Carta a un niño

Hola, peque.

Hoy he visto tu foto en la tele. He visto esos ojos negros que miraban a la cámara fijamente con curiosidad. Y he visto también a muchas otras personas que quizá sean tus papis, tus amiguitos o tus maestros del cole. Todas esas caras tenían expresiones de preocupación y de incertidumbre, pero también de decisión y de esperanza.

Cuando he visto tu foto, he pensado: ¿qué mensajes estará escuchando ese niño cada día?; ¿qué cantidad de conversaciones y escenas habrás vivido en esas largas caminatas, en las interminables horas de espera, en los trenes y autobuses que poco a poco te han ido alejando de lo que conoces, de ese mundo que estabas descubriendo y que cada vez sentías más tuyo?

Me imagino que en estos días estarás viviendo situaciones difíciles y totalmente nuevas para ti. Supongo que muchas, ni siquiera las entiendes y que, a veces, habrás tenido que fijarte en la cara y en los gestos de los mayores para poder adivinar si las cosas iban bien o mal.  Puedo incluso sentir en mi piel la angustia de ser niño en casos como esos, y ser los últimos en enterarnos de las cosas que nos afectan, si es que alguien nos las explica. Por eso quiero mandarte este mensaje solo a ti, como si estuviésemos los dos solos en una sala, jugando con los cojines, sentados en el suelo.

Sé que te resulta muy difícil entender qué está pasando. Ni siquiera yo soy capaz de explicártelo. Pero tienes derecho a saber qué va a ser de ti. Tienes derecho a que los mayores te digan que vas a estar con ellos, que no te van a dejar solo, que, pase lo que pase, no os vais a separar. Estoy segura de que eso es algo que necesitas oír. Quizás no te puedan decir dónde vais a estar mañana, ni en qué condiciones, pero sí te pueden decir que no vas a estar solo.

También sé que te sientes raro porque nunca habías visto a mamá y a papá tan preocupados. Quizás, en los últimos días, les has visto llorar o gritar desesperadamente en algún momento. Esa es su manera de expresar su deseo de estar en un lugar feliz contigo. Es su manera de mostrarle al mundo que tú eres importante y te mereces tener un futuro y vivir en paz y feliz. Puede que sientas que ellos están demasiado preocupados y prefieras no molestarles mucho, pero te diré una cosa: pedir y dar un abrazo nunca molesta.

La situación en la que estás es muy dura, y también es duro sentir que todo está en manos de unos adultos que en ocasiones son buenos y en ocasiones no. Pero, ¿sabes?, no todo depende de los demás. Tú también tienes mucha capacidad de elegir. Puedes elegir jugar con ese niño con el que has coincidido en algún punto de tu viaje y que está triste. Puedes elegir buscar algo bonito en lo que te rodea. Puedes elegir pedir ayuda cuando la necesites. Puedes elegir cerrar los ojitos y buscar una mirada que te hizo sentir protegido, que te hizo sentir aliviado, que te hizo sonreír…. Y, sobre todo, puedes elegir qué papel quieres que tenga este capítulo en el cuento de tu vida y construir con esa experiencia y tu mirada de niño algo precioso.

Imagínate el príncipe de un cuento que ha sido desterrado de su reino y convertido en rana. ¿Qué te gustaría que hiciese esa rana? Puede sentirse triste por ser diferente y no estar en su reino; pero también puede probar a saltar muy alto con sus fuertes ancas, y explorar ese nuevo mundo en el que le toca vivir. Y ,quizás, pueda mirar ese mundo a través de unas gafas mágicas con las que captar todos los detalles felices de su nueva experiencia. ¿Qué te parece mejor?A mí me gustaría ayudar a esa ranita a encontrar esas gafas mágicas y a quererse en su nueva vida. ¿Y a ti?

Antes de despedirnos, me gustaría que los dos hiciéramos un juego. Vamos a juntar nuestros dedos pulgares e índices para hacer con ellos unas gafas mágicas y preguntarnos a continuación: ¿qué cosas bonitas has visto hoy? Y ojalá yo pueda responder: tu sonrisa.

Sara Ferro Martínez

Psicóloga

Grupo Crece

Lo que las nuevas tecnologías pueden aportar a nuestros hijos: una visión positiva

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Las nuevas tecnologías han invadido todas las áreas de nuestro día a día. En pocos años, hemos pasado de no conocerlas a situarlas en un lugar central de nuestro trabajo, nuestra educación, nuestra manera de relacionarnos, nuestro ocio… Son tantas las opciones que nos ofrecen, que su  diversidad y avance, son más rápidas que nuestra capacidad para integrar los cambios, y adaptarnos a ellos de una manera consciente.

Este es  uno  de los problemas que nos supone hoy en día la tecnología: Nos resulta inviable abarcar todas sus opciones, conocerlas y saber manejarlas, optimizando sus aportes positivos y neutralizando los posibles peligros que puedan ofrecer. 

 

Esta realidad toma gran importancia en la educación de las nuevas generaciones, más aún cuándo crecen en este mundo tecnológico de manera natural, con más capacidad para explorar y conocer que las generaciones anteriores, que han tenido que incorporar la tecnología de una manera más gradual.

La diferenciación entre nativos  digitales e  inmigrantes  digitales, términos adoptados por Marc Prensky,  es crucial para entender el problema de las tecnologías en las familias actuales. Nos encontramos en un momento  en el que dos generaciones conviven con una  concepción diferente de la tecnología,  lo que está  dificultando en ocasiones el entendimiento y el encuentro entre ambas, en torno a este asunto. 

Los inmigrantes digitales, es decir, los padres, vive en el mundo de la tecnología desde el temor, la inexperiencia y una sensación de falta de control, mientras que los nativos digitales, sus hijos, viven la tecnología como algo normal de su
día a día, desarrollándose y creciendo en ella en la misma medida en la que se desarrollan y descubren otros ámbitos del mundo.

