Decisiones: ¿por qué nos asustan tanto?

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Respiras tranquilo cuando por fin has tomado la decisión

Pero con lo que no contabas es que a la vuelta de la esquina otra nueva “ toma de decisiones” está al acecho. Y es que es condición de la existencia elegir y decidir de forma continua.

La propia palabra existir está compuesta del prefijo ex- (hacia fuera) y el verbo sistere (tomar posición). Es decir, que la vida lleva consigo el incómodo acto de posicionarse y, por tanto, de arriesgarse y escoger.

Ahora mismo, el momento vital en el que te encuentras, para bien o para mal, se debe a una serie de decisiones encadenadas que has ido tomando a lo largo de tu vida. A veces, decisiones insignificantes ( “me crucé de acera para ir por el sol y me choqué con el que es hoy mi pareja”), otras mucho más complejas . A través de tus decisiones, te haces responsable de tu existencia y de la de aquellos que dependen de ti. Y de esta grandísima responsabilidad, es de donde derivan todos los miedos relacionados con el acto de decidir o de elegir la mejor opción entre varias posibles.

Tratamos las decisiones como si fueran “ a vida o muerte”. Es un “ no hay vuelta atrás”, "de esto depende TODA mi felicidad” o un “ qué pensarán de mi si elijo esto”. Si pienso de esta forma, lo más normal y lógico es que la duda se instale y me sienta incapaz de elegir. Cuantísima responsabilidad. La felicidad o el caos ante mi. Esto es lo que paraliza y bloquea.

Quizás lo que nunca te has planteado es que, salvo contadas ocasiones, ninguna decisión es a vida o muerte. Hay muchas decisiones intrascendentes, y sólo algunas requerirán toda nuestra atención y esfuerzo. Así que lo primero que hay que hacer es distinguir la relevancia de unas y otras y tratarlas de forma diferente.

No existe un camino correcto e incorrecto. E incluso si existiera un camino correcto, nadie te asegura que te lleve hacia la felicidad, que es, al fin y al cabo, lo que perseguimos cuando elegimos. E incluso el camino incorrecto puede abrir horizontes insospechados.

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A veces explico en terapia que la vida es como un árbol. No existen árboles con una rama, o con dos. Existen árboles con ramas que se ramifican en otras, y éstas otras en otras más. Elijas la rama que elijas, aún con dudas, de esa primera rama surgirá otra rama, otro camino, que podrás escoger o no…pero no pasa nada si no lo coges, o si lo coges, porque seguirán apareciendo ramitas que te llevará hacia un lugar totalmente diferente al que creías cuando escogiste la primera. Es decir, que casi siempre podrás ir afinando en tu elección, o cambiando si la decisión no dio los resultados que esperabas. NO hay decisiones a vida o muerte ( salvo algún caso excepcional).

Vas a tomar decisiones menos acertadas, sí, pero no te preocupes.

Responsabilízate de esa mala elección , analiza qué motivaciones tenías cuando la elegiste ( que mis padres estuvieran orgullosos, el dinero, estatus social, sentirme amado/a ) y quién decidió por ti realmente.

Y cuando tengas que volver a decidir, sintoniza con tu voz interna, disminuye el volumen de las ajenas y piensa que después, pase lo que pase, otra ramita se abrirá frente a ti.

Raquel Ibáñez Ortego

Psicóloga

Grupo Crece

10 señales de que te está yendo bien la vida

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1. NO TIENES MIEDO A PEDIR AYUDA

Para ser un héroe debes renunciar a ser el superhéroe que puede con todo y salva a todos.

Querer llevar la carga del mundo sobre los hombros sólo te llevará a que se caiga en algún momento y te arrastre con él debido a su peso.

Pedir ayuda no es síntoma de debilidad, sino de madurez, puesto que reconocerse como humano incompleto requiere de mucha fortaleza.

