La sexualidd infantil. Tips para orientar a madres y padres.

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El sexo es, sin duda, uno de los temas de conversación que más preocupa abordar a padres y madres. 


Puede que nuestra educación, en la que lo sexual no tenía mucho espacio, o la sociedad en la que hemos crecido, en la que la sexualidad ha estado cargada de mensajes ambivalentes, nos ponga la bola en la garganta cuando el sexo aparece a formar el triángulo con padres/madres e hijos/hijas. 

Entonces, ¿cómo debemos enfocar la sexualidad de nuestros hijos e hijas?

La primera cuestión que tiene que guiar el abordaje sobre el mundo del sexo con nuestros hijos e hijas es que la sexualidad en la infancia no se rige por los mismos planteamientos y esquemas que caracterizan la sexualidad adulta. No podemos, por lo tanto, evaluar, juzgar ni entender la sexualidad infantil desde nuestra mirada adulta.

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Debemos contextualizar el sexo en el momento concreto del desarrollo en el que se encuentren los niños y las niñas, incluyendo la sexualidad como un apartado propio del desarrollo, con sus fases e hitos, que deberán ser alcanzados para un correcto desarrollo.


Los adultos tenemos ciertas resistencias para asumir la sexualidad infantil, pero no podemos olvidar que la base de la sexualidad adulta, igual que la de otras tantas conductas, va a estar en la infancia. Los mensajes que recibamos y las emociones que rodeen la sexualidad van a marcar la manera de entenderla y vivenciarla en el futuro.

Por eso debemos de cuidar de manera especial nuestra comunicación en torno a la sexualidad con nuestros hijos e hijas, tanto la verbal como la no verbal. 

Para afrontar la comunicación, primero debemos entender las características de la sexualidad infantil, que nos permitan acercarnos desde una mirada adaptada y no desde nuestra perspectiva adulta:

  • Lo genital no tiene importancia en esta etapa.

Que la sexualidad es mucho más amplia y concierne a más aspectos de lo genital es algo que conocemos. En la infancia, la sexualidad tiene relación con el descubrimiento de sensaciones que resultan placenteras, provenientes de estímulos que activan los diferentes sentidos.

  • La sexualidad se relaciona con el hedonismo infantil.

Si hay algo que caracteriza a los niños es su tendencia a la búsqueda del placer (de cualquier tipo). En la infancia no se han adquirido aún ciertos aspectos sociales que regulan muchas de estas conductas hedónicas.  Es por ello que a los niños les cuesta mucho entender que tienen que renunciar en ocasiones al placer. En esta búsqueda del placer, los niños se encuentran con el sexo que,  para ellos, no es más que otro placer que descubrir y buscar (además, es de los pocos placeres que dependen de ellos mismos).

  • Los juegos sexuales de este periodo se basan en la enorme curiosidad y la tendencia a imitar que le son propias.

Los niños y las niñas están sometidos a una gran cantidad de información relacionada con sexualidad (parejas que se besan, la relación entre sus padres, palabras relacionadas con la sexualidad…) que captan y buscan comprender e integrar dentro de sus capacidades. Para ello, utilizan los recursos que están a su alcance, entre los que se encuentras la imitación y el juego simbólico. 

  • Las preferencias sexuales no están determinadas.

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Los niños y las niñas exploran y aprenden en función de sus necesidades evolutivas del momento, eso no quiere decir que las necesidades y las preferencias sexuales estén determinadas o sean estáticas.

La sexualidad es uno de los aspectos de nuestra especie que nos va a acompañar durante nuestra vida. Para ello, se va transformando en función del momento de nuestro ciclo vital, adaptándose a nuestras capacidades, nuestro ambiente y  nuestras motivaciones. Entender la sexualidad de nuestros hijos e hijas, sus manifestaciones y sus funciones, nos hará acercarnos a ella desde la calma y la seguridad, evitando trasmitirles ansiedad y culpa relacionadas a la sexualidad.

Sara Ferro Martínez

Psicóloga, coach y experta en educación y familia

Grupo Crece

 

Mi vida transcurre sin percatarme de ella, ¿Cómo vuelvo a sentirla?

MI VIDA TRANSCURRE SIN PERCATARME DE ELLA. ¿CÓMO VUELVO A SENTIRLA?

