Estrategias de persuasión ante las elecciones

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Aunque la oratoria de los políticos siempre requiere de estrategias de persuasión para convencer y ganarse al electorado, es ante las elecciones donde más proliferan ciertas "técnicas de seducción" , pues es en la recta final donde existen más indecisos a los que es necesario fascinar y llevar a terreno propio.

Algunas de estas estrategias de persuasión son las siguientes:

Seducir con las palabras

Usando palabras GRANDES que deslumbran a los pueblos ( " Libertad", "Democracia", "Justicia"); 

Palabras LARGAS para elevar los conceptos, puesto que parece que a mayor cantidad de letras, mayor conocimiento ( hablando de " complementar" en vez de " completar", " finalidad" en vez de " fin", " sobredimensionamiento" en vez de " exceso"); 

METÁFORAS MENTIROSAS o eufemismos ( " regulación de empleo" para hablar de " despidos", " apoyo financiero" en vez de " rescate");

Uso TERMINOLOGÍA ESPECIALIZADA de otras áreas (economía derecho, etc.) que pretenden dotar de mayor credibilidad al discurso (" derechos devengables", " pérdida de cuotas de mercado").

Usar las emociones

Movilizar los afectos tiene como objetivo condicionar al auditorio para que éste acepte el mensaje sin discusión. Cuando las palabras recogen nuestras emociones es más sencillo estar de acuerdo con lo que nos proponen. Apelar al sufrimiento de unos, a la tristeza y malestar frente a las injusticias, etc. Pero sobretodo invocando el miedo y la ira:

Introducir cierta dosis de TEMOR: miedo a que las cosas empeoren y se pierda lo que se tiene o ha logrado, o que se amenace el sistema de creencias y valores predominante. Estas dosis deben ser pequeñas. Si el miedo es desproporcionado puede causar paralización para la acción.

Aprovechar la IRA, hartazgo, enojo, frustración y resentimiento acumulado de la gente ante los errores, abusos, corruptelas e insuficiencias que por muchos años han realizado o perpetuado los gobernantes.

Ofrecer recompensas y prometer resultados

con palabras grandes y elevadas) bien sean materiales o beneficios sociales y espirituales (un futuro mejor, igualdad ciudadana, etc.

 

Persistir y repetir los objetivos y propuestas 

Para que se graben firmemente como el " leimotiv" del programa, como los temas fundamentales que lo caracterizan y que lo diferencian de otros. De esta forma serán recordados fácilmente por el votante.

 

Crear urgencia

Hacer creer a la otra persona que debe actuar de inmediato pues podría perder los beneficios prometidos, siendo perjudicial para su bienestar y el de las generaciones futuras. (" El cambio es ahora o nunca").

 

Ser moderado

La gente no se siente cómoda en el conflicto y aparecer como alguien moderado da sensación de flexibilidad, apertura y seguridad.

 

A todas estas estrategias es fundamental añadirle una comunicación no verbal


Movimiento corporal, tono de voz, etc. que sea enérgica y que acentúe la seguridad y confianza del orador en su ideario político, en su saber hacer y en que es la mejor opción de liderazgo para el país. 

 

Tus palabras cuentan tu historia: cuida lo que dices para ser más feliz

No somos conscientes del inmenso poder que tienen las palabras: de una simple sucesión de letras podemos transformar la mirada hacia uno mismo y el relato de nuestra vida. 

El verdadero espacio de una palabra se halla en lo que construye dentro de nosotros

Una palabra, una cualquiera, ocupa físicamente un espacio, en un papel, en el aire, entre dos personas... Sin embargo, el verdadero espacio de una palabra se halla en lo que construye dentro de nosotros. Y es que a través del significado particular que les otorgamos, somos capaces de erigir nuestra identidad.

La forma en que nos contamos las cosas repercute directamente en la sensación de gestión que podemos tener sobre dichas cosas.  

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Por ejemplo, tener un pasado "horroroso", o calificar las dificultades cotidianas como tal (“me pasó algo horroroso”), tiñe todo de tal oscuridad y pesimismo que nos hace muy difícil encontrar una solución. En cambio, si hablamos de ese pasado como "un momento en el que me han ocurrido cosas muy dolorosas y donde he sufrido mucho", la sensación que nos genera internamente es más liviana, pues además de los momentos difíciles, permitimos inconscientemente la entrada a otros más amables, que son ignorados al calificar nuestra vida únicamente como "horrorosa".

Describir las complicaciones de nuestra vida con calificativos tan pesados, o hacer uso de un lenguaje categórico ("siempre","nunca", "todo","nada") pone sobre nuestros hombros una gran losa de significados, ante los que sólo nos queda someternos.

No podemos liberarnos fácilmente si "siempre hemos sido un desastre", si "nada de lo que hemos hecho ha salido bien", si "todas las personas me han hecho daño" o si "nunca me han querido".

El discurso de una persona que utiliza tales adverbios y adjetivos para sí mismo, los demás y el mundo en general, no puede llevar a otra cosa más que a sentimientos de impotencia y angustia.

¿Qué podemos hacer?

La única forma de interpretar la realidad lo más fielmente posible, es cuestionarse lo que tan válido y seguro creemos: ¿realmente SIEMPRE soy desastre? ¿NUNCA he hecho nada bien? ¿NADIE me ha querido? Y qué descanso sentimos cuando las respuestas nos abren otro mundo de posibilidades, un mundo donde “algunas veces he hecho cosas que han tenido buenos resultados”, “hubo varias chicas que me quisieron y me trataron bien” o “en varias ocasiones obtuve éxitos, como por ejemplo...”.