2. TU PONES TUS NORMAS.

Eliges cómo quieres vivir las cosas, cómo quieres construirlas ( lo que no significa que siempre lo tengas claro y sabiendo que siempre puedes pedir ayuda )
Vives de acuerdo a tus deseos, sin ignorar los deseos del otro, pero haciendo que los tuyos sean prioritarios puesto que se trata de TÚ desarrollo personal.

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3. TE ALEJAS DE LAS COSAS QUE TE HACEN DAÑO

Te quieres lo suficiente para empezar a tratarte con respeto y alejar a las personas que no lo hacen y despedir las situaciones o cosas que no te convienen...

4. HAS APRENDIDO QUE LOS FRACASOS SON PARTE DEL AUTOCRECIMIENTO

No nos queda más remedio que sumir que la única forma de crecer es concebir el error como primer paso para ello. Y es que en el error no debe haber vergüenza, ni culpa, ni inferioridad…lo único perjudicial del error es no aprender de él debido a nuestro orgullo y a la ambición de ser superhéroes.

5. TE RODEAS DE PERSONAS QUE APORTAN EN TU VIDA

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Ya has alejado a la gente que no te hace bien y eliges que formen y formar parte de la vida de personas que te aporten bienestar.

Esto no significa que no haya nunca dificultades con esas personas, eso forma parte de las relaciones, pero esas dificultades se tratan con respeto y con cariño.

Estas personas confían en ti y confías en ellos, lo que te ayuda a avanzar y continuar adelante.

6. NO TE QUEJAS MUCHO

Eres capaz de ver el otro lado de las cosas, el positivo, el que nos hace disfrutar de los pequeños detalles placenteros.

Atendiendo únicamente a lo negativo no queda más remedio que la queja, no hay otra forma de sobrellevarlo.

En los momentos más complicados, te quejas , pero lo justo y necesario para expresar tu malestar, sabiendo que la queja excesiva no te hace bien ni a ti ni a quien te rodea.

7. CELEBRAS LOS LOGROS AJENOS.

Es natural que aparezca cierta envidia del éxito del otro si consideramos que en nuestra vida no vamos cumpliendo nuestros deseos....

Y cuánto más pendientes estemos de si los otros consiguen o no sus sueños , menos conscientes seremos de los que vamos consiguiendo nosotros y menos valor le daremos.

Céntrate en ti y acompaña a los demás en su crecimiento. Saldrás creciendo también.

8. ACEPTAS QUE HAY COSAS QUE NO PUEDEN CAMBIAR

No gastes tus energías en intentar cambiar cosas que sólo están en la voluntad del otro cambiar.

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9. SABES QUE NO PUEDES COMPLACER A TODO EL MUNDO

Complacer implica ir regalando trocitos de uno mismo. Regálate a quien tu quieras, no a quien debas, porque si todo el mundo se queda con algo de ti puede llegar el día en el que te mires y no encuentres nada tuyo. Todo se lo habrán quedado los demás .

10. TE SIENTES FELIZ

A pesar de que las vicisitudes de la vida seguirán ocurriendo, cuando miras dentro de ti encuentras un espacio de serenidad y la sensación de que las cosas, aunque lentas, van colocándose....

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El regalo de los años

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Todos hemos oído alguna vez frases del tipo… ya te estás haciendo mayor, se te va a pasar el arroz, ya vas teniendo una edad, ya no tienes 20 años, es la crisis de los 30, de los 40, de los 50… En definitiva, todos hemos oído frases hechas y expresiones coloquiales referidas al paso del tiempo y al cumplir años con cierta connotación negativa.

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No es un gran secreto que la sociedad actual valora cualidades como la seguridad, el poder, la belleza, la juventud… una sociedad que va en busca de esa juventud eterna y que nos anima a luchar contra lo que parece imposible: el avance del tiempo.

Crecemos pensando que debemos esconder y prevenir todos los signos posibles de este avance: tinte para las canas, cremas y sérums para las arrugas, cirugía para lo que ya no puedes esconder bajo otros medios, dietas restrictivas para el cambio de metabolismo… y la lista sigue y sigue…

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Y no sólo crecemos temiendo los efectos físicos del tiempo, sino también los sociales y psicológicos: ya es tarde para cambiar, a esta edad no haré amistades, ya no podré encontrar una pareja…

 

 

 Pero ¿crecer tiene ventajas?

