Los tipos de apego

El apego es algo que los psicólogos y psicólogas evaluamos en una psicoterapia, no sólo cuando atendemos a menores sino cuando atendemos a adultos. El tipo de apego que ha desarrollado una persona determina algunos elementos de sus relaciones personales y su nivel de autoestima y seguridad personal.

Recientemente, estuvimos debatiendo sobre la cuestión de los apegos en nuestra última sesión de Cine y Psicología. En esta ocasión con la excusa de la película “El indomable Will Hunting”, que nos permitió analizar la importancia de los vínculos seguros para superar emociones como el miedo al abandono.

Un apego seguro es aquel que te permite tener la certeza de que la persona te va a aceptar, escuchar, intentar ayudar, con la que puedes ser sincera, y que no te va a abandonar.

Las personas que no han podido en el pasado establecer este tipo de vínculos seguros, tienen muy condicionada su manera de formar afectos con los demás, por eso, es tan importante en terapia, enseñar a construir apegos sanos, y que el terapeuta se muestre como esa figura de apego seguro. Por eso, la película nos permitió ejemplificar y explicar estos conceptos y os la recomendamos si no la habéis visto.

Pasamos a explicar los tipos de apego y sus consecuencias, algo que hace años estudió la psicóloga Mary Ainsworth en el experimento de “La situación extraña”. Tanto ella como John Bowlby, son autores de referencia si se desea estudiar este concepto.

La situación extraña es un experimento que consiste en introducir a una madre con su hijo pequeño en una sala con juegos, y estudiar las interacciones que tiene el pequeño con ella durante este espacio de tiempo. Posteriormente, en la habitación entrará una persona extraña adulta que se sentará con la madre, más adelante la madre saldrá y se quedará el pequeño solo con la persona extraña y finalmente esta persona extraña abandonará la sala dejando al niño solo. La última parte del experimento consiste en el retorno de la madre a la habitación y se estudiará la forma de reaccionar del hijo. Durante cada una de las etapas se analiza como reacciona el menor a nivel conductual y emocional. Gracias a este experimento se establecieron los tipos de apego que describimos a continuación:

 

1.      Apego seguro (tipo B)

Es el apego más saludable. Nos sentimos validados emocionalmente y seguros ante nuestra persona de referencia. Si hemos establecido estos apegos en la infancia, será más probable que tengamos una autoestima más sana, una gestión emocional más equilibrada y mayor capacidad para construir relaciones seguras.

2.      Apego evitativo (tipo A)

Un apego en el que el menor aprende a que tendrá que sobrevivir solo en el mundo al no poder contar con sus cuidadores, además de entender que tendrá que vivir con un amor deficiente. En la edad adulta se favorecerá una personalidad evitativa a los vínculos afectivos más profundos, es más probable que se conviertan en personas frías, con dificultad a la hora de expresar sus sentimientos y una tendencia a la desconfianza, favoreciendo así un afrontamiento huidizo u hostil y defensivo.

3.      Apego ambivalente (tipo C)

Es un tipo de apego muy dañino. En este caso el vínculo es inconsistente o inapropiado, y por tanto se generan reacciones desajustadas a las situaciones (imaginemos una reacción de pasotismo ante una situación grave o una reacción desproporcionada a un detalle sin importancia). En la etapa adulta, este tipo de apego favorece personalidades marcadas por la inseguridad, exceso de autocrítica, autoestima dañada… la persona puede manejarse en las relaciones buscando un exceso de aprobación por el miedo a perder el afecto, generando así dependencias emocionales fuertes.

4.      Apego desorganizado (tipo D)

Tipo de apego que se establece en entornos altamente patológicos (agresividad, maltrato, abuso…). El menor queda metido en una trampa entre la supervivencia a este entorno, y la única existencia de estas figuras afectivas. En la etapa adulta, estas situaciones traumáticas pueden condicionar altamente la forma de relacionarse o vincularse a los demás, y dificultará por tanto el establecimiento de relaciones sanas, seguras y felices.  Existen miedos no resueltos, habilidades de gestión emocional que no se han podido aprender por el mero hecho de no haber sabido encajar o entender ciertas emociones, una autoestima muy dañada y muchas necesidades afectivas sin satisfacer.

 

Os planteamos la siguiente cuestión: ¿cómo os vinculáis a la gente de vuestro alrededor?, ¿sois capaces de establecer lazos afectivos sanos?

El niño/a tiene problemas con su profe en el cole

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A los niños y niñas les encanta aprender. Para ellos y ellas, aprender es tan natural como el respirar, absorben todo que sucede a su alrededor. Aprenden a través del juego, a través del comportamiento de otros y a través de experimentar ellos y ellas mismos/as. Definitivamente, ir al colegio, debería ser algo divertido y emocionante, un lugar seguro donde  encuentren muchas experiencias nuevas, muchos/as amigos/as y la oportunidad de dominar habilidades importantes para la vida (cognitivas, sociales y emocionales).

Pero a veces nuestro/a hijo/a tiene un/a profesor/a que no le gusta, no encaja con él/ella. Sea el profesor/a o no del agrado del niño/a, los padres y madres deben ayudarle a encontrar la forma de conseguir un buen rendimiento escolar al mismo tiempo que un buen clima emocional para su hijo/a.

Es importante también que determinen los límites y la magnitud del problema antes de sacar conclusiones extremas. No se puede forzar al niño o a la niña que le guste alguien, pero se le pueden enseñar herramientas que le ayuden a manejar sus propios sentimientos y que le sean de utilidad para mejorar la relación con su  profesor o profesora.