Somos expertos en golpear nuestra autoestima utilizando nuestra lengua como herramienta de castigo, como un látigo feroz que erosiona nuestra valía.

Solemos tener una palabra, o varias, de significado "pesado", con la que denominamos todo nuestro ser o saber, con la que nos maltratamos, o nos han maltratado, durante nuestra vida. La palabra con la que manchamos nuestros actos y pensamientos, con la que nos presentamos frente a nosotros mismos y al mundo sin darnos tregua ni descanso. Es la palabra sobre la que hemos construido parte de nuestra identidad.

En terapia suelen oírse muchas: soy un “desastre”, "ridículo/a", "despreciable", "tonto/a", "inútil", "débil". Utilizamos estos términos, que nuestra vocecita crítica se encarga de recordarnos, como un filtro para interpretar lo que ocurre dentro y fuera de nosotros. Sin darnos cuenta, vamos creando nuestro mundo de forma poco realista y extremista:

-O seré un desastre si algo no me sale bien o un fuera de serie si sale perfecto;

- Seré tonto si no supe dar una respuesta brillante o el más inteligente si lo supe hacer;

- Me tacharé de débil si no pude con todos los problemas o enérgico y viril si esta vez lo conseguí.

Son palabras del pasado que han dejado de tener sentido. Son injustas, además, pues si una cosa tienen el mundo es que está lleno de matices.

De nuevo es necesario cuestionarse.

Cuestionar esa palabra que tanto daño nos hace y buscar las “otras palabras”, otras que también nos definen y nos hacen tratarnos con más cariño.

Palabras con las que nos tratamos bien y que son igual de realistas. Empezar a valorarse requiere reconocer esas cosas que no nos gustan de nosotros (“sí, soy un poco desastre a veces”) y reconocer las que nos gustan (“también soy una persona que sé escuchar, responsable con mi trabajo y además, cariñosa”). No podemos ser perfectos, aunque detrás de ese tratarse mal verbalmente se encuentre ese deseo...

Buscar las palabras que expresan lo que sentimos de forma genuina y realista, nos abre la puerta a construir un relato sano de nosotros mismos

No solamente las palabras construyen nuestra identidad a través de la calificación. En la medida en que hallemos con palabras lo que sentimos, podremos expresarnos ante los demás y ante nosotros mismos, construir nuestra historia de forma más realista, narrar las partes ocultas de nuestra vida (las que no se quieren ver o simplemente ni se nos ocurre que existan) y hacer un relato comprensible y sólido de nosotros mismos. Todo esto nos proporcionará una base segura sobre la que apoyar y levantar nuestro yo.

" La palabra que decimos       viene de lejos,                     y no tiene definición,            tiene argumento.                   Cuando dices " nunca",          cuando dices " bueno",           estás contando tu historia       sin saberlo"                         Luis Rosales.

 

Raquel Ibáñez Ortego

Psicóloga

Grupo Crece

 

¿Por qué es tan importante la habilidad para hablar en público?

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La habilidad para hablar en público es de las más complejas y difíciles de gestionar. Parece que hay personas especialmente dotadas para ello, que se manejan como pez en el agua cuando tienen que "soltar un speech" en público, sea dando un curso o conferencia, tomando la palabra en una reunión de trabajo o contando una anécdota en un grupo social o familiar.

Si somos de los que pensamos que “se nos da mal” esto de hablar en público, es muy posible que admiremos y nos maravillemos de este tipo de personas y sintamos que esto “no es para nosotros", "no hemos nacido con ese don”, “nosotros no seremos nunca capaces de conseguirlo”.

En realidad, no es así, las habilidades de oratoria y hablar en público se aprenden y cualquiera de nosotros puede hacer gala de poder disfrutar hablando en público, conmover, convencer o conseguir la atención de un auditorio, con sólo entrenarse y practicar el conjunto de habilidades y estrategias implicadas en una conducta, a priori, muy difícil. 

Además, es una conducta que si aprendemos a manejarla, nos va a aportar una mejor autoestima y una mayor seguridad en nosotros/as mismos/as. 

Hablar bien en público nos puede abrir muchas puertas. Desde un punto de vista profesional puede ayudar a:  aumentar las posibilidades en una entrevista laboral, conseguir mayor credibilidad y atención en las reuniones de trabajo, obtener mejores resultados en un examen u oposición, captar clientes para una empresa o proyecto, ganarme la confianza de mi equipo, liderar con más seguridad a un grupo de personas… Pero, también, en el terreno personal tiene grandes ventajas como facilitar sentirme más integrado/a en los grupos sociales o en el entorno familiar, conseguir que mis opiniones sean tomadas más en cuenta, ser percibido/a como una persona más interesante y segura de sí misma…

Cuando hablamos en público, ponemos sobre la mesa un gran abanico de competencias, desde cómo estructurar un discurso, a cómo expresarse con los gestos de la cara, las manos, el cuerpo o la voz. Todo ello implica un conjunto de habilidades verbales y no verbales que se pueden entrenar por separado de una manera sencilla.

¿Por qué se nos da mal hablar en público? ¿Por qué, incluso, hemos desarrollado miedo escénico o miedo a hablar en público?

Es muy posible, que en algún momento de nuestra vida, hayamos tenido una experiencia desagradable o traumática, donde quizá hubo personas que se burlaron o nos humillaron, sufrimos un bloqueo o una reacción de mucho nerviosismo, nos sometían a situaciones de mucha exigencia…. Entonces, nuestro organismo ha automatizado la respuesta de activación o tensión para protegernos (Cerebro reptiliano o emocional) y esta respuesta de alerta se generaliza a otros contextos de exponernos a un público aunque racionalmente (neocortex) nos parezca absurdo o no encontremos la relación.  