La tecnología es un hecho, percibirla como el enemigo, temerla y relacionarnos con ella desde los peligros que pueda suponer es un esfuerzo titánico por frenar algo imparable. Conocer las opciones que nos aportan, entendiendo que en la realidad de nuestros hijos está integrada la tecnología y lo estará, nos ayudará a percibir la tecnología de una manera natural, pudiendo maximizar sus puntos favorables y cuidando a los niños de sus puntos más negativos.

Al igual que en otras muchas áreas, como padres necesitamos hacer un esfuerzo por comprender la función que cumplen las tecnologías en la vida de nuestros hijos.  De este modo, podremos relacionarnos con  ellas de una manera más realista y conocer de una manera más profunda a nuestros hijos, sus motivaciones e intereses,  pudiendo hacer hincapié en nutrirles como padres en esos aspectos que ellos buscan en las nuevas tecnologías. 

Por lo general, los intereses de los  niños y adolescentes en torno a las nuevas tecnologías y redes sociales están relacionados con los siguientes aspectos:

1. Evasión, descarga de adrenalina, desconexión.

Los niños encuentran en los videojuegos una manera de descargar la energía que tanto les caracteriza de una manera rápida, fácil y accesible. Los adolescentes comienzan a sentir el peso de la exigencia de la sociedad sobre ellos. Lo que antes era disfrute y juego empieza a ser esfuerzo y trabajo, por lo que su necesidad de desconexión y de evasión también se acentúa.

Comienzan a valorar más su tiempo de ocio, como una adaptación a la vida adulta en la que deber y ocio están diferenciados. Los videojuegos les permite compatibilizar ambas de una manera rápida, ya que pueden tener ocio y obligación en el mismo lugar y sin una gran transición de tiempo entre uno y otro. Desde el rol de padres comprender su necesidad de evasión y desconexión y promover
alternativas que involucren un rol más activo puede favorecer este control sobre las nuevas tecnologías de modo que, otras actividades puedan alternar con los videojuegos.

Conocer las características de los videojuegos que les gustan a nuestros hijos y compartir ese espacio con ellos será una manera de crear un clima favorable que facilite la comunicación y la puesta de límites.

2. Autoconcepto

Las redes sociales giran mucho en torno a la persona, al perfil de cada uno. Las nuevas generaciones cuentan con las nuevas tecnologías como una fuente más de creación de su autoconcepto: observan
modelos, exponen sus preferencias, se crean su personalidad y la muestran. 

El ejercicio de buscar qué les caracteriza, lo que les hace especiales para mostrarlo al mundo, hace que las nuevas generaciones tengan un mayor conocimiento de ellos mismos, de cómo son, qué imagen proyectan y qué emociones generan en los demás. Desde nuestro rol de padres al conocer el autoconcepto de nuestros hijos, como se perciben, es una gran ventaja, ya que dicho autoconcepto tendrá un papel protagonista en sus relaciones, actitudes y decisiones presentes y futuras.

En muchas ocasiones nos centramos tanto en los aspectos en los que nuestros hijos pueden mejorar que olvidamos recordarles lo positivo que vemos en ellos.  

Llenando su autoconcepto desde casa, su necesidad de construirlo en base a los demás será menor.

3.  Autoestima

Las redes sociales son fuente también de refuerzo y crítica, dos cosas que tendrán un papel  importante en la autoestima de nuestros hijos. A través de las redes sociales, sienten más libertad para expresar lo que les gusta y lo que no, los sentimientos y sensaciones que les generan diferentes fotografías o comentarios, sus opiniones y vivencias. Además, las redes sociales e internet por lo  general, es una oportunidad que permite a los menores relacionarse con personas con un perfil afín a ellos, con los mismos intereses y motivaciones. Esto les otorga más libertad para elegir quien quieren ser, sin sentirse raros o diferentes, viviendo en un mundo más global en el que tienen facilidad de conocer gente con gustos diferentes, aunque no sean los mayoritarios en su entorno.

3. Construcción de un concepto sobre diferentes realidades

A través de las vivencias compartidas, de las noticias a las que acceden, de los vídeos que crean moda entre los jóvenes, éstos van creando su propia conciencia sobre la realidad, sobre el mundo. El aumento de información a la que acceden les permite tener una imagen del mundo más globalizada, más realista y más documentada, aunque no toda la información sea igual de valiosa. Como padres podemos reforzar esta actitud de búsqueda e información en  nuestros hijos y ayudarles a crearse un criterio que les permita filtrar la gran cantidad de información que reciben de una manera óptima, generando en ellos un espíritu crítico.

4. Construcción de red social

La construcción de la red social funciona en dos sentidos: afianzar las relaciones que han establecido en sus círculos y creación de nuevas relaciones. A través de las redes sociales afianzan las relaciones que tienen con su entorno y mantienen la relación con personas que dejen de estar  a su alcance por alguna razón. Tratan temas comunes, muestran sus lazos en público como una manera de afirmarse en la importancia que tiene para ellos esas relaciones y expresan sus sentimientos de una manera más abierta de lo que se permiten hacerlo en público. Esto hay que entenderlo como un extra: hoy en día expresan más sus emociones y perspectivas. Internet brinda a las nuevas generaciones un sinfín de opciones para relacionarse con personas que a priori tengan cosas en común con ellos. A través de los foros o las cuentas dedicadas a determinados clubes deportivos, a cantantes, a hobbies, etc., se convierten en seres activos en sus relaciones, eligiendo el grupo que sienten que les aporta algo, en el que se sienten a gusto y en el que se sienten aceptados. Incluso esos niños que pueden tener el estigma en el colegio, se sienten aliviados al observar que no son los únicos, al compartir experiencias con otros iguales, al observar que no son peores, ni raros.

