Hipnosis: mitos y realidades

Cuando escuchamos la palabra hipnosis se genera en nosotros una sensación de incredulidad que nos lleva a mirarla con desconfianza e incluso con miedo. A veces, también ejerce una poderosa atracción pues se ve envuelta en un halo de misticismo y esoterismo que nos lleva a mirarla como una solución mágica para la resolución de problemas. Estas sensaciones contrapuestas han sido propiciadas por la televisión, el cine y otros medios de comunicación de masas que han generado esta visión tan distorsionada de una técnica suficientemente avalada por investigaciones científicas.


El objetivo de este artículo es desterrar falsos mitos y creencias profundamente arraigados ofreciendo argumentos realistas y comprensibles sobre el fenómeno hipnótico y así eliminar en lo posible las creencias erróneas que existen, apareciendo ante el público como una técnica posible con la que beneficiarse. 

Mitos y realidades

La mayoría de la gente tiene una visión estereotipada de la hipnosis como una poderosa forma de control mental, y la mayoría de concepciones equivocadas se basan, en mayor o menor medida, en esa noción.

Sorprende comprobar como la mayoría de estos mitos, profundamente arraigados entre la gente, también se hallan presentes en mayor o menor medida entre los propios profesionales de la salud mental.

A continuación se presentan y discuten los más significativos:

Mito nº1. El poder del hipnotizador y la pérdida de voluntad y control del sujeto hipnotizado

Se trata de uno de los mitos “estrella” y se encuentra muy relacionado con la atribución al hipnotizador de supuestos “poderes mágicos” responsables de la influencia que “ejerce” sobre el paciente.
La investigación experimental y clínica ha revelado que la hipnosis es un trabajo en equipo donde el hipnotizador dirige la experiencia porque conoce los procedimientos y técnicas, y el sujeto hipnotizado decide hasta dónde debe llegar esa experiencia. Así, la hipnosis es un proceso de comunicación entre dos protagonistas. Si existe una buena relación de comunicación entre ambos, aumenta la probabilidad de que en el sujeto CREA que el resultado será adecuado, lo que hará que el proceso hipnótico sea exitoso.
El hipnotizador no tiene ciertas aptitudes especiales, no hay nada esotérico en la realización de hipnosis. Más bien se trata de procedimientos que están basados en sugestiones para favorecer la relajación, la imaginación y la actuación de los sujetos para que estos sean más flexibles al cambio psicológico. 
Las aptitudes del hipnotizador están más relacionadas con las aptitudes de un buen profesional de la salud.
La hipnosis es una técnica que se utiliza para el incremento del autocontrol sobre las conductas problemáticas para el paciente, no para la pérdida de control. Las sugestiones realizadas por el terapeuta son recibidas sin el análisis y la crítica propias del hemisferio izquierdo cerebral, pero para ello la persona a hipnotizar debe querer entrar en hipnosis.

Mito nº 2. La persona está dormida o inconsciente durante la hipnosis

La experiencia de la hipnosis presenta determinadas similitudes a nivel físico con el sueño (menor actividad,relajación muscular, enlentecimiento de la respiración....) los cuales son utilizados como indicadores fiables del nivel de profundidad hipnótica alcanzado. Ahora bien, a nivel mental, existe cierto consenso en afirmar que se está relajado pero alerta, siempre está presente un cierto nivel de consciencia de actividad, incluso en los estados más profundos de la hipnosis.
Los indicadores fisiológicos de la hipnosis ( tasa cardíaca, respiración, presión sanguínea, etc.) tienen mucho que ver con los indicadores fisiológicos de cualquier otra técnica de relajación.

Mito nº 3. Las personas hipnotizadas tienen una mente débil

El estado hipnótico es un estado natural en el que entra prácticamente todo el mundo incluso varias veces al día. Un ejemplo de ello es cuando estamos absortos en una lectura, cuando miramos un fuego encendido, el mar... en estos momentos nos hayamos en un estado de tal atención y concentración que incluso podemos dejar de atender a estímulos externos... El estado hipnótico es igual pero amplificado. 
La capacidad para ser hipnotizado no se correlaciona de manera fiable con rasgos de personalidad específicos. Esta creencia errónea se basa en la imagen del hipnotizador todopoderoso, y se basa en el supuesto de que para que éste controle a alguien, la persona debe tener poca o ninguna voluntad propia.


Mito nº4 . Los riesgos de la hipnosis


Esta idea fomenta, de manera intensa, el miedo de la gente. De hecho existe una base legítima para preocuparse por el uso de la hipnosis, pero la preocupación no debería ser respecto a que la experiencia haga daño a nadie, sino respecto a quien practica la hipnosis y cómo lo hace.
La hipnosis en sí misma no es perjudicial, pero un profesional incompetente o poco ético puede hacer daño mediante una ignorancia absoluta de la complejidad de la mente de la persona o mediante una falta de respeto por la integridad del ser humano.

 

 

Mito nº5. La generación de dependencia paciente-terapeuta

La hipnosis, debidamente entendida y aplicada, no debería generar mayor dependencia de la producida por la aplicación de otras técnicas terapéuticas como la realización de tareas entre sesiones, la aplicación de un test o el desarrollo de una desensibilización sistemática clásica.

El aprendizaje de la auto-hipnosis por parte del paciente constituye un ejemplo perfecto de cómo la hipnosis puede ser utilizada para generar mayores recursos en el propio paciente, y donde el protagonista principal es el mismo paciente,responsable en última instancia de su propio cambio,estimulando de esta forma su autonomía personal respecto a su terapeuta y al proceso terapéutico.