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Somos actividad pura. Nuestro día a día se resume prácticamente en la realización y consecución de tareas, actividades, objetivos y cuyo propósito principal se centra en alcanzar, conseguir y solucionar problemas. Bien es cierto que en el ámbito laboral es necesario obtener ciertos resultados, de eso trata el trabajo.

Pero, ¿ qué pasa cuando esa forma de hacer nuestra se aplica a todo lo demás, al resto de áreas de nuestra vida? ¿Qué pasa cuando, incluso en lo placentero, nuestra mente entra en el juego de planificar, conseguir resultados, trabajar duro para que las cosas sean como deben ser?

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Pues que ya no existe el placer, ya no existe lo agradable. Nuestra mente se haya en el resultado, en el final del proceso. Está colocada en el futuro.

O en el pasado, intentado corregir errores a través de la culpa, en lo que pudo ser y no fue, a ver si no lo repetimos en la siguiente…

En resumen, viajando mentalmente en el tiempo con el único objetivo de que todo salga bien.

Quizás por eso hayas sentido en algún momento que la vida pasa tan rápido que ni te estás dando cuenta. Y es que si tu mente se haya continuamente de viaje, se haya continuamente en la imaginación. Y la vida no transcurre en la imaginación, sino en lo que acontece momento a momento en el presente.

Esta claro, si todo esto que lees te suena…quizás vivas en lo que en Mindfulness se denomina un modo orientado a la acción:

•    Una forma de vida en la que realizas cada acción diaria sin conciencia de lo que haces.

La mente se encuentra lejos del cuerpo, por lo que te pierdes lo que acontece en tu vida gran parte del día.

•    El acto de pensar ocupa tu mente.

El pensamiento es un velo que filtra el color y la energía de la vida.

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•    Habitas en el pasado y el futuro:

Tu mente viaja al futuro anticipando realidades inexistentes, lo que provoca ansiedad; o a recuerdos del pasado, lo que genera melancolía.

•    Estás siempre centrada en la distancia entre lo que es y lo que debería ser:

Esta forma de funcionar lleva a la impresión de que ni tú ni tu vida son “suficientemente buenas”, lo que produce una insatisfacción constante.

Por suerte existe otra forma de empezar a funcionar…

Aprender a vivir en el presente, requiere de crear patrones mentales diferentes a los habituales. La alternativa es lo que se ha denominado el modo orientado a SER:

•    Con esta nueva forma de estar, tu mente y tu cuerpo comparten el momento presente, pues sienten y experimentan la vida a través de los sentidos, lo que te mantiene íntimamente ligado y enganchado a ella.

•    La mente está centrada en el aquí y ahora, con una actitud de interés y curiosidad que te permite descubrir lo que ocurre como algo nuevo y placentero.

•    Aceptas que las cosas sean como son: vives la experiencia tal y como es, sin necesidad de que sea de otra forma diferente.

•    Aprendes a descubrir la maravilla de lo ordinario, sin la espera de lo extraordinario como fuente de felicidad.

¿Cómo consigo este modo de funcionamiento?

Estar y ser en el presente se puede aprender.

Gracias a la practica de MINDFULNESS podrás cultivar el modo de funcionamientos de la mente orientado a ser.

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A través de sencillas herramientas, basadas en la meditación, despertarás tu conciencia corporal, clave para el presente; gestionarás tus pensamientos y emociones aprendiendo a convivir con ellas, de forma que la vida transcurra sin miedo y con serenidad.

En definitiva, comenzarás a VIVIR Y SER.

¡PRACTICA!

Raquel Ibáñez Ortego

Psicóloga

Grupo Crece

 

 

 

 

Tengo pendiente una conversación difícil. Segunda parte.

En nuestro anterior post para preparar conversaciones difíciles hablamos del primer paso: "Analizar nuestras propias historias respecto a la conversación".

En este segundo artículo hablaremos del segundo y tercer paso: "Definir el objetivo" y Clarificar los comportamientos concretos que deseamos de la otra persona". 