5. Comunicación

Vivimos en la Era de la Comunicación. La comunicación es algo que nos caracteriza como especie, por lo que está en nuestra naturaleza buscarla y potenciarla. A medida que avanzan las nuevas tecnologías, más capacidad de comunicación tenemos. Las nuevas generaciones tienen integrada
esta actitud de búsqueda de maneras de comunicación: las exploran, las comparten, las ponen de moda e incluso las crean.  Muchos padres se preocupan de que se comuniquen solo a través de lo virtual, sin embargo, tenemos que entenderlo como un extra: los niños que tienen facilidad de
comunicación en persona también ejercitan su comunicación en lo virtual, y los niños que tienen dificultades en lo personal, encuentran un entorno que no les es tan amenazador y que puede servir como un contexto de entrenamiento, en el que desarrollen habilidades que les haga sentirse seguros para avanzar en el cara a cara. Crear ese clima de aceptación de la tecnología nos hará aumentar nuestra capacidad de comunicarnos con nuestros hijos, ya que para ellos es un tema que les moviliza y les motiva.

Sara Ferro Martínez

Psicóloga familiar

Grupo Crece

Encontrar el justo lugar en la relación madre-hija (Parte III)

Convertirse en madre después de tu madre

Durante mucho tiempo la mujer parecía destinada a reproducir el modelo imperante cuyo destino era SER MADRE, sin plantearse si eso era lo que deseaba. En la actualidad se es libre de postergar o no la maternidad, y se debe ser libre para elegirla. NO se " nace madre" , sino que una se " hace madre".

Para qué esta elección sea lo más libre posible, es necesario que el deseo de un hijo no se base en una compensación, que no sea el resultado de una influencia familiar o de una clonación. Es conveniente que la mujer que quiere ser madre se desarrolle como persona y no se lancé desesperadamente hacia la maternidad

Algunas reflexiones para aquellas que desean ser madres y viven con dificultad su relación madre-hija...aunque siempre teniendo en cuenta que NINGÚN PADRE-MADRE ES IDEAL:

Imagen: Gioia Albano

Imagen: Gioia Albano

  • Parir no es hacer un regalo a la madre.
  • Dar a luz no es más que una realización entre otras.
  • Desear tener un niño surge de un deseo, o compartido en una pareja basada en el amor, o individual como un deseo real que no sustituye a nadie del entorno afectivo.
  • Dar a luz a una niña no sustituye el propio desarrollo.
  • No olvidar nunca la ecuación : mujer satisfecha= madre satisfecha= hijo satisfecho.
  • Educar a una niña no tiene el papel de reparación de la madre.
  • Una muchacha no es la imagen, el espejo, el reflejo de una misma.
  • Parir a una niña implica dejar que el padre desempeñe su papel para evitar la fusión ( también con niños, por supuesto).

En el momento de un embarazo deseado es importante volver a poner a la madre en un lugar más justo, en una relación más equilibrada, de adulto a adulto: una maternidad deseada debe ofrecer esa oportunidad de desprenderse del pasado. Exteriorizar sentimientos, equivocaciones e incomprensiones para que cada una encuentre su lugar. Esta situación pasará a veces por momentos difíciles, pero gracias a ello se podrá conseguir madurez y autonomía.

 

Ser abuela después de haber sido madre

Ser abuela hace que se vuelvan a cuestionar los fundamentos sobre los que se construyó el vínculo madre- hija. Es un buen momento para ambas para el acercamiento, intentando afrontar las dificultades del pasado.No ocuparse de los nietos por desear hacer de la etapa final de su vida un momento para el autodesarrollo es una manera de abandonar a su hija a través de su hijo. Si existe una ruptura con una madre y su joven hija que ha dado a luz, esta última puede sufrir una depresión. La presencia afectiva, la disponibilidad discreta, el apoyo y los consejos que no pretenden inmiscuirse son necesarios.

La abuela debe permanecer en su sitio, es importante que no sustituya a la madre ni ocupe su lugar. Su función no es educar, ni criar al niño, excepto en casos de fuerza mayor. No se impondrá en cuanto a la dirección que debe darse a la educación, a los valores que deben transmitirse. Toda tentativa de tomar el poder en cuanto educación, si no se solicitó, es intromisión. Sólo en caso de necesidad y de demanda expresa de la pareja podrá intervenir en paralelo.

Imagen: Gioia Albano


Imagen: Gioia Albano

En la actualidad, numerosos abuelos ayudan a las madres/padres que trabajan a ocuparse de los niños. Sin embargo ayudar no significa sustituir. Deben respetarse las consignas educativas de los padres. También en la actualidad existen numerosas familias rotas en las que las abuelas tienen que tomar partido. Los nietos que tengan que vivir con un padrastro o madrastra podrán encontrar en su abuela una mano que les resulta familiar, una presencia fuerte y cariñosa. El peligro en estas situaciones es que la abuela tome partido en caso de separación difícil, criticando al padre o a la madre. El papel de la abuela en estos casos es la de ayudar a los nietos a que superen esta situación, explicándoles que su madre y su padre siempre les querrán. Podrá ofrecerse a escuchar las confidencias de sus nietos sin juzgar ni denunciar. Esta actitud es muy difícil por el dolor personal de la abuela, por las emociones negativas experimentadas ( ira, resentimiento, pena), pero éstas no deben ser proyectadas y no hacer de sus nietos un instrumento de venganza personal. Si esto es muy complicado quizás se pueda pedir ayuda a un psicoterapeuta. 

" Una abuela debe estar presente cuando se la necesita, y no estarlo cuando no se necesita" Françoise Dolto

Encontrar el justo lugar en la relación madre-hija (Parte II)

Algunos tipos de madres que dificultan la realización personal de las hijas:

Madres abandonadoras: 

La eterna MADRE llorona, quejica, que convierte a su hija en una enfermera, una sanadora a domicilio de sus eternas heridas. La vida ha hecho de ella una víctima. La muchacha se convierte en madre de su propia madre.
También encontramos en este apartado a la MADRE que abandona a su hija para desarrollar su vida personal y social, realizándose en sí misma y para sí misma sin importar a qué precio, y buscando el reconocimiento en sus éxitos y en la opinión de los demás. Con esto relega a su hija al fondo del cajón.