Puede ser también, que por las circunstancias de un entorno muy protector, exigente o que no nos haya ofrecido oportunidades de enfrentarnos a estas situaciones, no tengamos experiencia y práctica a la hora de comunicarnos y hablar en público y sintamos que no sabemos hacerlo.

La timidez, el miedo a exponernos al juicio de los demás, los bloqueos para mostrarnos espontáneos y tal como somos, también suelen estar en la base de nuestro miedo o dificultad para hablar en público.

Ante esto, las consecuencias de tener dificultades a la hora de enfrentarse a hablar en público son:

  • Si no podemos evitar enfrentarnos porque en nuestro trabajo es imprescindible, al no disponer de recursos de autogestión emocional ni herramientas verbales y no verbales, obtenemos un resultado negativo, nuestra autoestima baja y mantenemos o empeoramos el problema al largo plazo.

  • Si podemos, evitaremos exponernos a aquello que provoca malestar, con lo cual nunca podremos aprender o mejorar estas habilidades y darnos cuenta de que podemos hacerlo y podemos hacerlo bien y disfrutarlo.

Disfrutarlo, sí.

Cuando podemos ser nosotros mismos ante un auditorio o grupo de personas, gestionando nuestra ansiedad hasta el punto de poder bajarla al mínimo, mostrando naturalidad en nuestra comunicación no verbal, y pudiendo expresar nuestras ideas, obtenemos un gran refuerzo social y nuestra autoestima se refuerza muchísimo.

 

Hay ciertas claves a tener en cuenta a la hora de hablar en público:

1. Nuestro nivel de activación o ansiedad que nos puede hacer percibir la sensación de descontrol y de miedo al miedo o miedo a las señales de ansiedad: taquicardia, sudor, dificultad para respirar, bloqueo corporal, temblor en la voz o en el cuerpo. Pensar que los demás “lo pueden notar” nos hace estar muy indefensos y expuestos. Y centrar nuestra atención en la ansiedad favorece que la ansiedad se mantenga, ese comportamiento de hipervigilancia hace que nosotros mismo provoquemos que estas señales se mantengan e incluso que aumente su intensidad. Mantener a raya nuestro nivel de ansiedad y aprender estrategias como la respiración diafragmática o el control atencional para manejarlo, será imprescindible.

2. Las ideas que tenemos de nosotros/as mismos/as en ese momento, o antes o después de enfrentarnos al público: ideas, la mayoría de las veces, muy negativas e hiperexigentes y que ponen en duda nuestra valía personal. Tendemos a:  

  • Anticipar las consecuencias negativas “voy a hacer el ridículo”, evaluar de manera poco realista y muy negativa nuestras habilidades, “lo hago fatal”, o las situaciones, “nadie se está enterando de nada”.

  • Generalizar los errores o las dificultades, “no lo voy a conseguir nunca”, “todo lo hago mal”,

  • o focalizar la atención en un aspecto que no es tan relevante, “ya estoy de nuevo con los titubeos”.

  • Marcarnos metas excesivamente elevadas sin tener en cuenta nuestro punto de partida a la hora de hablar en público: “tengo que hacerlo perfecto si no, no vale”

  • Exagerar nuestros errores y no tener en cuenta nuestros logros: “se me ha olvidado hablar de…”

  • Compararnos con otras personas de modo que nosotros/as siempre salimos perdiendo provocándonos una respuesta de inseguridad y desánimo: “no puedo competir con esta persona, lo hace y lo hará siempre mejor que yo”.

Desarrollar ideas más proactivas y constructivas y desbancar las ideas perjudiciales será una estrategia importante. Podemos usar autoistrucciones positivas como: “nadie lo nota más que yo” “voy a respirar” “me voy a centrar en la presentación”, “voy a mover las manos”, “estoy consiguiendo estar más calmado/a” “he conseguido avanzar en … desde la última vez”.

3. La conciencia de nuestros movimientos corporales, faciales y del uso de la voz, y el conocimiento que tengamos de los comportamientos no verbales adecuados en estas situaciones. Hay aspectos de la conducta no verbal y paralingüística que nos pueden dificultar la puesta en escena y otros que nos lo facilitan, favoreciendo que el mensaje llegue de manera más clara y contundente y consigamos nuestros objetivos en dicha comunicación, y lo más importante, vamos a conseguir contagiarnos de esa actitud no verbal y sentirnos más seguros/as. Es necesario un entrenamiento en estas competencias dirigido por un profesional.

4. La estructura de nuestro discurso y el uso del lenguaje verbal, así como los apoyos didácticos usados, que igualmente, puede facilitar o no que nuestro mensaje llegue al interlocutor. Podemos acudir a un profesional que nos oriente y corrija nuestras presentaciones.

5. La exposición progresiva a situaciones de hablar en público y la práctica son imprescindibles para descondicionar nuestra experiencia negativa y propiciar nuevas asociaciones positivas en el cerebro. Mientras más lo evitemos, más dificultades y más conflicto tendremos con esta habilidad.

Existe una gran oferta de cursos presenciales de oratoria, cursos para vencer el miedo escénico o cursos para hablar en público en Madrid y en el resto de España. Un buen curso es la opción más eficaz para superar nuestro nerviosismo y ansiedad en las presentaciones y mejorar considerablemente nuestras habilidades.


Raquel López Vergara

Psicóloga, coach y formadora

Grupo Crece 

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Carta a un niño

Hola, peque.

