Terapia familiar. Una perspectiva sistemica.

Os hablaremos en este post de la terapia familiar desde una perspectiva sitémica ya que la familia en sí misma es un sistema.

“El que es bueno en familia es también buen ciudadano.” Sófocles.

"La familia es el lugar principal del crecimiento de cada uno, pues, a través
 de ella, el ser humano se abre a la vida y a esa exigencia natural
de relacionarse con los otros."  San Francisco

La familia es, sin duda, la institución más antigua. A pesar de los múltiples cambios socioculturales que ha vivido nuestra especie desde su aparición, el grupo familiar se ha mantenido a lo largo del tiempo, como la célula básica de la sociedad. Esto implica que el concepto de familia y la vivencia que cada individuo posee de ella son factores determinantes en nuestro desarrollo como personas.

La familia desempeña un papel protagonista en la educación y el desarrollo de los niños y las niñas. Es el primer entorno social en el que los pequeños y las pequeñas comienzan a desarrollar capacidades de todo tipo, desde las emocionales a las intelectuales, pasando por las habilidades para relacionarse con los demás y una innumerable lista de destrezas que definen al ser humano.

Los padres y las madres son para sus hijos e hijas las primeras y más sólidas figuras de referencia. Los progenitores son los encargados de transmitir su visión sobre el mundo, los valores, la moral y la cultura en la que se desenvuelven. Y son los primeros responsables en educar a sus hijos e hijas dentro de las normas y las formas de actuación comúnmente aceptadas por la sociedad, de las cuales son intérpretes. La tarea de los progenitores depende, pues, de dos variables fundamentales: en primer lugar, su capacidad para modelar el comportamiento de sus hijas e hijos; en segundo lugar, su capacidad para interpretar ellos mismos lo que la sociedad demanda de cada persona, y su capacidad para transmitirlo.

A la dificultad de la tarea que los padres y las madres tienen encomendada, se añaden otras variables, entre las cuales destaca el continuo proceso de cambio en el que actualmente vivimos. Esto es lo que convierte esta tarea en un auténtico reto. Pero no hay que olvidar que el correcto funcionamiento de las sociedades humanas depende en buena medida del éxito de los progenitores en llevar a cabo esa misión.

La familia se conforma como una red de relaciones que opera a nivel interno y a nivel externo. A nivel interno cobran relevancia las afinidades y diferencias ideológicas y personales entre los individuos que conforman la familia y la red de influencias mutuas que se generan entre ellos.

Uno de los primeros desafíos para cualquier menor es intuir qué lugar ocupa en la estructura familiar, cuáles son sus zonas de confort, de influencia y de responsabilidad. Y a nivel externo, la familia se comporta como un sistema social que interactúa con el medio y, por tanto, se ve influenciado por el entorno en el que se desenvuelve y por las oportunidades y obstáculos que este entorno le presenta.

Por otra parte, los miembros de la familia son a la vez miembros del grupo social en el que esa familia se inserta y, por tanto, sus experiencias personales operan también a dos niveles: interno y externo. Este hecho hace que las experiencias positivas o negativas que pueda tener cada miembro de la familia en su ámbito social se trasladen a la relación familiar. De este modo se teje una red de influencias multidireccional en la que lo interno a la estructura familiar influye sobre el exterior, el exterior influye sobre el sistema familiar, y cada miembro influye sobre los demás.

Hacer de estas influencias algo sanador, que ayude a la familia a afrontar los problemas, bien sean provocados por características externas al sistema o internas de él, es el principal objetivo de la Terapia Familiar.

Una familia funcional se caracteriza por cubrir las necesidades de sus miembros cumpliendo con sus cometidos de acogimiento, cuidado, apoyo, educación y socialización.

Es además capaz de afrontar las crisis y los cambios requeridos en cada momento y ante las demandas del medio, manteniéndose como grupo estructurado, comunicativo y con capacidad de adaptación. Los límites claros, las reglas flexibles y una jerarquía congruente son los pilares de una familia funcional.

