Sugerencias para una alimentación consciente. Mindfoodness.

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Si ya has leído nuestro artículo sobre la “Mindfoodness, o cómo la alimentación más consciente puede beneficiar la salud” y has puesto en práctica el ejercicio que se os propone, estarás deseando de conocer más sobre esta nueva forma de relacionarte con la comida.

Una nueva forma que promueve la ingesta consciente, además de una ingesta responsable no sólo con uno mismo, con el individuo, sino también a nivel más macro, a nivel humano y ecológico.

Os vamos a descubrir una de las directrices que ayudan a realizar esta ingesta más consciente. Si quieres saber más, puedes apuntarte a nuestro Taller de Mindfoodness que se celebrará el próximamente en Grupo Crece.

Pincha aquí para más info. 

Ir más despacio. Comer despacio tiene muchas ventajas:

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  • Al masticar bien, obtenemos más nutrientes de lo que comemos: en la saliva hay enzimas que descomponen los alimentos, permitiendo que se empiecen a absorber nutrientes incluso antes de tragar la comida.

  • Las señales químicas de satisfacción ocurren antes. Si comemos despacio, damos tiempo a que la comida llegue al intestino delgado y desencadene la señal de “me voy llenado- estoy lleno”, antes de que comamos demasiado. Son necesarios 20 minutos para que el intestino delgado envíe esta información a nuestra mente y cuerpo.

Insiste en hacer pausas

  • Haz una pausa antes de empezar a comer. Observa cada tipo de alimento, los colores, las texturas, la disposición en el plato.

  • Huele la comida.

  • Toma un bocado, dale vueltas en la boca saboreándolo. Mastica lentamente y traga.

  • Toma un sorbo de agua par a limpiar el paladar. Cuando la comida está limpia de sabores, repite el proceso.

  • Si observas que estás comiendo sin consciencia, detente y haz una pausa para volver a mirar la comida.

Mastica

  • Intenta masticar cada bocado entre 15- 30 veces antes de tragar.

 

Bebe despacio

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  •  Mantener el líquido en la boca durante unos segundos antes de ingerirlo. Darle unas cuantas vueltas por la boca y disfruta del sabor antes de tragarlo.

  • Descansar la copa o el vaso en la mesa mientras saboreas y tragas. Vuelve a dar otro trago sólo cuando tengas la boca vacía y el sabor vaya desapareciendo.

 

Suelta el tenedor o la cuchara

 

  • Cada vez que te lleves un bocado de comida a la boca, suelta el cubierto sobre el plato. No los vuelas a utilizar hasta que hayas masticado, saboreado y tragado por completo el alimento.

 

Come con la mano no dominante

 

  • Durante una semana come con tu mano no dominante, la que no uses habitualmente para comer. Observa lo que sucede.

 Raquel Ibáñez Ortego

Psicóloga y formadora

Grupo Crece

Cómo volver a la rutina sin morir en el intento

 

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Terminaron las vacaciones, el momento más deseado del año, el momento donde recargamos energía y realizamos actividades que no hacemos habitualmente debido a nuestras obligaciones diarias.

El primer desafío al que nos enfrentamos es la vuelta a la rutina y a nuestros horarios regulares. Somos animales de costumbres que repetimos continuamente, así construimos nuestro estilo de vida, entre estas costumbres están la hora de despertarnos, los horarios de comidas, prácticas laborales, etc., y dentro de este contexto, las vacaciones son un momento de ruptura de estas costumbres y que experimentamos como un periodo de libertad sin limitaciones. 

¿Qué podemos hacer para afrontar la vuelta al trabajo y a nuestras obligaciones con una actitud más positiva y optimista?

1.      Es importante darnos un pequeño periodo de adaptación para que la etapa sea más llevadera

Unos días antes,empezar a retomar los horarios de manera más escalonada y no hacer el cambio tan drástico. Levantarnos más temprano, preparar los horarios del trabajo, organizar  el menú semanal saliendo a comprar con tiempo aquello que necesitemos, organizar nuestra casa, jerarquizar las actividades por orden de prioridad y normalizar las emociones que sintamos en ese momento: frustración, estrés, decaimiento, nostalgia, aburrimiento, agotamiento… Poco a poco irán disminuyendo a medida que entremos en el día a día. Aceptar y validar estas emocione es la clave para hacerlas más llevaderas.

 

2.      Incluir en nuestro menú comida más sana

Hacer un cambio nutricional en nuestro cuerpo para ayudarnos a combatir la fatiga y el estrés. Es muy importante volver a tener un hábito sano en nuestra alimentación ya que esto ayudará a que la vuelta a la normalidad sea más tolerable. Hacer ejercicio físico, evitar las dietas de choque que nos reste nutrientes y planear una dieta equilibrada baja en grasas y azúcares y rica en frutas y verduras, pescados y legumbres.