Mito nº 6. La gente puede quedar atrapada en un estado de hipnosis y no puede salir de él cuando quiera. 

La experiencia clínica con numerosos pacientes inducidos a hipnosis indica lo contrario. Así, cualquier terapeuta con cierta experiencia en hipnosis podrá constatar que: 
1. Ningún sujeto puede ser hipnotizado si no desea realmente hacerlo; 
2. De la misma forma que un sujeto “decide” ser inducido a hipnosis, puede “decidir” terminar el proceso cuando lo desee, aunque generalmente espera que sea el terapeuta quien se lo indique. 
3. El sujeto puede ser remiso o negarse a decir o hacer algo que el terapeuta le pida durante el transcurso de la sesión hipnótica.
4. El sujeto hipnotizado puede fabular o incluso mentir durante la hipnosis.
5. El sujeto puede experimentar unas sesiones de hipnosis mejores que otras, ello no depende tanto de las habilidades del terapeuta sino de aspectos motivacionales, estado de ánimo, nivel de fatiga, del propio paciente.

 

Mito nº 7. La hipnosis es una terapia

La hipnosis NO es una terapia. Más bien es una herramienta terapéutica que se puede utilizar en una variedad casi infinita de formas, que se emplean conjuntamente con otras estrategias psicológicas y no se alinea con ninguna orientación teórica o práctica.Mito nº 8. El poder ilimitado de la hipnosis
La hipnosis clínica es una herramienta más de intervención,no la única o la más importante,al servicio del profesional con la formación adecuada y con un potencial terapéutico relevante en determinadas trastornos emocionales y psicosomáticos,con una eficacia comparable al de otras estrategias terapéuticas ampliamente aceptadas y utilizadas. Además requiere esfuerzo y colaboración activa por parte del paciente, no es una técnica tan cómoda como pudiera parecernos, aunque es cierto que los resultados puedan ser muy rápidos.

En resumen:

La hipnosis es un estado voluntario y confortable, con diferentes grados de profundidad, caracterizado por una reducción de la actividad periférica, en el que se mantiene una concentración especial, con una suspensión VOLUNTARIA de la capacidad analítico lógica propia del hemisferio izquierdo cerebral.

Si en algún momento os decidís a hacer uso de la hipnosis debéis saber que la Psicología y la Medicina son las dos titulaciones que se exigen para la práctica de la hipnosis clínica, por lo que debéis tener cuidado con hipnoterapeutas legos que ofrezcan servicios que vayan de la mano de los mitos antes citados.

Raquel Ibáñez Ortego

Psicoterapeuta

Grupo Crece

Expresarse para subir la autoestima y ganar en autoconfianza

La expresión es muy importante a la hora de definir nuestro autoconcepto. Tener libertad para expresarnos en público, mostrarnos ante los demás tal y como somos, soltar los lastres de la excesiva timidez y mostrar nuestro cuerpo, nuestro rostro, nuestra voz y nuestras palabras nos abren la puerta a desarrollar un autoconcepto más definido, más complejo y completo y ganar en seguridad personal y autoconfianza.

Algunos signos de que necesitaríamos un empujoncito en este sentido son:

  • Dificultades de ser el centro de atención, por ejemplo en una situación de hablar en público o de dar mi opinión.

  • Tendencia a hablar bajo, a no soltar toda la potencia de voz que tenemos o podemos llegar a tener.

  • Tendencia a ocultarse detrás de la palabra, restringirse en la expresividad corporal.

  • Tendencia a expresarse en lo verbal en un plano más abstracto e impersonal.

  • Tendencia a contener nuestro lado espontáneo o nuestro lado más desinhibido o no haberlo descubierto aún.

En los seres humanos antes del desarrollo completo de lo lingüístico se produce una explosión en el desarrollo psicomotor, que nos permite controlar nuestro cuerpo. Obtener el control de nuestro cuerpo es fundamental a la hora de desarrollar más autoestima. Poco a poco ese desarrollo de la palabra unido al desarrollo del cuerpo nos ayudan a conocernos y a mostrar lo que somos a los demás, y esa integración nos aporta una seguridad en nosotros mismos más compleja y completa.

En los niños pequeños es importante potenciar la expresividad a través de todos estos canales: cuerpo, gesto, voz y palabra para sentar unas buenas bases. Siempre adaptándose al niño, si al niño no le gustan los deportes como el fútbol, puede que le guste bailar o las artes marciales, si hay oportunidad de permitirle expresarse sin avergonzarle o corregirle debemos aprovecharlo.

De adultos hay muchas cosas que podemos hacer para potenciar nuestra capacidad expresiva y mostrarnos genuinos en nuestros gestos. actividades artísticas como bailar, cantar, hacer teatro... o actividades más guiadas y orientadas a nuestras dificultades concretas pueden ser de gran ayuda.

 

Raquel López Vergara

Psicóloga y facilitadora de grupos de danzaterapia

Grupo Crece

 

Pensamientos que hacen daño. Parte III: Hoy... Magnificando lo negativo y minimizando lo positivo

En los anteriores artículos sobre pensamientos comentábamos varios tipos de de distorsiones en nuestra mente que pueden minar nuestra autoestima e influir en el estado de ánimo. Hablábamos de los extremos de pensamiento (todo o nada) que nos conducían a vivir nuestras experiencias en polos extremos, sin vislumbrar términos medios y por tanto condenando a nuestra mente a una rigidez mental que nos dañaba y posteriormente también vimos como otros pensamientos distorsionados eran los adivinos del pensamiento y las predicciones catastróficas (cuando creemos adivinar lo que va a suceder como si fuésemos hechiceros o pensamos que somos capaces de leer la mente de los demás).

