

 Aprovechad para fortalecer el vínculo familiar y practicar el tiempo de calidad juntos. Puede ser un buen momento para conoceros más y disfrutaros de la manera más amorosa posible.

 Susana Paniagua Díaz

Psicóloga infantojuvenil y familiar

Grupo Crece