La prevención de la adición a los juegos en nuestros hijos e hijas

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Los juegos de azar están cada vez más al alcance de nuestros jóvenes. Sin un control adecuado, las consecuencias pueden ser graves. En los últimos años, se ha incrementado la incidencia de adicciones al juego entre nuestros/as adolescentes. La publicidad y los juegos de apuestas online lo han agravado. Es muy necesario y especialmente urgente, que tanto padres/madres, profesores/as y educadores/as en general tomemos cartas en el asunto para prevenir problemas de ludopatía en los/las menores.

La ludopatía es un trastorno adictivo que refleja una conducta de juego persistente y desadaptativa. Para la persona que lo padece, se convierte en algo imprescindible en su vida y una prioridad, porque comienza a dejar de lado otras necesidades y objetivos. Fracasa en sus intentos para dejar de jugar y se muestra irritable e inquieto cuando lo hace.

¿Por qué son adictivos los juegos?

1.      Se componen de una serie de luces y de estímulos auditivos muy atractivos y llamativos que se utilizan como reclamo.

2.      La recompensa no es inmediata, se trata de un refuerzo intermitente y aleatorio. Este tipo de refuerzos son los más potentes y atractivos para mantener la conducta de juego y los hace más difícil de eliminarla.

3.      Proporcionan la capacidad para huir y evadirse de la realidad. Muchas personas lo utilizan para aliviar su malestar.

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Los juegos de azar y de apuestas son los que más adicción provocan porque la obtención de la recompensa es imprevisible. Son juegos cada vez más accesibles y disponibles a pesar de estar prohibidos hasta la mayoría de edad. Pero además, ha surgido un nuevo tipo de videojuegos que incorpora elementos relacionados con el azar. Muchos de ellos ofrecen opciones de compra que permiten obtener contenido adicional para el juego y muchas veces la recompensa es aleatoria, por eso es cada vez más difícil diferenciar entre juegos de azar y videojuegos.

Esto repercute negativamente en nuestros/as jóvenes que de forma poco clara se ven inmersos en este tipo de dinámicas adictivas.

¿Cómo prevenir la ludopatía en nuestros/as jóvenes?

1.      Es importante protegerlos de la exposición a los mensajes publicitarios tan normalizados en horarios supuestamente protegidos para los/las menores. Por ello la familia es clave: las actitudes familiares hacia el juego para crear impacto en las creencias del menor. Debemos trasmitirle el peligro y seriedad de estas conductas, tanto con nuestras palabras como con nuestros actos. Informarles sobre el riesgo y los mecanismos de adicción al juego para que tenga un efecto preventivo. Negarnos al desembolso económico en algunos juegos que nos pidan ofreciéndoles argumentos claros por los que no estamos de acuerdo.

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2.      Ofrecerles alternativas de ocio incompatibles con el juego, darles entretenimientos (deporte, cocinar, salir con amigos, salir al aire libre…), incluirles en juegos con otros/as jóvenes donde puedan practicar otro tipo de hobbies.

3.      Adecuar las nuevas tecnologías (smartphones y otros dispositivos con vía libre a internet) a su edad y momento de desarrollo. Supervisar el tiempo que pasan online y especialmente a los contenidos a los que acceden.

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4.      Pasar más tiempo con ellos/as: dedicarles tiempo para escucharles, jugar con ellos, ofrecerles nuestra disponibilidad para atenderles y disfrutar con ellos/a

Dedicaremos más espacio para ahondar más en el preocupante mundo de la adicción a las nuevas tecnologías en nuestros/as jóvenes.

Susana Paniagua Díaz

Psicóloga y coach

Grupo Crece

¡Disfruta de tu familia en vacaciones!

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Con la llegada de las vacaciones se nos presenta un nuevo escenario familiar: 24 horas de presencia de los hijos/as  junto a sus padres y madres.

¿Cómo poder disfrutar de estar juntos  y de convivir en familia sin desgastarnos en el intento?

¿Se trata de buscar actividades para los hijos e hijas con el fin de que estén entretenidos o para evitar el desgaste de la convivencia? 

Las estadísticas nos muestran que aumentan las separaciones conyugales en el periodo vacacional así como el deseo de que los niños comiencen el colegio.

¿Estamos perdiendo la capacidad de convivir juntos sin las rutinas del día a día?

