Las emociones no engañan

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Las emociones como la ira, el miedo, la tristeza…, todas ellas, son universales y también, lo son sus expresiones y gestos faciales y muchos de sus desencadenantes, por ejemplo la tristeza aparece ante las pérdidas, el miedo ante la amenaza de un peligro. Sin embargo, hay aspectos culturales o individuales diferenciales, que nos hacen inhibir las expresión, anular las emociones o exagerar sus expresiones o sentirlas con mayor o menor intensidad en diferentes circunstancias.

Las emociones se reflejan en la cara, voz y en cambios a nivel fisiológico. El cuerpo no nos engaña con relación a las emociones si aprendemos a escucharlo.

Paul Ekman identificó los movimientos musculares implicaos en cada una de las emociones básicas (primarias) y algunas emociones secundarias. Se denominó sistema de codificación de la actividad facial (FACS, ref. P. Ekman). Ekman habla de que a través de las emociones no podemos engañar, ante cualquier evento o situación reaccionamos emocionalmente de manera abierta o de manera disimulada, en este último caso aparecen lo que él denominó microexpresiones. Las microexpresiones pueden durar 3/4 de segundo pero revelan lo que realmente sentimos.

Movimientos faciales de algunas emociones básicas siguiendo a Paul Ekman.

MIEDO

Eleve los párpados superiores al máximo, y, si se ve capaz, tense ligeramente los inferiores; si la tensión de los inferiores interfiere en la elevación de los superiores, entonces céntrese únicamente en la elevación de los superiores.

  • Abra la boca, deje que la mandíbula caiga, y estire los labios horizontalmente hacia las orejas.

  • Si tras intentarlo varias veces, no lo logra, limítese a dejar que la mandíbula cuelgue abriendo la boca y no intente estirar los labios horizontalmente.

  • Con los párpados superiores alzados al máximo, mire hacia delante y levante las cejas también al máximo. Vea si al mismo tiempo que las levanta, puede juntarlas. Si no puede realizar las dos acciones, sólo levántelas junto con los párpados superiores.

TRISTEZA

  • Mantenga la boca abierta y caída.

  • Baje las comisuras de los labios.

  • Manteniéndolas abajo, intente levantar las mejillas, como al entrecerrar los ojos. Eso tirará de las comisuras de los labios.

  • Mantenga la tensión entre las mejillas elevadas y las comisuras de los labios hacia abajo.

  • Mire hacia abajo e incline los párpados superiores.

  • Tire hacia arriba de las comisuras interiores de las cejas, pero sólo en el centro, no con toda la ceja.

  • También será de ayuda juntar y levanta las cejas en el centro.

  • Mantenga la mirada baja y los párpados superiores caídos.

IRA

Baje las cejas y júntelas: asegúrese de que los extremos interiores de las cejas descienden apuntando a la nariz.

  • Manteniendo las cejas como se ha descrito, intente abrir mucho los ojos de forma que los párpados superiores empujen contra las cejas descendidas, endurezca la mirada.

  • Una vez que esté seguro de que está realizando los movimientos de cejas y párpados, relaje la parte superior de la cara y concéntrese en la parte inferior.

  • Apriete los labios y ténselos; no los frunza, limítese a apretarlos uno contra el otro.

  • Una vez esté seguro de que está realizando correctamente los movimientos de la parte inferior de la cara, añada los de la parte superior bajando las cejas, juntándolas y levantando los párpados superiores para producir una mirada fija.

ALEGRÍA

  • Estire las comisuras de los labios hacia arriba y abra la boca sin soltar la tensión lateral.

  • Enseñe los dientes de la parte superior, elevando los labios en la parte central.

  • Frunza los ojos y cejas en la parte lateral.

La expresión facial como por arte de magia, provoca la sensación corporal de la emoción y si mantenemos un buen rato esta expresión podemos conectar con el sentimiento (aspecto mental de la emoción).

Si realizas este ejercicio presta atención a las sensaciones de la cara, estómago, pecho, garganta, manos y piernas. Observa la respiración y si la cara y las manos están frías o calientes o si se produce algún pensamiento o movimiento corporal.

Esta experiencia nos puede ayudar a identificar nuestros parones fisiológicos y corporales de las emociones y permitirnos identificarlas en situaciones cotidianas. Por otro lado, si forzamos una expresión facial es fácil que nos auto-provoquemos la emoción, es una manera de conseguir estado emocionales positivos o salir de los negativos.

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Grupo Crece

Referencia: Ekman, P: ¿Qué dice ese gesto?. RBA libros, 2004, Barcelona.

¿Qué pasa con los amigos cuando tengo una relación de pareja?

Tener amigos de distinto sexo si soy heterosexual o del mismo sexo si soy homosexual, ¿pone en peligro una relación de pareja?

No debería, si es así, es importante que cada parte de la pareja reflexione al respecto.

Nuestra pareja no es una posesión nuestra y además, no, no nos lo puede dar todo, no es una media naranja perfecta. Desgraciadamente, esto sólo existe en la ficción. Esto no significa que nuestra relación no sea perfecta en la imperfección. Tenemos el concepto de que “lo perfecto” es “lo bueno” o lo “ideal” y no tiene por qué ser así. La perfección no existe y podemos disfrutar de una sana y duradera relación de pareja conviviendo con las imperfecciones.

Con respecto a los amigos, sean del sexo que sean, es sano y recomendable tenerlos, incluso al margen de la relación de pareja. Podemos tener amigos comunes también, no es excluyente.