Ayudar a las familias a fortalecer sus pilares, a encontrar el camino hacia la estabilidad del sistema y potenciar la funcionalidad del mismo son las luces que guían un proceso terapéutico en familia.

La terapia familiar trabajará sobre todos los aspectos que estén poniendo en peligro el bienestar del sistema y de cada uno de sus miembros, yendo al foco del problema, con independencia de que afecte a un miembro, un subsistema o el sistema en su conjunto. Aunque el objetivo es favorecer el bienestar de la familia en su conjunto, el motor que guiará toda intervención será garantizar el bienestar y la protección de los y las menores existentes en el sistema y favorecer un crecimiento saludable.

En la terapia familiar, el síntoma que pueda padecer uno de los miembros se muestra como una expresión de una dificultad que tiene el sistema completo. De esta manera, no se trabaja de manera única con la persona que expresa un dolor una dificultad, sino con el conjunto familiar en sus diversas combinaciones (todos juntos, unidad paternal-maternal, unidad filial, dos miembros en conflicto…)

Con este objetivo, la terapia familiar ofrece un espacio en el que la familia reconfigura sus relaciones y expresa sus necesidades en un entorno protegido. Esta reconfiguración suele estar basada en dos pilares:

1.      La configuración de la familia.

En muchas ocasiones, el malestar en la familia tiene que ver con un problema de estructura. Una familia en la que la configuración está mal gestionada, es una familia en la que los problemas afloran con mayor facilidad. De este modo, desde la terapia familiar se busca generar el desequilibro necesario entre madres/padres con sus hijas/hijos, con el fin de que cada miembro ocupe el lugar que le corresponde, con sus derechos y responsabilidades adheridos.

2.      El desarrollo de habilidades.

En muchas ocasiones, para conseguir una mejora en la situación familiar, necesitamos dotar a los miembros de habilidades de diferente índole: emocionales, de comunicación, parentales…

En base a estos dos pilares se ponen al servicio de la terapia una gran variedad de técnicas que hacen de cada sesión una oportunidad para trabajar los aspectos que dificultan el entendimiento y la convivencia de la familia.

El trabajo se realiza desde una alianza con el sistema familiar. Es muy importante que todos los miembros entiendan que el o la terapeuta no están a favor de unos o de otros, sino que está a favor del bienestar de la familia, y que con ese objetivo, alienta a fomentar o modificar actitudes y acciones. De este modo, es propio de la terapia familiar identificar la manera más adecuada de enfocar las sesiones con cada familia. Así, habrá familias que acudan

En conclusión, la terapia familiar es un espacio en el que las fuerzas se suman por un objetivo común: mejorar el bienestar de las personas.

Terapia integradora: una psicoterapia adaptada a cada situación vital

La terapia integradora o terapia integral, es una psicoterapia que aúna e integra diferentes corrientes de la Psicología probadas científicamente y técnicas psicoterapéuticas eficaces.

En nuestro caso, en Grupo Crece integramos la terapia cognitivo-conductual, el psicoanálisis relacional (un enfoque psicoanálitico abierto y modernizado, derivado de la corriente sistémica y humanista), la psicología gestalt, el enfoque sistémico, imprescindible para la terapia familiar, de pareja y para el trabajo con organizaciones, el coaching o psicocoaching, técnicas de mindfulness, la arteterapia, EMDR, TIC y otras técnicas de avanzada que aceleran los proceso de tratamiento y son la herramienta más eficaz para trabajar con trauma y estrés postraumático, , técnicas psicocorporales y psicodrama, terapia de grupo, talleres de habilidades y terapia individual, familiar o de pareja.

No nos colocamos una etiqueta de psicólogos psicoanalistas o cognitivos-conductuales, por ejemplo, sino que nos adaptamos a lo mejor para cada paciente.