Las vacaciones generan mucha convivencia, y la convivencia muchos roces. Así que os proponemos algunas ideas para disfrutarlas con los hijos e hijas y con la pareja, disfrutar en familia:

1. Procurad comer todos juntos y simplemente mira a tu familia y diles lo que te gusta estar con ellos, evitando televisión, móvil y cualquier aparato tecnológico distractor. Evitad este momento para hablar de problemas, dificultades o cualquier clase de conflicto.

2. Intentad utilizar un lenguaje positivo hacia vuestra familia. Así vuestros/as hijos/as, la pareja,  escucharán cosas agradables de ellos mismos y ellos harán lo propio gracias al efecto espejo o modelado.

3. Buscad espacios personales independientes para leer, nadar, hacer deporte, dormir siestas, tomar el sol, caminar, etc. Esto os dará un buen momento de oxigenación y otra fuente de conversación para compartir en familia cuando estéis de nuevo juntos.

4. Evitad los motivos de enfado tan frecuentes en el día a día, sed más flexibles y aplicar la técnica del “colador”: priorizar los conflictos y desavenencias, no todos tienen la misma importancia (“hacer perfectamente la cama, ahora no es tan importante”, por ejemplo). Las vacaciones son una oportunidad para disfrutar de tu pareja, de tus hijos/as y esta es una tarea que nos obliga  a todos/as.

5. Si vuestros/as hijos/as se aburren, no os enfadéis, relativizad. Vuestra tarea no es entretenerles todo el tiempo, el aburrimiento es una emoción necesaria y una buena oportunidad para trabajar la creatividad.

6. Procurad cocinar todos juntos, en equipo. Llevarlos al mercado, hacer la compra, enseñar a cocinar,  es una manera de aprender a tener gusto, orden y disciplina.

7.- Cantad y bailad delante de vuestros hijos e hijas en casa, en el coche, pero cantad juntos. Poned la música a tope y a cantar y bailar.

8. Daros muestras de cariño. Los hijos necesitan ver como sus padres y madres manifiestan su amor. Aunque ellos pongan cara de horror.

10.- Disfrutad del aquí y ahora. El disfrute no quiere decir que no haya situaciones complicadas, la convivencia genera molestias, molestias inevitables. No estéis tan pendientes de lo molesto y valorad lo positivo.

La convivencia genera momentos de malestar y de bienestar. Disfrutadde los buenos y entonces estaréis enseñando a vuestros hijos/as cómo se disfruta en y de la familia.

Susana Paniagua Díaz

Psicóloga

Grupo Crece

 

Familias nutritivas: 9 ingredientes fundamentales

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Las familias funcionales o “nutritivas” son aquellas capaces de cubrir las necesidades básicas materiales y emocionales de sus miembros: tienen líneas de comunicación abiertas y efectivas, ofrecen y dan apoyo incondicional a cada uno de sus miembros cuando lo necesitan, dividen claramente los roles, respetan y fomentan la individualidad, tienen normas claras y precisas pero flexibles, nunca fuerzan las decisiones de cada uno y son capaces de transformarse, adaptarse a los cambios y afrontar las diferentes etapas de la vida de todos.

En la actualidad, la vida social se encuentra en una situación crítica, con un aislamiento cada vez mayor debido a los cambios en la tecnología, que muchas veces acerca a los/las que están lejos pero aleja a los/las que están cerca. Una familia armónica y funcional está bajo la guía de padres y madres que leen con sus hijos e hijas, hablan con ellos/as y entre sí, los escuchan y comprenden, pasan momentos felices cuando están todos/as juntos/as.

Unos buenos ingredientes para crear una buena familia serían los siguientes:

1.      Cada familia es un equipo.

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Sus integrantes están unidos, además de por el afecto, por un objetivo común: procurar el bienestar de cada uno de ellos. En una familia no todos tienen las mismas capacidades y no debe ser equitativo sino operativo. Se trata de procurar a cada uno/a lo que necesita pidiéndole lo mejor de aquello en lo que sea más apto/a. No se intenta que todos aporten lo mismo sino encontrar el mejor resultado. Al igual que en cualquier equipo, si desconozco el lugar en el que juego, se esfuma mi mejor posibilidad de jugar bien. Debemos valorar y hasta celebrar las diferencias.

 

2.      Las normas deben ser claras.

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Los límites han de ser claros y razonados. Se debe procurar y fomentar la realización personal y el crecimiento individual de los miembros. En las familias funcionales hay normas que todos conocen y aceptan, pero son flexibles.