¡Por supuesto que las tiene! A continuación, os exponemos algunas de las muchas ventajas que tiene crecer…

1.      Madurez intelectual

A medida que crecemos almacenamos más conocimientos, tanto teóricos, como prácticos. Aprendemos más sobre el mundo que nos rodea, sobre las personas que viven en él, aprendemos hechos, datos, habilidades, técnicas, hobbies, estrategias… y todo eso no son más que herramientas a nuestro alcance que podemos usar en nuestro beneficio.

2.      Madurez emocional

Aunque algunos de vosotros estéis pensando que conocéis a más de uno que con su edad no ha desarrollado demasiado este punto… es uno de los beneficios que para la mayoría trae consigo el paso del tiempo. Los años y las experiencias que vivimos en ellos nos dotan de una perspectivamás amplia, y de cierta sabiduría respecto a un gran abanico de situaciones y personas. Aprendemos de los errores, los corregimos, comenzamos a discernir lo que queremos de lo que no, comprendemos mejor nuestras propias emociones y motivaciones, así como las ajenas…

3.      Autoestima

Es cierto que este punto no es solo cuestión de edad. La autoestima es algo en lo que tenemos que trabajar y requiere además un esfuerzo por nuestra parte. Pero el tiempo nos da ese espacio para conocernos y aceptar nuestras peculiaridades, nuestras diferencias, nos da tiempo a hacer las paces con lo que no nos gustade nosotros mismos, a valorarnos y reconocer la importancia de querernos y cuidarnos, asaber que ésta es la base para nuestro bienestar.

4.      Confianza

Como decíamos en el punto uno, la edad nos da conocimientos y destrezas. Cuando crecemos hay ciertas cosas a las que debemos enfrentarnos y superar una y otra vez: exposiciones en público, eventos sociales, entrevistas de trabajo, reuniones de equipo, manejo de conflictos, entrega de informes con fecha límite, lidiar con obras, firmar contratos… todo esto nos prepara para afrontar las mismas situaciones en el futuro y poder hacerlo con mayor confianza al haber podido comprobar que lo hemos resuelto de manera satisfactoria en el pasado.

5.      Fortaleza

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Los obstáculos que hemos de superar y que inevitablemente se nos presentan en el camino, nos llevan a hacernos más fuertes, a salir de esas adversidades con algo en nuestro beneficio, con algo aprendido, a ser más resilientes y salir de esas experiencias habiendo crecido.

6.      Priorizar

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Crecer también nos dota del sentido de lo que es realmente importante en la vida. Las cosas que vivíamos con más intensidad o mayor angustia, aprendemos a relativizarlas y darle la importancia que ocupan en nuestra vida. Aprendemos a valorar lo que nos importa y lo que más feliz nos hace y hacer de esto lo que realmente cuenta e importa.

Por tanto, crecer no es sinónimo de deterioro o envejecimiento. Crecer no es ni más ni menos lo que queremos que sea. Aceptar lo que viene con la edad no significa ni mucho menos conformarnos, no quiere decir que no debamos intentar cuidarnos. Obviamente hacernos mayores trae consigo algunas consecuencias que no siempre son agradables y cuidarnos es clave para llevar los cambios que se producen de una forma positiva.

Lo importante de crecer es como lo llevemos y qué mentalidad decidamos adoptar al respecto, siendo conscientes del regalo que supone el tiempo y las experiencias que vivimos en él.

Romina Collado

Psicóloga

Grupo Crece

 

 

Recetas para combatir la frustración

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Todos nos hemos enfrentado alguna vez a ese sentimiento incómodo o incluso desagradable, cuando algo no nos sale como esperábamos,  cuando alguien nos dice que no, cuando no conseguimos nuestros objetivos, cuando los resultados no igualan nuestrasexpectativas... la frustración.

¿Qué es la frustración?