¿Cómo podemos ayudarle?

1.       ¿Existe realmente un problema? ¿Hay realmente hechos que induzcan a creer que hay un problema en clase?

A menos que la situación sea alarmante, se sugiere a los/las padres y madres que en principio escuchen las quejas del niño/a, que conecten con sus sentimientos y empaticen con él/ella. Después, averiguar si ha podido copiar los comentarios negativos que otros/as compañeros/as han hecho sobre el/la profesor/a. Sugerirle que es bueno dar una oportunidad antes de emitir un juicio. Si las quejas continúan, investigar si están realmente justificadas. También es muy importante validar los sentimientos del menor.

 

2.      Antes de apresurarse a “buscar culpables”, los padres y madres deben de concertar una entrevista con el/la profesor/a.

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Recordar que sólo se conoce una parte de la historia. Lo que se desea es averiguar si hay problemas, y si es así, identificarlos y solucionarlos.

 

3.      Durante esta entrevista evitar el ataque.

Escuchar activamente y de manera empática los métodos pedagógicos que utiliza en clase. Explicarle vuestra preocupación y el hecho de que los sentimientos negativos del niño/a pueden estar afectando a su rendimiento escolar.

 

4.      Si el/la profesor/a habla de problemas específicos existentes debemos:

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Tratar de ver cómo solucionarse, o solicitarle que trabaje con los padres y madres para ayudar al niño/a a superar esos sentimientos negativos de rechazo. Se debe prestar atención a los aspectos positivos, explicando al profesor/a cuáles son los puntos fuertes del  niño o la niña y sus intereses. Comentarle también cuáles son sus dificultades porque esta información le será de gran ayuda para establecer una buena relación y dirigir mejor al niño o a la niña. De manera similar, con un mejor conocimiento del profesor o profesora por parte de los padres y  madres, éstos podrán ayudar a su hijo/a a que entienda su profesor/a más fácilmente.

 

5.      Como medida extrema, si no funciona lo anterior, hablar con el/la jefe/a de estudios y en última instancia con el/la directora/a de cara a discutir las posibles alternativas o soluciones a este conflicto.

Probablemente las dificultades podrán superarse, aunque, en algunas ocasiones el/la niño/a puede cambiar de clase.

 

Recordar: para poder aprender, un niño o niña debe sentirse seguro y apreciado.

Susana Paniagua Díaz

Psicóloga y coach

Grupo Crece

Motivaciones humanas. ¿Cual es la tuya? Un ejemplo en pruebas deportivas de alto rendimiento.

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Prueba en bicicleta
Londres-Edimburgo-Londres (LEL)
1460km
Apenas 110 horas para hacerlo en bicicleta.

Parece una locura, ¿no? Pues hay personas que hacen estas "locuras" casi cada año.

¿Cómo lo podemos analizar desde una perspectiva psicológica? ¿Qué motivos llevan a una persona a querer participar en algo así de exigente? ¿Reto? ¿Aprendizaje personal? ¿Amor hacia el ciclismo o cualquier otro deporte?

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Es duro, durísimo, los y las participantes no son deportistas profesionales, se duerme poco, de dos a cuatro horas cada día, se para, básicamente, comer y a firmar los controles, se pedalea todo el día, hay que ir cumpliendo etapas dentro del tiempo, 300km diarios aproximadamente, es probable que llueva, que haga frio, que el viento no siempre acompañe, es probable que haya momentos de mucho cansancio, de plantearte qué haces allí, de llevar tu cuerpo al límite...

Yo misma, la primera vez que oí hablar de esto, me quedé bastante sorprendida, y más porque era mi pareja quién iba a prepararse para, en aquella ocasión, la Paris-Brest-Paris (1200Km. en 90 horas). Mi pareja, un chico sensato, cabal y... "normal".

Desde entonces hemos hablado mucho sobre sus motivaciones para afrontar estos retos que prepara de vez en cuando, y he aprendido mucho de sus experiencias para entender mejor qué motiva a las personas.

Mi conclusión es, que aunque pueda parecer "una locura" lo que mueve a una LEL es lo mismo que mueve a las personas a hacer otras cosas. Es la combinación de factores lo que nos ayuda a entender y lo que aporta los matices.

Si analizo las variables psicológicas más importantes, encuentro, especialmente tres aspectos que me parecen relevantes:

1. Por un lado, el entrenamiento, la alimentación, conocer el cuerpo y cómo responde este ante un esfuerzo grande y continuado.

Para ello, exponerse progresivamente a situaciones similares favorece que los randoners tengan conciencia y experiencia de lo que vivirán durante la superbrevet, qué ritmo de pedaladas necesitan llevar, cada cuánto tiempo deben comer y qué, qué sensaciones físicas, emocionales o mentales pueden experimentar... Controlar estos elementos les ayudará a sentirse más seguros y conocer sus características y límites, y esto, aumentará la probabilidad de poder cumplir el objetivo de terminar la prueba o auto-regularse durante la misma.