Hoy hablaremos de un tercer tipo de pensamientos muy usuales cuando nuestro ánimo está muy decaído, hemos tenido un mal día o pasamos por una mala racha. Las magnificaciones y minimizaciones.


Si bien es cierto que todos los pensamientos anteriores al final pueden coincidir y parecerse en muchos aspectos, lo que diferencia a las magnificaciones y minimizaciones del resto de pensamientos es lo siguiente: todos los acontecimientos positivos de nuestro día, nuestra percepción de éxitos futuros, el reconocimiento de logros o méritos propios... los acabamos percibiendo con un foco muy pequeño, como si se tratase de una linterna del tamaño de un llavero, y entonces, emitimos frases del tipo "no es para tanto", "he tenido suerte", "cuando pase la próxima vez seguro que no lo hago tan bien", "no he tenido tanto mérito", "era demasiado fácil", "he tenido días mejores", "podría haber sido peor"...

Todos estos ejemplos indican lo que los psicólogos denominamos "locus de control externo para el éxito" que no es más que explicar que las personas atribuyen sus éxitos a factores externos ajenos a ellos mismos. En este caso, estaríamos minimizando lo positivo sin ser justos con nosotros mismos, valorando todo lo que nos acontece de una forma poco objetiva.


Sin embargo, y lamentablemente, en ocasiones, nos comportamos justamente al contrario con todos nuestros pensamientos, sucesos, anticipaciones futuras o recuerdos negativos. En este caso, nuestro "locus de control" que hablábamos anteriormente pasa a ser interno. Las mismas situaciones de éxito que atribuíamos anteriormente a la suerte o factores externos, ahora que son de fracaso, las atribuimos a nuestra valía personal y herimos nuestra autoestima de una forma completamente injusta. Además de ello cambiamos la pequeña linternita de llavero por un enorme foco luminoso que nos muestra todo lo negativo y lo hace más grande y visible. Esta es la magnificación del fracaso de la que hablábamos. Ejemplos de este tipo serían los típicos "el fracaso se ha debido a mi incapacidad", "todo el día de hoy ha sido un verdadero desastre", "no he hecho nada bien", "en el futuro seguiré siendo el mismo inútil porque soy incapaz de aprender"...


¿Qué podemos hacer para que no puedan con nosotros?

A continuación vamos a ver algunas estrategias o soluciones que podemos poner:

1) Como en los otros ejemplos, la detección de los pensamientos a modo de alarma mental sigue siendo importantísima. Esa pequeña sirena mental que nos diga PIIIII PIIIIIII PIIIIIIIIIIII ESTÁS MACHACÁNDOTE EN EXCESO Y HAY COSAS QUE NO PUEDES CONTROLAR, ¡¡NO SEAS TAN CRUEL!! y también sea capaz de indicar PIIIIIIIII PIIIIIIII PIIIIIIIIIIIIII LO QUE HAS HECHO HA TENIDO MÉRITO Y TAMBIEN ES FRUTO DE TU TRABAJO, EXPERIENCIA Y CUALIDADES ÚNICAS, ¡¡¡ RECONÓCETELO CABEZOTA!!!.

2) Introducir pensamientos positivos a modo de autoinstrucciones es una gran ayuda a la hora de vencer pensamientos de este tipo y en general de todas las distorsiones. Algunos ejemplos pueden ser los siguientes:

- A veces puedo equivocarme, pero soy una persona valiosa y lo he demostrado otras veces.

- La suerte influye en mis éxitos, pero también cuando pintan malas.

- Es lógico que me sienta triste o con rabia, decepcionado o apenado por las cosas que vienen sucediendo, aún así esto también es así porque me estoy focalizando mucho en ello y no estoy observando las cosas buenas que también han sucedido.

No obstante, el mejor ejemplo y la mejor autoinstrucción es la que la propia persona es capaz de generarse con sus propias palabras, pues tiene una cualidad extra de veracidad y autenticidad. No lo dudéis.

3) Además de ser muy importante para magnificaciones o minimizaciones, lo es para pensamientos polarizados. Hablamos de una escala de autenticidad. A través de ella podemos calibrar de una forma más justa lo positivo y lo negativo hacia nosotros y la mala suerte. Un ejemplo sería el siguiente:

- Dices que hoy en tu trabajo/ con tu hijo... has sido un absoluto desastre... ¿de 0 a 10, cuanto crees que ha sido culpa tuya y cuanto crees que lo ha sido por causas ajenas a ti?. Justifícamelo.

- ¿Cuántas cosas más además de tu inutilidad explican lo que ha sucedido hoy? ¿De verdad es todo achacable a poca capacidad por tu parte?.

- Dices que todo ha sido horrible y desagradable hoy y que en el futuro seguirá siendo así. ¿Podrías indicar de 0 a 10 lo horrible que fueron cada una de las cosas que sucedieron?, ¿has podido encontrar cosas buenas?, ¿cuán positivas fueron?