Hoy he visto tu foto en la tele. He visto esos ojos negros que miraban a la cámara fijamente con curiosidad. Y he visto también a muchas otras personas que quizá sean tus papis, tus amiguitos o tus maestros del cole. Todas esas caras tenían expresiones de preocupación y de incertidumbre, pero también de decisión y de esperanza.

Cuando he visto tu foto, he pensado: ¿qué mensajes estará escuchando ese niño cada día?; ¿qué cantidad de conversaciones y escenas habrás vivido en esas largas caminatas, en las interminables horas de espera, en los trenes y autobuses que poco a poco te han ido alejando de lo que conoces, de ese mundo que estabas descubriendo y que cada vez sentías más tuyo?

Me imagino que en estos días estarás viviendo situaciones difíciles y totalmente nuevas para ti. Supongo que muchas, ni siquiera las entiendes y que, a veces, habrás tenido que fijarte en la cara y en los gestos de los mayores para poder adivinar si las cosas iban bien o mal.  Puedo incluso sentir en mi piel la angustia de ser niño en casos como esos, y ser los últimos en enterarnos de las cosas que nos afectan, si es que alguien nos las explica. Por eso quiero mandarte este mensaje solo a ti, como si estuviésemos los dos solos en una sala, jugando con los cojines, sentados en el suelo.

Sé que te resulta muy difícil entender qué está pasando. Ni siquiera yo soy capaz de explicártelo. Pero tienes derecho a saber qué va a ser de ti. Tienes derecho a que los mayores te digan que vas a estar con ellos, que no te van a dejar solo, que, pase lo que pase, no os vais a separar. Estoy segura de que eso es algo que necesitas oír. Quizás no te puedan decir dónde vais a estar mañana, ni en qué condiciones, pero sí te pueden decir que no vas a estar solo.

También sé que te sientes raro porque nunca habías visto a mamá y a papá tan preocupados. Quizás, en los últimos días, les has visto llorar o gritar desesperadamente en algún momento. Esa es su manera de expresar su deseo de estar en un lugar feliz contigo. Es su manera de mostrarle al mundo que tú eres importante y te mereces tener un futuro y vivir en paz y feliz. Puede que sientas que ellos están demasiado preocupados y prefieras no molestarles mucho, pero te diré una cosa: pedir y dar un abrazo nunca molesta.

La situación en la que estás es muy dura, y también es duro sentir que todo está en manos de unos adultos que en ocasiones son buenos y en ocasiones no. Pero, ¿sabes?, no todo depende de los demás. Tú también tienes mucha capacidad de elegir. Puedes elegir jugar con ese niño con el que has coincidido en algún punto de tu viaje y que está triste. Puedes elegir buscar algo bonito en lo que te rodea. Puedes elegir pedir ayuda cuando la necesites. Puedes elegir cerrar los ojitos y buscar una mirada que te hizo sentir protegido, que te hizo sentir aliviado, que te hizo sonreír…. Y, sobre todo, puedes elegir qué papel quieres que tenga este capítulo en el cuento de tu vida y construir con esa experiencia y tu mirada de niño algo precioso.

Imagínate el príncipe de un cuento que ha sido desterrado de su reino y convertido en rana. ¿Qué te gustaría que hiciese esa rana? Puede sentirse triste por ser diferente y no estar en su reino; pero también puede probar a saltar muy alto con sus fuertes ancas, y explorar ese nuevo mundo en el que le toca vivir. Y ,quizás, pueda mirar ese mundo a través de unas gafas mágicas con las que captar todos los detalles felices de su nueva experiencia. ¿Qué te parece mejor?A mí me gustaría ayudar a esa ranita a encontrar esas gafas mágicas y a quererse en su nueva vida. ¿Y a ti?

Antes de despedirnos, me gustaría que los dos hiciéramos un juego. Vamos a juntar nuestros dedos pulgares e índices para hacer con ellos unas gafas mágicas y preguntarnos a continuación: ¿qué cosas bonitas has visto hoy? Y ojalá yo pueda responder: tu sonrisa.

Sara Ferro Martínez

Psicóloga

Grupo Crece

Lo que las nuevas tecnologías pueden aportar a nuestros hijos: una visión positiva

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Las nuevas tecnologías han invadido todas las áreas de nuestro día a día. En pocos años, hemos pasado de no conocerlas a situarlas en un lugar central de nuestro trabajo, nuestra educación, nuestra manera de relacionarnos, nuestro ocio… Son tantas las opciones que nos ofrecen, que su  diversidad y avance, son más rápidas que nuestra capacidad para integrar los cambios, y adaptarnos a ellos de una manera consciente.

Este es  uno  de los problemas que nos supone hoy en día la tecnología: Nos resulta inviable abarcar todas sus opciones, conocerlas y saber manejarlas, optimizando sus aportes positivos y neutralizando los posibles peligros que puedan ofrecer. 

 

Esta realidad toma gran importancia en la educación de las nuevas generaciones, más aún cuándo crecen en este mundo tecnológico de manera natural, con más capacidad para explorar y conocer que las generaciones anteriores, que han tenido que incorporar la tecnología de una manera más gradual.

La diferenciación entre nativos  digitales e  inmigrantes  digitales, términos adoptados por Marc Prensky,  es crucial para entender el problema de las tecnologías en las familias actuales. Nos encontramos en un momento  en el que dos generaciones conviven con una  concepción diferente de la tecnología,  lo que está  dificultando en ocasiones el entendimiento y el encuentro entre ambas, en torno a este asunto. 