Las HIJAS de estas mujeres corren el riesgo de permanecer unidas a la nostalgia de lo que pudo haber sido y nunca fue. El triste deseo de la niña puede centrarse en la espera desesperada de un reconocimiento por parte de su mamá. Muchas hijas habrán jugado a ser la muchacha perfecta para sentirse por fin amadas.
Estas chicas, sin saberlo, esperarán de la vida, de su pareja y del trabajo aquella caricia materna que nunca obtuvo en su infancia. Realizará elecciones inestables, con parches, con el fin de compensar su inseguridad emocional.
Tanto en estas madres como en sus hijas es fundamental para liberar sus emociones negativas contenidas ( pena, ira y odio) que cada una trabaje ( terapéuticamente hablando) para aceptar hablar cara a cara con la otra.
Las hijas deben ser conscientes de que un día tendrán que ser capaces de hacer frente a su madre para expresar su resentimiento. 
Más tarde será imprescindible concienciarse de que una madre abandonadora NO lo fue forzosamente por falta de amor, sino que su AUSENCIA PSICOLÓGICA HABLA SOBRE UN PASADO DOLOROSO SOBRE EL QUE SE CONSTRUYÓ SU VIDA.
Al final del camino, el aprendizaje del perdón, siempre y cuando sea posible, permitirá estar en paz con una misma para poder evolucionar en el camino de la vida.

Santas madres

"A santa madre hijo perverso" Lacan.

Aquellas mujeres que llevan la maternidad a flor de piel. Es " demasiado madre", y ha dejado a la MUJER en una fase larvaria. No ha sido capaz de desarrollar una vida propia y lo compensa con el sentimiento de poder existir en algún lugar, eligiendo el de la maternidad. 
Cuida de sus hijos y es omnipotente. 
Se anticipa a los deseos de su hija, o no le permite tenerlos, le hace la vida más fácil y le da el biberón de por vida.
Son madres que desde el exterior se ven irreprochables, excelentes..." santas madres".
Hay que saber que una presencia abusiva no constituye una señal de amor, sino una intrusión invasora que no tiene en cuenta la voluntad del otro.
Su hija , sin autonomía, dependen de este cómodo lazó de apego; incluso les resulta más fácil succionar la leche materna que ganarse el pan con el sudor de su frente.
Una hija de una madre pegajosa lo tiene complicado...¿ cómo " decir No "a una madre tan cariñosa, tan presente...tan "santa madre"?
Ese es su objetivo, aprender a decir NO para encaminarse hacia ella misma, y trabajar para reconstruirse, de lo contrario es muy posible reproducir el esquema de la madre.

Madres que compensan con su hija una insatisfacción.

El objetivo inconsciente de estas madres es reparar un daño a través de su hija. También pueden intentar compensar una vida conyugal no satisfactoria. La única forma es realizarse a través de su hija, que corre el peligro de desarrollar un" falso YO", una personalidad alejada de su verdadero potencial.
Estas hijas tratan de responder punto por punto a las esperanzas de una madre. La hija deberá seguir no su propio sueño, sino los de su progenitora. Pondrá toda su energía en intentar no decepcionarla.
Esta relación está marcada por una gran violencia psicológica.
Por este motivo existe un odio contenido, una culpabilidad que compromete a someterse, a no ser una misma para no decepcionar a esa madre que tiene profundas insatisfacciones que deben cumplirse.
Finalmente la muchacha estalla y expresa a su manera, a través de la angustia, la depresión y la crisis lo que no pudo decirle con palabras a su madre.
Para liberarse es necesario ser consciente de la culpabilidad interiorizada que impide aprender a decir NO y deshacerse de ella. Hay que pasar por el dolor de la "traición"a la madre... Y aprender lentamente a observar de cara sus propios deseos.

La madre paradójica

Es una madre inconstante, que habla y dice lo contrario, que después de propinarte una bofetada te da un caramelo. En ella domina la ansiedad, que arroja sobre los otros. Es indecisa y cambia de rumbo constantemente. Se entromete en todo, , lo sabe todo acerca de cualquier cosa y es la reina de las certezas acerca de su hija.

Las hijas de estas madres requieren de malabarismos para " huir" de ellas. Aprender a quitarse el sentimiento de culpa hacia aquella que se queja por no ser correspondida, y construir una base de autoestima para atreverse a tomar sus propias decisiones.

Ver Parte I de este artículo

Raquel ibáñez Ortego

Psicóloga

Grupo Crece
 

Encontrar el justo lugar en la relación madre-hija (Parte I)

Toda madre juega un papel fundamental en la vida de su hija, y por una buena razón: se trata de la primera referencia femenina que ésta tiene. La relación que sucede entre ambas en ocasiones es ambivalente: una mezcla entre amor y odio donde a veces es difícil encontrar un lugar adecuado. 

La principal dificultad se puede resumir en las siguientes palabras de Erich Fromm: "La relación madre- hijo es paradójica y, en cierto sentido, trágica. Requiere el amor más intenso por parte de la madre, sin embargo, todo ese amor debe ayudar a que el niño crezca y se aleje poco a poco de ésta, hasta convertirse en un ser totalmente independiente".

¿ Dónde debe poner el límite una madre para que permita la autonomía e individuación de su hija?
¿ Dónde debe poner el límite la hija para que pueda expresar sus propios deseos y su identidad? 

Y ¿ cómo hacerlo sin sentir la culpabilidad de creer traicionar a la madre al seguir su propio camino? 