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Cuentos de sabiduría milenaria

En muchas ocasiones pensamos que el bienestar en nuestra vida consiste únicamente en la solución de tal o cual problema determinado que nos abruma, centrando nuestros esfuerzos en el aprendizaje de estrategias y habilidades que nos permitan un manejo rápido y eficaz. Olvidamos atender y trabajar sobre otros aspectos que considero la base a construir y sobre la que añadir, posterior o paralelamente, las estrategias, habilidades, conocimientos, etc., que nos permitan situarnos y encontrarnos lo suficientemente bien en nuestra vida.

Este relato nos habla de esos aspectos: 

El verdadero guerrero

Satoor era un verdadero campeón de las artes marciales de su escuela, pero aún a pesar de su destreza, sabía que todavía no conocía plenamente las artes marciales como él en su corazón presentía. Y aunque dominaba el manejo de los músculos y sabía de la rapidez y del valor, también intuía que carecía de algo importante, algo...que quizá tenía que ver con la conciencia despierta.

Llegó el día en que decidió cambiar su vida y dirigirse a un lugar en las montañas en el que se hallaba un conocido maestro de nombre Budham. Satoor pensaba que aunque dicho maestro no era precisamente el más famoso, quizá porque nunca asistía a competiciones, presentía que era el único capaz de transmitir y despertar lo que en tantas ocasiones atrás había percibido.

Cuando se presentó ante las puertas de aquel monasterio, en donde hombres y mujeres eran fuertemente entrenados, pidió a Budham que le admitiese. Tras escuchar el relato de Satoor, esbozó una enigmática sonrisa y dijo: "No estás preparado para asimilar la enseñanza de este lugar. No sabes de paciencia y no debo sembrar la semilla en una tierra insuficientemente trabajada".

"Pero Maestro", interpeló Satoor, "haré lo que me pidas, vengo desde muy lejos y he llegado aquí tan sólo con el deseo de aprender los secretos milenarios de la flexibilidad y de la fuerza".

"Por lo que te observo”, respondió Budham, “No tienes desarrollada tu templanza, eres caprichoso y tu mente está llena de espejismos y burbujas ilusorias. No sabes aplazar tus deseos y además eres un inmaduro para los frutos del alma. Así que lárgate", dijo dando media vuelta y cerrando aquella enorme puerta.

Satoor se sentía frustrado y deprimido, sin embargo seguía percibiendo que allí, tras aquellas puertas se enseñaba lo que siempre había presentido. Por tal motivo, decidió sentarse y esperar pacientemente junto al umbral de la entrada. Pasaron tres días y tres noches en los que Satoor se mantuvo ante el umbral, hasta que al final... Budham apareció de nuevo y dijo: "Te he dicho que no estás preparado". "Pero Maestro", dijo Satoor. "Juro por mis padres que obedeceré sin rechistar lo que me ordenes, por difícil que esto me parezca".

Budham, mirándole fijamente, dijo con severidad: ¿Prometes realmente obedecer sin rechistar lo que aquí se te ordene durante un período de 7 años?" "Sí, sí, lo juro, lo juro", dijo Satoor con una ráfaga de esperanza en su rostro. El Maestro abrió la puerta y Satoor cruzó el umbral. Cuando transcurrieron los dos primeros años, Satoor seguía haciendo las labores más básicas de la cocina y de la limpieza de aquel enorme lugar, sin todavía haber pisado una plataforma de instrucción. Sin embargo, pensaba para sus adentros: "El Maestro debe estar probándome, por lo que debo aguantar. Seguro que, de un momento a otro, comenzará mi enseñanza".

Cuando habían transcurrido otros dos años sin salir de aquel lugar, Satoor seguía sirviendo en la casa. El joven limpiaba, cocinaba, arreglaba el jardín y cuidaba de las labores más modestas. Y aunque ya no se mostraba tan inquieto e impaciente, a veces se decía: "No sé, no sé, creo que he caído en manos de un sinvergüenza que me explota. Maldita promesa que le hice. Desde luego, ¡Qué gran error he cometido cayendo en manos de este caradura que encima ni me habla!".

Habiendo transcurrido ya cerca de los cinco años de permanencia en aquel lugar, Satoor se encontraba tan adaptado que ni recordaba lo que había venido buscando. Podría afirmarse que las Artes Marciales y sus juveniles objetivos de llegada le dejaban indiferente. Sentía que una parte ilusionada de sí mismo había sido disuelta, y no contaba ya más que con un inmediato presente. ... Aquella tarde, aparentemente como las demás, encontrándose en el jardín, apareció de repente Budham blandiendo un gran bastón de bambú y, sin venir a cuento, le asestó un formidable golpe en la espalda. Hecho esto, desapareció rápidamente sin decir nada. "¡Andá.! ¡Si además de explotador está loco el viejo imbécil éste!", se dijo Satoor horrorizado. Al día siguiente por la noche, encontrándose Satoor dormido fue, de súbito despertado por la nueva llegada de Budham que le propinó un bastonazo en la cabeza, haciéndole ver todas las estrellas del firmamento. Hecho esto se retiró rápido y silencioso... Satoor se dio cuenta que si quería salvar su vida de manos de ese loco furibundo, tenía que estar atento... tenía que guardar una sostenida alerta.