2. Por otro lado, los randoners deben ser conscientes de sus habilidades de autocontrol y mejorarlas.

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Cultivar la atención al momento presente, y mantener a raya los pensamientos negativos o poco adaptativos ("no puedo más", "me duele todo", "estoy demasiado cansado/a"...) será fundamental. El cuerpo debe estar preparado, pero para superar este tipo de retos es el control mental y emocional el que marca la diferencia. Últimamente, está muy de moda hablar de Mindfulness aplicado al deporte. Al margen de modas, esto no es más que centrar nuestra atención en el aquí y ahora, sin dejar que juicios, valoraciones o emociones nos atrapen... Aceptar y dejar ir, quedarnos con "estoy aquí, frente al viento, una pedalada, otra, hago un relevo
al compañero, estamos juntos en esto, ¡vamos!". Gestionando estos elementos aumentamos también la probabilidad de conseguirlo y de disfrutarlo.

3. En tercer lugar, nos encontramos con las motivaciones...

Las motivaciones son las que nos movilizan para la acción, las que explican lo que hacemos y lo que no hacemos, y sobre todo, para qué y por qué.

Las dos primeras variables son destrezas que adquirimos, experiencia que acumulamos, aprendizajes que recibimos..., al alcance de todo el mundo. Sin embargo, las motivaciones marcan nuestra idiosincrasia. Por
qué y para qué hago yo estas cosas? Qué gano? Qué me estimula tanto que quiero repetir? En esto somos todos distintos. Nos pueden motivar varios aspectos a la vez ante una misma situación y podemos experimentar motivaciones, incluso, que sean contrapuestas entre sí. Todo este conjunto de motivaciones diversas que interactúan entre sí, construyen el espectro motivacional de una persona en una situación
concreta, único y singular.

Al mismo tiempo, hay que apuntar que los factores anteriormente citados influyen también en nuestros estados motivacionales. Por ejemplo, sentirnos fuertes o cansados, experimentar efectos negativos por falta
de sueño, estar enfermo, sentir la energía tras reponer nutrientes y calorías o dormir un poco, sentirnos frustrados u orgullosos, pensar "puedo" o pensar "no lo lograré"..., todo ello, modula la experiencia motivacional en base a las particularidades motivacionales de cada persona y en base a su personalidad.

Por tanto, podemos decir que no existe un perfil de persona que se apunte a una LEL o una PBP, realmente, existen muchos perfiles psicológicos distintos que se mueven por motivaciones distintas, y esto es menos susceptible de cambio o aprendizaje en la edad adulta. Se aprenden desde que nacemos, en la interacción con nuestro entorno y explican el por qué de nuestro comportamiento. Esto no significa que no podamos ejercer un control sobre ello, al contrario, comprenderlo y conocerlo nos puede facilitar mucho las cosas. Conocer aquello que nos mueve en la vida, es algo fascinante, y nos va a ayudar no sólo a comprender mejor al ser humano en general, sino a nosotros mismos, en todas nuestras situaciones vitales y de cara al caso que nos ocupa, hacer un balance más preciso,  del antes, durante y después de la prueba, que nos dirija mejor al objetivo o nos ayude a tomar decisiones o a gestionar frustraciones u otro tipo de estados emocionales que podamos experimentar.

Voy a detenerme en desgranar esto un poco más, adentrándome en describir los tipos de motivaciones.


La primera clasificación sobre motivaciones nos lleva a distinguir entre motivaciones extrínsecas e intrínsecas.

Las motivaciones extrínsecas son aquellas que explican la conducta a través de factores externos: por ejemplo: mi motor para hacer la LEL es evitar que se rían de mí los colegas del trabajo o mi motor para hacer la LEL es el reconocimiento que voy a obtener de mi familia.

En las motivaciones intrínsecas el factor que explica la conducta es interno. El propio disfrute, la satisfacción de cumplir con un compromiso personal, ser coherente con los propios valores, aprender... serían algunos ejemplos.

Otra clasificación más precisa de los tipos de motivaciones nos ayudará a comprenderlas y a identificarlas aún mejor. Todas estas motivaciones que describo más abajo están presentes en todas las personas pero
pueden darse con mayor importancia unas que otras y la combinación resultante nos definirá de una manera clara.

A las personas nos puede motivar:

EL RETO

En este caso, nos motiva lo difícil, lo que nadie o pocos han intentado, aquello que implica esfuerzo y superar nuestros límites. Por ejemplo, en el caso de una superbrevet: conseguir terminar, conseguir superar mi velocidad media, conseguir llegar con menos coste, apuntarse cada vez a pruebas más difíciles...

EL SENTIMIENTO DE PERTENENCIA A ALGO O A UN GRUPO

Las personas necesitamos pertenecer a algo o sentirnos parte de un grupo: mi equipo, mi país, mi familia, mis amigos, mi credo... Por ejemplo, en el caso de una superbrevet: me puedo sentir integrado/a porque todo el mundo está haciendo lo que yo, me siento perteneciente a un conjunto de personas que representan un determinado valor o son de una determinada forma, puedo tender a callar o modificar una opinión para no discrepar del grupo de referencia...

EL VÍNCULO EMOCIONAL CON EL OTRO

Nos acercamos a personas con las que tenemos un vínculo emocional, buscamos esa cercanía y omplicidad. Buscamos profundizar en las relaciones para estrechar vínculos. Por ejemplo, en el caso de una superbrevet: me importa cuidar los vínculos por encima de otras motivaciones y busco la compañía de personas más afines, hago amigos, disfruto de la compañía y las conversaciones con los demás...

LA SEGURIDAD

Las personas también necesitamos sentirnos protegidas, seguras, sentir que estamos a salvo, y que dispondremos de lo que necesitamos. Por ejemplo, en el caso de una superbrevet: busco sentirme seguro/a con mi bici, cuido no sobrepasar un límite de cansancio, me alerto si estoy sufriendo los estragos de no dormir...