Como la madre es la primera que está cuando se crea esta relación, pondremos el foco de atención en ella y en su actitud en las dos etapas fundamentales del desarrollo vital de todo ser humano: la infancia y la adolescencia. Así mismo describiremos y analizaremos el perfil de algunas madres que pueden dificultar este dúo, las consecuencias de sus actos en sus hijas y algunas soluciones posibles para hallar ese justo lugar. Por último, se examinará la relación desde el punto de vista de la cadena generacional: como ser madre después de la propia madre y el papel de la madre convertida en abuela.

Infancia

Una de las dificultades entre madre e hija reside en que son del mismo sexo. En los primeros meses de vida, la madre debe poder proporcionar a su hija cuerpo, alma y corazón; a la vez, la madre debe mirarla, reconocerla, pero sin buscarse a ella misma en esta mirada, sin considerarla su reflejo.
La tentación de la confusión es muy fuerte si la madre no ha saldado sus cuentas con el pasado o si existen heridas emocionales no resueltas, puesto que tenderá a "mirarse" en su hija sin darle a ésta un lugar como una persona singular, diferente, y comenzará a proyectar en ella sus propias frustraciones y deseos.
Amar a la hija es aceptar poco a poco no continuar siendo un único cuerpo para ella, y dejar un lugar al padre o su sustituto. La actitud , las palabras y las acciones del padre o sustituto son lo que permitirán al bebé centrarse en otra cosa, en los demás, en el mundo.
Poco a poco, mientras la hija vaya creciendo, la madre debe ir haciéndole entender que son personas diferentes: por sus acciones, actividades personales, lucrativas o no, debe demostrar que no es sólo madre, que también existe fuera de esa función. En este sentido se trata de dos personas que deben vivir cada una su " deseo singular".
Si la madre sólo se siente realizada a través de la maternidad, la progenitora creará una dependencia y un sentimiento de culpabilidad en la hija si ésta empieza a mirar hacia otro lado para crecer.

Adolescencia

La adolescencia es un momento de metamorfosis y transformación fisiológica donde se despiertan y se comienzan a exteriorizar los posibles conflictos existentes. 
Uno de los posibles conflictos está relacionado con la competencia entre mujeres en cuanto a " lo femenino", aunque esas mujeres sean madre e hija. En este momento evolutivo es necesario que la madre acepte su edad sin rechazar el envejecimiento. Empezar a construir la diferenciación entre ambas es difícil si existe en la madre una voluntad de imitar a su hija en cuanto a la elección de su indumentaria, su manera de hablar, el ocio o sus modelos. 
Sería bueno revisar su historia y aceptar que el pasado es pasado, y es un buen momento para hacer un balance lúcido y honesto de las insatisfacciones personales sobre proyectos que no se han llevado a término o sus " deseos singulares" que vuelven a aparecer, y autorizarse a recuperar el movimiento en sí, la confianza en uno mismo y la pasión por la vida.

El hecho de existir como mujer anhelante es crucial para la construcción de la feminidad de su hija.

ENTRE UNA MADRE Y UNA HIJA NO ES RECOMENDABLE COMPARTIRLO Y CONFUNDIRLO TODO, SI NO, ¿CÓMO PODRÁ LA CHICA CONSTRUIR SU INTIMIDAD, SU AUTONOMÍA? 

Para acompañar de una forma adecuada lo que una madre debe aprender a comprender es que CRECER ES DIFERENCIARSE. 

En este sentido debe respetarse la intimidad, como, por ejemplo, el deseo de retirarse al dormitorio. Del mismo modo, sería adecuado que los primeros novios fueran aceptados sin ningún tipo de juicio o voluntad de orientación, ya que de lo contrario se interpretaría como una manera de controlar y de evitar que la niña crezca y se identifique con sus propios deseos.
La madre ha de aceptar no ser la única referencia, al contrario de lo que ocurría en la infancia. Es necesario tener el duelo por la niñita que su hija ya no es.

En cuanto a la hija, en ocasiones, diferenciarse de la madre implica romper con la madre,rebelándose, con grandes fracasos escolares, en exámenes o en otras cosas que no se deseaba hacer. Rebelarse forma parte de la evolución de la persona de la adolescente.

Las chicas deseosas de seguir su propia vida deben trabajar para evitar sentirse culpables. CRECER ES IR HACIA UNA MISMA, lo que no impide el afecto con su madre y compartir ciertas cosas de la vida, cada una conservando su vida y su intimidad

Raquel Ibáñez Ortego

Psicóloga

Grupo Crece



Bibliografía: Poncet- Bonissol, Y., " La relación madre-hija". Ediciones Obelisco, España 2014.

Imágenes: Gioia Albano
Regina Garialdi
Flor Méndez

Deseantes y Deseados-as

Hay una pregunta que pocas personas se hacen o en muchos casos, dan por supuesto que es así y así ha de ser.

¿Te has preguntado alguna vez si eres Deseante o Deseado-a?

Esto es, en la manera que te relacionas sexual y afectivamente ¿dónde te colocas?

Esta relación con el deseo tiene un importante matiz de género:  Antes de estaría bien que aclaremos qué es “género”.

El género[1] – en otro artículo hablaremos de los orígenes del término- como muchas y muchos sabréis es la carga cultural  y de expectativas sociales que se da sobre un hecho biológico: el sexo.  Esto quiere decir que la cultura donde has nacido dicta que puede, debe o no hacer un hombre o una mujer. Es todo el entramado de estereotipos. El sexo es biológico (hombre mujer o intersexual), son los caracteres físicos más primarios (y aún así, a veces, también muy mutables), y el género es el guión que se espera de ti en base al sexo que has nacido; fuerte, sensible, con dinero, madre, retorcida, simple etc. ¿Os suenan verdad? Pues ninguno de estos son naturales.

Con el deseo ha pasado algo semejante, se ha dado por natural que ellos desean de una manera, ellas de otra. O incluso que ellos siempre desean y ellas siempre son deseadas. Que ellos han de ser más “genitales” y ellas más “globales” y un sin fin de reglas castrantes.