No obstante te recordamos los 8 pasos necesarios para preparar una conversación con la máxima eficacia:

1) Analiza tu propia historia interna sobre la conversación

2) Define claramente cuál es tu objetivo para esa conversación

3) Ten claro previamente lo que te gustaría que la persona hiciera de manera específica

4) Prepárate a nivel emocional

5) Trata de anticiparte a las posibles reacciones de la persona con la que hablarás

6) Piensa en fundamentos sólidos en los que vas a basar tus argumentos

7) Planifica tu enfoque

8) Selecciona un contexto y lugar adecuado para abordarla

Paso 2: Definir el objetivo

Cuando hablamos de definir nuestro objetivo, nos estamos refiriendo concretamente a clarificar qué es aquello que nos gustaría lograr mediante esta conversación. Esto es importante hacerlo, ya que en ocasiones, pese a que nuestras metas estén relacionadas con mejorar las relaciones, aclarar malos entendidos y vencer distancias, lo que acabamos realizando sin darnos cuenta son enfrentamientos como si se tratara de separar un bando de otro.

Las buenas intenciones pueden desaparecer por las cargas emocionales que tienen estas conversaciones. Y es aquí donde el objetivo es lo que debe orientar, centrar y guiar la conversación, al aportarnos una idea clara. De esta forma incluso este objetivo se puede verbalizar al comenzar la conversación como en los siguientes ejemplos:

 "Mi intención con esta conversación, es arreglar el posible malentendido que tuvimos en la reunión del jueves".

"Si en algún momento te hago sentir atacado/a indícamelo, ya que el objeto de la reunión va a ser buscar soluciones para mejorar nuestro sistema de trabajo".

"Nuestra relación es muy importante para mí, y he buscado este momento para poder aclarar las discrepancias del otro día porque me gustaría proteger mi amistad contigo".

Este objetivo también va a ser muy útil para recordarnos a nosotros mismos, en algún momento de la conversación que sintamos que estamos entrando a atacar, que nuestra meta es otra.

Paso 3: Tener claro el comportamiento que deseo que cambie la otra persona.

Respecto a este paso, es importante que sepamos que hay que tratar de ser lo más específicos posibles. Las conductas deben quedar concretadas, ya que si realizamos las peticiones de manera genérica, la otra persona será la que tenga que adivinar lo que nosotros queremos que cambie. De este manera tendríamos que sustituir mensajes más genéricos por otros más concretos como en los siguientes ejemplos:

Mensajes genéricos:

"No atiendes", "no estás implicado", "las riendas te están esperando desde hace tiempo", "a veces siento que no logro sacar punta de ti".

Mensajes concretos (responden a cada uno de los anteriores):

"Durante el último tramo de la reunión de ayer te noté un tanto distraído, y tengo la sensación de que durante la semana ha ocurrido en más ocasiones".

"He observado que tu participación ha disminuido en las últimas reuniones, lo he notado especialmente en el número de intervenciones que realizas".

"Me he dado cuenta que desde la semana pasada, en la que hablamos de comenzar a asumir las responsabilidades del equipo de ventas, no se han producido cambios en este sentido y el trabajo sigue siendo muy similar al que existía antes de tener la conversación, ¿hay algún problema o necesitas ayuda?".

"He de confesarte que en ocasiones me siento algo disgustado, ya que los últimos retos que te he lanzado sobre responsabilidad y equipo están todavía sin desarrollar y no he observado cambios. ¿Por qué está ocurriendo esto?".

Como podréis imaginar, redactar los mensajes concretos me ha llevado mucho más tiempo que los genéricos, que prácticamente me han salido de carrera. Ser específico es positivo e imprescindible para abordar bien una conversación difícil, pero no debemos creer en nuestra espontaneidad en exceso, y por tanto tenemos que darle tiempo y cierto esfuerzo para pensarlos y prepararlos previamente.

Por tanto, como tarea, y para finalizar este segundo post, te invito a que pienses muy bien en tu objetivo y que escribas varios comportamientos concretos que te gustaría que cambiaran, se aminoraran, incrementaran... en esa persona con la que te estás preparando para hablar.

Aquí tienes la tercera parte con los siguientes pasos.

¡Mucho ánimo!

 

Tengo pendiente una conversación difícil: ¿cómo prepararla?

Todos nos enfrentamos de vez en cuando a una conversación difícil. En este post y sucesivos os vamos a ofrecer algunos consejos para preparar este tipo de vconversaciones. Estos consejos, puedes aplicarlos independientemente de si se trata de una conversación laboral o personal. Algunos expertos recomiendan al menos un minuto de preparación por cada minuto de conversación. Prepararse tiene sentido cuando vamos a mantener esa conversación que nos inquieta o cuyo resultado es significativo de algún modo.