LA AUTOAFIRMACION

También es una motivación básica marcar nuestro territorio, defender nuestra identidad, sentir que somos únicos. Por ejemplo, en el caso de una superbrevet: me siento diferente porque hago cosas diferentes como una LEL, expreso mis opiniones aunque el grupo opine diferente a mí...

EL RECONOCIMIENTO O SIGNIFICACIÓN SOCIAL

Esta motivación corresponde a sabernos reconocidos, sentir que destacamos en algo con respecto al otro, llamar la atención de los demás, evitar ser criticados y tener protagonismo. Por ejemplo, en el caso de una superbrevet: busco señalarme dando mi opinión o narrando mi experiencia, busco ser protagonista, presumo por lo que estoy haciendo ante otros, busco o espero que me reconozcan mi valía por cumplir este reto, me cuido de que conozcan mis puntos débiles para evitar que me juzguen mal.


EL PODER

Las personas necesitamos tener nuestro espacio de poder, de control sobre nuestra realidad, sobre nosotros mismos o sobre los demás. Por ejemplo, en el caso de una superbrevet: me gusta liderar a mis
compañeros, me gusta imponer mis opiniones y que se haga lo que yo pienso, me siento poderoso/a cuando cumplo una meta, siento que tengo el control de mi cuerpo y que puedo hacer más...

EL PLACER Y EL DISFRUTE

Provocar sensaciones y emociones positivas, simplemente, conseguir el disfrute, sea más inmediato o efímero o más a largo plazo y duradero, es una de las motivaciones básicas más importantes. Por ejemplo, en el caso de una superbrevet: disfruto pedaleando y haciendo deporte, disfruto del ambiente, me divierto con la gente, disfruto del paisaje...

EL SENTIDO

Las personas necesitamos un sentido para las cosas, hacer algo que sabemos tendrá una influencia, utilidad o significado más trascendente. Por ejemplo, en el caso de una superbrevet: me ayuda a superar miedos, me aporta autoestima, cumplo los compromisos conmigo mismo/a, soy modelo para mis hijos...

EL APRENDIZAJE

El aprendizaje, también, es una motivación inherente al ser humano. Conocer y comprender mejor nuestra realidad, adquirir habilidades y destrezas y sentir el progreso. Por ejemplo, en el caso de una superbrevet: aprendo cosas de otras personas, de mis reacciones, de mi cuerpo, de temas relacionados con la bicicleta...


LO NOVEDOSO

Las cosas diferentes, nuevas, intensas o variadas también pueden ser una gran fuente de motivación para las personas. Por ejemplo, en el caso de una superbrevet: conocer gente nueva, conocer un paisaje nuevo, experimentar cosas que nunca he sentido...

LAS NORMAS Y VALORES

Los seres humanos nos relacionamos con el mundo a través de abstracciones que nos afectan de igual modo que algo tangible. Nos movemos por normas y valores: lealtad, justicia, libertad, esfuerzo... Por ejemplo, en el caso de una superbrevet: me quedo a esperar a un compañero que tiene una avería porque es justo que no se quede solo, mi compromiso para terminar me hace obviar el cansancio físico o la falta
de sueño, hago estas cosas porque se lo he prometido a alguien y debo cumplirlo...

PERDURABILIDAD O TRASCENDENCIA

Esta motivación nos conecta con el futuro: dejar una huella duradera, trascender, luchar por un ideal, etc. Por ejemplo, en el caso de una superbrevet: contribuir a mantener la tradición de estas pruebas, contribuir a divulgar el uso de la bici...

Como hemos dicho, pueden darse varias motivaciones a la vez, pueden ser contradictorias entre sí y pueden ir intercambiándose o aparecer nuevas motivaciones a lo largo del proceso.

Podría ocurrirnos, por ejemplo, que decidimos introducirnos en este mundo porque disfrutamos del deporte y de la bici, nos gusta sentirnos diferentes y nos gustan los retos y sentirnos poderosos y fuertes. Podría ser que durante la prueba, las condiciones climatológicas y físicas destapen nuestra motivación de seguridad y nos preocupe nuestro estado de salud (si muestro signos de enfermedad) y esto me puede hacer
renunciar a pesar de las fuertes motivaciones iniciales.

Podríamos buscar reconocimiento, poder y reto personal y superar todos los obstáculos con tal de no quedar mal ante otros y satisfacer nuestro reto aunque esto nos suponga algunos costes sociales.

También podría ser que nos moviese la vinculación y la pertenencia y eso disminuyese nuestra sensación de poder o reto porque en esta ocasión han venido amigos muy cercanos a la prueba con nosotros.

El hecho de haber participado otras veces y de haber entrenado me puede ayudar a controlar mejor las emociones, sentir menos cansancio y por tanto, disfrutar más de la experiencia y sentir el poderío con más
intensidad.

Cada uno podemos encontrar nuestro recorrido motivacional en cada momento del proceso, y esto nos puede ayudar a prevenir ciertas situaciones o potenciarlas.