Sí, las cosas están cambiando, las relaciones están cambiando. Cada vez las mujeres ocupan más espacios antes solo masculinos. Aunque no puedan ir solas a un bar sin ser miradas con sospechas. Los hombres cada vez toman conciencia de su responsabilidad en los cuidados, aunque puedan arriesgarse a no ser promocionados en el trabajo por exigir su derecho a la baja por paternidad.

En la vivencia de la sexualidad también se están dando cambios, no todos buenos. ¿Crees que ellos necesitan más el coito que ellas? ¿Crees que ellas tienen una sexualidad biológicamente diferente? Pues bien, tal como lo explicaron Masters y Johnson en lo 60’, la respuesta biológica sexual en hombres y mujeres es idéntica. Sí, idéntica.

Si analizamos la respuesta sexual de modo “lineal”- por que hay otras formas pero eso nos regalará otro texto- vendría a ser : Estimulo, excitación, meseta y orgasmo. Ambos sexos vasodilatan, erectan y eyaculan.

Lo que cambia es la percepción de la sexualidad, del propio cuerpo, de los propios genitales, de las fantasías. De lo que es “deseable que desee”. Lo que me hace más hombre o más mujer o “mejor sexualmente”. También esto es cultura.

Pero no todo es blanco o negro, por suerte. Vayamos al día a día, puedo ser una mujer que me gusta sentirme deseada, que me miren, me ronden, pero esto no significa que sea pasiva, puedo “ ejercer mi deseo”. No solo eso, sino que el deseo es líquido, cambia, crece, se problematiza, se libera, etc.

Puedo ser también un varón que me posiciono como deseante, pero que en la intimidad necesito dejarme llevar en los brazos de la otra u el otro ( ¡Otro gran tema que podremos hablar, deseo y orientación sexual!).

En un principio esto parece nada más que un hermoso baile de “deseantes con deseadas-os”. Pero muchas veces nos pasan tantas cosas a la vez,  y no sabemos lo que de verdad deseamos, o no nos lo permitimos, o no sabemos como ejecutarlo.

Y lo que siempre interfiere, el género; aún muchas mujeres no realizan su deseo y ellos no saben bien como colocarse como deseados. Es decir, si nos salimos del binomio de los códigos más clásico ¿Qué ocurre con todo este deseo?

¿Qué ocurre si soy una mujer deseante y quiero acercarme a otro varón deseado pero este no lo sabe? ¿le asusto? Puede que si, puede que no.

Y si somos dos mujeres deseantes ¿Qué ocurre en la intimidad?-  Por favor, no vengáis con el tópico de “quien hace de tío” ¿eh?.

Entre dos chicos a veces –a veces- es más simple, uno mira, el otro mantiene la mirada o no.

Muchas preguntas, más. ¿Y si me muevo entre deseante y deseada?

Cuantas veces en una pareja el hombre ha sido el deseante pero con los años se agota de ese rol y como ella no responde con iniciativa, no se encuentran…

El deseo hemos de entender que empieza mucho antes que la excitación.

Este deseo en deseantes o deseados-as o los dos y sus infinitas variables, es un mundo impalpable e infinito y entender cómo deseamos, qué deseamos y dónde nos colocamos hará que ese deseo infinito pueda ser palpable.

Deseo que estemos cenando y me mires. Deseo que me sorprendas. Deseo que me escuches. Deseo conversaciones estimulantes. Deseo verte vestido así a veces. Deseo que me admires. Deseo estar entre mucha gente y me beses de repente.

Deseo desearte. Deseo ser tu deseo.

Delfina Mieville Manni

Sexóloga

Grupo Crece

[1]Según la OMS: El género se refiere a los conceptos sociales de las funciones, comportamientos, actividades y atributos que cada sociedad considera apropiados para los hombres y las mujeres. Las diferentes funciones y comportamientos pueden generar desigualdades de género, es decir, diferencias entre los hombres y las mujeres que favorecen sistemáticamente a uno de los dos grupos

 

Hipnosis: mitos y realidades

Cuando escuchamos la palabra hipnosis se genera en nosotros una sensación de incredulidad que nos lleva a mirarla con desconfianza e incluso con miedo. A veces, también ejerce una poderosa atracción pues se ve envuelta en un halo de misticismo y esoterismo que nos lleva a mirarla como una solución mágica para la resolución de problemas. Estas sensaciones contrapuestas han sido propiciadas por la televisión, el cine y otros medios de comunicación de masas que han generado esta visión tan distorsionada de una técnica suficientemente avalada por investigaciones científicas.


El objetivo de este artículo es desterrar falsos mitos y creencias profundamente arraigados ofreciendo argumentos realistas y comprensibles sobre el fenómeno hipnótico y así eliminar en lo posible las creencias erróneas que existen, apareciendo ante el público como una técnica posible con la que beneficiarse. 

Mitos y realidades

La mayoría de la gente tiene una visión estereotipada de la hipnosis como una poderosa forma de control mental, y la mayoría de concepciones equivocadas se basan, en mayor o menor medida, en esa noción.

Sorprende comprobar como la mayoría de estos mitos, profundamente arraigados entre la gente, también se hallan presentes en mayor o menor medida entre los propios profesionales de la salud mental.