Los pasos serían los siguientes y en el este post vamos a hablar del primero:

1) Analiza tu propia historia interna sobre la conversación

2) Define claramente cuál es tu objetivo para esa conversación

3) Ten claro previamente lo que te gustaría que la persona hiciera de manera específica

4) Prepárate a nivel emocional

5) Trata de anticiparte a las posibles reacciones de la persona con la que hablarás

6) Piensa en fundamentos sólidos en los que vas a basar tus argumentos

7) Planifica tu enfoque

8) Selecciona un contexto y lugar adecuado para abordarla

Analiza tu propia historia:

Pasamos a desarrollar este primer paso. Consiste en que tomes conciencia de lo que te dices a ti mismo sobre esta historia o cuestión. Implica alguna crítica sobre nuestro modo de ver la realidad del problema, esto es, nuestra percepción subjetiva. Para que este paso sea útil, te recomiendo que busques algún lugar para escribir (ya sea por ordenador o con papel y lápiz) y te propongo que te conteste las siguientes preguntas:

  • ¿Qué es lo que me da miedo de esta conversación y en qué fundamentos lo apoyo? ¿Qué dice de mi ese temor?

  • ¿Hasta qué punto me está aportando mantenerme así y en qué me perjudica? ¿Qué dice esto de mi?

  • ¿Qué sería lo peor que me podría ocurrir si se produjera todo aquello que temo? ¿Y qué otras opciones podrían ocurrir?

  • ¿Qué consecuencias beneficiosas me aportaría a mí y a la otra persona esta conversación?

Las siguientes preguntas sirven para saber cómo vas a encarar la conversación a nivel personal, en lo referente a mi disposición y mis miedos. No obstante también existen técnicas o preguntas para analizar introspectivamente, como entendemos los hechos acaecidos y que nos llevan a esta conversación:

  • ¿De qué forma interpreto lo que ha ocurrido?, ¿de cuántas otras formas o qué perspectivas imagino que tendrán los demás al respecto de esta situación?, ¿pueden aportarme algo?...

Un ejercicio interesante que te proponemos para analizar los diferentes enfoques y ser capaz de ponernos en otras perspectivas es el juego de las sillas. El juego consiste en lo siguiente:

Vamos a buscar varios asientos en nuestro lugar de preparación, los cuales serán correspondidos a la cantidad de personas que estén implicadas en el asunto o les afecte, y por tanto, cada silla representará a una de estas personas.  El ejercicio consistirá en obligarte, cada vez que te sientes en una de las sillas, en analizar desde esa perspectiva el conflicto o las motivaciones de esa persona, así como su punto de vista sobre lo que está sucediendo.  Una vez se haya realizado, cogeremos una tercera silla, llamada la silla del observador externo. Esta se colocará alejada del resto, y una vez te sientes en ella, deberás analizar la situación que está aconteciendo como si fueses una persona totalmente externa que observa lo que ocurre desde una perspectiva ajena y totalmente neutral. ¿Cómo lo ve este espectador?.

Una vez hemos completado el juego, volveremos de nuevo a nuestro cuaderno, donde hemos anotado las respuestas a las preguntas anteriores y nos haremos las siguientes preguntas finales con respecto a la persona con la que tendremos que hablar:

  • ¿Qué visión tengo yo mismo de esta persona?, ¿en qué lo fundamento?

  • ¿Hay personas que la ven de una manera diferente a mi?, ¿es posible que se me pase algún aspecto?

  • ¿Podría explicarse lo que ocurre desde la otra persona de una manera tan honesta o sensata como la mía?

Si has logrado realizar todos los pasos, seguramente hayas sacado algunos aspectos en claro que quizá en un principio desconocías y pasabas por alto.

En posteriores post analizaremos otros elementos relacionados con las conversaciones difíciles.

¡Ánimo con esa preparación!

¿Quieres esto otra vez e inmumerables veces más? Reflexiones para vivir mejor.

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Nietzsche nos deja en La Gaya Ciencia un parrafito estupendo para poder hacer un “ chequeo” de nuestra vida y costumbres. Si leemos entre líneas podemos recoger también una buena estrategia psicológica para realizar algunas transformaciones si el resultado de nuestro examen vital es negativo.