El texto ejemplifica cómo podemos aplicar estas motivaciones a una prueba deportiva de alta exigencia, pero en realidad podemos aplicar el texto a ejemplos de nuestra vida cotidiana para conocer más lo que nos motiva, las interrrelaciones entre motivaciones y si están ajustadas al contexto. Por ejemplo, si una de mis motivaciones referentes es el “Vinculo con el otro” y quiero buscarlo en mi trabajo, donde no hay buen ambiente ni personas con las qeu sienta feeling, voy a estar frustrado/a. En ese caso me vendría bien darme cuenta y buscar esa motivación en otro lugar que no sea el entorno laboral.

Raquel López Vergara

Psicologa y coach

Grupo Crece

Preguntas para hacerse alguna vez en la vida

Nos pasamos gran parte de nuestro tiempo haciéndonos preguntas. Muchas de ellas son preguntas sin respuesta que nos llevan a dar más vueltas a las cosas. Otras tantas no nos llevan más que a respuestas absurdas. Y hay otras que no tienen respuesta, directamente.

He recopilado algunas preguntas que, a veces, hago directamente a las personas que vienen a terapia, o que se plantean en las propias sesiones mientras indagamos en la psique humana.

Son interesantes y dignas de hacerse alguna vez en la vida. Algunas cuanto más nos las hagamos, mejor.

Antes de tomar una decisión (no tiene por qué ser muy importante), hazte las siguientes preguntas:

¿Esto lo hago porque quiero yo o para complacer a mis padres/pareja/amigas?

¿Esto lo hago porque quiero yo o por llevar la contraria a mis padres/pareja/amigas?

Cuando tengas que hacer algo que sientes que te provoca miedo, o vergüenza, o que dudes en hacerla, estas preguntas pueden ayudarte:

¿Qué es mejor, intentarlo y quizás equivocarse, o no haberlo intentado nunca y nunca saber qué podía haber pasado?

¿Cuántas oportunidades como ésta voy a volver a tener?

Las siguientes son ideales para preguntarse antes de irse a la cama:

¿Qué pequeña cosa he hecho hoy de la que estoy satisfecho?

¿Qué pequeña cosa ha hecho hoy alguien conmigo o por mí, por la que estoy satisfecho o agradecido?

Algunas preguntas para situaciones en las que uno se plantea darle un sentido a la vida:

¿Cómo puedo ayudar a tener un mundo mejor?

¿Tengo la vida que quiero?

¿Cuál es la primera cosa que cambiaría en mi vida?

Si no tuviera miedo: ¿Qué me gustaría hacer que no hago? ¿Qué me gustaría dejar de hacer?

Si hoy fuera el último día de vida, ¿Qué haría y con quién?

 

Os invito a realizar la siguiente tarea de reflexión:

Imagina que han pasado muchos años y que con el tiempo te has convertido en una versión más vieja y sabia de ti misma. Te invito a reflexionar sobre las siguientes preguntas: Examinando tu vida:

¿Qué es lo que más te gusta de tu existencia según la has vivido?

¿Hay algo que querrías no haber hecho?

¿Hay algo que querrías haber hecho?

¿Qué te gustaría que tus seres queridos recordaran más respecto a tu vida con ellos?

En una escala de 0 a 10, ¿cuánto hay ya en tu existencia actual que refleje las                                       respuestas que has dado a la pregunta anterior?

Si quisieras aumentar el grado en que tu vida actual refleje las ideas respondidas en las preguntas anteriores, ¿cuál sería el paso más pequeño que podrías dar?

Éstas son sólo algunas preguntas, seguramente muchas de ellas importantes para mí.

Quizás tú tengas las tuyas propias. Preguntas que te han ayudado a ti…

¿Me las cuentas?

¿QUÉ PREGUNTAS AÑADIRÍAS TÚ?

¿Eres dueño/a de tu tiempo?

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"Multitask" (o multitarea) es una palabra con la que muchos de nosotros nos sentimos identificados. En un mismo día hacemos muchas cosas, cumplimos con diferentes roles, e incluso planificamos nuevas tareas que querríamos sumar. Pero todo esto se encuentra con un obstáculo: nuestro tiempo es limitado.

No nos da tiempo a hacer todo lo que nos gustaría, y esa es una realidad que constatamos a diario. Y ante ella, tenemos dos opciones: vivir en la improvisación, o vivir según nuestro orden de prioridades.

Vivir en la improvisación

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Vivir en la improvisación significa dedicar nuestro tiempo a aquello que nos surge en el momento.

Sabremos si vivimos en la improvisación si tenemos la sensación de ir como pollos sin cabeza, de vivir apagando fuegos, y si siempre tenemos una gran lista de cosas pendientes por hacer. Los días se nos escapan, y no tenemos mucha conciencia de en qué se nos ha ido el tiempo. En nuestro día a día lo urgente se impone sobre lo importante.

Vivir según nuestro orden de prioridades

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Vivir según nuestro orden de prioridades significa tener claro el valor de nuestro tiempo, y a qué queremos dedicárselo. Significa ser dueños de nuestra gestión. Y eso implica tener que decir a veces "no" en lugar de
"sí".

Sabremos si vivimos según nuestro orden de prioridades si al finalizar el día tenemos sensación de control en la gestión de las tareas del día, si sentimos que las hemos hecho porque se ajustaban a nuestras prioridades y no por las demandas externas. Esta sensación de control nos permitirá crear planificaciones con las que nos sintamos comprometidos, y confiemos en que se cumplan. Será lo importante, y no lo urgente, lo que ocupe habitualmente nuestra atención.