 

 3.      La plasticidad para afrontar constantemente las distintas situaciones por las que se atraviesa.

Tanto por lo que sucede a su alrededor como por los cambios que se producen en su seno. La plasticidad implica la capacidad y preparación para adaptarse a los cambios.

 

4.      El respeto a la individualidad.

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Ser un equipo no significa olvidar que somos seres individuales y que tenemos necesidades y deseos propios (actividades y vínculos que están fuera de la familia). Deseos que el resto deberían alentar cuando les produce felicidad a ese miembro (siempre que sean sanos y no amenazantes para la integración de la familia). Aceptar los espacios personales supone un crecimiento para el grupo.

 

5.      La comunicación como eje dentro y fuera de la familia.

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No sólo como herramienta de resolución de conflictos, también como herramienta para crear lazos entre los miembros. La comunicación ha de ser clara, directa y honesta y se debe motivar a todos y a todas a expresar sentimientos y necesidades, evitando con ello la negación, el engaño y el autoritarismo.

 

6.      La confianza.

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Significa creer en el otro. Es la convicción de que si elotro me dice algo, es verdad. “Si no quieres que te mientan, no mientas” y mucho menos para salvar la imagen que tus hijos e hijas tienen de ti.

 

7.      El apoyo incondicional.

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“No importa cuál sea el problema, puedes contar siempre conmigo porque somos una familia”. Los vínculos se ven fortalecidos por los tiempos compartidos, las rutinas, las cosas que disfrutamos en compañía. La familia se define más que ningún otro vínculo por el hecho de que compartimos la cotidianidad.

8.      Cuidar la autoestima.

Una buena autoestima familiar consiste en que se vea fortalecida, orgullosa por la opinión que cada uno de sus miembros tiene de ella como grupo (no solo en que cada uno se sienta valioso/a de ser quien es dentro y fuera de ese entorno). Es muy importante que los padres y madres tengan una buena autoestima y un excelente vínculo entre ellos como pareja.

 

9.      Y en el centro el amor.

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Entendido como el compromiso de lograr el bienestar de cada uno de los miembros de la familia. El amor como una profunda satisfacción de que el/la otro/a trabaje para ser la mejor versión de sí mismo/a. Si dentro de una familia conseguimos amarnos así, es muy probable que estemos en el mejor de los lugares para desarrollar los otros ingredientes de las que hemos hablado.

Susana Paniagua Díaz

Psicóloa educativa y familiar

Grupo Crece

Wiko sale de la madriguera

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Wiko era un conejo que vivía en una madriguera. Vivía con sus padres y nunca había salido al mundo exterior. Sus padres siempre le decían:

-Ahí fuera hay muchos animales diferentes y tú eres muy pequeñito para entenderlos.

Aunque Wiko tenía un laberinto superdivertido por el que correr bajo tierra, estaba aburrido de pasar los días solo, viendo siempre lo mismo. Un día, mientras corría por uno de los pasillos del laberinto, Wiko vio que la tierra se había desprendido, creando una salida hacia el exterior. Wiko no pudo resistir la tentación y salió al mundo, tal y como tantas veces había deseado.

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Lo primero que vio fue un ratón. Le saludó muy efusivamente dejándose llevar por la emoción del momento. El ratón pegó un gran salto acompañado de un gritito y salió corriendo a esconderse detrás de una roca. Wiko le persiguió, ya que no sabía qué le pasaba al ratón, qué emoción le hacía comportarse así. ¡Llevaba tanto tiempo aburrido en su mundo bajo tierra que no conocía otras emociones! Al alcanzarle, el ratón le dijo:

-Por favor, no me hagas nada. Haré lo que me pidas con tal de no tener problemas.

Wiko no entendía nada, así que le preguntó:

-¿Por qué dices eso?

 El ratón le contestó:

-Tengo miedo de que me hagas algo. Me da mucha vergüenzaconocer a gente nueva… así que te diré que sí a todo con tal de no tener problemas.

Wiko le contestó asombrado:

-Pero entonces, ¿cómo nos lo vamos a pasar bien juntos? Si siempre te escondes y solo me das la razón ¡va a ser un rollo!

Muy defraudado, Wiko siguió explorando pensando:

-Mis padres siempre dicen que hay muchos animales diferentes. Seguro que encuentro alguno que sea un buen amigo.