Los inmigrantes digitales, es decir, los padres, vive en el mundo de la tecnología desde el temor, la inexperiencia y una sensación de falta de control, mientras que los nativos digitales, sus hijos, viven la tecnología como algo normal de su
día a día, desarrollándose y creciendo en ella en la misma medida en la que se desarrollan y descubren otros ámbitos del mundo.

La tecnología es un hecho, percibirla como el enemigo, temerla y relacionarnos con ella desde los peligros que pueda suponer es un esfuerzo titánico por frenar algo imparable. Conocer las opciones que nos aportan, entendiendo que en la realidad de nuestros hijos está integrada la tecnología y lo estará, nos ayudará a percibir la tecnología de una manera natural, pudiendo maximizar sus puntos favorables y cuidando a los niños de sus puntos más negativos.

Al igual que en otras muchas áreas, como padres necesitamos hacer un esfuerzo por comprender la función que cumplen las tecnologías en la vida de nuestros hijos.  De este modo, podremos relacionarnos con  ellas de una manera más realista y conocer de una manera más profunda a nuestros hijos, sus motivaciones e intereses,  pudiendo hacer hincapié en nutrirles como padres en esos aspectos que ellos buscan en las nuevas tecnologías. 

Por lo general, los intereses de los  niños y adolescentes en torno a las nuevas tecnologías y redes sociales están relacionados con los siguientes aspectos:

1. Evasión, descarga de adrenalina, desconexión.

Los niños encuentran en los videojuegos una manera de descargar la energía que tanto les caracteriza de una manera rápida, fácil y accesible. Los adolescentes comienzan a sentir el peso de la exigencia de la sociedad sobre ellos. Lo que antes era disfrute y juego empieza a ser esfuerzo y trabajo, por lo que su necesidad de desconexión y de evasión también se acentúa.

Comienzan a valorar más su tiempo de ocio, como una adaptación a la vida adulta en la que deber y ocio están diferenciados. Los videojuegos les permite compatibilizar ambas de una manera rápida, ya que pueden tener ocio y obligación en el mismo lugar y sin una gran transición de tiempo entre uno y otro. Desde el rol de padres comprender su necesidad de evasión y desconexión y promover
alternativas que involucren un rol más activo puede favorecer este control sobre las nuevas tecnologías de modo que, otras actividades puedan alternar con los videojuegos.

Conocer las características de los videojuegos que les gustan a nuestros hijos y compartir ese espacio con ellos será una manera de crear un clima favorable que facilite la comunicación y la puesta de límites.

2. Autoconcepto

Las redes sociales giran mucho en torno a la persona, al perfil de cada uno. Las nuevas generaciones cuentan con las nuevas tecnologías como una fuente más de creación de su autoconcepto: observan
modelos, exponen sus preferencias, se crean su personalidad y la muestran. 

El ejercicio de buscar qué les caracteriza, lo que les hace especiales para mostrarlo al mundo, hace que las nuevas generaciones tengan un mayor conocimiento de ellos mismos, de cómo son, qué imagen proyectan y qué emociones generan en los demás. Desde nuestro rol de padres al conocer el autoconcepto de nuestros hijos, como se perciben, es una gran ventaja, ya que dicho autoconcepto tendrá un papel protagonista en sus relaciones, actitudes y decisiones presentes y futuras.

En muchas ocasiones nos centramos tanto en los aspectos en los que nuestros hijos pueden mejorar que olvidamos recordarles lo positivo que vemos en ellos.  

Llenando su autoconcepto desde casa, su necesidad de construirlo en base a los demás será menor.

3.  Autoestima

Las redes sociales son fuente también de refuerzo y crítica, dos cosas que tendrán un papel  importante en la autoestima de nuestros hijos. A través de las redes sociales, sienten más libertad para expresar lo que les gusta y lo que no, los sentimientos y sensaciones que les generan diferentes fotografías o comentarios, sus opiniones y vivencias. Además, las redes sociales e internet por lo  general, es una oportunidad que permite a los menores relacionarse con personas con un perfil afín a ellos, con los mismos intereses y motivaciones. Esto les otorga más libertad para elegir quien quieren ser, sin sentirse raros o diferentes, viviendo en un mundo más global en el que tienen facilidad de conocer gente con gustos diferentes, aunque no sean los mayoritarios en su entorno.

3. Construcción de un concepto sobre diferentes realidades

A través de las vivencias compartidas, de las noticias a las que acceden, de los vídeos que crean moda entre los jóvenes, éstos van creando su propia conciencia sobre la realidad, sobre el mundo. El aumento de información a la que acceden les permite tener una imagen del mundo más globalizada, más realista y más documentada, aunque no toda la información sea igual de valiosa. Como padres podemos reforzar esta actitud de búsqueda e información en  nuestros hijos y ayudarles a crearse un criterio que les permita filtrar la gran cantidad de información que reciben de una manera óptima, generando en ellos un espíritu crítico.

4. Construcción de red social

La construcción de la red social funciona en dos sentidos: afianzar las relaciones que han establecido en sus círculos y creación de nuevas relaciones. A través de las redes sociales afianzan las relaciones que tienen con su entorno y mantienen la relación con personas que dejen de estar  a su alcance por alguna razón. Tratan temas comunes, muestran sus lazos en público como una manera de afirmarse en la importancia que tiene para ellos esas relaciones y expresan sus sentimientos de una manera más abierta de lo que se permiten hacerlo en público. Esto hay que entenderlo como un extra: hoy en día expresan más sus emociones y perspectivas. Internet brinda a las nuevas generaciones un sinfín de opciones para relacionarse con personas que a priori tengan cosas en común con ellos. A través de los foros o las cuentas dedicadas a determinados clubes deportivos, a cantantes, a hobbies, etc., se convierten en seres activos en sus relaciones, eligiendo el grupo que sienten que les aporta algo, en el que se sienten a gusto y en el que se sienten aceptados. Incluso esos niños que pueden tener el estigma en el colegio, se sienten aliviados al observar que no son los únicos, al compartir experiencias con otros iguales, al observar que no son peores, ni raros.