Todos tenemos prioridades, pero no todos sabemos priorizar. Si preguntásemos a cualquier persona qué es lo que quiere en la vida, seguramente nos conteste "Ser feliz". Pero a la hora de la verdad, en el día a día y en la acción, ¿cuántas cosas priorizamos antes que nuestra felicidad? Si hiciésemos el recuento, la cifra nos resultaría escalofriante.

Priorizas aquello a lo que dedicas tu tiempo y tus recursos. Siendo ambos limitados, priorizar algo significa renunciar de igual manera a otra cosa.


Cuando vivimos en la improvisación, no visibilizamos la parte de la renuncia y cuando nos topamos con ella sentimos una tremenda frustración. Por ello, lo primero que necesitamos para aprender a priorizar es valorar
a qué renunciamos cuando priorizamos algo, y valorar si esa renuncia es acorde con nuestros valores y prioridades.

La mayoría de las veces la respuesta no es absoluta. Pongamos, como ejemplo, alguna situación típica que se produce en el ámbito laboral. Si mi equipo me pide ayuda para una acción importante, puedo valorar como algo asumible quedarme un tiempo más en la oficina y renunciar a ir a recoger a mis hijos, pero a la vez puedo decidir que no quiero renunciar a cenar juntos. De este modo, asumo la necesidad que surge (ayudar a mi equipo) a la vez que pongo límites (solo hasta la hora necesaria para llegar a cenar), y me comprometo con esa decisión. Cuando llegue a casa, probablemente lo haga con la sensación de haber controlado mi tiempo, haber decidido mi orden de prioridades y haberlo defendido. Puedo enfrentarme a la decepción de mis hijos por no haber ido a recogerlos, pero lo haré desde la calma ya que en mi decisión asumía la posibilidad de que les afectara.

La misma situación sería afrontada de una manera muy distinta por una persona que vive en la improvisación. En este caso, si mi equipo me pide ayuda para una acción importante, diría que sí porque me lo han pedido sin hacer mayores consideraciones ni marcar límite alguno. Serán los otros los que asuman la iniciativa y tengan el control de la situación. Cada minuto se me hará eterno, y tendré la sensación de falta de control de mi vida, de que los demás manejan mis tiempos y mis días. Y eso me hará sentir que "no
puedo dar más de mí a los demás". En el caso de que mis hijos me muestren su descontento por no haber ido a recogerlos, probablemente mis emociones se desborden.

¿Te sientes identificado/a?

Tu tiempo es tuyo, y decidir a qué y quién dedicarlo un derecho que todos tenemos. Haz que tu vida cuente, que cada minuto dedicado a algo, que cada renuncia que hagas, tenga un sentido y te defina. Que al acabar el día sientas que le has dado el tiempo que querías a lo que querías. Regalar tu tiempo, desde la improvisación, es la mejor manera de "regalar" tu frustración a otros.

Sara Ferro Martínez

Psicóloga y coach

Grupo Crece

Sugerencias para una alimentación consciente. Mindfoodness.

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Si ya has leído nuestro artículo sobre la “Mindfoodness, o cómo la alimentación más consciente puede beneficiar la salud” y has puesto en práctica el ejercicio que se os propone, estarás deseando de conocer más sobre esta nueva forma de relacionarte con la comida.

Una nueva forma que promueve la ingesta consciente, además de una ingesta responsable no sólo con uno mismo, con el individuo, sino también a nivel más macro, a nivel humano y ecológico.

Os vamos a descubrir una de las directrices que ayudan a realizar esta ingesta más consciente. Si quieres saber más, puedes apuntarte a nuestro Taller de Mindfoodness que se celebrará el próximamente en Grupo Crece.

Pincha aquí para más info. 

Ir más despacio. Comer despacio tiene muchas ventajas:

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  • Al masticar bien, obtenemos más nutrientes de lo que comemos: en la saliva hay enzimas que descomponen los alimentos, permitiendo que se empiecen a absorber nutrientes incluso antes de tragar la comida.

  • Las señales químicas de satisfacción ocurren antes. Si comemos despacio, damos tiempo a que la comida llegue al intestino delgado y desencadene la señal de “me voy llenado- estoy lleno”, antes de que comamos demasiado. Son necesarios 20 minutos para que el intestino delgado envíe esta información a nuestra mente y cuerpo.

Insiste en hacer pausas

  • Haz una pausa antes de empezar a comer. Observa cada tipo de alimento, los colores, las texturas, la disposición en el plato.

  • Huele la comida.

  • Toma un bocado, dale vueltas en la boca saboreándolo. Mastica lentamente y traga.

  • Toma un sorbo de agua par a limpiar el paladar. Cuando la comida está limpia de sabores, repite el proceso.

  • Si observas que estás comiendo sin consciencia, detente y haz una pausa para volver a mirar la comida.

Mastica

  • Intenta masticar cada bocado entre 15- 30 veces antes de tragar.

 

Bebe despacio

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  •  Mantener el líquido en la boca durante unos segundos antes de ingerirlo. Darle unas cuantas vueltas por la boca y disfruta del sabor antes de tragarlo.

  • Descansar la copa o el vaso en la mesa mientras saboreas y tragas. Vuelve a dar otro trago sólo cuando tengas la boca vacía y el sabor vaya desapareciendo.

 

Suelta el tenedor o la cuchara

 

  • Cada vez que te lleves un bocado de comida a la boca, suelta el cubierto sobre el plato. No los vuelas a utilizar hasta que hayas masticado, saboreado y tragado por completo el alimento.