Consideramos que la Psicología aporta demasiadas cosas interesantes como para ceñirnos a un ámbito, todos son complementarios y suman: psicología social, psicología evolutiva, psicología cognitiva, neuropsicología, etc. Además disciplinas limítrofes nos aportan conocimiento y herramientas claves para nuestro equipo: coaching, mindfulness, neurociencias, danza y otras expresiones artísticas.

Terapia Integradora en Psicología. Ventajas y eficacia.

La orientación integradora de nuestros y nuestras psicoterapéutas en Grupo Crece pretende lograr.

Adaptarnos a cada persona y cada problema. Por ejemplo:

Hay personas que requieren un cambio en sus patrones de conducta, patrones dañinos que les generan infelicidad y conflicto y van a necesitar un entrenamiento en habilidades, pautas conductuales y un trabajo emocional más profundo para encontrar la causa de esa repetición de patrones.

Otras personas van a necesitar un refuerzo de su autoestima, teniendo que cambiar patrones cognitivos muy instalados. Cuando los problemas de autoestima se centran en el cuerpo, la imagen, usaremos técnicas más psicocorporales o arteterapéuticas.

Personas muy mentales y racionales que necesitan a priori, un enfoque más cognitivo-conductual pero que a medio plazo en el proceso terapéutico, requieren un enfoque más vivencial a través de técnicas que le den más peso al cuerpo que a la mente.

Hay problemas arraigados en una situación traumática, que a veces ni siquiera está presente de forma consciente, que genran mucho sufrimiento, conductas desadaptativas, somatizaciones, etc., y será muy importante un abordaje de psicoánalisis relacional y de técnicas de EMDR o TIC, para ir reprocesando el trauma y favorecer la sanación de la persona.

En el caso de una pareja o familia que acuda a terapia, o una persona, a nivel individual pero cuyo problema se de carácter grupal como conflictos familiares, conflictos laborales o sociales, es importante incorporar el abordaje sistémico y el psicodarma. Incluso, a la hora de ofrecer un asesoramiento a una organización con muchos conflictos, no sólo serán adecuadas las estrategias de coaching sino que habrá que apelar a la psicología sitémica organizacional.

Los niños y adolescentes en la mayoría de ocasiones van a necesitar un enfoque gestalt, psicodramático para trabajar con roles y juegos y dinámicas de arteterapia, y el trabajo con madres y padres, además un enfoque cognitivo-conductual para que adquieras herramientas educativas.

La gestión del estrés, la autoexigencia, la ansiedad … se verán muy bien enfocadas bebiendo de mindfulness.

Mindfulness y la terapia cognitivo conductual se muestran muy eficaces para tratar el TDAH y problemas de conducta.

Una depresión requiere igualmente un abordaje, que incluya técnicas cognitivas, técnicas conductuales, técnicas de coaching, técnicas psicocorporales para movilizar la sintomatología de cansancio y desgana corporal, y otras herramientas si hay un proceso de duelo mal sanado, un vacío existencial desde hace tiempo… es decir, para abordar la causa de la depresión y no sólo sus síntomas.

Las dificultades en la toma de decisiones suelen funcionar muy bien con herramientas de coaching y técnicas que favorezcan la escucha emocional y el autocontacto y autoconocimiento.

Los problemas de relación social y asertividad, así como las fobias y obsesiones, se ven beneficiados de un enfoque psicoeducativo cognitivo-conductual, con técnicas de exposición y prevención de respuesta, pero se suele combinar con EMDR y TIC para abordar más directamente el bloqueo emocional que hay siempre como base de estos trastornos o problemas.

Los trastornos de la personalidad, trastorno bipolar, los trastornos de la alimentación, la esquizofrenia, las adicciones, requieren siempre de un trabajo multidisciplinar.

A veces, la terapia de grupo o el entrenamiento en habilidades en un taller, va a ser lo que marque la diferencia.

