Sanar la autoestima desde el autoconocimiento

Autoestima:  Forma en que las personas se sienten con respecto a sí mismas, y cómo se valoran.

Nos hemos acostumbrado a describir nuestra autoestima en términos “baja” o “ alta”. Y todas las personas la queremos alta.

Cuando en terapia indagamos en qué significa autoestima alta, nos encontramos con una definición casi mágica, pues se relaciona con poder enfrentar (todas) las situaciones problemáticas desde la seguridad y, por tanto, dar buenas soluciones, manejar conflictos sociales saliendo airoso, aceptar el rechazo sin pasarlo mal, arriesgarse ante un peligro, no tener debilidades ni puntos flojos, no tener inseguridades, etc.

Queremos aprender herramientas y estrategias para poder llevar a cabo los sueños expuestos anteriormente. Queremos dejar de lado las debilidades y aquellas características nuestras que nos parecen terribles y que no llevan a nada, y transformarlas en virtudes, capacidades y habilidades consideradas positivas. Queremos dejar de ser nosotras mismas, ser otra persona.  Una batalla perdida.

En toda esta idea hay un trasfondo de comparación. En la propia definición de autoestima ya se habla de “valorar-se” a una misma. Siempre que hay una valoración sobre algo, se realiza en comparación con un referente. Yo soy “mejor” o “peor”, (¿ que quién?) “buena” o “mala” (¿comparada con qué? ¿para quién?)

Siempre hay algo con lo que entrar en continua comparación: con los demás, con la idea que tenemos de los demás,e incluso con una idea hiper-mejorada de nosotras mismas.

Con esto quiero decir que tenemos una idea de la autoestima mal planteada desde el principio. Suponemos que estaremos mejor con una autoestima alta, pero desde “lo alto” seguiremos manteniendo el puesto a costa de compararnos con los que están a bajo.

Quizás es mejor empezar a hablar de una autoestima sana,  ni alta ni baja. Y una autoestima sana deja de lado completamente la comparación. No la necesita.

Un pequeño inciso para exponer la diferencia entre Ideal del yo y Yo ideal, términos que nos van a servir para enlazar autoestima y autoconocimiento.

Ideal del yo: lo que debo ser , la imagen que se debe tener para ser digno de amor.

Está fundado sobre lo que imaginamos que son los valores del otro. Si soy así y hago esto, me querrán.

Yo Ideal:  lo que considero que debo hacer para estar de acuerdo con mis propios valores y poder realizarme plenamente.

En el ideal del yo hay un proceso comparativo. Mi referencia son los valores del otro.

Debemos empezar a dejar de lado Ideal del yo y centrarnos en el Yo ideal, que trabajará en la búsqueda de uno mismo, en construir los propios valores y , valga la redundancia, darles valor. El foco de atención dejará conseguir amor del otro, sino en amarse uno con lo que es, con lo que tiene y no tiene, con sus luces y sombras.

La base de una autoestima sana es el autoconocimiento.

“Conócete, acéptate, supérate”

San Agustín.

“Nosce te ipsvm” Conócete a ti mismo

“Nosce te ipsvm” Conócete a ti mismo

El autoconocimiento es el resultado de un proceso de reflexión mediante el que se adquiere la noción de nosotros mismos, de nuestras capacidades, limitaciones, cualidades y defectos. Nos permite reconocernos como individuos únicos, diferentes de los demás.

Podremos sacar información para conocernos a través de la relación con nosotras mismas y con los demás.

Estos artículos te pueden interesar: Ponerenlaces

Preguntas para hacerse alguna vez en la vida

Ayudando a nuestros hijos a conocerse mejor

Vamos a encontrar cosas que nos agraden, que nos desagraden, que nos encanten y que odiemos. Todo esto nos hace únicos y nos define como personas.