La frustración es una respuesta emocional que aparece como resultado de un conflicto psicológico ante la imposibilidad de satisfacer una necesidad o deseo.

¿Por qué aparece?

1. Factores de desarrollo

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Las situaciones que vivimos de pequeños y la manera en la que hemos sido criados nos preparan ante la frustración o, por el contrario, nos vuelven más vulnerables ante esta.

2. Factores sociales

El entorno que nos rodea establece expectativas e ideales con los que crecemos, por lo que no lograr satisfacer estos estándares puede suponer una frustración.

3. Factores internos

Muchas veces la frustración viene dada por nuestra propia autoexigencia, por proponernos metas poco realistas, por ser demasiado críticos con nosotros mismos…

4. Factores externos

Además de los sociales, la frustración puede venir de la mano de otras personas. Las críticas de los demás, las expectativas que tienen los demás de nosotros o las expectativas que a veces tenemos de los demás no siempre coincide con la realidad y de ahí deriva la frustración.

Tipos de frustración

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La frustración por incompatibilidad de objetivos: aparece cuando existe la posibilidad de conseguir dos objetivos positivos, pero estos son incompatibles entre sí.

Ejemplo: le decimos a un niño que puede comer de postre helado o tarta, pero no las dos cosas.

La frustración por conflicto aproximación-evitación: surge cuando una situación provoca resultados positivos y negativos en igual medida, y se produce indecisión al calibrar el resultado y los beneficios.

Ejemplo: sabemos que para conseguir un aumento de sueldo (consecuencia positiva -> aproximación) debemos trabajar muchas horas (consecuencia negativa -> evitación).

 

La frustración por conflicto evitación-evitación: se produce cuando las dos alternativas posibles son negativas.

Ejemplo: nos urge mudarnos y las únicas opciones disponibles son un apartamento oscuro y alejado del trabajo y otro muy pequeño y también lejos.

La frustración por barrera: se da cuando existe un obstáculo que impide alcanzar un objetivo.

Ejemplo: queremos hacer una reforma en nuestra casa, pero el ayuntamiento no nos concede los permisos.

Y sus efectos...

Ansiedad

Ante la frustración la persona puede desarrollar ansiedad y emitir signos externos de la misma, tal como morderse las uñas, rascarse la cabeza, mover mucho las piernas…

Racionalización

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Surge como intento de paliar las consecuencias negativas de la frustración, al haber tenido que escoger una opción que no nos convencía, o haber tenido que renunciar a una buena alternativa.  Justificamos nuestra elección racionalizando la misma y convenciéndonos de que era la mejor/única opción.

Proyección

Podemos proyectar esa frustración hacia nuestro entorno de forma inadecuada, lo que nos repercutirá negativamente.

Huida

Es la retirada de la lucha por conseguir un objetivo si se presentan obstáculos o dificultades.

Enfado/ira

Una emoción muy común que surge a raíz de la frustración es la ira, bien sea hacia otros o focalizada en nosotros mismos. Esta emoción nos puede traer consecuencias muy negativas, tanto a nivel personal (problemas de salud, devaluación de nuestra autoeficacia, nuestra autoestima…) como a nivel social (alejarnos de los demás, provocar situaciones tensas o incómodas, incitar hostilidad y desconfianza en los que nos rodean…)

Agresión

Un efecto común en algunas personas de la frustración es la agresividad, ya sea de forma verbal o física. Esto puede darse sobre todo en niños pequeños, que aún no han adquirido las herramientas necesarias para hacer frente a esta situación.

Sustitución

Cuando sustituimos una actividad por otra debido a la frustración de no conseguir la primera. Esto no siempre es positivo (si lo hacemos con demasiada facilidad o frecuencia), ya que no perseveramos en lo que queremos conseguir.

 

Nuestra receta para gestionar la frustración

1. Tener alternativas

No obcecarnos en conseguir algo, y centrarnos en otras cosas que si están en nuestra mano cambiar o conseguir puede ayudar. Tener metas alternativas es una manera eficaz de superar la frustración.