A continuación se presentan y discuten los más significativos:

Mito nº1. El poder del hipnotizador y la pérdida de voluntad y control del sujeto hipnotizado

Se trata de uno de los mitos “estrella” y se encuentra muy relacionado con la atribución al hipnotizador de supuestos “poderes mágicos” responsables de la influencia que “ejerce” sobre el paciente.
La investigación experimental y clínica ha revelado que la hipnosis es un trabajo en equipo donde el hipnotizador dirige la experiencia porque conoce los procedimientos y técnicas, y el sujeto hipnotizado decide hasta dónde debe llegar esa experiencia. Así, la hipnosis es un proceso de comunicación entre dos protagonistas. Si existe una buena relación de comunicación entre ambos, aumenta la probabilidad de que en el sujeto CREA que el resultado será adecuado, lo que hará que el proceso hipnótico sea exitoso.
El hipnotizador no tiene ciertas aptitudes especiales, no hay nada esotérico en la realización de hipnosis. Más bien se trata de procedimientos que están basados en sugestiones para favorecer la relajación, la imaginación y la actuación de los sujetos para que estos sean más flexibles al cambio psicológico. 
Las aptitudes del hipnotizador están más relacionadas con las aptitudes de un buen profesional de la salud.
La hipnosis es una técnica que se utiliza para el incremento del autocontrol sobre las conductas problemáticas para el paciente, no para la pérdida de control. Las sugestiones realizadas por el terapeuta son recibidas sin el análisis y la crítica propias del hemisferio izquierdo cerebral, pero para ello la persona a hipnotizar debe querer entrar en hipnosis.

Mito nº 2. La persona está dormida o inconsciente durante la hipnosis

La experiencia de la hipnosis presenta determinadas similitudes a nivel físico con el sueño (menor actividad,relajación muscular, enlentecimiento de la respiración....) los cuales son utilizados como indicadores fiables del nivel de profundidad hipnótica alcanzado. Ahora bien, a nivel mental, existe cierto consenso en afirmar que se está relajado pero alerta, siempre está presente un cierto nivel de consciencia de actividad, incluso en los estados más profundos de la hipnosis.
Los indicadores fisiológicos de la hipnosis ( tasa cardíaca, respiración, presión sanguínea, etc.) tienen mucho que ver con los indicadores fisiológicos de cualquier otra técnica de relajación.

Mito nº 3. Las personas hipnotizadas tienen una mente débil

El estado hipnótico es un estado natural en el que entra prácticamente todo el mundo incluso varias veces al día. Un ejemplo de ello es cuando estamos absortos en una lectura, cuando miramos un fuego encendido, el mar... en estos momentos nos hayamos en un estado de tal atención y concentración que incluso podemos dejar de atender a estímulos externos... El estado hipnótico es igual pero amplificado. 
La capacidad para ser hipnotizado no se correlaciona de manera fiable con rasgos de personalidad específicos. Esta creencia errónea se basa en la imagen del hipnotizador todopoderoso, y se basa en el supuesto de que para que éste controle a alguien, la persona debe tener poca o ninguna voluntad propia.


Mito nº4 . Los riesgos de la hipnosis


Esta idea fomenta, de manera intensa, el miedo de la gente. De hecho existe una base legítima para preocuparse por el uso de la hipnosis, pero la preocupación no debería ser respecto a que la experiencia haga daño a nadie, sino respecto a quien practica la hipnosis y cómo lo hace.
La hipnosis en sí misma no es perjudicial, pero un profesional incompetente o poco ético puede hacer daño mediante una ignorancia absoluta de la complejidad de la mente de la persona o mediante una falta de respeto por la integridad del ser humano.

 

 

Mito nº5. La generación de dependencia paciente-terapeuta

La hipnosis, debidamente entendida y aplicada, no debería generar mayor dependencia de la producida por la aplicación de otras técnicas terapéuticas como la realización de tareas entre sesiones, la aplicación de un test o el desarrollo de una desensibilización sistemática clásica.

El aprendizaje de la auto-hipnosis por parte del paciente constituye un ejemplo perfecto de cómo la hipnosis puede ser utilizada para generar mayores recursos en el propio paciente, y donde el protagonista principal es el mismo paciente,responsable en última instancia de su propio cambio,estimulando de esta forma su autonomía personal respecto a su terapeuta y al proceso terapéutico.

Mito nº 6. La gente puede quedar atrapada en un estado de hipnosis y no puede salir de él cuando quiera. 

La experiencia clínica con numerosos pacientes inducidos a hipnosis indica lo contrario. Así, cualquier terapeuta con cierta experiencia en hipnosis podrá constatar que: 
1. Ningún sujeto puede ser hipnotizado si no desea realmente hacerlo; 
2. De la misma forma que un sujeto “decide” ser inducido a hipnosis, puede “decidir” terminar el proceso cuando lo desee, aunque generalmente espera que sea el terapeuta quien se lo indique. 
3. El sujeto puede ser remiso o negarse a decir o hacer algo que el terapeuta le pida durante el transcurso de la sesión hipnótica.
4. El sujeto hipnotizado puede fabular o incluso mentir durante la hipnosis.
5. El sujeto puede experimentar unas sesiones de hipnosis mejores que otras, ello no depende tanto de las habilidades del terapeuta sino de aspectos motivacionales, estado de ánimo, nivel de fatiga, del propio paciente.

 

Mito nº 7. La hipnosis es una terapia

La hipnosis NO es una terapia. Más bien es una herramienta terapéutica que se puede utilizar en una variedad casi infinita de formas, que se emplean conjuntamente con otras estrategias psicológicas y no se alinea con ninguna orientación teórica o práctica.Mito nº 8. El poder ilimitado de la hipnosis
La hipnosis clínica es una herramienta más de intervención,no la única o la más importante,al servicio del profesional con la formación adecuada y con un potencial terapéutico relevante en determinadas trastornos emocionales y psicosomáticos,con una eficacia comparable al de otras estrategias terapéuticas ampliamente aceptadas y utilizadas. Además requiere esfuerzo y colaboración activa por parte del paciente, no es una técnica tan cómoda como pudiera parecernos, aunque es cierto que los resultados puedan ser muy rápidos.

En resumen:

La hipnosis es un estado voluntario y confortable, con diferentes grados de profundidad, caracterizado por una reducción de la actividad periférica, en el que se mantiene una concentración especial, con una suspensión VOLUNTARIA de la capacidad analítico lógica propia del hemisferio izquierdo cerebral.