A medida que recogemos información, vamos configurando nuestro autoconcepto. Esto son las creencias que tenemos de nosotros mismos. Estas creencias se van a manifestar en nuestra conducta. Si creemos que somos , por ejemplo, “tontos”, actuaremos como tal, y todo lo contrario si nos creemos “inteligentes”.

Poco a poco iremos realizando la autoevaluación de lo que somos. Es necesario ser críticos con nosotros mismos . De todas las cosas que vamos averiguando , tendremos que identificar lo que nos beneficia, es decir, nos ayuda y hace crecer, o nos entorpece en nuestro desarrollo como personas.

Casi de forma inevitable entraremos en un proceso de juicio hacia nosotras mismas. Hemos ido viendo cosas que nos encantan, pero también cosas que nos desagradan. Seguramente habremos visto más cosas desagradables y que no queremos tener ( por eso de compararnos con un referente ideal, como explicaba con anterioridad)

Es importante en este paso no caer en una valoración personal global. No somos “malos, egoístas, sumisos, tontos, etc.”. A veces podemos tener comportamientos/actitudes así. Pueden ser una parte de nosotros, los tenemos, pero no lo somos.

Muy ligado a este momento de evaluación está el de autoaceptación. Admito en mi todas mis características. Reconozco mis formas de sentir y ser. No tengo nada bueno ni malo. Soy lo que soy.No me culpo de lo que soy, sino que me responsabilizo de ello. Cuando me responsabilizo, puedo buscar soluciones y mejorar.

“Lo que resistes, persiste

Lo que aceptas se transforma”

Cuando legitimo lo que soy, es decir, cuando me doy derecho a ser lo que soy, empiezo a trabajar en el respeto hacia ello. Empiezo a tratarme bien, no por nada especial, simplemente porque soy y lo merezco. Atiendo mis necesidades,  deseos y valores. Expreso y manejo de forma adecuada hacia mí y los demás mis los sentimientos y emociones. Me cuido, me atiendo, me protejo. Empiezo a amarme.

(Artículo de asertividad estaría guay)

En la cúspide de la pirámide encontramos la autoestima.

Es el resultado final y la síntesis de los pasos anteriores. Si me conozco, voy creando mi escala de valores , me acepto y me respeto, mi autoestima será sana.

La diferencia entre autorespeto y autoestima se encuentra en que el autorespeto está basado en cómo me trato, y la autoestima corresponde a lo que yo siento y pienso sobre mí. Son dos conceptos que correlacionan. Es interesante caer en la cuenta de que, si empiezo a respetarme, iré en camino hacia una autoestima sana. Primero es empezar a hacer cosas por uno mismo.

Una etapa que no debemos olvidar en el viaje al autoconocimiento es saber desarrollarse.

Recordemos la frase de San Agustín “Conócete, acéptate, supérate”.

El autoconocimiento no solamente se basa en las limitaciones, sino que también debe de tomar en cuenta nuestras fortalezas. El punto central de esto es tratar de superarnos como personas, ser mejores personas. Es posible porque todos nacemos con cualidades, virtudes, habilidades y capacidades. Simplemente no las vemos, o no las consideramos suficientes.

Arriesgarte a conocerte, dejar de lado las comparaciones y trabajar en una mejor versión de ti misma que incluya todo lo que eres.

Psicoterapia para el autoconocimiento, el desarrollo y el aprendizaje (entrevista de Prontopro)

Psicoterapia para el autoconocimiento, el desarrollo y el aprendizaje

Publicado el 28 febrero 2020 por Marta Sánchez (Prontro Pro)

Alberto López Viñau, tiene 33 años y es valenciano de nacimiento, aunque es criado en Andalucía. Es una mezcla curiosa, pero cualquiera que lo escuche hablar tiene claro que es andaluz o murciano. Profesionalmente se licenció en psicología en la Universidad de Granada, y posteriormente se especializó en Psicología Clínica y de la Salud en la Universidad Complutense de Madrid. Como profesional, se dedicó a la terapia individual, el Coaching y la formación en habilidades aplicadas a la mejora de herramientas personales y profesionales. 