“¿Qué ocurriría si un día o una noche un demonio se deslizara furtivamente en la más solitaria de tus soledades y te dijera: ‘Esta vida, como tú ahora la vives y como la has vivido, deberás vivirla aún otra vez, innumerables veces, y no habrá en ella nada nuevo; sino que cada dolor y cada placer, pensamiento, suspiro, y cada cosa pequeña y grande de tu vida deberá retornar a ti, y todas en la misma secuencia y sucesión -y así también esta araña y esta luz de luna entre las ramas y así también este instante y yo mismo-.¡La eterna clepsidra de la existencia se invierte siempre de nuevo y tú con ella, granito de polvo!?’ ¿No te arrojarías al suelo, rechinando los dientes y maldiciendo al demonio que te hablado de esta forma? ¿O quizá has vivido una vez un instante infinito, en que tu respuesta habría sido la siguiente: ‘Tú eres un dios y jamás oí nada más divino’? Si ese pensamiento se apoderase de ti, te haría experimentar, tal y como eres ahora, un transformación y tal vez te trituraría; la pregunta: ‘¿Quieres esto otra vez e innumerables veces más?’ pesaría sobre tu obrar como el peso más grande. O también, ¿cuánto deberías amarte a ti mismo y a la vida para no desear ya otra cosa que esta última, eterna sanción, este sello?”

 *Friedrich Nietzsche / La Gaya Ciencia

Muchos contestaréis que sería un castigo, que si pudierais cambiaríais algunas cosas, o cambiaríais todo (alguno quizás no cambiaría nada, pero conociendo la condición del ser humano veo esta opción complicada). Éstas son respuestas que te remiten al pasado, aquellas cosas de las que no estás muy satisfecho, que te gustaría borrar, olvidar.

Pero el pasado no se puede cambiar. El pasado es el que hay. Lo único que podemos hacer con él es aceptar, perdonarnos a nosotros mismos por aquello que creemos que no hicimos bien, contárnoslo de otra manera (sin autoengaños, sólo con más benevolencia ), y aprender de los errores.

 

      Hoy, que te preguntas si repetirías tu vida instante a instante, puedes dejar de mirar el pasado y dirigirte hacia el futuro y empezar a construirlo de forma que si se repitiera, pudieras revivirlo con tranquilidad.

Y la tranquilidad no trata de vivir solamente en felicidad, pues sería agotador y poco realista.  Trata de VIVIR ( y perdonad la redundancia) todo lo que la vida ofrece con consciencia( hasta lo negativo), responsabilizándote de tu bienestar ( elige por y para ti y no para los demás). Os remitimos a otro de nuestro artículos que te puede dar algunas claves para vivir mejor

http://www.grupocrece.es/blog/Psicolog%C3%ADa10-seales-de-que-te-est-yendo-bien-la-vida

 

Y por si acaso ese diablillo se presentará algún día, comienza a preparar tu vida, para que desees que se repita, con las siguientes estrategias:

- Puedes preguntarte todas las noches si el día que has vivido lo volverías a repetir. Tanto si la respuesta es “ sí” como “ no, acto seguido pregúntate “ por qué”.

Para la opción “ sí” : ¿ qué has hecho tú, qué has puesto en marcha para que fuera un día a repetir? Al responderte vas a conocer una/s herramientas personales que te pueden llevar a gestionar mejor una situación difícil , o te puede dar una idea de qué necesitas para estar bien.

Para la opción” no”: ¿ Cómo podrías haber mejorado la situación para que si se repitiera te sintieras mejor? No te lamentes. Busca siempre algo que aprender. Aprender es mirar hacia delante. Lamentarse es quedarse en el pasado y paralizado.

 

También puedes realizarte la pregunta ANTES de una situación difícil que debas enfrentar. “ ¿ Cómo gestiono esto para que no me importara que se repitiera en mi vida? Ya hemos dicho que vivir tranquilo es aceptar lo positivo y lo negativo, por lo tanto situaciones difíciles se te van a presentar.

 

Al final, tal y como Nietzsche apunta, la clave está en comenzar a amarte a ti y a la vida tanto, que fuera un gran sueño volverla a vivir.

El párrafo en cuestión nos puede llevar a innumerables reflexiones sobre la existencia y otros tantos entresijos de ella, pero no es objeto de este artículo entrar en complejidades filosóficas.

El objetivo es permitirnos parar un instante. Echar un vistazo global a lo que ha ocurrido en nuestra vida y a lo que acontece a día de hoy ( date por lo menos 10 minutos para esto).