A los pocos días y encontrándose lavando trastos en la cocina, Budham se presentó de improviso a su espalada y trató nuevamente de golpearlo, pero, ¡Oh sorpresa! Satoor que ya empezaba a despertar, lo intuyó repentino y, girando vertiginoso paró el formidable golpe del maestro con una cacerola. Budham desapareció de inmediato. Poco a poco, tanto en las noches como en los días, Satoor presentía. Se podía decir que percibía con sus sentidos internos, de pronto abiertos, las llegadas furtivas de Budham, antes de que los golpes llegaran a su dolorido cuerpo. Satoor vivía en un estado acrecentado de atención y ninguna labor que realizaba ocupaba tanto su consciencia como para no percibir la llegada sorpresa de los sucesos que lo probaban. Y así día a día... abriendo cada vez más su intuición y flexibilidad, expiró el plazo que había jurado mantener. Fue entonces cuando Budham, de manera insólitamente amorosa y con un brillo de lucidez y complicidad en sus ojos, le dijo: 
"Bien mi querido Satoor. Has finalizado ya tu aprendizaje y estás preparado para enfrentar los tres peores enemigos del guerrero interior: 

"Camina lento... no te apresures, que al único lugar a donde tienes que llegar es a ti mismo" Ortega y Gaset.

"Camina lento... no te apresures, que al único lugar a donde tienes que llegar es a ti mismo" Ortega y Gaset.

  • La autocompasion, la desatención ( el no darse cuenta) y la impaciencia

Lo que aquí has aprendido, de hoy en adelante lo enseñarás sobre la Tierra.



Raquel Ibáñez Ortego

Psicóloga

Grupo Crece

La obsesión por aprovechar el tiempo

En la sociedad actual en la que vivimos nos obsesiona el tiempo. Nos obsesiona aprovecharlo al máximo, que el tiempo sea siempre "productivo". Nos damos el permiso de las vacaciones estivales, pero llega septiembre y volvemos a las andadas de inmediato.

La propia sociedad y las personas de nuestro alrededor nos hacen sentir inútiles o poco valiosos si no tenemos la agenda apretada.

Al final tenemos tantas cosas que hacer y las hacemos tan deprisa que no podemos paladearlas y se nos escapan, se escurren entre los dedos y perdemos su esencia, aquella que nos puede enseñar cosas.

No nos paramos a sentir, ni siquiera a pensar de una manera productiva, la acción nos atrapa.

Todo ello, desde una perspectiva psicológica tiene consecuencias:

  • Los pensamientos obsesivos o las rumiaciones son más frecuentes, nuestro organismo está hiperactivado y es menos probable pensar con serenidad.

  • La percepción del paso del tiempo es mucho más acelerada, sentimos que el tiempo pasa más rápido y tenemos la sensación de no haberlo vivido con intensidad. Esto nos puede general vacío e insatisfacción.

  • No tomamos contacto con nuestras emociones y nuestro cuerpo, la atención está en otra cosa, por ello es más difícil identificar lo que nos conviene o no desde una perspectiva emocional, lo que nos agrada, nos gusta, nos aporta frente a lo que no. Es más difícil que podamos identificar sucesos emocionalmente relevantes. Y esto puede derivar en decisiones precipitadas y erróneas para nosotros y de igual manera vacío e insatisfacción, ya que los estados emocionales pasan desapercibidos.

  • Los estados emocionales pasan desapercibidos, pero nuestro organismo sigue sintiendo aunque sea de manera no consciente y este conjunto de emociones no expresadas, no resueltas, no vividas, se acumulan provocando un exceso de tensión, ansiedad, estrés.

  • Desperdiciamos mil instantes meditativos en los aconteceres cotidianos que nos puedan ayudar a desconectar, relajarnos, estar en el presente. simplemente, disfrutar del café de la mañana, del camino al trabajo, de una sensación fresca en la cara al salir a la calle, de la sonrisa de alguien...

  • Todo esto nos agota y acudimos a desconectarnos con actividades que quizá nos desenchufan pero no nos aportan: exceso de televisión, de redes sociales, de móvil...

¿Qué podemos hacer para no ser esclavos del tiempo?

"Una Décima de Segundo" 
Un momento en una agenda, 
una décima de segundo más 
vuela, 
va saltando de hoja en hoja, 
mil millones de instantes de que hablar… 

Y es que no hay nada mejor que remover 
el tiempo con el café…”

Antonio Vega

 

 

 

 

 

  1. No te satures de tareas. en tu tiempo libre escoge dos o tres cosas por hacer, intenta dejar tiempo suficiente para esas actividades y poderlas hacer con calma.

  2. De las obligaciones o actividades que debes cumplir intenta buscar algo que te agrade, que te haga sentir bien y focaliza tu atención en lo positivo de esas cosas.

  3. Deja tiempo sin planificar, para descansar o dejarte llevar.

  4. Busca dos o tres cosas al día para ser muy consciente y vivir plenamente el presente: la ducha diaria, el camino a casa, el desayuno, el ratito de estar ayudando en los deberes a tus hijos...

  5. Intenta disfrutar del proceso más que del resultado.

  6. Recuerda que las mejores cosas de la vida no son cosas.

 

 

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Grupo Crece

Propósitos de Septiembre

Tras el periodo vacacional estival, solemos hacer una reflexión y balance de los meses anteriores. Las vacaciones nos llevan a parar el ritmo, tener tiempo libre, descansar... y eso nos permito dejar espacio para el análisis, la reflexión, pararnos a pensar qué tan van las cosas, qué queremos en nuestra vida... quizá no hemos cumplido todos esos propósitos que nos planteamos al comienzo del año, quizá hemos experimentado las consecuencias negativas de algo que no hicimos, de algo que nos ha ocurrido y que nos ha hecho replantearnos las cosas.