Su corriente es la cognitivo conductual, pero aplica un enfoque humanista que bebe de otras formaciones recibidas en psicodrama, teatro gestáltico, psicología sistémica y técnicas de integración cerebral. Le gusta trabajar desde lo vivencial y lo práctico, sobre todo en la formación, y en las terapias o Coaching individuales, considera fundamental el vínculo terapéutico. Intenta ser muy auténtico, permitiéndose ser el mismo en su trabajo y ser bastante cercano.

Grupo Crece, es un centro de psicología, desarrollo personal y formación donde se desempeña. Este centro no ha dejado de crecer desde que se constituyó, hace más de 10 años. Aquí, Alberto tuvo la suerte de arrancar su vida laboral como becario y posteriormente pertenecer al equipo directivo del centro combinando su labor como psicólogo y gestor. En Grupo Crece, ofrece psicoterapia, tanto a adultos con diferentes problemáticas psicológicas, como terapia familiar, de pareja, de niños y adolescentes. Cuenta con un equipo especializado en todos estos ámbitos. Además realiza multitud de proyectos socio educativos para trabajar habilidades socio emocionales e inteligencia emocional. 

Sus servicios son muy diversos, entre ellos: psicoterapia para adultos y adolescentes, coaching personal, Inteligencia emocional, liderazgo de equipos, habilidades sociales, habilidades emocionales para niños y adolescentes, formación para padres y madres, asesoramiento y formación para empresas en manejo de equipos o conflictos y técnicas de relajación y control del estrés. 

Como Coach, realiza intervenciones individuales para orientar a las personas en la vida profesional y personal, de cara a tomar ciertas decisiones y realizar formación en habilidades como trabajo en equipo, comunicación, oratoria, control emocional, mindfulness. Enfocado siempre desde la psicología. Ofrece formación en el centro de Madrid sale a impartir formación “in company” a diversos tipos de instituciones (centros de enseñanza primaria o secundaria, servicios sociales, empresas privadas, colegios profesionales, otras instituciones públicas)

Hay algo de psicólogo que siempre estuvo en él, y tiene mucho que ver con lo que hace en su profesión, es decir, la capacidad de escuchar y conectar con los demás para ayudarlos en sus problemas. De adolescente tenía fama de ejercer ese rol de psicólogo con sus amistades, y trataba de ayudarlos con sus problemas. Fundamentalmente, el amigo con el que podía contar para hablar de sus conflictos. Buscaba en sí mismo, escucha y consejo, o simplemente un desahogo.

¿Qué fue lo que os motivó a dedicaros a la psicología y ofrecer mejoras en la salud mental de sus pacientes dentro del Grupo Crece? 

Nuestra fundadora, Raquel López Vergara, es una mujer con mucha personalidad, que tiene muy clara su forma de entender la Psicología. Y eso es algo que nos ha ido transmitiendo a todas las personas que ahora formamos Grupo Crece.

Ella entendió que la mejor manera de desarrollarse como psicóloga, era creando su propio centro, con sus ideas, sus valores y sus sueños. Nos enseñó que la mejor forma de ayudar a una persona, es siendo cercanos y afectivos, vivenciando lo que nos esté ocurriendo y generar cambios de forma práctica, y que todo eso debe ir acompañado de un cuidado del cuerpo, de saber lo que necesita y lo que te pide. Por supuesto, acudiendo siempre a la formación continua para aportar los últimos avances en nuestro campo. 

¿Qué parte de vuestro equipo de trabajo es esencial para garantizar la salud mental? ¿Hay algún elemento que nunca debería faltar?