Si tu vida, tal y como la has vivido y vives ahora, se repitiera una y otra vez de forma infinita, ¿sería un castigo o un regalo?

 

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Hoy, que te preguntas si repetirías tu vida instante a instante, puedes dejar de mirar el pasado y dirigirte hacia el futuro y empezar a construirlo de forma que si se repitiera, pudieras revivirlo con tranquilidad.

Y la tranquilidad no trata de vivir solamente en felicidad, pues sería agotador y poco realista.  Trata de VIVIR ( y perdonad la redundancia) todo lo que la vida ofrece con consciencia (hasta lo negativo), responsabilizándote de tu bienestar (elige por y para ti y no para los demás).

Os remitimos a otro de nuestro artículos que te puede dar algunas claves para vivir mejor

http://www.grupocrece.es/blog/Psicolog%C3%ADa10-seales-de-que-te-est-yendo-bien-la-vida

Y por si acaso ese diablillo se presentará algún día, comienza a preparar tu vida, para que desees que se repita, con las siguientes estrategias:

Puedes preguntarte todas las noches si el día que has vivido lo volverías a repetir. Tanto si la respuesta es “ sí” como “ no, acto seguido pregúntate “ por qué”.

Para la opción “ sí” :

¿Qué has hecho tú, qué has puesto en marcha para que fuera un día a repetir? Al responderte vas a conocer una/s herramientas personales que te pueden llevar a gestionar mejor una situación difícil , o te puede dar una idea de qué necesitas para estar bien.

Para la opción” no”:

¿Cómo podrías haber mejorado la situación para que si se repitiera te sintieras mejor? No te lamentes. Busca siempre algo que aprender. Aprender es mirar hacia delante. Lamentarse es quedarse en el pasado y paralizado.

También puedes realizarte la pregunta ANTES de una situación difícil que debas enfrentar.

“ ¿Cómo gestiono esto para que no me importara que se repitiera en mi vida? Ya hemos dicho que vivir tranquilo es aceptar lo positivo y lo negativo, por lo tanto situaciones difíciles se te van a presentar.

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Al final, tal y como Nietzsche apunta, la clave está en comenzar a amarte a ti y a la vida tanto, que fuera un gran sueño volverla a vivir.

El párrafo en cuestión nos puede llevar a innumerables reflexiones sobre la existencia y otros tantos entresijos de ella, pero no es objeto de este artículo entrar en complejidades filosóficas.

El objetivo es permitirnos parar un instante. Echar un vistazo global a lo que ha ocurrido en nuestra vida y a lo que acontece a día de hoy ( date por lo menos 10 minutos para esto).

Si tu vida, tal y como la has vivido y vives ahora, se repitiera una y otra vez de forma infinita, ¿sería un castigo o un regalo?

Raquel Ibáñez Ortego

Psicóloga y formadora

Grupo Crece

Mi hijo/a tiene miedos, ¿Cómo puedo ayudarle?

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Es normal que el niño o la niña, a lo largo de su desarrollo, tenga algún tipo de miedo pasajero. La actitud de las personas que le rodean es importante para evitar que se agrave el temor y desemboque en un miedo mayor como la fobia.

Por ejemplo, muchas veces, para evitar que el niño o la niña se exponga a un riesgo, los padres y madres lo cogen en brazos (por ejemplo, cuando se cruzan con un gato) lo que le lleva al pequeño o pequeña a concluir que realmente existe un peligro.

En otros casos, los padres y madres se muestran molestos/as e incluso se enfadan con su hijo/a por sus miedos a cosas inofensivas: “Eres muy miedoso/a, ¿no ves que no hace nada?”. Con esto lo único que se consigue es que el niño o la niña muestre mayores reacciones de temor.

Lo recomendable es mantener siempre un diálogo de confianza para que pueda expresar sus miedos y ayudarle a darse cuenta que son sólo miedos infundados: “¿Que te da miedo, el gato? Sólo saca las uñas y bufa si está enfadado, y ahora no las ves, a si que puedes acercarte sin temor….mira, es suave…”

A veces, se utiliza el miedo como método educativo. Algunos padres o madres creen que la única forma de conseguir que el niño o la niña obedezca es atemorizándole:  “Te voy a llevar al médico si no comes… si no te duermes no vas a crecer y te quedarás pequeño… si no te tomas el jarabe tendrán que pincharte…”. Este tipo de amenazas se emplean con el fin de lograr ciertos comportamientos del niño o la niña y aunque funcionen a corto plazo, a la larga su eficacia es cuanto menos dudosa. Lo que se consigue es un niño o niña miedoso/a que cree que el médico es malo o que no va a crecer nunca. De esta forma, el miedo que presente no será infundado y resultará difícil que se desprenda de él.