La verdad es que es muy positivo hacer balance, replantearse algunos aspectos de nuestra vida, proponernos objetivos de cambio y septiembre es un gran momento para hacerlo ya que muchos se incorporan de nuevo al trabajo y la rutina, comienzan muchas actividades regulares, el ritmo de la sociedad va recuperándose tras el parón casi universal de agosto.

Ahora bien, es importante no dejarnos llevar por el entusiasmo y elaborar una larga lista de objetivos, ya que de esa manera no los vamos a cumplir.

¿Qué puedes hacer? Te damos algunas pautas para tener éxito en tus propósitos de septiembre:

 

Primero: date un tiempo de reflexión

  • Párate a pensar en lo que has echado en falta durante el año.
  • Piensa en qué circunstancias o comportamientos no te han venido bien o no te han servido.
  • Escúchate. ¿Hay algo que te dice tu sexto sentido? ¿Hay algo que te hace mucha ilusión?

 

Segundo: elabora una lista de objetivos derivados de la reflexión anterior

  • De momento no te cohíbas a la hora de hacer la lista, ya irás reduciéndola después.
  • Señala el nivel de dificultad de 0 a 10 de cada uno de los objetivos.
  • Señala el nivel de ganas y entusiasmo hacia cada uno de los objetivos de 0 a 10.
  • Señala el nivel de relevancia o importancia para tu vida de cada uno de los objetivos de 0 a 10.
  • Con toda esta información selecciona tres de ellos.

 

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Tercero: elabora un plan de acción y ponte en marcha

  • Para cada objetivo intenta planificar un conjunto de tareas o maneras de llevarlo a cabo.
  • Organiza las tareas temporalmente, puede ayudarte hacerte una agenda.
  • Empieza por lo más fácil y poco a poco.
  • No dejes que se pasen las semanas sin llevar a cabo al menos una de las tareas.


Cuarto: ¡Cuidado con la sensación de fracaso!

  • Llevar a cabo ciertos cambios, incorporar hábitos nuevos, no es nada fácil, permítete tus idas y venidas, tus dificultades, lo único que necesitas es ser perseverante y centrarte más en los pequeños avances que en los retrocesos. Sé comprensivo/a contigo mismo/a.


Quinto: Haz balance y reconduce tus objetivos

  • Una vez al mes, haz un balance, algunos objetivos pueden ser complicados o no estar bien definidos o quizá las circunstancias han cambiado y ese objetivo ha perdido su sentido.
  • Refuerza aquellos objetivos que sí se mantienen y valora los avances conseguidos.


Si necesitas mi ayuda, no dudes en consultarme.

¿Cuál es tu propósito de Septiembre?

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Grupo Crece




Pensamientos que nos hacen daño II : "Predicciones catastróficas y magos del pensamiento"

En nuestro día a día nos resulta verdaderamente útil establecer hipótesis y predicciones sobre lo que puede ocurrir en nuestro entorno, ya sea en el ámbito familiar, laboral o social. Esto nos permite anticiparnos a posibles obstáculos o problemas del día a día y manejarlos de una manera más eficaz. Podemos predecir que un amigo muy impuntual vaya a acudir tarde a nuestra cita para cenar y para ello no tomarnos mucha prisa para llegar, tenerlo en conocimiento para que no afecte nuestro estado de ánimo, avisarle con antelación o indicarle que la cita será media hora antes. A pesar de todo nuestra predicción tiene un margen de error considerable aunque nosotros la aceptemos como muy fiable.

Entonces, ¿qué consecuencias tiene asumir estas predicciones como 100% válidas?

Cuando dichas predicciones van dirigidas hacia nosotros o nuestro futuro en un sentido negativo, al asumirlas como ciertas, acabamos convirtiéndolas en uno de los pensamientos más dañinos que existen. En ocasiones somos capaces de asegurar enunciados como los siguientes: "queda claro que no sirvo para nada", "van a echarme del trabajo", "no me saluda, me desprecia como persona", "solo le intereso para lo que le intereso", "no conseguiré nunca nada mejor"...

El problema de estas predicciones catastróficas no está en el grado de realidad que dispongan, sino en el grado de convicción que podemos llegar a tener sobre su veracidad. Aunque en el rincón más racional de nuestro cerebro sepamos que en el fondo que no tienen por qué ser ciertas, al asumirlas de esa forma tan tajante acaban adquiriendo un gran poder para manejar nuestro estado de ánimo y nuestro comportamiento.

Otra forma muy común de adivinar o predecir es la conocida como lectura del pensamiento. Cuando esto sucede, las personas nos convertimos en seres mágicos y adivinos que creemos tener muy claro lo que otras personas están pensando, el por qué se están comportando de cierta forma o sobre qué están hablando con uno y con otro. Al igual que las predicciones anteriores, cuando lo que creemos leer con exactitud son afirmaciones que van en nuestra contra como desprecios, burlas o descalificativos, acabamos generando un bucle de pensamientos muy dañino e incapacitante ("seguro que está pensando que soy una imbécil", "míralos como se ríen, y se ponen a mirarme", "nos hemos cruzado y ni me ha mirado, seguro que ha pensado que soy una indeseable"...)