Otro elemento importante para tener en cuenta una terapia integradora es como es la o el paciente. La psicología integradora facilita acomodarnos a la personalidad y características idiosincrásicas de las y los pacientes.

Hay personas que necesitan explorar, y otras necesitan ir más al grano, hay personas que viene con más temor o incertidumbre a terapia, y les cuesta más abrirse, otras se abren desde el primer momento, unas van a preferir y necesitar más una terapia presencial, otras lo van a ver facilitado a través de una terapia online, a veces, pueden necesitar más una terapia de grupo o grupo de habilidades, que una terapia individual.

Intervenciones interdisciplinares

Colaboramos con otros profesionales de la salud de ramas tan importantes como la psiquiatría, la fisioterapia, la nutrición, a quien derivamos para intervenciones puntuales o en paralelo con el tratamiento psicológico. Además, otros profesionales como profesores de teatro, coach de voz, coach de imagen, coach deportivos, participan en nuestras intervenciones.

Intervención integral

La terapia integradora tiene la ventaja de hacer una intervención integral atendiendo a los diferentes niveles de una persona (salud mental, física, emocional, social, laboral) y favorecer un equilibrio entre los diferentes elementos de la personas para facilitar su máximo potencial.

Potenciar un vínculo sano y la relación terapéutica

Y un elemento básico para nosotr@s en Grupo Crece es clave para facilitar la adaptación a los y las pacientes, que es generar adecuadamente el vínculo terapéutico. El enfoque humanista y el psicoanálisis relacional nos aportan muchas herramientas para favorecer un vínculo sano entre terapeuta-paciente.

Técnicas probadas científicamente, eficaces y avaladas por organismos internacionales.

La terapia integradora logra abordar los problemas de forma profunda, interviniendo en base a dos líneas de trabajo: en los síntomas para aliviar a corto plazo a las y los pacientes y en las causas, profundizando en los problemas para dotar a las personas de recursos a largo plazo.

Esto genera un trabajo en mucho menos tiempo, ya que se seleccionan los enfoques y técnicas más efectivos en cada situación particular, así que la terapia integradora es mucho más eficaz, notándose efectos positivos a corto plazo.

La OMS y otros organismos oficiales indican qué terapia es más adecuada para según qué tipo de problema. Por ejemplo, la terapia EMDR es la recomendada por la OMS para el trastornos de estrés postraumático, la terapia cognitivo-conductual para la depresión, ansiedad y fobias, etc.

En resumen, como en otras disciplinas, no hay una teoría que lo explique todo, así que el enfoque integrador en psicoterapia, nos ayuda a entender la psicología humana y ofrecer una respuesta ad hoc para nuestr@s pacientes. Muchas de estas teorías que ahora se integran, tenían más en el pasado que ahora,aspectos contradictorios entre sí. Con el tiempo y el avance en la investigación científica en el ámbito de la psicología y la neurociencia, estamos descubriendo que las contradicciones, muchas veces, solo eran lagunas en el conocimiento del ser humano.

 

Psicoterapia para el autoconocimiento, el desarrollo y el aprendizaje (entrevista de Prontopro)

Psicoterapia para el autoconocimiento, el desarrollo y el aprendizaje

Publicado el 28 febrero 2020 por Marta Sánchez (Prontro Pro)

Alberto López Viñau, tiene 33 años y es valenciano de nacimiento, aunque es criado en Andalucía. Es una mezcla curiosa, pero cualquiera que lo escuche hablar tiene claro que es andaluz o murciano. Profesionalmente se licenció en psicología en la Universidad de Granada, y posteriormente se especializó en Psicología Clínica y de la Salud en la Universidad Complutense de Madrid. Como profesional, se dedicó a la terapia individual, el Coaching y la formación en habilidades aplicadas a la mejora de herramientas personales y profesionales. 