Algunas de las pautas que pueden seguir los padres y madres para ayudar a su hijo o hija a superar sus miedos son:

No ridicudizarlo.

No burlarse de sus miedos y mucho menos delante de otras personas. La emoción del miedo es real y es necesario respetarla y validarla.

Entender su miedo y ponerse en su lugar.

La empatía es en estos momentos la mejor de las estrategias para calmar su miedo: “Entiedocómo te sientes, yo de pequeño/a también tenía miedo… es normal, se pasará, yo estoy aquí para ayudarte a superarlo….”.

Demostrarle con la propia actitud que realmente no pasa nada.

Si el niño o niña ve que los padres y madres tienen miedo por ejemplo a tocar un perro, es probable que él también sienta lo mismo y, seguramente,  esa emoción le dure mucho tiempo.

Tener paciencia.

No tener prisa porque supere sus miedos. Cada niño o niña necesita un tiempo para poder enfrentarse a las situaciones que le provocan temor.

No presionar

No obligarle a que se enfrente a los estímulos que le provocan miedo de forma directa porque muchas veces conseguiremos el efecto contrario: que tenga más miedo. Hay que exponerle de forma gradual, haciendo una jerarquía de situaciones de menor a mayor miedo. Por ejemplo, con el miedo a los perros, empezamos primero mirando fotos de perros, vídeos, a continuación verlos de lejos por la calle, primero los más pequeños, luego los más grandes, después más cerca…. Así sucesivamente hasta que logre acariciar uno de manera tranquila y con confianza.

No mentir sobre sus miedos.

Ser siempre honestos con ellos y con sus temores.

Susana Paniagua

Psícologa familiar, educativa e infanto-juvenil

Grupo Crece

 

Como ayudar a los más pequeños a superar las alteraciones del sueño

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El sueño y la  alimentación son los dos primeros hábitos que tienen que aprender los/las niños/as.

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El sueño es imprescindible para la vida, para la recuperación de las funciones fisiológicas y para la adquisición de nuevas capacidades. La falta de sueño en los/las niños/as dificulta el proceso de aprendizaje continuo en el que están inmersos/as.

Cuando un niño o niña no duerme bien, sus padres tampoco lo hacen. Como consecuencia, no descansan, no se concentran en el trabajo, están irritables y dedican cualquier momento libre para recuperar horas de sueño, con lo que van disminuyendo el tiempo para disfrutar de su hijo/a.

Cuando un/a niño/a no adquiere un hábito de sueño adecuado es muy probable que las pesadillas y los terrores nocturnos aparezcan con más fuerza y se alarguen en el tiempo más de lo habitual.

¿Cómo ayudar a nuestros hijos e hijas a superar las alteraciones en el sueño?

1. Muchos niños/as tienen dificultades para conciliar o mantener el sueño, en la mayoría de los casos los problemas de sueño se deben a una falta de hábitos o a que se practican de forma incorrecta. La instauración o reeducación del hábito ayudaría a solucionar el problema: acostarlo siempre a la misma hora; cenar al menos una hora antes y siempre cenas no demasiados copiosa; evitar el azúcar y las chuches por la tarde (provocan activación en los/las niños/as); dejar una lucecita, linterna o similar si tiene miedo a la oscuridad; contarle cuentos que inciten a la relajación y no a la activación (evitar cuentos de aventuras o luchas); realizarle un pequeño masaje y practicar ejercicios de relajación sencillos y cortos.

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2. Otro de los problemas frecuentes en los/las niños/as son las pesadillas, es decir, sueños angustiosos que despiertan al niño/a que se despierta desorientado/a y que cuando acuden los padres es capaz de hacer un relato coherente.  En este caso lo recomendable para reducir su incidencia o evitar que aparezcan es: conocer las preocupaciones del niño/a (en el colegio, con sus amigos, etc.) y ayudarle a resolverlas; evitar que el/la niño/a se exponga a estímulos ansiosos (películas o relatos de terror) antes de dormir; acudir a tranquilizarlo e intentar que vuelva dormirse él o ella solo/a.