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2. Centrarse en lo positivo

Aunque algo no nos salga como esperábamos ganamos en experiencia y aprendizaje.

3. Reconocer los errores

Es la única forma de aprender y no volver a cometer los mismos fallos del pasado. Los errores nunca son fracasos, simplemente experiencias, que incluso nos pueden servir para conseguir nuevas metas en el futuro.

4. Dejar ir el ideal de perfección

Las ideas de perfección, inflexibilidad y exigencia elevadas son contraproducentes para reponerse y superar frustraciones.

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5. Abre tu perspectiva

No cerrarse en una sola cosa nos permite evaluar la realidad de una manera más amplia y no derrumbarnos ante los obstáculos.

6. Fomentar la autoestima

Ante todo, confía en tus capacidades y aptitudes y persevera en lo que desees conseguir.

 

 

Romina Collado

Psicóloga

Grupo Crece

 

Decidirnos a decidir

Hoy en día la toma de decisiones es algo que hacemos a diario. ¿Qué me pongo hoy? ¿Cojo el metro o el coche para ir al trabajo? ¿Dónde me voy de vacaciones?... Algunas de estas decisiones pueden ser cotidianas y pasar desapercibidas y otras son más relevantes y nos cuestanalgún que otro quebradero de cabeza.

Lo primero es importante darnos cuenta de ciertas cosas que pueden suponernos trabas cuando hablamos de tomar decisiones.

Aspectos que pueden dificultar nuestra toma de decisiones:

1. Hacer las cosas sin pensar, de manera impulsiva.

2. El no saber decir “NO”, que nos lleva a tomar decisiones con las que no estamos conformes por miedo a decepcionar o enfadar al otro.

3. El conflicto entre lo que debo hacer, lo que quiero y lo que me conviene.

4. La falta de tiempo y el lugar para pensar: toda toma de decisiones importante requiere tiempo y espacio.

5. No tener con quien dialogar: a veces hablar con otras personas nos da una perspectiva diferente sobre lo que tenemos que decidir.

6. Las costumbres y hábitos: que nos dificultan salir de nuestra zona de confort y decidir hacer algo diferente que puede beneficiarnos por el miedo a lo desconocido.

8. Querer demostrar que soy bueno en algo: a veces tememos pedir una opinión por lo que pensarán los demás de nosotros.

9. Procrastinar: dejar para mañana una decisión que podemos tomar hoy, a veces por querer olvidarse de los problemas.

10. Pensar que todo es difícil de resolver o culpar a las circunstancias: si la culpa de lo que nos pasa la ponemos en algo externo nos autoconvencemos de que no hay nada que podamos hacer y esto puede convertirse en un círculo vicioso.

11. Estados de ánimo:las emociones como el enfado o la tristeza no son muy buenas consejeras a la hora de decidir algo importante.

12. Las presiones sociales:hacer lo que hacen los demás para no “sentirnos raros”.

13. Tomar la decisión basándonos exclusivamente en los demás: querer que todos acepten nuestras decisiones.

Herramientas para la toma de decisiones

 1. Asertividad: darse tiempo para pensar y respetar a otros. Decidir basándonos en lo que consideramos que es lo mejor para nosotros y respetar que no todos tienen que estar de acuerdo con nuestra decisión.

2. Empatía: cuando la decisión que debemos tomar afecta a un tercero, es importante ponerse en el lugar del otro y tener en cuenta sus sentimientos y sus circunstancias.

3. Autoconocimiento: es importante conocernos, saber qué queremos, cuáles son nuestros límites, nuestras aspiraciones… aspectos que nos ayudarán a la hora de tomar una decisión importante.

4. Autoestima:valorarse a sí mismo, saber reconocer las cosas buenas de uno y las limitaciones; querer lo mejor y no hacerse daño.

5. Reflexión:  tomarnos tiempo parapensar en las consecuencias y buscar alternativas para lograr lo que queremos.

6. Paciencia: No dejarse llevar por un impulso o lo primero que se nos ocurra, sino darnos tiempo para pensar antes de actuar, y también a la hora de esperar las consecuencias de nuestra decisión, que no siempre son inmediatas.