Absorto en sus pensamientos, cayó a un lugar que nunca había conocido: ¡el agua! Pero lejos de asustarse, empezó a reírse a carcajadas. ¡Qué divertido era chapotear en aquel río! Y de repente, Wiko sintió un intenso dolor en una patita: ¡en el agua había una piraña mordiéndole! Wiko consiguió zafarse del mordisco, pero la piraña empezó a gritarle:

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-¡Eh, cobarde! ¿Qué pasa que no peleas? ¡Aquí mando yo y te lo voy a demostrar!

Wiko, sin entender nada de lo que estaba pasando, le dijo:

-¿Por qué me tratas así?

La piraña le contestó:

-Porque aquí mando yo, y tú tienes que hacer lo que yo quiera. Y si me apetece morderte, te morderé, así que cuidado con enfadarme.

Wiko nadó con todas sus fuerzas y antes de alejarse del todo le gritó:

-¡Como trates así a los demás, nadie querrá ser tu amigo!

Wiko estaba confuso. Pensaba:

“Quizás mis padres tenían razón. Hay muchos animales diferentes y yo soy muy pequeño. Sería mejor que me quedara en la madriguera”.

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Y nadando, nadando, río abajo, Wiko llegó al mar. En ese momento, vio como otro animal se le acercaba, y no pudo evitar tener miedo. Pero el miedo se esfumó al ver la gran sonrisa de aquel delfín.

-¡Un conejo en el agua! ¡Qué alegría! ¡Siempre había tenido ganas de conocer a uno!

Wiko le contestó:

-Pues yo estaba deseando salir del agua. Una piraña me ha tratado muy mal.

El delfín le explicó:

-Sí, las pirañas no son buenas amigas, pero hay que ser valientes y decirles que no nos gusta que nos hagan daño. Menos mal que hay otros animales de los que hacerse amigos. A los delfines nos gusta tener muchos amigos para jugar, ayudarnos y darnos mimos.

Wiko no se lo podía creer. ¡Era justo lo que él había soñado! Los dos amigos pasaron toda la mañana jugando y divirtiéndose juntos. Ese día el delfín le enseñó a hacer piruetas y Wiko le enseñó a saltar lo más alto posible. Y desde entonces, Wiko y el delfín se reúnen de vez en cuando para jugar y hacerse compañía. Y los dos están muy felices.

Sara Ferro Martínez

Psicóloga y coach

Grupo Crece

Tips para elegir colegio

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Si hay una cosa que nos genere dudas como madres y padres, es la elección del colegio de nuestros hijos. Existe mucho escrito sobre cómo elegir el colegio, pero nosotros queremos compartir nuestra experiencia y hablar de los aspectos que hemos observado  dando talleres en diferentes colegios de diferentes características. 

Hay cuestiones básicas en las que siempre nos fijamos: tipo de colegio, filosofía educativa y método. Sin duda son cuestiones importantes, pero es importante que vayamos más allá.

Lo primero que creemos fundamental es visitar el colegio. Pedir cita en horario lectivo, pasearnos por el centro, y, si podemos coincidir con el recreo o un cambio de clase, mejor. En estos momentos podremos valorar muchos aspectos.

¿En qué debo fijarme?


1. Actitud de la figura de dirección/jef@ de estudios.

La actitud nos muestra el clima generalizado, las preocupaciones que tiene el equipo directivo y su actitud hacia ellos. También nos habla de la implicación que tienen con su alumnado. 

2. Ambiente físico.

Nuestros hijos e hijas van a pasar gran parte de su infancia en el colegio, es importante que evaluemos si el aula resulta un lugar agradable.

3. Interacción del profesorado que os vais encontrando.

Nos habla del clima del equipo, que va a tener repercusión en su rol como docentes.

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4. Trabajos artísticos.

En cualquier cole, podemos observar trabajos artísticos en las clases o en los pasillos, pero la pregunta es: ¿Se trata de un centro que aprovecha recursos creativos con fines docentes o simplemente por cumplir en días como el Día Internacional de la Paz? Es importante porque nos habla de la capacidad que tienen los docentes de enfocar el aprendizaje desde diferentes recursos, confiando en ellos, sacándoles el mayor partido, haciendo que el aprendizaje se integre de diferentes maneras. Podemos observarlo en la riqueza de los trabajos, en la reflexión que nos transmiten que hay detrás y en la variedad.