Los más importante de estos pensamientos dañinos, es su capacidad para retroalimentarse, ya que estamos tan convencidos de que son reales, al final nos llevan a comportarnos como si lo fueran para finalmente confirmarlos:

 Al estar convencida de que eres una chica aburrida decides rechazar todas las propuestas de salir que te hacen, eso conlleva que para próximas ocasiones no te propongan salir al pensar que no tienes interés, por ello al final erróneamente concluyes: "nadie me llama para salir porque soy una chica aburrida"

¿Cómo podemos evitar caer en la trampa de las predicciones catastróficas y los adivinos?

Al igual que en el post anterior (pensamiento todo o nada), la detección es una herramienta importantísima y convertirnos en grandes cazadores de pensamientos dañinos nos servirá para acabar con ellos y cuestionarlos con facilidad. Algunas preguntas clave son las siguientes: ¿Qué evidencia real tengo de que esto sea cierto?, ¿por qué otros motivos puedo estar pensando así?, ¿es posible que pueda estar equivocándome?, ¿existirían más explicaciones que la que he tomado?, ¿en qué me ayuda estar pensando así?, ¿qué explicación daría un juez totalmente imparcial?.

Las respuestas a estas preguntas nos ayudarán a dar explicaciones más cercanas a la realidad, y por tanto también repercutirá en cómo nos sintamos y lo que decidamos hacer. Siempre vale más vivir un presente real que un futuro catastrófico anticipado por pensamientos negativos.

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El pensamiento de todo o nada

 

La perfección, lo enemigo de lo bueno

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Desde que somos pequeños el entorno nos “invita” a mejorar nuestro rendimiento para “ser 
mejores”, conseguir el éxito y, por tanto, la felicidad. Somos evaluados y corregidos de forma que aprendemos muy rápido que para agradar a los demás hay que hacer las cosas de tal o cual forma. 
Empezando por nuestros padres hasta los “spots” publicitarios, nos vemos rodeados de modelos y altos estándares a imitar, o intentar conseguir, si queremos optar por un cachito de esa felicidad tan ansiada. 

La presión por "perfeccionarnos" o " perfeccionar" a los demás nos puede llevar a filtrar la 
realidad a través de mensajes de este tipo: "sí cometo algún error es porque no soy una persona lo suficientemente válida", " si no hago bien las cosas no me aceptarán y me rechazarán" o " sólo existe una forma de hacer las cosas, y es la mía", que pueden teñir nuestra vida de angustia, tristeza e incluso ira. 

¿Soy perfeccionista o simplemente me gusta hacer las cosas bien? 

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Querer alcanzar nuestras metas o mejorar nuestro rendimiento no es lo mismo que ser perfeccionista. De hecho, fijar nuestras metas y querer superarlas nos ayuda a rendir de forma más efectiva. Las dificultades vendrán si esas expectativas o estándares son tan elevados que se hacen imposibles de cumplir y comienzan a afectar al rendimiento de la persona e interferir en su vida cotidiana o en la vida de la gente que la rodea. El perfeccionismo hace sufrir y se asocia a menudo con ansiedad y depresión. 

Algunas características de las personas con un estilo perfeccionista: 

  • Tendencia a ver las cosas como correctas o incorrectas, sin puntos intermedios. Ejemplo: "Si pierdo los nervios con mi hijo soy una mala madre".

  • Sentencias del tipo " debería..." o " tener que"...: son reglas arbitrarias, impuestas a voluntad del que las crea sin seguir ningún tipo de lógica o razonamiento. Si se rompen, se crean sentimientos de culpa, tristeza, incompetencia, etc. Ejemplo: " No debería sentir emociones negativas como la tristeza o los celos" (¿ Dónde está escrito que no se puedan sentir estas emociones negativas?).

  • Inflexibilidad y rigidez: cuando las normas que nos exigimos o exigimos a otros no pueden variar bajo ningún concepto. - Se asocia el " error" al " fracaso" , lo que conlleva un excesiva necesidad de control y comprobaciones continuas para asegurarse de que no hay ningún error y todo esta correctamente hecho.

  • Dificultad para delegar en otros al no confiar en el criterio de los demás considerando el propio como el único válido.

  • Comparaciones sociales inapropiadas: existe una tendencia en las personas perfeccionistas a compararse con los demás con mayor frecuencia que otras personas, y a salir perdiendo en estas comparaciones.

  • Dificultad en la toma de decisiones ante la posibilidad de equivocarse de manera irreversible.

  • Posponer y/ o evitar: al retrasar la realización de las cosas o evitarlas no se necesita afrontar la posibilidad de hacer un trabajo imperfecto.

  • Intentos de modificar la conducta de los demás.


Que se cumplan algunas de estas características no es sinónimo de " padecer de perfeccionismo".  Todos y cada uno de nosotros puede "practicar" un poco de cada una, la diferencia se encuentra en la frecuencia con la que ocurren y el grado de sufrimiento que ocasiona a nosotros mismos o a los demás. 

 

Algunas ideas para flexibilizar nuestro perfeccionismo:

  • Acepta la imposibilidad de la existencia de lo perfecto. Todo lo que podamos considerar o imaginar como perfecto es siempre susceptible de mejorarse, os invito a que hagáis la prueba.

  • Cambiar la máxima " debo hacerlo perfecto" por " hacerlo lo suficientemente bien" disminuye el nivel de exigencia con el que iniciamos una tarea y permite fijar nuestra atención en metas más realistas y, por tanto, más plausibles.