Su corriente es la cognitivo conductual, pero aplica un enfoque humanista que bebe de otras formaciones recibidas en psicodrama, teatro gestáltico, psicología sistémica y técnicas de integración cerebral. Le gusta trabajar desde lo vivencial y lo práctico, sobre todo en la formación, y en las terapias o Coaching individuales, considera fundamental el vínculo terapéutico. Intenta ser muy auténtico, permitiéndose ser el mismo en su trabajo y ser bastante cercano.

Grupo Crece, es un centro de psicología, desarrollo personal y formación donde se desempeña. Este centro no ha dejado de crecer desde que se constituyó, hace más de 10 años. Aquí, Alberto tuvo la suerte de arrancar su vida laboral como becario y posteriormente pertenecer al equipo directivo del centro combinando su labor como psicólogo y gestor. En Grupo Crece, ofrece psicoterapia, tanto a adultos con diferentes problemáticas psicológicas, como terapia familiar, de pareja, de niños y adolescentes. Cuenta con un equipo especializado en todos estos ámbitos. Además realiza multitud de proyectos socio educativos para trabajar habilidades socio emocionales e inteligencia emocional. 

Sus servicios son muy diversos, entre ellos: psicoterapia para adultos y adolescentes, coaching personal, Inteligencia emocional, liderazgo de equipos, habilidades sociales, habilidades emocionales para niños y adolescentes, formación para padres y madres, asesoramiento y formación para empresas en manejo de equipos o conflictos y técnicas de relajación y control del estrés. 

Como Coach, realiza intervenciones individuales para orientar a las personas en la vida profesional y personal, de cara a tomar ciertas decisiones y realizar formación en habilidades como trabajo en equipo, comunicación, oratoria, control emocional, mindfulness. Enfocado siempre desde la psicología. Ofrece formación en el centro de Madrid sale a impartir formación “in company” a diversos tipos de instituciones (centros de enseñanza primaria o secundaria, servicios sociales, empresas privadas, colegios profesionales, otras instituciones públicas)

Hay algo de psicólogo que siempre estuvo en él, y tiene mucho que ver con lo que hace en su profesión, es decir, la capacidad de escuchar y conectar con los demás para ayudarlos en sus problemas. De adolescente tenía fama de ejercer ese rol de psicólogo con sus amistades, y trataba de ayudarlos con sus problemas. Fundamentalmente, el amigo con el que podía contar para hablar de sus conflictos. Buscaba en sí mismo, escucha y consejo, o simplemente un desahogo.

¿Qué fue lo que os motivó a dedicaros a la psicología y ofrecer mejoras en la salud mental de sus pacientes dentro del Grupo Crece? 

Nuestra fundadora, Raquel López Vergara, es una mujer con mucha personalidad, que tiene muy clara su forma de entender la Psicología. Y eso es algo que nos ha ido transmitiendo a todas las personas que ahora formamos Grupo Crece.

Ella entendió que la mejor manera de desarrollarse como psicóloga, era creando su propio centro, con sus ideas, sus valores y sus sueños. Nos enseñó que la mejor forma de ayudar a una persona, es siendo cercanos y afectivos, vivenciando lo que nos esté ocurriendo y generar cambios de forma práctica, y que todo eso debe ir acompañado de un cuidado del cuerpo, de saber lo que necesita y lo que te pide. Por supuesto, acudiendo siempre a la formación continua para aportar los últimos avances en nuestro campo. 

¿Qué parte de vuestro equipo de trabajo es esencial para garantizar la salud mental? ¿Hay algún elemento que nunca debería faltar?

No deben faltar estos cuatro ingredientes que mencionaré a continuación: 

  • Ingrediente 1: cercanía, afecto y vínculo con las personas

  • Ingrediente 2: autenticidad del terapeuta o formador

  • Ingrediente 3: enfoque vivencial y práctico del trabajo

  • Ingrediente 4: hambre, desde una perspectiva de querer avanzar y lograr las metas terapéuticas o formativas y generosidad para ofrecer el fruto de ese avance

Según vuestra experiencia profesional ¿Cuáles son las recomendaciones que daríais a vuestros pacientes para garantizar la efectividad de los tratamientos psicoterapéuticos que ofrecéis?