5. Organización de la entrada al cole, de las salidas al patio o de los cambios de aula.

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Esto refleja el clima en el que van a crecer nuestros hijos e hijas. Colegios en los que no existe un protocolo en los momentos de salida al patio o vuelta a clase, suelen tener un nivel de ruido muy alto que puede resultar muy estresante para muchos niños. Además, suelen darse situaciones que favorecen el conflicto (peleas, carreras…).

6. Clima en el patio.

Ahí podemos observar brechas de género, si existen grupos grandes jugando o solo grupos pequeños, si el colegio facilita material para que se desarrollen juegos diferentes…

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7. Disposición de las mesas en clase.

Con ello veremos la importancia que el centro le da al aprendizaje cooperativo y participativo o si, por el contrario, se favorece un aprendizaje individual eliminando el contacto.

8. Sistema de tutorización.

¿Cambian cada año de tutores o se mantienen durante ciclos? Esto favorece una cierta estabilidad y un vínculo e implicación mayores.

9. Sistema de gestión de clases.

¿Se mezcla al alumnado de manera sistemática en algún punto? Este factor habrá que analizarlo en función de la personalidad de nuestros peques, si se sienten cómodos en la exploración social o si necesitan una mayor estabilidad.

10. Actividades.

Durante muchos años, las actividades propuestas en los coles han estado relacionadas con los idiomas y el deporte. Ahora, existen opciones que resultan más inclusivas con los intereses de muchos niños y niñas: Oratoria, habilidades sociales, naturaleza y reciclaje, juegos lógicos…. 

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Estos puntos será importante valorarlos siempre teniendo muy presentes las necesidades de nuestros hijos, sus capacidades, sus motivaciones y su personalidad. Hoy en día existe una amplia variedad de métodos de enseñanza y cada centro cuenta con características que le diferencian del resto. Dedicar un tiempo al análisis de esas diferencias será de los mejores tiempos invertidos de nuestra crianza.

Sara Ferro Martínez

Psicóloga y coach

Grupo Crece

Mantener y cuidar esa curiosidad natural de los niños y las niñas

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Hoy en nuestro post hablamos de  la importancia de mantener viva la capacidad de asombro de los niños y niñas, su deseo por el conocimiento, el espacio para el misterio, la curiosidad, la belleza y la contemplación como palancas para ayudarles a su aprendizaje y motivación, ésta última, cada vez más escasa debido a la sobre estimulación a la que están sometidos/as con las  nuevas tecnologías y por la gran cantidad de actividades extraescolares que realizan a lo largo de la semana.

“El asombro es el deseo para el conocimiento”

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En función de si respetamos el asombro de nuestros hijos/as serán niños/as más agradecidos/as, porque no darán todo por supuesto.

Serán capaces de apreciar la belleza, con mayor capacidad para percibir las sensibilidades de los demás, capaces de mayor esfuerzo, porque no dependerán del empuje de los demás.

Serán más serenos/as, relajados/as y contemplativos/as, porque no les habrán saturado los sentidos.

Tendrán más autocontrol y creatividad, porque no serán conformistas, darán más rienda suelta a su imaginación.

Algunas ideas para potenciar el deseo por el conocimiento de los niños y niñas y de esta forma que aprendan al ritmo adecuado y estén motivados:

1. Evitar la sobresaturación y sobre estimulación (llamados también “niños/as multitarea”) de actividades en el móvil, la Tablet, el ordenador, los video juegos y las múltiples actividades extraescolares.

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2. Respetar sus ritmos, sobre todo en  la etapa de la infancia. Los pequeños/as viven el presente, no piensan ni el pasado ni en el futuro. El asombro es no dar nada por supuesto, tienen que ser niños/as, jugar y dar rienda suelta a la imaginación. Cuando no se vive la niñez cuando toca se hace más adelante y entonces puede tener peores consecuencias.

3. Evitar el consumismo excesivo porque es la forma más directa de apagar  el asombro y su deseo para aprender. Cuando los niños y niñas tienen de todo y lo tienen antes de poder desearlo, son incapaces de sentir y vivir lo que pasa y dan todo por supuesto, terminan acostumbrándose a que todo debe comportarse como ellos y ellas quieren. Empieza siendo así con las cosas y termina siéndolo también con las personas. Es muy importante mantener vivo el deseo por aprender.