5. Comunicación

Vivimos en la Era de la Comunicación. La comunicación es algo que nos caracteriza como especie, por lo que está en nuestra naturaleza buscarla y potenciarla. A medida que avanzan las nuevas tecnologías, más capacidad de comunicación tenemos. Las nuevas generaciones tienen integrada
esta actitud de búsqueda de maneras de comunicación: las exploran, las comparten, las ponen de moda e incluso las crean.  Muchos padres se preocupan de que se comuniquen solo a través de lo virtual, sin embargo, tenemos que entenderlo como un extra: los niños que tienen facilidad de
comunicación en persona también ejercitan su comunicación en lo virtual, y los niños que tienen dificultades en lo personal, encuentran un entorno que no les es tan amenazador y que puede servir como un contexto de entrenamiento, en el que desarrollen habilidades que les haga sentirse seguros para avanzar en el cara a cara. Crear ese clima de aceptación de la tecnología nos hará aumentar nuestra capacidad de comunicarnos con nuestros hijos, ya que para ellos es un tema que les moviliza y les motiva.

Sara Ferro Martínez

Psicóloga familiar

Grupo Crece

Encontrar el justo lugar en la relación madre-hija (Parte III)

Convertirse en madre después de tu madre

Durante mucho tiempo la mujer parecía destinada a reproducir el modelo imperante cuyo destino era SER MADRE, sin plantearse si eso era lo que deseaba. En la actualidad se es libre de postergar o no la maternidad, y se debe ser libre para elegirla. NO se " nace madre" , sino que una se " hace madre".

Para qué esta elección sea lo más libre posible, es necesario que el deseo de un hijo no se base en una compensación, que no sea el resultado de una influencia familiar o de una clonación. Es conveniente que la mujer que quiere ser madre se desarrolle como persona y no se lancé desesperadamente hacia la maternidad

Algunas reflexiones para aquellas que desean ser madres y viven con dificultad su relación madre-hija...aunque siempre teniendo en cuenta que NINGÚN PADRE-MADRE ES IDEAL:

Imagen: Gioia Albano

Imagen: Gioia Albano

  • Parir no es hacer un regalo a la madre.
  • Dar a luz no es más que una realización entre otras.
  • Desear tener un niño surge de un deseo, o compartido en una pareja basada en el amor, o individual como un deseo real que no sustituye a nadie del entorno afectivo.
  • Dar a luz a una niña no sustituye el propio desarrollo.
  • No olvidar nunca la ecuación : mujer satisfecha= madre satisfecha= hijo satisfecho.
  • Educar a una niña no tiene el papel de reparación de la madre.
  • Una muchacha no es la imagen, el espejo, el reflejo de una misma.
  • Parir a una niña implica dejar que el padre desempeñe su papel para evitar la fusión ( también con niños, por supuesto).

En el momento de un embarazo deseado es importante volver a poner a la madre en un lugar más justo, en una relación más equilibrada, de adulto a adulto: una maternidad deseada debe ofrecer esa oportunidad de desprenderse del pasado. Exteriorizar sentimientos, equivocaciones e incomprensiones para que cada una encuentre su lugar. Esta situación pasará a veces por momentos difíciles, pero gracias a ello se podrá conseguir madurez y autonomía.

 

Ser abuela después de haber sido madre

Ser abuela hace que se vuelvan a cuestionar los fundamentos sobre los que se construyó el vínculo madre- hija. Es un buen momento para ambas para el acercamiento, intentando afrontar las dificultades del pasado.No ocuparse de los nietos por desear hacer de la etapa final de su vida un momento para el autodesarrollo es una manera de abandonar a su hija a través de su hijo. Si existe una ruptura con una madre y su joven hija que ha dado a luz, esta última puede sufrir una depresión. La presencia afectiva, la disponibilidad discreta, el apoyo y los consejos que no pretenden inmiscuirse son necesarios.

La abuela debe permanecer en su sitio, es importante que no sustituya a la madre ni ocupe su lugar. Su función no es educar, ni criar al niño, excepto en casos de fuerza mayor. No se impondrá en cuanto a la dirección que debe darse a la educación, a los valores que deben transmitirse. Toda tentativa de tomar el poder en cuanto educación, si no se solicitó, es intromisión. Sólo en caso de necesidad y de demanda expresa de la pareja podrá intervenir en paralelo.

Imagen: Gioia Albano


Imagen: Gioia Albano

En la actualidad, numerosos abuelos ayudan a las madres/padres que trabajan a ocuparse de los niños. Sin embargo ayudar no significa sustituir. Deben respetarse las consignas educativas de los padres. También en la actualidad existen numerosas familias rotas en las que las abuelas tienen que tomar partido. Los nietos que tengan que vivir con un padrastro o madrastra podrán encontrar en su abuela una mano que les resulta familiar, una presencia fuerte y cariñosa. El peligro en estas situaciones es que la abuela tome partido en caso de separación difícil, criticando al padre o a la madre. El papel de la abuela en estos casos es la de ayudar a los nietos a que superen esta situación, explicándoles que su madre y su padre siempre les querrán. Podrá ofrecerse a escuchar las confidencias de sus nietos sin juzgar ni denunciar. Esta actitud es muy difícil por el dolor personal de la abuela, por las emociones negativas experimentadas ( ira, resentimiento, pena), pero éstas no deben ser proyectadas y no hacer de sus nietos un instrumento de venganza personal. Si esto es muy complicado quizás se pueda pedir ayuda a un psicoterapeuta. 