 

Come con la mano no dominante

 

  • Durante una semana come con tu mano no dominante, la que no uses habitualmente para comer. Observa lo que sucede.

 Raquel Ibáñez Ortego

Psicóloga y formadora

Grupo Crece

Relaciones sanas: La importancia de dar y recibir

Los vínculos personales se basan en una confianza mútua, y esto implica tener una relación sana con el hecho de dar y recibir. Este equilibrio consideramos que es muy importante en psicoterapia en nuestro centro de Psicología.

Dar implica ofrecer ayuda, apoyo, tiempo… pero también, darse al otro sin tener que ocultar nada, sin tener que disimular nuestra vulnerabilidad. Pero dar sin recibir es algo que queda a medias, sería como estar en una relación asimétrica donde no se fluye un equilibrio entre las partes.

Saber dar también implica, saber recibir.

Recibir desde la humildad de la necesidad, desde el respeto a lo que el otro puede dar, desde el agradecimieno y el dejarse sostener. Recibir, nos coloca en la vulnerabilidad, y aveces, nos cuesta asumir esa parte de nosotros.

Como véis, dar y recibir son dos caras de una misma moneda a la hora de establecer vínculos seguros y saludables.

Me vienen estas cuestiones para la reflexión.

¿Cómo es mi forma de dar?

¿Inhibo algo al dar o darme?

¿Doy desde el paternalismo?

¿Doy para recibir?

¿Doy lo que yo necesito recibir?

¿Doy sólo si me piden?

¿Siento que invado si doy?

¿Hay cosas que doy que no funcionan de una manera sana?

¿Cómo es mi forma de recibir?

¿Acepto lo que me dan?

¿Me siento de menos si me dan?

¿Cierro la posibilidadd de que me den?

¿Pido todo el rato?

¿Siento que recibo poco de lso demás?

¿Siento que lo que recibo no es para mí y añoro lo que recibien otros?

¿Me justifico si pido?

¿Me cuesta agradecer?

En las relaciones humanas sanas, cuando nos piden nos sentimos dignos de la confianza del otro, y esto refuerza dichas relaciones. Cuando damos nos sentimos valiosos para la otra persona y para la propia relación que compartimos. Nos sentimos valiosos para el mundo.

Cuando pedimos o nos dan, mostramos al otro la humildad que nos hace iguales y esto, favorece las relaciones equitativas. Nos mostramos abiertos y vulnerables al otro, y se refuerza la intimidad en las relaciones y la sensación de unión y equipo.

Lo que sentimos en el proceso de dar y recibir es esencial par ael vínculo sano: alegría, agradecimiento, confianza, consuelo, alivio, humildad…

Probadlo estos días y nos contais vuestras reflexiones.

Lo siento, lo hago: lo aprendo. La importancia de lo vivencial y lo práctico en el aprendizaje y la superación personal

El aprendizaje no está únicamente en nuestra razón, esto es, en nuestros pensamientos, sino que radica en la propia experiencia de sentir y de hacer.


Por eso, nuestro modo de entender la formación, está muy ligada a lo terapéutico, a lo vivencial y a lo práctico.


¿Pensáis que podemos convencer a una persona a cambiar su negatividad, por más que les enseñemos a interpretar mejor sus pensamientos, si no le hacemos conectar con sus emociones?, ¿y si le diéramos la opción de hacerlo de forma distinta, exponiéndole precisamente a ello?. Esto lo podríamos generalizar a muchos otros aspectos, como aprender la habilidad de ser más asertivo o ser capaz de superar una fobia.

Para producir cambios y conseguir una actitud más asertiva ante la vida, por ejemplo, es necesario exponerse a las emociones que nos bloquean esa capacidad de ser asertivo. Yo puedo tener muy claro que necesito y deseo poner un límite, pero es posible que me sienta incapaz de ello. Necesito conectar con esa emoción, para vivirla, para entenderla y para poder gestionarla, y sólo eso me permitirá ser libre para ejercer mi capacidad de poner un límite o moverme en torno al objetivo que me he marcado. Luego tendré que poner en práctica esa actitud y ser capaz de visualizarme haciéndolo, por más raro que me parezca o note que case pococonmigo.

Existen ejercicios para sentir, percibir y explorar nuestras emociones. Son las denominadas dinámicas vivenciales. A través de ellas, accedemos al contenido emocional, para un mayor autoconocimiento y por tanto mejor gestión emocional. Estás dinámicas pueden ser corporales a través de la danza y la música, a través del arte, de la imaginación o los recuerdos.

Los ejercicios prácticos, consisten en llevar a la realidad aquella situación que quiero aprender o que me cuesta afrontar. Pueden consistir en meras exposiciones a los miedos, como salir a la calle si tengo fobia, enfrentarme ante una audiencia a exponer si temo hablar en público, o representando un conflicto familiar o de trabajo que tengo atravesado, como una crítica, una petición de aumento de salario o la difícil conversación a la hora de decidir dejar una relación importante.


Estos ejercicios, se pueden desarrollar a través de role-play, donde se escenifican las situaciones, mediante exposiciones propiamente dichas,o con ejercicios psicodramáticos. Los role play pueden incluso grabarse para tener video-feedback y que la propia persona se perciba enfrentándose o resolviendo una situación con éxito.

¿A qué estás esperando? ¡Atrévete a superarte!