5. La belleza asombra. Hay que favorecer que los niños y las niñas aprecien la belleza, la naturaleza y el silencio.

6.Hay que dejar unespacio para el misterio, sobre todo en la etapa de Educación Infantil. El misterioes una puerta para el conocimiento que cruzamos gracias a la fuerza de la curiosidad y los niños y las niñas tienen una gran afinidad con el misterio: crear espacios de juego donde el misterio sea el protagonista.

7. Pararse a pensar y a decidir cuáles son las competencias y actitudes de los niños y niñas que se quiere seguir fomentando, y después, a través de los juegos contribuir a desarrollar esas competencias. Jugar con ellos y ellasy hacerlo de forma sistemática para que se adquieran esos hábitos.

8. Fomentarles la idea de que la vida “es chula, es mágica”

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Susana Paniagua

Psicóloga y coach

Grupo Crece

Los vínculos y los educadores

Durante estos últimos meses, he tenido la desagradable experiencia de vivir dos pérdidas, muy diferentes, pero con cosas en común. La madre de un buen amigo, y una maestra que fue muy importante en nuestra infancia.  Ambas eran dos personas muy queridas en su tierra, y aquello se vio claramente por la forma en que reaccionaron todos los vecinos y conocidos.

Llamó mucho la atención, la cantidad de gente que se trasladó al funeral de nuestra maestra de primaria. Gente de todos los cursos que la habíamos tenido muchos años atrás, salieron ese fin de semana de sus ciudades (algunas extranjeras) para poder despedirse de ella y decirle adiós. Esto me ha hecho pensar mucho sobre la educación y los vínculos, y la importancia que tiene el tener un buen maestro o una buena maestra durante tu etapa de formación.

Actualmente estamos trabajando en centros educativos, y vemos la gran relevancia que tiene este tipo de figura en el desarrollo, no solo intelectual, sino afectivo del alumnado que participa en las clases. Nuestra maestra nos hacía sentir tremendamente queridos e importantes, sabía sacar lo positivo que teníamos cada uno de nosotros, y nos enseñó a querernos a nosotros mismos, pero a querernos bien. Fueron años geniales, en tercero y cuarto de primaria, y llegamos incluso a buscar al director de nuestro centro, para pedirle que se quedara en nuestra clase muchos años más.

El vínculo que consiguió crear esta mujer con los alumnos, ha hecho que ninguno la olvidemos, y tengamos un recuerdo genial de esta etapa de nuestra infancia. ¿Acaso es esto menos importante que sacar buenas notas?, ¿qué beneficios consideráis que se pueden conseguir en el futuro cuando te has sentido valorado, querido y feliz en el colegio?

Aprendamos pues, a transmitir a los niños que se les quiere, y que podemos ser vínculos sanos para ellos, pero sin caer en la sobreprotección, dotándolos así de una autoestima sana, para que sepan sus fortalezas y mejoren sus debilidades. Si logramos crear ese lazo, jamás nos olvidarán.

Todo eso que ella nos ha dado, se ha visto representado en esos días tan tristes, pero emocionantes a la vez, aunque cada uno de los alumnos y alumnas que la hemos disfrutado, la llevamos dentro de nosotros, su recuerdo y su cariño.

Como ayudar a nuestros hijos/as para que se valoren como seres únicos

 

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Nos diferencian las cosas que nos gustan y las que no. Los gustos van se van definiendo por las emociones que nos provocan las experiencias. Repetimos lo que nos gusta y evitamos o disminuimos el tiempo destinado a lo que no nos agrada. Buscamos estar con quien queremos e intentamos alejarnos de quien nos disgusta. Los niños y niñas van descubriendo qué les satisface y qué no, eligen entre una u otra actividad, entre esta o aquella persona, este juego u otro, y ello los define y los diferencia.

Podemos utilizar el tradicional “veo veo” para averiguar sus preferencias. Empezamos diciendo: “Veo veo…”, “¿Qué ves?...? A lo que nosotros respondemos: “una cosita que te gusta comer (jugar, escuchar, aprender, etc.). Del mismo modo, podemos decir: “Una cosita que no te gusta comer…”

No siempre actuamos por gusto. A veces las cosas requieren esfuerzo. Por ejemplo, para tirarse al agua hay que aprender a nadar y eso significa ir a clase de natación todas las semanas. Podemos ayudar al niño o la niña a diferenciar estos conceptos. Si escribimos un listado con lo que le gusta, lo que le disgusta y lo que le cuesta, podemos premiarle con algo que le agrada cuando haga el esfuerzo de realizar lo que le cuesta (un halago, un privilegio, comer su merienda favorita…).