No deben faltar estos cuatro ingredientes que mencionaré a continuación: 

  • Ingrediente 1: cercanía, afecto y vínculo con las personas

  • Ingrediente 2: autenticidad del terapeuta o formador

  • Ingrediente 3: enfoque vivencial y práctico del trabajo

  • Ingrediente 4: hambre, desde una perspectiva de querer avanzar y lograr las metas terapéuticas o formativas y generosidad para ofrecer el fruto de ese avance

Según vuestra experiencia profesional ¿Cuáles son las recomendaciones que daríais a vuestros pacientes para garantizar la efectividad de los tratamientos psicoterapéuticos que ofrecéis?

Les recomiendo tomar en cuenta estos tres aspectos:

  1. Conexión con el terapeuta. El vínculo es fundamental para los resultados terapéuticos, y eso está más que estudiado y demostrado.

  2. Práctica. Llevar a  la práctica lo trabajado en las sesiones, aplicarlo a la vida, atreverse a generar cambios… Los terapeutas podemos hacer buenas confrontaciones, ser persuasivos o conseguir que las personas lleguen a grandes conclusiones con el proceso, pero no siempre es suficiente.

  3. Adherencia al tratamiento. Hay que tener regularidad en el trabajo, comprometerse, acudir a las sesiones y tener una visión a medio/largo plazo.

¿Cuándo y en qué condiciones le recomendaríais a un posible paciente que debe buscar tratamiento psicológico?

Una persona debe solicitar nuestros servicios profesionales en muchos casos, pero mencionaré aquí las más comunes: 

  • Cuando sienta que no es capaz de resolver un tema satisfactoriamente por si mismo. 

  • Cuando se vea desbordado

  • Sienta que carece de herramientas para resolver o entender una situación difícil 

  • Cuando tenga conciencia de un trauma no superado y que le bloquea poder vivir de forma satisfactoria 

  • Al sufrir miedos o fobias que no puedan superar 

  • Ante procesos de duelo

  • Cuando se precise la aceptación de una situación difícil 

  • Al tener problemas de ansiedad, estado de ánimo variables, crisis 

¿Cuáles son las principales diferencias entre la psicoterapia presencial y la psicoterapia online?

En psicoterapia, solemos intervenir de forma presencial, especialmente en casos con niños, por ejemplo. También solemos funcionar de forma presencial en nuestras formaciones. Sin embargo, usamos la terapia online en situaciones que hacen difícil el desplazamiento, ya que tiene la enorme ventaja de que muchas personas puedan tener acceso a un tratamiento y que la distancia no sea un impedimento. La psicoterapia online nos da la opción de llevar un seguimiento con los pacientes e interactuar con otros profesionales a fin de reforzar e intercambiar opiniones.

La terapia o formación presencial facilita un vínculo más rápido y genera de una manera más temprana la cohesión en el caso de un grupo, sin embargo nos esmeramos para que las terapias on line sean igual de efectivas que las presenciales, aprovechando todas las ventajas que nos brinda la tecnología. 

La cercanía y el afecto son la clave de esta profesión

En Grupo Crece, cada terapeuta y formador es auténtico, les gusta mucho trabajar con el cuerpo, la música y lo artístico, y apuestan por lo vivencial y práctico. Alberto ha conformado un equipo y tiene reuniones semanales y mensuales con los integrantes del mismo donde aprovechan para aprender los unos de los otros.También realizan reuniones clínicas y de supervisión, preparan formaciones juntos y ayudan cuando hay dificultades. Así superan mejor los retos y demandas que llegan. Todos los compañeros del centro tienen una gran capacidad de adaptación y flexibilidad, en pro del cada uno de sus pacientes. 

https://www.prontopro.es/blog/psicoterapia-para-el-autoconocimiento-el-desarrollo-y-el-aprendizaje/

Otros artículos relacionados

¿Buscas un psicólogo o psicóloga?

Preguntas para hacerse alguna vez en la vida

Nos pasamos gran parte de nuestro tiempo haciéndonos preguntas. Muchas de ellas son preguntas sin respuesta que nos llevan a dar más vueltas a las cosas. Otras tantas no nos llevan más que a respuestas absurdas. Y hay otras que no tienen respuesta, directamente.