Les recomiendo tomar en cuenta estos tres aspectos:

  1. Conexión con el terapeuta. El vínculo es fundamental para los resultados terapéuticos, y eso está más que estudiado y demostrado.

  2. Práctica. Llevar a  la práctica lo trabajado en las sesiones, aplicarlo a la vida, atreverse a generar cambios… Los terapeutas podemos hacer buenas confrontaciones, ser persuasivos o conseguir que las personas lleguen a grandes conclusiones con el proceso, pero no siempre es suficiente.

  3. Adherencia al tratamiento. Hay que tener regularidad en el trabajo, comprometerse, acudir a las sesiones y tener una visión a medio/largo plazo.

¿Cuándo y en qué condiciones le recomendaríais a un posible paciente que debe buscar tratamiento psicológico?

Una persona debe solicitar nuestros servicios profesionales en muchos casos, pero mencionaré aquí las más comunes: 

  • Cuando sienta que no es capaz de resolver un tema satisfactoriamente por si mismo. 

  • Cuando se vea desbordado

  • Sienta que carece de herramientas para resolver o entender una situación difícil 

  • Cuando tenga conciencia de un trauma no superado y que le bloquea poder vivir de forma satisfactoria 

  • Al sufrir miedos o fobias que no puedan superar 

  • Ante procesos de duelo

  • Cuando se precise la aceptación de una situación difícil 

  • Al tener problemas de ansiedad, estado de ánimo variables, crisis 

¿Cuáles son las principales diferencias entre la psicoterapia presencial y la psicoterapia online?

En psicoterapia, solemos intervenir de forma presencial, especialmente en casos con niños, por ejemplo. También solemos funcionar de forma presencial en nuestras formaciones. Sin embargo, usamos la terapia online en situaciones que hacen difícil el desplazamiento, ya que tiene la enorme ventaja de que muchas personas puedan tener acceso a un tratamiento y que la distancia no sea un impedimento. La psicoterapia online nos da la opción de llevar un seguimiento con los pacientes e interactuar con otros profesionales a fin de reforzar e intercambiar opiniones.

La terapia o formación presencial facilita un vínculo más rápido y genera de una manera más temprana la cohesión en el caso de un grupo, sin embargo nos esmeramos para que las terapias on line sean igual de efectivas que las presenciales, aprovechando todas las ventajas que nos brinda la tecnología. 

La cercanía y el afecto son la clave de esta profesión

En Grupo Crece, cada terapeuta y formador es auténtico, les gusta mucho trabajar con el cuerpo, la música y lo artístico, y apuestan por lo vivencial y práctico. Alberto ha conformado un equipo y tiene reuniones semanales y mensuales con los integrantes del mismo donde aprovechan para aprender los unos de los otros.También realizan reuniones clínicas y de supervisión, preparan formaciones juntos y ayudan cuando hay dificultades. Así superan mejor los retos y demandas que llegan. Todos los compañeros del centro tienen una gran capacidad de adaptación y flexibilidad, en pro del cada uno de sus pacientes. 

https://www.prontopro.es/blog/psicoterapia-para-el-autoconocimiento-el-desarrollo-y-el-aprendizaje/

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El amor en tiempos de Tinder, la familia en tiempos de desapego, la amistad en momentos de ambición…. ¿Cómo se consigue, en este contexto, construir relaciones estables y duraderas?

Una de las primeras cosas que valoramos en una terapia psicológica es el universo vincular de la persona que atendemos: qué personas le rodean, desde cuándo están ahí y cómo es su relación. Un universo vincular sano es uno de los mayores predictores de mejoría.