7. Tolerancia a la frustración: a veces las decisiones que tomamos traen irremediablemente consecuencias negativas. Hay que superar esa frustración y pensar en las consecuencias presentes o futuras positivas que nuestra decisión puede traer.

Por último…

La toma de decisiones, es algo a lo que inevitablemente nos debemos enfrentar. Algo que nos cuesta asimilar más que la decisión en sí, es el remordimiento, la culpa, la duda, el miedo… que surgen una vez hemos tomado la decisión. Para superar esto, la clave puede estar en una palabra: compromiso.Es importante ser conscientes de que no somos perfectos y que nos podemos equivocar, pero lo que hemos decido es la realidad, nuestra realidad. Vivir comprometidos con nuestras decisiones nos ayuda a vivir en el aquí y el ahora, y no en lo que podría haber sido, y si nos centramos en lo que elegimos y nos concentramos en esta realidad, siempre habrá más posibilidades de que el resultado sea satisfactorio.Todo lo que elegimos en nuestra vida puede traer consecuencias positivas si elegimos verlas.

Romina Collado

Psicóloga

Grupo Crece

Beso que te quiero beso: la importancia de besar

Y no sólo te quiero, beso, como algo que despierta mi deseo, que me demuestra cariño y que me une a quien me lo da o lo recibe.

Sino porque para mi salud física y mental también eres bueno.

Y si no, lee los beneficios que numerosas investigaciones han hallado en ti:

 Subes las defensas

 La acción de besar moviliza secreciones hormonales que contribuyen a aumentar las defensas naturales. Además, mezclar nuestra saliva con la de otra persona actuaría como una vacuna natural, ya que nos permitirá inmunizarnos suavemente contra sus gérmenes.

Reduces el dolor

Las endorfinas que genera el acto de besar tienen la propiedad de actuar como reductoras del dolor. Esto también es debido a la dilatación de los vasos sanguíneos, por lo cual besar es altamente recomendable para aquellas personas que sufren a menudo dolores causados por todo tipo de enfermedades inflamatorias como artritis, fibromialgia, fatiga crónica, problemas musculares, etc. ¡Incluso para la jaqueca!

Eres un antidepresivo

Besar hace que nuestro cuerpo libere oxitocina, la famosa hormona que hace que nos sintamos con buen ánimo, por lo que funciona a modo de antidepresivo natural.

Previenes problemas cardiovasculares

El estrés es una de las principales causas de  múltiples enfermedades, entre ellas el colesterol y problemas coronarios. Por eso, además de llevar una buena alimentación no deberíamos menospreciar la agradable terapia de besar a menudo. Además, el aumento de la frecuencia cardiaca ayuda a regular la presión sanguínea.

Ayudas a ejercitar los músculos

Al besarnos ejercitamos hasta 30 músculos faciales y activamos el riesgo sanguíneo.Así  mantenemos nuestro cutis firme, suave y joven.

Previenes problemas dentales

Besar estimula la secreción natural de saliva, lo cual contribuye a que ésta se regenere y nos ayude a eliminar partículas y patógenos de la boca gracias a las sustancias desinfectantes que contiene. De esta manera se disminuye el ácido que, a la larga, es el que causa placa, caries y todo tipo de problemas dentales.

Mejoras la autoestima

A nivel emocional, besar nos hace sentirnos queridos y nos permite sentirnos una parte importante en la vida de la persona a la que besamos. Es un acto que, según la situación de las personas, nos puede llevar a estados de satisfacción generada por el acto de amar, de compartir, de dar y recibir.

Algunos asesores incluso recomiendan que cada persona pueda besar a su pareja antes de ir a trabajar para mejorar la autoestima y que eso se traduzca en un mayor rendimiento laboral.

Alivias los efectos de las alergias

Durante el acto de besar se estimula la producción de histamina, la cual alivia y previene la aparición de los síntomas que ocasionas las alergias, como son los estornudos, la congestión ocular o la secreción nasal.