He recopilado algunas preguntas que, a veces, hago directamente a las personas que vienen a terapia, o que se plantean en las propias sesiones mientras indagamos en la psique humana.

Son interesantes y dignas de hacerse alguna vez en la vida. Algunas cuanto más nos las hagamos, mejor.

Antes de tomar una decisión (no tiene por qué ser muy importante), hazte las siguientes preguntas:

¿Esto lo hago porque quiero yo o para complacer a mis padres/pareja/amigas?

¿Esto lo hago porque quiero yo o por llevar la contraria a mis padres/pareja/amigas?

Cuando tengas que hacer algo que sientes que te provoca miedo, o vergüenza, o que dudes en hacerla, estas preguntas pueden ayudarte:

¿Qué es mejor, intentarlo y quizás equivocarse, o no haberlo intentado nunca y nunca saber qué podía haber pasado?

¿Cuántas oportunidades como ésta voy a volver a tener?

Las siguientes son ideales para preguntarse antes de irse a la cama:

¿Qué pequeña cosa he hecho hoy de la que estoy satisfecho?

¿Qué pequeña cosa ha hecho hoy alguien conmigo o por mí, por la que estoy satisfecho o agradecido?

Algunas preguntas para situaciones en las que uno se plantea darle un sentido a la vida:

¿Cómo puedo ayudar a tener un mundo mejor?

¿Tengo la vida que quiero?

¿Cuál es la primera cosa que cambiaría en mi vida?

Si no tuviera miedo: ¿Qué me gustaría hacer que no hago? ¿Qué me gustaría dejar de hacer?

Si hoy fuera el último día de vida, ¿Qué haría y con quién?

 

Os invito a realizar la siguiente tarea de reflexión:

Imagina que han pasado muchos años y que con el tiempo te has convertido en una versión más vieja y sabia de ti misma. Te invito a reflexionar sobre las siguientes preguntas: Examinando tu vida:

¿Qué es lo que más te gusta de tu existencia según la has vivido?

¿Hay algo que querrías no haber hecho?

¿Hay algo que querrías haber hecho?

¿Qué te gustaría que tus seres queridos recordaran más respecto a tu vida con ellos?

En una escala de 0 a 10, ¿cuánto hay ya en tu existencia actual que refleje las                                       respuestas que has dado a la pregunta anterior?

Si quisieras aumentar el grado en que tu vida actual refleje las ideas respondidas en las preguntas anteriores, ¿cuál sería el paso más pequeño que podrías dar?

Éstas son sólo algunas preguntas, seguramente muchas de ellas importantes para mí.

Quizás tú tengas las tuyas propias. Preguntas que te han ayudado a ti…

¿Me las cuentas?

¿QUÉ PREGUNTAS AÑADIRÍAS TÚ?

Autoestima: aprendiendo a querernos bien

En el lenguaje común, el término autoestima se utiliza para explicar, hasta cierto punto, el grado en que una persona se quiere o valora a sí misma.

Es tremendamente común en nuestros talleres, o sesiones individuales escuchar frases como "no me quiero a mi mismo", "tengo una autoestima muy baja" o "no me valoro".

Unos de los puntos importantes que nos gusta destacar, es que la autoestima no es un depósito que se tiene lleno o vacío, lo que sí es cierto, es que la autoestima emana de la valoración que hace la persona sobre si misma, sus fortalezas o debilidades, y su autoconcepto. Pero el término de autoestima alta o autoestima baja no nos gusta demasiado, preferimos hablar de autoestima dañada o sana.