Autosabotaje

He estado pensando mucho, y he llegado a la asombrosa conclusión de que Yo soy mi peor enemiga, y creo que lo he sido siempre. No es una conclusión agradable, es incluso inquietante. Si hay alguien que me impide conseguir mis objetivos, que me boicotee a cada paso, que me traicione recordándome constantemente mis debilidades…soy yo, y nada más que yo.

Las formas de autosabotearnos son muy variadas: que si hay otros que me lo impiden, que si no es el momento y mejor empiezo otro día, que si no voy a ser capaz , que si no sé, que si soy mayor, que si no tengo tiempo, estoy cansada…

Son razones que parecen a simple vista totalmente válidas, y lo son…, pero no dejan de ser excusas, simples pretextos que invento para no dar el paso. Es extraño que tratándose de mis propios asuntos, de mis propias metas, del camino que me lleva al bienestar, a desarrollarme como personas, sea yo misma la que me tire las piedras sobre mi propio tejado.

¿Os pasa igual?

Yo me pregunto ¿Qué nos hace tener esta conducta tan carente lógica?

Esto no tiene nada que ver con nuestras capacidades, ni con nuestras habilidades. No tiene que ver con que seamos tontos o incapaces. Tiene que ver con Nuestra propia condición humana.

El autosabotaje es un acto completamente inconsciente. Nuestro cerebro nos manipula con el fin de que no consigamos nuestras metas. Es un mecanismo de defensa que nuestra mente pone en marcha para protegernos y evitar nuestro sufrimiento, o situaciones que no podemos controlar, o situaciones desconocidas, o para no hacer el ridículo…

Nuestro cerebro es miedoso y nos quiere proteger…pero hay situaciones en las que de tanto prevenir, convertimos esa protección en una auténtica trampa que no nos deja avanzar.

Cuando queremos crecer, necesitamos un cambio, lo que implica salir de nuestra zona de confort. En la zona de confort tenemos el control, o por lo menos podemos predecir muchas cosas.

Salir de esa zona de confort  significa dejar de controlar, y eso es algo que nos asusta. De aquí vienen nuestras resistencias al cambio.

Todo el mundo cae dentro de la trampa del autosabotaje en algún momento, pues el miedo a lo desconocido y el deseo de protección y de supervivencia es innato al ser humano.

Hay personas que logran superar su resistencia al cambio y alcanzan sus metas y hay hay otras que no.

Los motivos que llevan a bloquearnos son muy variados, y seguro que los conoces. Puede ser la baja autoestima, las dificultades de elección y priorización de objetivos, el no saber lo que uno quiere, que los objetivos son marcados por terceros y no son nuestros, o el temor a no cumplir con las expectativas ajenas.

Nuestra experiencia en la niñez también nos marca: puede ser que sufriéramos mucha presión por una familia muy exigente, o que desde entonces tengamos un fuerte sentimiento de fracaso por no tener a nadie cercano que nos motivara suficientemente.

Quizás, el motivo principal sea nuestro sistema de creencias, que se van creando por las experiencias adquiridas a lo largo de nuestra vida. Todas estas experiencias de nuestra biografía, van dejando huellas en nuestras creencias, que aparecen sin previo aviso y que toman el control condicionando nuestros proyectos.

En resumen: el autosabotaje es el síntoma de que tenemos conflictos internos que tenemos que resolver o, por lo menos ser revisados. Y aunque no es agradable mirar en nuestro interior, es una tarea necesaria para ponernos en movimiento y “ agarrar nuestra vida”.

Para poder hacer cambios en nuestra vida es prioritario darse cuenta, es decir, hacernos conscientes de estos conflictos y de esas trampas para poder hacer algo con ellos.

No es posible arreglar algo en nosotros sino pasamos por la aceptación. Y poder aceptarnos a nosotros mismos, primero debemos hacer un ejercicio de introspección. Debemos estudiarnos a nosotros mismos para ver qué hay en nuestro interior y cómo hemos llegado ahí. Es hacernos responsables de nosotros mismos, de nuestra vida, de nuestras decisiones, de nuestras creencias, de los éxitos y los fracasos, y asumirlo.

Cada vez que tomas una decisión que va en contra de ti, estás actuando conforme a un conjuntos de creencias que se han ido instalando en tu mente durante toda tu vida.

La clave es TOMAR CONCIENCIA de todo lo que hay en nosotros. De esta forma será más fácil hacernos responsables de lo que hacemos , decimos y elegimos.

Una forma de empezar a tomar conciencia de esto, es darte cuenta de cómo te hablas, de cómo te cuentas las cosas.

Si te críticas duramente, te juzgas, te humillas, te dices constantemente que no puedes o no eres válida, te haces reproches e incluso te faltas al respeto, estas condicionando hasta la última de tus decisiones.

Cada vez que te sorprendas hablando mal de ti, párate, toma conciencia de lo que estás diciendo o pensando, y entiende que sólo es juego sucio, que es ese cerebro que intenta protegerte de algo que desconoce. Date cuenta de que nada de eso es verdad. Inmediatamente después intenta corregirlo. Cambia tu discurso negativo por otro positivo.

Entiendo que todo esto no es fácil, que tiene su complejidad. Son hábitos de pensamiento y acción duros de cambiar. Por eso es imprescindible que los repases, seas consciente de que no son la realidad, y de que puedes crear otra realidad más sana para ti y que te acompañe en tu camino y estén a tu favor,  en vez de ponerte obstáculos e ir en tu contra.

 Raquel Ibáñez Ortego

Psicóloga y formadora

Grupo Crece