  • Se realista. Aprende a tener una visión realista de tus responsabilidades y posibilidades, asumiendo que el ser humano no puede con todo y aceptando tus debilidades pero sin olvidar tus fortalezas.

  • Date permiso a cometer errores. Date permiso a ser un ser humano. El ser humano es

  • imperfecto, gracias a lo cual hace que su vida sea un interesante camino donde aprender, sorprenderse, imaginar, crecer, explorar, jugar...todas ellas cosas que no tendrían cabida si las personas fuéramos perfectas. Date permiso a poner en práctica todos estos verbos y otros más que te harán sentir vivo.

  • Toma como positivas las críticas. No tomes las críticas como una ataque a tu persona y tu valía, sino como información que te permitirá mejorar para la próxima vez. Si recogemos las críticas como una alusión a nuestras debilidades y, por tanto, las leemos como aquello que nunca podremos ser o hacer, estamos avivando el fuego del perfeccionismo al seguirle el juego a las sentencias " debería" ( " no debería haber hecho tal, ha sido un error"), asociando el error al fracaso, categorizando el mundo en " correcto" e "incorrecto"...

  • Prioriza metas. Intentar alcanzar lo, supuestamente, perfecto mata la creatividad, la espontaneidad y la productividad. Perseguir altos estándares y fijarse sólo en la meta de la perfección como fin último , nos impide disfrutar del camino que estamos recorriendo y atender a pequeños detalles que pueden sorprendernos y hacernos disfrutar del momento. La felicidad está más en la salida y en el recorrido que en la meta.

"The journey is the reward." ( El viaje es la recompensa) Proverbio chino 

  • Aprende a pedir ayuda. Permite a los demás que puedan mostrarte también sus capacidades, su valía. Repartir responsabilidades permite enriquecerse con el conocimiento de los demás y aumentar el tiempo de dedicación a otras tareas quizás olvidadas, como las dirigidas uno mismo.

  • Y, sobretodo, convéncete de que tu valor , y el de los demás, no está en función de los resultados, sino en el sencillo e importante hecho de ser persona.

Raquel Ibáñez Ortego

Psicóloga

Grupo Crece

Re-conectate con tu pareja ahora que llega el verano: cinco ideas para fortalecer la relación

Con la llegada del verano, la jornada intensiva en las empresas y las vacaciones estivales,  tenemos más tiempo para dedicar a todas esas cosas importantes que durante el año hemos dejado postergadas  a un segundo plano.  Puede que durante el año no nos hayamos dedicado tiempo a nosotros mismos, que hayamos dejado un hobbie abandonado, o que nuestra relación de pareja se haya visto resentida por el ritmo frenético que nos envuelve durante el año. Escuchar nuestras necesidades, hacer una pequeña ojeada a las condiciones en las que llegamos a esta nueva época estival, nuestro cuerpo, nuestras relaciones, nuestro entorno, nos puede ayudar a aprovechar este tiempo para cuidarnos y reparar las pequeñas imperfecciones que haya dejado el año.

"Para las relaciones de pareja, el trabajo, el estrés y las preocupaciones pueden ser un motivo de alejamiento. La rutina, la falta de tiempo libre, la necesidad de estructurar nuestra vida con el fin de poder conciliar el aspecto profesional y el personal dejan poco tiempo para el disfrute en pareja." 

 Por eso, muchas personas conciben este momento como un reencuentro, bien por el aumento de horas que vuelen a pasar juntos, o por volver a conectar con lo que más les gusta de sus parejas. Y es que en el verano,  todas las estrellas parecen alinearse para marcarnos el camino hacia la tranquilidad, el disfrute y  la conexión con lo más genuíno de nosotros mismos. Alejarnos de lo que durante el año ha significado para nosotros preocupaciones, sacrificio, esfuerzo, falta de sueño y falta de tiempo libre nos permite acercarnos sin obstáculos de por medio a nuestra pareja. Además, la sensación de liberación propia del verano nos ayuda a conectar con lo que más nos gusta de nosotros mismos y a proyectar esa imagen a los demás, mostrando nuestra cara más atractiva.

Aprovechar el verano para fortalecer la pareja, para dedicarse tiempo de calidad y para volverse a enamorar es una manera de crear un fuerte tronco que aguante los vendavales y chaparrones del invierno. 

¿Cómo puedo fortalecer mi relación de pareja durante las vacaciones?

  1. Buscad conectar con la esencia de la pareja y cread un plan a medida. Si sois una pareja divertida, vuestro plan quizá sea ir a ver un monólogo o recordar las anécdotas más graciosas que habéis vivido juntos durante un paseo;  mientras que si sois una pareja con gran pasión por la naturaleza quizás os guste más una ruta por la sierra o comenzar un huerto ecológico en casa.
  2. Dedicad tiempo a los pequeños detalles que llenan de amor una relación, como mirarse a los ojos u observar al otro sin decirle nada, darse al menos cinco caricias al día (sí, ¡como la fruta!) o buscar esos temas de conversación que os mantienen embebidos durante horas.
  3. Compartid momentos y las sensaciones que experimentáis en ellos.
  4.  La respuesta sexual y el estrés son grandes enemigos, aprovechad la calma para disfrutar juntos y dedicaros ese tiempo.
  5. Escoged símbolos que reflejen esa unión y os den fuerza para el año: una fotografía, una pulsera, una concha de la playa, una piedra especial...

Sara Ferro Martínez

Psicóloga y coach

Grupo Crece