Imaginémonos una personalidad narcisista. Para quien no esté familiarizado con el término lo explicamos. Es un tipo de personalidad, o rasgo, que llama la atención porque la persona nos da a entender que tiene un alto concepto de sí misma, tiende a achacar los errores a los demás o al entorno y a percibir los triunfos a su persona o a su gran capacidad. Estas personas, tienen una gran dificultad para aceptar o asumir errores, y una forma de concebir el mundo muy egocéntrica, lo que les dificulta a la hora de aprender, adaptarse a su entorno, o profundizar en sus relaciones personales, ya que, con mucha facilidad, podrán ser rechazados por los demás. Dan la imagen de sentirse superiores al resto, y se comportan con los demás como si eso fuese cierto. El ejemplo que hemos definido sería un narcisista de libro, pero existen muchas modulaciones de esta personalidad en el mundo. ¿Os suena alguna persona de vuestro entorno?... Si no es así, seguro que rápidamente os vienen a la mente ejemplos de personas famosas relacionadas con esta forma de ser.

Pues este es un ejemplo claro de tener, por un lado, una autoestima muy alta. Pero, ¿consideraríais esto una autoestima sana?. ¿Se está valorando esta persona de una forma realmente saludable?. Por cuestiones como esta, nos decidimos por la clasificación de autoestima sana y autoestima dañada.

 

La autoestima sana, consistiría en ser capaz de valorarnos con justicia, siendo conscientes de nuestros errores o nuestras dificultades.

 

Yo puedo admitir que no soy un gran orador, pero también ser consciente de tener una gran capacidad de trabajo. Quizá no destaque en mi faceta deportiva, pero eso no quita que sea un gran motivador y una persona carismática que hace sentir unida y conectada a la gente que me rodea. Una persona con una autoestima sana, se reprochará con justicia por algo en lo que no haya dado la talla o no le haya salido bien, de forma constructiva, y también será capaz de reconocer sus logros y sentirse orgullosa de ellos, valorándolos, sin despreciarlos o restarles importancia.

Cuando hablamos de autoestima dañada, nos referiríamos justo a lo contrario de la autoestima sana, pero esto no solo incluye a las personas que no se valoran o se valoran poco, sino también a quienes se consideran continuamente los números 1, sin admitir errores, o tratando de ocultar la responsabilidad o de echar balones fuera.

Por tanto, si estamos educando a niños pequeños, o queremos ayudar a alguien con problemas de autoestima, o a nosotros mismos, lo conveniente siempre, es enseñar a esa persona a valorarse de forma sana, en lo positivo y en lo negativo, y no necesariamente cubrirle de elogios o criticarle duramente. La clave está en generar esa reflexión justa, y en lograr ayudarles a explorar sus fortalezas y debilidades por sí mismos.

En el próximo post, os enseñaremos una técnica para explorar el autoconcepto.

¡A quererse se ha dicho! ... pero a quererse bien.

 

Expresarse para subir la autoestima y ganar en autoconfianza

La expresión es muy importante a la hora de definir nuestro autoconcepto. Tener libertad para expresarnos en público, mostrarnos ante los demás tal y como somos, soltar los lastres de la excesiva timidez y mostrar nuestro cuerpo, nuestro rostro, nuestra voz y nuestras palabras nos abren la puerta a desarrollar un autoconcepto más definido, más complejo y completo y ganar en seguridad personal y autoconfianza.

Algunos signos de que necesitaríamos un empujoncito en este sentido son:

  • Dificultades de ser el centro de atención, por ejemplo en una situación de hablar en público o de dar mi opinión.

  • Tendencia a hablar bajo, a no soltar toda la potencia de voz que tenemos o podemos llegar a tener.

  • Tendencia a ocultarse detrás de la palabra, restringirse en la expresividad corporal.

  • Tendencia a expresarse en lo verbal en un plano más abstracto e impersonal.

  • Tendencia a contener nuestro lado espontáneo o nuestro lado más desinhibido o no haberlo descubierto aún.

En los seres humanos antes del desarrollo completo de lo lingüístico se produce una explosión en el desarrollo psicomotor, que nos permite controlar nuestro cuerpo. Obtener el control de nuestro cuerpo es fundamental a la hora de desarrollar más autoestima. Poco a poco ese desarrollo de la palabra unido al desarrollo del cuerpo nos ayudan a conocernos y a mostrar lo que somos a los demás, y esa integración nos aporta una seguridad en nosotros mismos más compleja y completa.