La valía depende en gran medida de lo que reconocemos que sabemos hacer. En el caso de los niños y niñas, el reconocimiento de sus logros es fundamental para animarles a aceptar nuevos retos y a que los afronten con confianza en sus capacidades.

El autoconocimiento lleva conocimiento de los demás, conduce a comprenderlos e inicia el desarrollo de la empatía.

¿Cómo podemos aprovechar las situaciones cotidianas para enseñarles este autoconocimiento?

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  1. Durante la comida, un paseo o una circunstancia que provoque emociones, preguntemos a nuestro hijo o hija por qué le asusta, se ríe o se enfada.

  2. Ante una pelea entre amigos/as o hermanos/as , una película donde el protagonista manifieste una emoción, un momento en el que estemos enfadados o una contrariedad que suponga la expresión de rabia del niño o niña, aprovechemos para que profundice en su conocimiento y en el de los demás.

  3. Podemos hacer un relato, y al final, animar a nuestro hijo o hija a que cuente cómo se sienten los protagonistas.

  4. Jugar con sus muñecos y simular situaciones donde se provoquen emociones a través de los distintos roles y personajes.

  5. Hacer roleplaying con situaciones reales o ficticias donde vayamos rotando en los distintos personajes e ir preguntándoles cómo se sienten en cada uno de ellos.

  6. Usar fotos con caras que expresen emociones y pedirle que las imite o hacer con él un dado con las palabras “triste, alegre, enfadado, vergonzoso, feliz, asustado, etc.” Al tirarlo tendrá que poner la expresión que corresponda

En futuros post seguiremos profundizando en la importancia del autoconocimiento para el desarrollo personal y social en nuestros hijos e hijas.

Susana Paniagua Díaz

Psicóloga, coach y formadora

Grupo Crece

Sociograma: una forma original de analizar las relaciones

Probablemente, si os preguntamos si sabéis lo que es un sociograma, la mayoría os sintáis confundidos. Sin embargo, si os recordamos ese papelito que nos pasaban de pequeños en clase, dónde nos preguntabanlos niños o niñas con los que nos gustaba más estar, jugar, quién es la persona más divertida de la clase, la más traviesa, la más inteligente, con que alumno o alumna no me gusta nada estar... Quizá con esto nos podamos sentir más familiarizados. 

En este artículo, queremos enseñaros una forma diferente de analizar las relaciones de un grupo, sobre todo si trabajáis con grupos de menores (aunque puede servir también para adultos). Nosotros lo utilizamos en nuestras dinámicas de inteligencia emocional y asertividad en centros educativos, y lo llamamos sociodrama. 

La actividad consiste en explicar que el aula se va a dividir en dos polos, cada cual en un extremo. Uno de los extremos significará algo así como "me encanta" o "estoy totalmente de acuerdo" y el otro será el radicalmente opuesto. En el sociodrama están recogidas las posiciones intermedias también. 

Cuando empezamos la dinámica y explicamos esto de los extremos, lo que pedimos a los participantes, es que se coloquen en el espacio en función de una cuestión que preguntamos. Al principio preguntamos cosas tontas para calentar y divertir. Por ejemplo: ¿cuánto os gustan los espaguetis? ... ¿y el pescado? ... ¿el fútbol? …¿bailar?. De esta manera, cada alumno y alumna se van moviendo en función de sus gustos o preferencias, y al mismo tiempo aprenden y ven las que tienen los demás, si son afines, opuestas o intermedias. 

Es entonces cuando empezamos el ejercicio en sí. Planteamos preguntas como: ¿cuánto me gusta venir al cole? o... ¿cómo lo he pasado este fin de semana? Y una vez se colocan, empezamos a realizar lo que denominamos, la entrevista. La entrevista consistirá en preguntar a alguna persona desde aquel lugar en el que esté colocada, pero la historia está en que no se le preguntará a ella sobre por qué está allí, sino sobre por qué piensa que los demás se han colocado en otros lados. De esta forma los participantes tienen que pensar opciones o crear teorías sobre las cuales, los demás se han posicionado, y a su vez se evalúa el grado de conocimiento que se tiene sobre los compañeros y compañeras, y hasta qué temas comparten u ocultan. Indicamos a los demás que no resuelvan ni digan los verdaderos por qué, sino que escuchen atentamente.