Las relaciones que tenemos hablan de nosotros, de nuestras motivaciones, de nuestra manera en la que nos manejamos con el otro, de nuestro estilo comunicativo, y también nos afectan a la hora de enfrentarnos a las tesituras de la vida.

Ante situaciones complicadas de la vida tenemos dos opciones: construir defensas para evitar el fallo y el daño, o conectar con las amortiguaciones que tenemos en caso de caída y que nos ayudarán a sanar el dolor. Las personas con vínculos estables y sanos, tienden a tener estilos de afrontamiento más activos, con menor miedo al fallo, mientras que las personas con ausencia de vínculos estables y sanos tienen una mayor tendencia a la autodefensa, desde un estilo de afrontamiento evitativo o agresivo.

Es común oír hablar hoy en día de la necesidad de desapego. Frases y eslóganes inundan las redes sociales con un mensaje simple: el apego daña. Estas frases, como todas las que generalizan y se muestran como panaceas para el malestar humano, son tremendamente peligrosas.

Si bien es necesario que las personas sean independientes, inviertan en su bienestar y sean el motor activo de su vida, no podemos olvidar que el ser humano es un animal social, que necesita del otro para estar bien, y que estar bien con los demás no es incompatible con estar bien con uno mismo.

Por eso, el primer paso para construir relaciones estables, sanas y significativas es reconocer su importancia y su aporte a nuestra vida y nuestra salud mental.

Si las relaciones siempre entrañan un punto de complejidad, las relaciones a largo plazo, más. Pero si bien hay muchos factores que favorecen que las relaciones se mantengan en el tiempo (valores comunes, planes de vida comunes, motivación por conceder espacio al otro en la agenda a pesar de las épocas), hay un factor que es vital para que las relaciones se mantengan en el tiempo de manera nutritiva: adaptarse a los cambios vitales y construir una evolución en la relación, y así evitar una relación tóxica.

¿Qué significa esto?

Que un hijo de 20 años no podrá sentirse cómodo con sus padres si le tratan como si siguiese teniendo 5. Que mantener una relación de amistad no puede anclase en las noches de juerga de los 20. Que un empleado no se sentirá valorado si sus condiciones y sus funciones siguen siendo las mismas diez años después de entrar en la compañía.

La vida avanza y es imparable. Cambiamos: nuestras motivaciones, nuestras necesidades, nuestra situación vital…. Por eso, cualquier relación que se proponga para mantenerse en el tiempo tiene que aceptar esos cambios, como oportunidades para reconfigurar la relación de unan manera satisfactoria para todos.

El cambio no es el enemigo, sin embargo, así lo entendemos. “Ahora que tiene novio no hará cosas conmigo”, “con su nuevo trabajo me va a dejar de lado”, “la enfermedad de su familiar va a disminuir su rendimiento”… Todas estas premisas son las culpables de que rompamos lazos, llevan implícita una idea estática (si las cosas cambian ya no hay espacio para nosotros) y dicotómica (o estamos como sabemos o no estamos).

Cambiar la manera de afrontar los cambios, visualizándolos como una oportunidad para construir un nuevo escalón en nuestra relación nos hará fortalecer el vínculo, mandando un mensaje de apego seguro: juntos podemos encontrar la manera de hacer algo diferente que nos sea satisfactorio.

Esa construcción necesitará de sinceridad y de responsabilidad para expresar al otro lo que necesitamos de él. Es posible que en los inicios, tras un cambio, las relaciones necesiten de un reajuste. Una forma de negociación implícita en la que cada uno va mostrando sus límites y sus necesidades. Ese reajuste será el andamiaje de lo que más tarde será una sucesión de ladrillos que crearán una nueva realidad.

Y al final, esos peldaños construidos y transitados con el otro son los que os identificarán y os harán sentir esa gran sensación de que, juntos, podréis acompañaros en todas las tesituras de la vida.