En los niños pequeños es importante potenciar la expresividad a través de todos estos canales: cuerpo, gesto, voz y palabra para sentar unas buenas bases. Siempre adaptándose al niño, si al niño no le gustan los deportes como el fútbol, puede que le guste bailar o las artes marciales, si hay oportunidad de permitirle expresarse sin avergonzarle o corregirle debemos aprovecharlo.

De adultos hay muchas cosas que podemos hacer para potenciar nuestra capacidad expresiva y mostrarnos genuinos en nuestros gestos. actividades artísticas como bailar, cantar, hacer teatro... o actividades más guiadas y orientadas a nuestras dificultades concretas pueden ser de gran ayuda.

 

Raquel López Vergara

Psicóloga y facilitadora de grupos de danzaterapia

Grupo Crece

 

Cuentos de sabiduría milenaria

En muchas ocasiones pensamos que el bienestar en nuestra vida consiste únicamente en la solución de tal o cual problema determinado que nos abruma, centrando nuestros esfuerzos en el aprendizaje de estrategias y habilidades que nos permitan un manejo rápido y eficaz. Olvidamos atender y trabajar sobre otros aspectos que considero la base a construir y sobre la que añadir, posterior o paralelamente, las estrategias, habilidades, conocimientos, etc., que nos permitan situarnos y encontrarnos lo suficientemente bien en nuestra vida.

Este relato nos habla de esos aspectos: 

El verdadero guerrero

Satoor era un verdadero campeón de las artes marciales de su escuela, pero aún a pesar de su destreza, sabía que todavía no conocía plenamente las artes marciales como él en su corazón presentía. Y aunque dominaba el manejo de los músculos y sabía de la rapidez y del valor, también intuía que carecía de algo importante, algo...que quizá tenía que ver con la conciencia despierta.

Llegó el día en que decidió cambiar su vida y dirigirse a un lugar en las montañas en el que se hallaba un conocido maestro de nombre Budham. Satoor pensaba que aunque dicho maestro no era precisamente el más famoso, quizá porque nunca asistía a competiciones, presentía que era el único capaz de transmitir y despertar lo que en tantas ocasiones atrás había percibido.

Cuando se presentó ante las puertas de aquel monasterio, en donde hombres y mujeres eran fuertemente entrenados, pidió a Budham que le admitiese. Tras escuchar el relato de Satoor, esbozó una enigmática sonrisa y dijo: "No estás preparado para asimilar la enseñanza de este lugar. No sabes de paciencia y no debo sembrar la semilla en una tierra insuficientemente trabajada".

"Pero Maestro", interpeló Satoor, "haré lo que me pidas, vengo desde muy lejos y he llegado aquí tan sólo con el deseo de aprender los secretos milenarios de la flexibilidad y de la fuerza".

"Por lo que te observo”, respondió Budham, “No tienes desarrollada tu templanza, eres caprichoso y tu mente está llena de espejismos y burbujas ilusorias. No sabes aplazar tus deseos y además eres un inmaduro para los frutos del alma. Así que lárgate", dijo dando media vuelta y cerrando aquella enorme puerta.

Satoor se sentía frustrado y deprimido, sin embargo seguía percibiendo que allí, tras aquellas puertas se enseñaba lo que siempre había presentido. Por tal motivo, decidió sentarse y esperar pacientemente junto al umbral de la entrada. Pasaron tres días y tres noches en los que Satoor se mantuvo ante el umbral, hasta que al final... Budham apareció de nuevo y dijo: "Te he dicho que no estás preparado". "Pero Maestro", dijo Satoor. "Juro por mis padres que obedeceré sin rechistar lo que me ordenes, por difícil que esto me parezca".