Imaginad está dinámicas ante preguntas como las siguientes: ¿cómo de cómodas o cómodas os encontráis en vuestra clase?, ¿cómo desatisfactorias son las relaciones con vuestros compañeros?, y ¿con vuestra profesora?, ¿cómo lo pasáis en casa cuando no estáis en el cole?, y ¿con vuestra familia?...

En este punto, los participantes probablemente proyecten sus problemas o historias, para entender por qué otras personas se han posicionado en algún lado, y se generen discusiones, incluso se manifieste un conflicto (de ahí el término drama). Este material puede ser excelente para orientarse a la resolución del conflicto, incluso para dar la responsabilidad al grupo de arreglarlo, sin imponerlo desde fuera. 

¿Se os ocurre cómo podría esta dinámica ayudaros en vuestro equipo de trabajo, clase, o incluso grupo de amigos? 

Nos encantará que lo compartáis con nosotros. 

¡Feliz semana!

Ayudando a nuestros hijos a conocerse mejor

El autoconocimiento es una de las primeras capacidades que necesitan los niños y niñas para desarrollar su inteligencia emocional, porque es lo que le hace descubrir qué siente y cómo lo expresa.

Les ayudamos si:

1.      Aprenden a nombrar  y expresar sus emociones y descubrir la de los demás.

2.      Valoran sus capacidades y pueden describirse como un ser único, diferente del resto.

3.      Reflexionan acerca de lo que provocan sus emociones y las del otro.

Ante distintas situaciones, y siempre después de observarles, pondremos nombre a sus emociones: “Estás triste”, “Pareces muy enfadado/a”; “Veo que estás contento/a”… A continuación le preguntaremos si es así cómo se siente. Luego le podemos contar cómo nos sentimos nosotros para que aprenda que las emociones pertenecen a cada uno, que son reacciones personales a situaciones concretas y que, por tanto, no son buenas ni malas: “Tienes cara de susto por el petardo… siento que te hayas asustado, a mí, en cambio me parece divertido”.

Las emociones se expresan tanto con el lenguaje verbal como con el no verbal. Las palabras ponen el nombre para poder expresar lo que nos pasa o escuchar lo que les ocurre a los otros, pero lo no verbal tiene un valor fundamental. Para que el  niño o la niña entienda esto podemos usar unas fotos con caras que expresen emociones y pedirles que las imiten o hacer con él/ella un dado con las palabras “triste, alegre, enfadado, vergonzoso, feliz, asustado, etc.” Al tirarlo, tendrá que poner la expresión que corresponda.

La expresión de emociones tiene que ver con la salud, en la medida que contamos lo que nos pasa, somos más capaces de buscar soluciones a los conflictos; si callamos, podemos somatizar dolencias físicas como los dolores de tripa, de cabeza, tics nerviosos, etc. Por eso es importante reconocer nuestras emociones. Para que los niños y niñas lo comprendan les decimos que la dificultad para expresar sentimientos es como un bichito que crece en el estómago y nos hace encontrarnos mal, mientras que si contamos a alguien lo que nos pasa, el bichito se va haciendo cada vez más pequeño, hasta desaparecer.

Uno de los pasos más complicados es que entiendan la relación que existe entre sus actos (gritar, pegar…) y las emociones que los provocan (enfado, frustración…). Si es capaz de identificarlas, también lo será expresarlas de manera adecuada. Es importante mostrarse firme y constante con las consecuencias de los comportamientos de los hijos e hijas, de esta forma les ayudaremos a entender esta relación, siempre con un respeto y cariño incondicional.

A continuación hay que enseñarles a canalizar aquellos comportamientos que no son adecuados para expresar sus emociones. Este aprendizaje va estrechamente unido a lo que su comportamiento provoca en los demás. Podemos decirle: “ya veo que estás (enfadado, sorprendido, contento, triste…) por eso (gritas, ríes, lloras…), comprendo cómo te sientes…(empatizamos). Pero cuando tú haces eso, yo me siento…(consecuencias de su actuación en los otros: enfadada, contenta, preocupada, etc…).

Conocer por qué se producen las emociones también supone un aprendizaje que ayuda a canalizarlas y expresarlas adecuadamente, a la vez, nos proporciona información sobre lo que nosotros provocamos en los demás con nuestras actuaciones.

En los próximos post seguiremos profundizando sobre cómo ayudar a los hijos e hijas a su autoconocimiento y autovaloración.

Susana Paniagua Díaz

Psicóloga y coach

Grupo Crece