Besar alarga la vida

Después de todos estos motivos, no queda duda de que besar alarga la vida. El único requisito es que los besos sean sinceros y se den con regularidad.

Besos y poesía

Ayer te besé en los labios.

Te besé en los labios. Densos,

rojos. Fue un beso tan corto

que duró más que un relámpago,

que un milagro, más.

El tiempo

después de dártelo

no lo quise para nada

ya, para nada

lo había querido antes.

Se empezó, se acabó en él.

Hoy estoy besando un beso;

estoy solo con mis labios.

Los pongo

no en tu boca, no, ya no

—¿adónde se me ha escapado?—.

Los pongo 

en el beso que te di

ayer, en las bocas juntas

del beso que se besaron.

Y dura este beso más

que el silencio, que la luz.

Porque ya no es una carne

ni una boca lo que beso,

que se escapa, que me huye.

No.

Te estoy besando más lejos.

(Pedro Salinas)

 

Raquel ibáñez Ortego

Psicóloga

Grupo Crece

La feminidad y la masculinidad en el sigol XXI

El sábado 4 de febrero organizamos en Grupo Crece un debate sobre la feminidad y la masculinidad en el siglo XXI. Sobre la base de unos planteamientos iniciales se desarrolló un debate en el que se trataron una serie de puntos muy interesantes que queremos compartir.

Comenzamos definiendo qué significaban los términos “sexo”, “género” e “identidad con el género”.  Aclaramos que con sexo nos referimos a los atributos biológicos, a los caracteres sexuales primarios con las que nace una persona. El género por su parte es una construcción social, siendo aquellas características que cada sociedad atribuye a cada uno de los sexos. De esta manera, son sexistas aquellas sociedades que atribuyen comportamientos, actitudes y aptitudes diferentes a los hombres y a las mujeres. La identidad con el género es la vivencia que cada persona tiene de su género, la idea que tiene la persona sobre las características y comportamientos que la describen, teniendo en cuenta lo que la sociedad en la que vive establece como deseable y apropiado para las mujeres y los hombres.

A colación del concepto de género, se planteó la siguiente cuestión ¿Somos libres para elegir lo que somos? ¿Somos lo que somos por decisión nuestra?  ¿O somos el resultado de un cúmulo de expectativas? De alguna manera, las expectativas siempre van a estar presentes desde el nacimiento, ya sea desde el género, desde la cultura en la que nazcamos, el estatus y la cultura familiar. Entonces, ¿cómo podemos romper con los caminos que nos son marcados?

Las vías de mejora que se plantearon fueron las siguientes:

  1. Respeto: educar y crecer en el respeto por las decisiones propias y ajenas, generará una mayor libertad en la elección, siendo así una elección sana y consciente, y no desde la sumisión o la rebeldía.
  2. Equilibrio: La búsqueda de nuestro propio equilibrio y el equilibrio en la sociedad.
  3. Valorar el cambio: Ser conscientes de que nuestra identidad es un constructo en continua evolución y permitirnos hacer los cambios que necesitemos en los diferentes momentos del ciclo vital. La libertad comienza en nosotros mismos, en concedernos la libertad de evolucionar.
  4. Salir de nuestra zona de confort. El cambio supone un esfuerzo y enfrentarnos a los miedos o incomodidades que plantea salir de lo que ya conocemos. Entender que la zona de confort en cuanto el género es actualmente un lugar poco confortable, en el que hombres y mujeres nos sentimos constreñidos por unos atributos que en muchas ocasiones no nos representan, es el primer paso para romper con el inmovilismo.

Necesitamos dejar de dejarnos llevar y asumir la responsabilidad que implica hacernos cargo de la construcción de nuestra propia identidad, y de las elecciones y rechazos que eso conlleva. Dejar de valorar lo bueno que tiene el modelo en el que estamos enmarcados en la actualidad, y valorar el progreso como algo positivo y necesario, sin dejar que el miedo y la pereza nos paralicen y fagociten en una realidad que nos daña de múltiples maneras, unas más sutiles que otras.