Budham, mirándole fijamente, dijo con severidad: ¿Prometes realmente obedecer sin rechistar lo que aquí se te ordene durante un período de 7 años?" "Sí, sí, lo juro, lo juro", dijo Satoor con una ráfaga de esperanza en su rostro. El Maestro abrió la puerta y Satoor cruzó el umbral. Cuando transcurrieron los dos primeros años, Satoor seguía haciendo las labores más básicas de la cocina y de la limpieza de aquel enorme lugar, sin todavía haber pisado una plataforma de instrucción. Sin embargo, pensaba para sus adentros: "El Maestro debe estar probándome, por lo que debo aguantar. Seguro que, de un momento a otro, comenzará mi enseñanza".

Cuando habían transcurrido otros dos años sin salir de aquel lugar, Satoor seguía sirviendo en la casa. El joven limpiaba, cocinaba, arreglaba el jardín y cuidaba de las labores más modestas. Y aunque ya no se mostraba tan inquieto e impaciente, a veces se decía: "No sé, no sé, creo que he caído en manos de un sinvergüenza que me explota. Maldita promesa que le hice. Desde luego, ¡Qué gran error he cometido cayendo en manos de este caradura que encima ni me habla!".

Habiendo transcurrido ya cerca de los cinco años de permanencia en aquel lugar, Satoor se encontraba tan adaptado que ni recordaba lo que había venido buscando. Podría afirmarse que las Artes Marciales y sus juveniles objetivos de llegada le dejaban indiferente. Sentía que una parte ilusionada de sí mismo había sido disuelta, y no contaba ya más que con un inmediato presente. ... Aquella tarde, aparentemente como las demás, encontrándose en el jardín, apareció de repente Budham blandiendo un gran bastón de bambú y, sin venir a cuento, le asestó un formidable golpe en la espalda. Hecho esto, desapareció rápidamente sin decir nada. "¡Andá.! ¡Si además de explotador está loco el viejo imbécil éste!", se dijo Satoor horrorizado. Al día siguiente por la noche, encontrándose Satoor dormido fue, de súbito despertado por la nueva llegada de Budham que le propinó un bastonazo en la cabeza, haciéndole ver todas las estrellas del firmamento. Hecho esto se retiró rápido y silencioso... Satoor se dio cuenta que si quería salvar su vida de manos de ese loco furibundo, tenía que estar atento... tenía que guardar una sostenida alerta.

A los pocos días y encontrándose lavando trastos en la cocina, Budham se presentó de improviso a su espalada y trató nuevamente de golpearlo, pero, ¡Oh sorpresa! Satoor que ya empezaba a despertar, lo intuyó repentino y, girando vertiginoso paró el formidable golpe del maestro con una cacerola. Budham desapareció de inmediato. Poco a poco, tanto en las noches como en los días, Satoor presentía. Se podía decir que percibía con sus sentidos internos, de pronto abiertos, las llegadas furtivas de Budham, antes de que los golpes llegaran a su dolorido cuerpo. Satoor vivía en un estado acrecentado de atención y ninguna labor que realizaba ocupaba tanto su consciencia como para no percibir la llegada sorpresa de los sucesos que lo probaban. Y así día a día... abriendo cada vez más su intuición y flexibilidad, expiró el plazo que había jurado mantener. Fue entonces cuando Budham, de manera insólitamente amorosa y con un brillo de lucidez y complicidad en sus ojos, le dijo: 
"Bien mi querido Satoor. Has finalizado ya tu aprendizaje y estás preparado para enfrentar los tres peores enemigos del guerrero interior: 

"Camina lento... no te apresures, que al único lugar a donde tienes que llegar es a ti mismo" Ortega y Gaset.

"Camina lento... no te apresures, que al único lugar a donde tienes que llegar es a ti mismo" Ortega y Gaset.

  • La autocompasion, la desatención ( el no darse cuenta) y la impaciencia

Lo que aquí has aprendido, de hoy en adelante lo enseñarás sobre la Tierra.



Raquel Ibáñez Ortego

Psicóloga

Grupo Crece