3. Los terrores nocturnos es otro trastorno del sueño pero a diferencia de las pesadillas tras el sueño aterrador el niño no se despierta: aunque grite o llore o se incorpore de forma agitada está dormido/a y por mucho que los padres intenten calmarlo/a no disminuye la acción. Las recomendaciones para reducir su incidencia o evitar que aparezcan son: acostarlo antes de que esté excesivamente cansado (el cansancio aumenta la probabilidad de que aparezcan los terrores nocturnos);  hacer todo lo posible para que se acueste tranquilo y sin temores; cuando aparezca el episodio, acariciarle para calmarlo, no despertarle porque al cabo de un rato se volverá a dormir con tranquilidad.

4. Si estos trastornos se alargan en el tiempo, es conveniente consultar a un especialista.

Susana Paniagua Diaz

Psicóloga

Grupo Crece

 

 

 

El poder de la ilusión

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Ya estamos en enero y su famosa cuesta… es cierto que es difícil volver a la rutina y engancharnos nuevamente al ritmo de las cosas. Pero no debemos pasar por alto lo positivo e importante de las fiestas, sean cuales sean, si despiertan nuestra ilusión y nuestras ganas.

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Cuando vemos a los más pequeños ver a los reyes en una cabalgata o recibiendo algo que les gusta, la ilusión se dibuja en sus caras, y es que, con el apoyo y el vínculo adecuado, desde que son muy pequeños tienen sueños e ilusiones: qué quieren ser de mayores, a qué personajes admiran y cuanto esperan parecerse a ellos o ellas, qué recibirán por su cumpleaños, qué sorpresa les depara un día especial…

A medida que crecemos nos olvidamos de algunos sueños, o damos por perdidos ciertos deseos. A veces nos llevamos decepciones que nos hacen perder la esperanza y otras simplemente la tristeza no deja hueco para otro tipo de pensamiento más positivo o más enfocado a nosotros mismos y a lo que queremos de la vida.

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Pero crecer no significa ni mucho menos, renunciar a las ilusiones y los sueños, sino que éstos van evolucionando con nosotros y vamos cambiando unas ilusiones por otras. Tener ilusión es tener ganas y afrontar la vida con más optimismo y energía, teniendo la visión de que podemos conseguir aquello que tanto deseamos, siempre teniendo los pies en la tierra hasta cierto punto y sobre todo siendo proactivos. Nadie va a llamar a nuestra puerta ofreciéndonos ilusiones, debemos buscar las nuestras propias y una vez las tengamos movernos en dirección a conseguirlas, poniendo de nuestra parte para ello.

Qué hacer para encontrar ilusiones…

1.    Sé inquieto.

Explora, sal de tu zona de confort y de lo que normalmente haces. Atrévete a probar cosas nuevas y si te hacen feliz, sigue por ese camino, nunca sabrás lo que puedes descubrir si no indagas un poco…

2.    Vive el presente.

Es importante conectar con el aquí y el ahora, porque tus ilusiones de antes no tienen por qué ser las del presente. Concéntrate en lo que necesitas ahora y déjate llevar por ello.

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3.    Piensa en ti.

A veces vivimos demasiado pendientes de lo que los demás necesitan o de lo que los demás esperan de nosotros. Rompe un poco con esto y céntrate en ti, en tus necesidades, en tus sueños, en lo que te hace feliz…

4.    Mira a tu alrededor.

A veces la inspiración nos llega de las pequeñas cosas o los pequeños detalles, sal de tu cabeza y de tus preocupaciones y observa lo que te rodea, seguro que encuentras cosas positivas a tu alrededor que pueden llenarte de energía positiva para empezar a ilusionarte.

5.    No te pongas trampas.

No dejes que seas tú mismo el que te pone obstáculos por miedos o inseguridades sobre si conseguirás aquello que quieres o no. Recuerda que no siempre conseguimos lo que nos proponemos, pero vivir con ilusión nos ayuda a enfrentarnos al día a día de una manera más positiva.

Y…

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6.    ¡Manos a la obra!

Cuando encuentres algo que te puede ilusionar y hacer feliz, aprovéchalo, dedícale tiempo y dedícate tiempo.

¿Quién dijo que ilusionarse era cosa de niños? Y si lo es, aprendamos de ellos y nunca dejemos que los sueños se nos escapen de las manos.

Romina Collado

Psicóloga

Grupo Crece