Si en algún momento os decidís a hacer uso de la hipnosis debéis saber que la Psicología y la Medicina son las dos titulaciones que se exigen para la práctica de la hipnosis clínica, por lo que debéis tener cuidado con hipnoterapeutas legos que ofrezcan servicios que vayan de la mano de los mitos antes citados.

Raquel Ibáñez Ortego

Psicoterapeuta

Grupo Crece

El lenguaje de la responsabilidad en las relaciones de pareja

Las relaciones personales son tremendamente complejas. Los factores que influyen en ellas son demasiados  y muy sutiles por lo que, en ocasiones, lo que queremos decir, lo que decimos, y lo que el otro entiende  difieren,  dando lugar  a malos entendidos e incluso a conflictos. 

En el caso de la pareja la comunicación se ve influida  por concepciones  sociales, creencias inconscientes y  expectativas, que interactúan con los mensajes y  aumentan la complejidad del entendimiento.

Muchos de los problemas que surgen en los grupos de personas  y  en la pareja se deben a una dificultad de las personas  para detectar sus propias necesidades y hacerse responsables  de  expresarlas. Nos resulta más fácil  responsabilizar a los demás  de descubrir  lo que necesitamos y la manera en la que nos lo han de proporcionar.  Pero este acto que en un principio nos puede parecer útil para quitarnos peso de encima se  vuelve en nuestra contra,  creando relaciones dependientes cuando la persona es sensible a nuestra necesidad  y capaz de cubrirlas en todo momento y  produciéndonos frustración y conflictos cuando las personas no aciertan en lo que necesitamos.

La ausencia del lenguaje de la responsabilidad nos hace meternos en embrollos en los que nadie da lo que quiere ni recibe lo que necesita.

Pongamos como ejemplo a Pedra y Marino: Pedra tiene un mal día en el trabajo, llega a casa y Marino se preocupa mucho, le pregunta cada detalle de su día y le hace veinte propuestas de menús para la cena para que ella elija el que pueda alegrarla un poco. Todo este esfuerzo lo hace Marino pensando que es lo que Pedra necesita. Pedra sin embargo, estaba deseando llegar a su casa para desconectar del trabajo, ponerse una película con Marino y comer lo primero que pillase, está cansada de pensar.  Así que en la opción de menú número 21, y tras varias indirectas, Pedra le dice a Marino: “ay, déjame en paz, que me estas poniendo la cabeza como un bombo y es lo único que me queda”. Marino se llena de rabia porque ha hecho algo que no salía de él, forzándose, creyendo que era lo que el otro necesitaba y encima se encuentra con el reproche.

Otro ejemplo que nos encontramos demasiado a menudo es ese en el que Marino tiene un plan y Pedra quiere ir, pero espera que salga de Marino la petición. Marino cree que ese plan resulta aburrido para Pedra y decide no ofrecérselo para no ponerla en un compromiso, aunque le haría ilusión que le acompañase.  Al final Pedra se enfada por no haber ido y más aún porque Marino no se lo ha propuesto.

Instaurar el lenguaje de la responsabilidad en nuestro día a día es vital para simplificar y optimizar la comunicación. 

Este lenguaje nos hace relacionarnos desde la conciencia y la madurez, es empático, asertivo y, sobre todo, útil.

Hay varios aspectos básicos para comunicarnos desde la responsabilidad:

Conectar con nuestras necesidades.

Cada persona vive la realidad de una manera y necesita cosas diferentes en cada momento. No existe un manual en el que se exponga qué necesita una persona cuando tiene un mal día, cuando ha ido al médico, cuando tiene un conflicto con alguien… Por lo que no nos sirve hablar de “lo normal es que…” como en muchas ocasiones hacemos. Conocer nuestras necesidades en cada momento y aceptarlas es el primer paso para poder comunicarnos con responsabilidad. No podemos hacer responsable al otro de satisfacer una necesidad de la que nosotros no nos responsabilizamos.

Concretar cómo queremos que sea cubierta esa necesidad.

Necesitar ayuda es algo demasiado difuso y puede ser entendido de diferentes maneras, pero un abrazo, una charla, un consejo, que nos escuchen, o que cooperen con nosotros de una manera determinada es un mensaje directo y libre de interpretaciones.

Pensar quien nos puede proporcionar lo que necesitamos.

Cada persona de nuestro círculo nos nutre en algún sentido y nos aporta algo que nos ayuda, pero cada uno tiene su personalidad, sus habilidades y un límite. No hay una persona que nos pueda cubrir el 100% de nuestras necesidades, por lo que buscar y exigir eso solo nos hará relacionarnos desde la carencia de los demás y no desde sus capacidades. Si identificamos la manera de ayudarnos de cada una de las personas que nos rodean podremos valorarlos por ello y acudir a ellos cuando necesitemos eso que tan bien saben compartir.

Expresar nuestra necesidad desde la responsabilidad:

“me apetece hacer esto”, “necesito que me ayudes de esta manera si puedes”, “me siento así”, “tengo mucha ilusión por aquello”, “me vendría muy bien eso”.

Aceptar que igual que yo me hago responsable de mis necesidades y deseos, los demás también pueden tener las suyas.

Y pueden llegar a ser incompatibles en un momento dado. Eso no significa que no podamos encontrar la manera de confluir.

De esta manera, Pedra llegaría a casa y le diría a Marino: “He tenido un día horrible, me siento cansada y con la cabeza cargada, me vendría genial ver una peli y no complicarme mucho con la cena, ¿Qué te parece?”.

Rompamos con ese mito de que quien te quiere debe saber lo que necesitas en cada momento, dejemos de hablar en clave para no exponer nuestras necesidades, hagamos las cosas simples y disfrutemos de ver que las cosas funcionan mejor.

Sara Ferro Martínez

Psicóloga y coach

Grupo Crece