" Una abuela debe estar presente cuando se la necesita, y no estarlo cuando no se necesita" Françoise Dolto

Encontrar el justo lugar en la relación madre-hija (Parte II)

Algunos tipos de madres que dificultan la realización personal de las hijas:

Madres abandonadoras: 

La eterna MADRE llorona, quejica, que convierte a su hija en una enfermera, una sanadora a domicilio de sus eternas heridas. La vida ha hecho de ella una víctima. La muchacha se convierte en madre de su propia madre.
También encontramos en este apartado a la MADRE que abandona a su hija para desarrollar su vida personal y social, realizándose en sí misma y para sí misma sin importar a qué precio, y buscando el reconocimiento en sus éxitos y en la opinión de los demás. Con esto relega a su hija al fondo del cajón.

Las HIJAS de estas mujeres corren el riesgo de permanecer unidas a la nostalgia de lo que pudo haber sido y nunca fue. El triste deseo de la niña puede centrarse en la espera desesperada de un reconocimiento por parte de su mamá. Muchas hijas habrán jugado a ser la muchacha perfecta para sentirse por fin amadas.
Estas chicas, sin saberlo, esperarán de la vida, de su pareja y del trabajo aquella caricia materna que nunca obtuvo en su infancia. Realizará elecciones inestables, con parches, con el fin de compensar su inseguridad emocional.
Tanto en estas madres como en sus hijas es fundamental para liberar sus emociones negativas contenidas ( pena, ira y odio) que cada una trabaje ( terapéuticamente hablando) para aceptar hablar cara a cara con la otra.
Las hijas deben ser conscientes de que un día tendrán que ser capaces de hacer frente a su madre para expresar su resentimiento. 
Más tarde será imprescindible concienciarse de que una madre abandonadora NO lo fue forzosamente por falta de amor, sino que su AUSENCIA PSICOLÓGICA HABLA SOBRE UN PASADO DOLOROSO SOBRE EL QUE SE CONSTRUYÓ SU VIDA.
Al final del camino, el aprendizaje del perdón, siempre y cuando sea posible, permitirá estar en paz con una misma para poder evolucionar en el camino de la vida.

Santas madres

"A santa madre hijo perverso" Lacan.

Aquellas mujeres que llevan la maternidad a flor de piel. Es " demasiado madre", y ha dejado a la MUJER en una fase larvaria. No ha sido capaz de desarrollar una vida propia y lo compensa con el sentimiento de poder existir en algún lugar, eligiendo el de la maternidad. 
Cuida de sus hijos y es omnipotente. 
Se anticipa a los deseos de su hija, o no le permite tenerlos, le hace la vida más fácil y le da el biberón de por vida.
Son madres que desde el exterior se ven irreprochables, excelentes..." santas madres".
Hay que saber que una presencia abusiva no constituye una señal de amor, sino una intrusión invasora que no tiene en cuenta la voluntad del otro.
Su hija , sin autonomía, dependen de este cómodo lazó de apego; incluso les resulta más fácil succionar la leche materna que ganarse el pan con el sudor de su frente.
Una hija de una madre pegajosa lo tiene complicado...¿ cómo " decir No "a una madre tan cariñosa, tan presente...tan "santa madre"?
Ese es su objetivo, aprender a decir NO para encaminarse hacia ella misma, y trabajar para reconstruirse, de lo contrario es muy posible reproducir el esquema de la madre.

Madres que compensan con su hija una insatisfacción.

El objetivo inconsciente de estas madres es reparar un daño a través de su hija. También pueden intentar compensar una vida conyugal no satisfactoria. La única forma es realizarse a través de su hija, que corre el peligro de desarrollar un" falso YO", una personalidad alejada de su verdadero potencial.
Estas hijas tratan de responder punto por punto a las esperanzas de una madre. La hija deberá seguir no su propio sueño, sino los de su progenitora. Pondrá toda su energía en intentar no decepcionarla.
Esta relación está marcada por una gran violencia psicológica.
Por este motivo existe un odio contenido, una culpabilidad que compromete a someterse, a no ser una misma para no decepcionar a esa madre que tiene profundas insatisfacciones que deben cumplirse.
Finalmente la muchacha estalla y expresa a su manera, a través de la angustia, la depresión y la crisis lo que no pudo decirle con palabras a su madre.
Para liberarse es necesario ser consciente de la culpabilidad interiorizada que impide aprender a decir NO y deshacerse de ella. Hay que pasar por el dolor de la "traición"a la madre... Y aprender lentamente a observar de cara sus propios deseos.

La madre paradójica

Es una madre inconstante, que habla y dice lo contrario, que después de propinarte una bofetada te da un caramelo. En ella domina la ansiedad, que arroja sobre los otros. Es indecisa y cambia de rumbo constantemente. Se entromete en todo, , lo sabe todo acerca de cualquier cosa y es la reina de las certezas acerca de su hija.

Las hijas de estas madres requieren de malabarismos para " huir" de ellas. Aprender a quitarse el sentimiento de culpa hacia aquella que se queja por no ser correspondida, y construir una base de autoestima para atreverse a tomar sus propias decisiones.

Ver Parte I de este artículo

Raquel ibáñez Ortego

Psicóloga

Grupo Crece
 

Encontrar el justo lugar en la relación madre-hija (Parte I)

Toda madre juega un papel fundamental en la vida de su hija, y por una buena razón: se trata de la primera referencia femenina que ésta tiene. La relación que sucede entre ambas en ocasiones es ambivalente: una mezcla entre amor y odio donde a veces es difícil encontrar un lugar adecuado. 