 

3.      Enfocar nuestra atención a los aspectos positivos del regreso para afrontarlo con más optimismo y alegría

El reencuentro con nuestros compañeros de trabajo, momentos familiares, el bienestar que nos produce nuestras aficiones, etc.

4.      Planificar las actividades de ocio que vamos a realizar durante este nuevo periodo postvacacional.

No dejarnos llevar por el cansancio y la desidia que provoca muchas veces la vuelta de vacaciones, tener periodos de ocio y tiempo libre también forma parte de nuestra rutina y nos provoca emociones muy positivas beneficiosas para nuestra salud mental y física. Programar descansos y momentos que nos mantengan ilusionados y motivados mejorará nuestro rendimiento.

 

5.      Tener presente un nuevo punto de partida, un nuevo proyecto vital que nos ilusione, buscar otras motivaciones e ilusiones claras y concretas.

Tener nuestra atención enfocada a nuevas metas es fundamental para alcanzarlas. Esto nos llenará de gasolina y energía para afrontar el día a día.

 

Susana Paniagua Díaz

Psícologa y coach

Grupo Crece

 

 

Mindfoodness, o cómo la alimentación más consciente puede beneficiar la salud

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Si nos detenemos por un momento a pensar en la forma en que comemos, nos daremos cuenta de que comer se ha convertido en un trámite más. Es un comer automático, a veces incluso sin registrar lo que estamos introduciendo en nuestra boca, y la mayoría de ocasiones sin preguntarle a nuestro cuerpo si tiene hambre o deseos de comer.

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Si en nuestro hambre manda nuestra cabeza, la alimentación se convierte también en una ingesta por emociones. Comemos para saciar la angustia, ansiedad, tristeza…o incluso el aburrimiento.

¿Dónde ha quedado nuestro cuerpo, principal beneficiario y “necesitador fisiólogico” del alimento?

De unos años a esta parte, Mindfulness se ha convertido en un término esencial para hablar de la presencia en nuestras vidas. Vivir con atención plena, en el presente y sin juzgarlo,  lo que nos permite tomar mayor contacto con nuestra vida y vivirla plenamente.

Mindfoodness consiste en aplicar esa atención plena a la alimentación para desarrollar nuestra capacidad de prestar atención a lo que comemos.

Es importante aclarar que NO es una dieta en particular ni un recurso para perder peso. Al relacionarnos con los alimentos desde la consciencia aprendemos una manera de alimentarnos cuyo fin último es mejorar la forma en que comemos.

Mindfoodness nos ayuda a rescatar las señales internas de nuestro cuerpo que tenemos olvidadas. Señales que nos hablan de saciedad natural, de comer cuando hay hambre, es decir, por necesidad, y no ingerir por emociones o por factores externos que nos alteran.

Con Mindfoodness aprendemos una nueva relación con nosotros mismos:

1.     Promueve el autoconocimiento

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Simplemente el preguntarnos “¿qué necesita mi cuerpo ahora?” nos lleva a tenernos en cuenta y explorar nuestras necesidades, sin dejar a un lado el placer que nos brinda la comida.

2.     Promueve el autocontrol.

Lo que reduce los antojos, el comer por estímulos que nada tienen que ver con la necesidad fisiológica de ingerir alimentos, o ajustar las cantidades que comemos a las necesidades del cuerpo. Todo esto beneficia a nuestra dieta y es, por tanto, salud para nuestro organismo.

Al mejorar la relación con los alimentos y así, promover un comportamiento alimentario saludable, mindfoodness puede contribuir a la prevención de diferentes trastornos alimentarios, como concluye una investigación publicada en Eating Disorders.

En resumen, una alimentación más consciente puede evitar conductas nocivas al momento de comer que con el tiempo, perjudican la salud.

Os invitamos a que hagáis una prueba. Utilizad al menos 10 minutos para el ejercicio. Coged un alimento pequeño (un fruto seco, un cachito de fruta, etc) y comedlo con consciencia plena.

Haced uso de cada uno de vuestros sentidos en esta ingesta:

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  • Observa qué hay, que forma tiene lo que comes, cómo incide La Luz en cada zona del plato, las sombras, los colores.

  • Haz que penetre el olor por tus fosas nasales, descubre aromas diferentes;

  • Pasa el alimento por tus dedos, percibe la textura, quizás cuando des el primer bocado puedas conectar con el tacto a través de la lengua;

  • Acerca tu oreja al alimento, aplástalo o rózalo con tus dedos¿ a que suena lo que vas a comer?;

  • Pon un poco de comida en la boca, sin tragar, dejando que el sabor se esparza por ella, da un mordisco sintiendo la explosión de sabor, no tragues, frena el deseo de tragar que comienza a emerger , y sólo cuando no necesites tragar, hazlo.

¿ Cómo ha sido tu experiencia?

Raquel Ibáñez Ortego

Psicóloga, terapeuta y experta en mindfulness

Grupo Crece