Nos despedimos con la reflexión de la gran responsabilidad que tenemos como sociedad que se está comenzando a movilizar, a rebelar y a plantear realidades diferentes en las que el género no sea un hándicap. Valoramos esta realidad como el inicio de un proceso en el que esperamos cada vez seamos más implicados.

 

Sara Ferro Martínez

Psicóloga y coach

Grupo Crece

Identificar y ajustar nuestra personalidad

"Somos un híbrido de biología y cultura" dice el filósofo José Antonio Marina. Nuestra manera de ser incluye una parte heredada o configurada en nuestra estructura genética y otra aprendida (incluso ya durante el vientre materno), y las interacciones entre ambas partes configuran lo que llamamos personalidad.

La personalidad que nos viene de nuestros genes o configurada antes de nacer se llama temperamento, si bien,  cada vez está más reconocido el hecho de que lo ambiental y emocional influye durante el embarazo, con lo que en ese temperamento inicial que observamos en el bebé hay ya una parte de aprendizaje.

En cualquier caso, podemos observar que desde el nacimiento, el bebé muestra ya unas tendencias básicas: apertura a lo nuevo vs. miedo a lo desconocido, impulsividad o estabilidad emocional...

El temperamento es plástico y podemos reorientarlo durante el desarrollo del individuo hacia una personalidad constructiva y sana, partiendo de la estructura básica de ese ser.

A medida que las personas vamos siendo expuestas a la interacción con nuestro ambiente físico y social y a las interacciones con nosotros mismos, a través del conjunto de nuestras diferentes experiencias vitales, vamos desarrollando nuestro carácter, la parte aprendida de nuestra personalidad.

No podemos ir en contra de nuestro temperamento.

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Conectando con nuestro temperamento (indagar en nuestro niño/a interno) podemos aprender muchas cosas de nosotros mismos que nos guíen a la hora de tomar decisiones o marcarnos objetivos.

 

¿Como podemos conocer cosas de nuestro temperamento o carácter?

¿Cómo éramos de bebés, cuáles nuestras tendencias los dos o tres primeros años de vida?

¿Hubo algún momento de nuestra vida que desarrollamos una personalidad diferente? ¿Qué experiencias vitales lo podrían explicar?

 

Pistas para reorientar nuestra personalidad hacia la potenciación de nuestras fortalezas:

Te presento algunos ejemplos de como afrontar tu personalidad en algunos casos.

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1. Si eres miedoso/a exponte a nuevos retos de manera progresiva. Sobre todo, aquellas cosas cuya evitación, te estén provocando sufrimiento o frustración. No hay qeu vencer todos los miedos sólo aquellos que nos permitirán ser más felices. aún así, no pretendas ser lo contrario de lo que eres. Tenderás a ser más prudente que osado/a pero atravesarás tus propios límites.

 

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2. Si eres obsesivo/a, te gusta controlar, dedicas un exceso de tiempo a las rumiaciones que no llevan a ninguna conclusión práctica o dedicas un exceso de tiempo a ser muy perfeccionista con lo que haces, más allá de lo razonable: busca espacios para dejarte llevar, situaciones donde los resultados no importen, controla las anticipaciones y desenchufa la mente con actividades meditativas y con mindfulness.

 

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3. Si eres impulsivo/a intenta no tomar decisiones con estados de ánimo muy altos o muy bajos. Si te enfrentas a una conversación importante prepárala mucho con antelación. Si experimentas una emoción fuerte de enfado, intenta marcharte del escenario y esperar a que e te pase un poco antes de responder o resolver.

 

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4. Si eres una persona introvertida y te encuentras mejor en las distancias cortas, piensa que esa personalidad no es negativa, sino sólo es una característica más. Puedes mejorar tus habilidades sociales e intentar no aislarte pero respeta tu condición de sentirte más a gusto en grupos pequeños o de tú a tú.

 

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Grupo Crece