La principal dificultad se puede resumir en las siguientes palabras de Erich Fromm: "La relación madre- hijo es paradójica y, en cierto sentido, trágica. Requiere el amor más intenso por parte de la madre, sin embargo, todo ese amor debe ayudar a que el niño crezca y se aleje poco a poco de ésta, hasta convertirse en un ser totalmente independiente".

¿ Dónde debe poner el límite una madre para que permita la autonomía e individuación de su hija?
¿ Dónde debe poner el límite la hija para que pueda expresar sus propios deseos y su identidad? 

Y ¿ cómo hacerlo sin sentir la culpabilidad de creer traicionar a la madre al seguir su propio camino? 

Como la madre es la primera que está cuando se crea esta relación, pondremos el foco de atención en ella y en su actitud en las dos etapas fundamentales del desarrollo vital de todo ser humano: la infancia y la adolescencia. Así mismo describiremos y analizaremos el perfil de algunas madres que pueden dificultar este dúo, las consecuencias de sus actos en sus hijas y algunas soluciones posibles para hallar ese justo lugar. Por último, se examinará la relación desde el punto de vista de la cadena generacional: como ser madre después de la propia madre y el papel de la madre convertida en abuela.

Infancia

Una de las dificultades entre madre e hija reside en que son del mismo sexo. En los primeros meses de vida, la madre debe poder proporcionar a su hija cuerpo, alma y corazón; a la vez, la madre debe mirarla, reconocerla, pero sin buscarse a ella misma en esta mirada, sin considerarla su reflejo.
La tentación de la confusión es muy fuerte si la madre no ha saldado sus cuentas con el pasado o si existen heridas emocionales no resueltas, puesto que tenderá a "mirarse" en su hija sin darle a ésta un lugar como una persona singular, diferente, y comenzará a proyectar en ella sus propias frustraciones y deseos.
Amar a la hija es aceptar poco a poco no continuar siendo un único cuerpo para ella, y dejar un lugar al padre o su sustituto. La actitud , las palabras y las acciones del padre o sustituto son lo que permitirán al bebé centrarse en otra cosa, en los demás, en el mundo.
Poco a poco, mientras la hija vaya creciendo, la madre debe ir haciéndole entender que son personas diferentes: por sus acciones, actividades personales, lucrativas o no, debe demostrar que no es sólo madre, que también existe fuera de esa función. En este sentido se trata de dos personas que deben vivir cada una su " deseo singular".
Si la madre sólo se siente realizada a través de la maternidad, la progenitora creará una dependencia y un sentimiento de culpabilidad en la hija si ésta empieza a mirar hacia otro lado para crecer.

Adolescencia

La adolescencia es un momento de metamorfosis y transformación fisiológica donde se despiertan y se comienzan a exteriorizar los posibles conflictos existentes. 
Uno de los posibles conflictos está relacionado con la competencia entre mujeres en cuanto a " lo femenino", aunque esas mujeres sean madre e hija. En este momento evolutivo es necesario que la madre acepte su edad sin rechazar el envejecimiento. Empezar a construir la diferenciación entre ambas es difícil si existe en la madre una voluntad de imitar a su hija en cuanto a la elección de su indumentaria, su manera de hablar, el ocio o sus modelos. 
Sería bueno revisar su historia y aceptar que el pasado es pasado, y es un buen momento para hacer un balance lúcido y honesto de las insatisfacciones personales sobre proyectos que no se han llevado a término o sus " deseos singulares" que vuelven a aparecer, y autorizarse a recuperar el movimiento en sí, la confianza en uno mismo y la pasión por la vida.

El hecho de existir como mujer anhelante es crucial para la construcción de la feminidad de su hija.

ENTRE UNA MADRE Y UNA HIJA NO ES RECOMENDABLE COMPARTIRLO Y CONFUNDIRLO TODO, SI NO, ¿CÓMO PODRÁ LA CHICA CONSTRUIR SU INTIMIDAD, SU AUTONOMÍA? 

Para acompañar de una forma adecuada lo que una madre debe aprender a comprender es que CRECER ES DIFERENCIARSE. 

En este sentido debe respetarse la intimidad, como, por ejemplo, el deseo de retirarse al dormitorio. Del mismo modo, sería adecuado que los primeros novios fueran aceptados sin ningún tipo de juicio o voluntad de orientación, ya que de lo contrario se interpretaría como una manera de controlar y de evitar que la niña crezca y se identifique con sus propios deseos.
La madre ha de aceptar no ser la única referencia, al contrario de lo que ocurría en la infancia. Es necesario tener el duelo por la niñita que su hija ya no es.

En cuanto a la hija, en ocasiones, diferenciarse de la madre implica romper con la madre,rebelándose, con grandes fracasos escolares, en exámenes o en otras cosas que no se deseaba hacer. Rebelarse forma parte de la evolución de la persona de la adolescente.

Las chicas deseosas de seguir su propia vida deben trabajar para evitar sentirse culpables. CRECER ES IR HACIA UNA MISMA, lo que no impide el afecto con su madre y compartir ciertas cosas de la vida, cada una conservando su vida y su intimidad

Raquel Ibáñez Ortego

Psicóloga

Grupo Crece



Bibliografía: Poncet- Bonissol, Y., " La relación madre-hija". Ediciones Obelisco, España 2014.

Imágenes: Gioia Albano
Regina Garialdi
Flor Méndez