Los seres humanos necesitamos un universo rico en experiencias y nuestras parejas (si las hemos elegido bien y hemos tenido un poquito de suerte) nos aportan muchas de estas experiencias, pero otras tantas nos las aportarán otras personas interesantes que conoceremos a lo largo de nuestras vidas u otras experiencias vitales en las que quizá no participe nuestra pareja por falta de interés o de tiempo.

Entre todas esas experiencias, la amistad con otras personas es un ingrediente muy importante, que no debemos perder porque no acomodamos en nuestro nidito de amor o porque “mi pareja no está conforme con esa situación”, quizá por ¿celos? De los celos hablaremos en otro lugar un poco más extensamente, pero siempre denotan inseguridad en la persona que los siente.

Tampoco debería ser un problema que nuestro amigo, amiga sea soltero, la tasa de infidelidades se da más entre personas casadas, por cierto,  y si somos infieles o no, hay diferentes razones para serlo y también este tema sería objeto de otra reflexión, ya que no tiene nada que ver con la amistad.

Relajémonos, no pongamos obstáculos a que nuestras parejas tengan amigos o amigas. Sentirnos libres en una relación de pareja aumenta la satisfacción y duración de la misma.

La amistad es una de las experiencias más bonitas y enriquecedoras de la vida y no debemos renunciar a ello sólo por estar emparejados.

El amigo nos sirve de complemento de esas cosas que necesitamos y nuestra pareja o circunstancias no nos aportan, el amigo es un confidente para ciertos temas que no quiero o no puedo tratar con mi pareja o con mi familia, el amigo me aporta una visión de mi mismo compleja ya que no es un mero conocido, me aporta matices que quizá mi pareja no ve o mi familia no ve y eso enriquece la visión que tengo de mí mismo/a.

No perdamos a nuestros amigos, cuidemos la amistad y construyamos nuevas amistades a lo largo de la vida.

“…en estos días pensé en mis amigos y amigas, entre ellos, apareciste tu. No estabas arriba, ni abajo ni en medio. No encabezabas ni concluías la lista. No eras el numero uno ni el número final. Lo que sé es que te destacabas por alguna cualidad que transmitías y con la cual desde hace tiempo se ennoblece mi vida...”

Fragmento de Poema de la amistad de Jorge Luís Borges

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Grupo Crece

Las palabras…

“La lógica de la mente emocional es asociativa y toma  los elementos simbólicos del recuerdo. Las metáforas… hablan directamente a la mente emocional” (aunque partan del intelecto).

Goleman, 1997.

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El proceso de adquisición del lenguaje es fundamental desde un punto de vista psicológico. El lenguaje nos acerca al conocimiento, comprensión y análisis de la realidad, nos ayuda a dar sentido y control a nuestras vidas, nombra lo que sentimos, lo que necesitamos para hacerlo más consciente y poder operar con ello.

En este sentido es esencial un buen desarrollo lingüístico en las personas.

Un lenguaje pobre nos lleva a un escaso conocimiento y capacidad de análisis y viceversa, la manera de hablar, el tipo de palabras que usamos nos dirigen a una interpretación determinada de la realidad.

Un lenguaje pobre, nos lleva a no saber poner palabras a los matices de lo que sentimos, necesitamos y nos motiva y eso puede dejarnos muy perdidos y asustados.

Y paree que no está de moda hablar bien. Pensamos de algunos/as de buen hablar que son unos “pedantes”. Me gusta mucho esta frase de Grijelmo: “la gente cuida su aspecto, porque considera que su apariencia dice algo de lo que tiene dentro, y sin embargo descuida el lenguaje, que es el mayor reflejo de lo que uno tiene dentro”.

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Me encanta Alex Grijelmo, un lingüista muy reconocido, del que he aprendido mucho sobre las palabras, os recomiendo por ejemplo, uno de sus libros “La seducción de las palabras”. Y es que las palabras tocan también nuestro inconsciente, tiene un envoltorio emocional aunque no lo veamos a simple vista.

En este libro se analiza el lenguaje desde diferentes perspectivas, el lenguaje en el amor, atracción o enamoramiento, el lenguaje de la publicidad, el lenguaje del poder, el lenguaje de los medios de comunicación…

Cómo usamos el lenguaje en la comunicación con los demás y en la comunicación con nosotros mismos es esencial. Tendemos a mirar las cosas bajo nuestro punto de vista, poniendo nuestro filtro, pero no se puede interpretar en el vacío, es importante el primer paso: describir correctamente la realidad usando las palabras más ajustadas posible de las que disponemos en nuestra lengua o provenientes de otras. Si sabemos describir,  sabemos observar la realidad con sus matices. Conocer diferentes realidades, incluida la propia nos ayuda a explicarnos la realidad y poder, posteriormente, configurar nuestra valoración o punto de vista. A medida que conozcamos más realidades, a las que también nos podemos acercar a través del mundo de ficción como la literatura y el cine comprenderemos mejor el mundo que nos rodea, nos comprenderemos mejor a nosotros mismos y seremos más capaces de desarrollar un sentido crítico.

El lenguaje nos abre la puerta para expresar nuestra inteligencia y facilita que la inteligencia se desarrolle. Y además, un lenguaje rico facilita que la inteligencia también se ponga al servicio de la tolerancia, de la perspectiva de futuro. Es decir, el lenguaje está relacionado con lo ético; hay muchos ejemplos: el género femenino no tiene tanta cabida en nuestra lengua como el género masculino, el lenguaje pobre facilita la discriminación de cualquier tipo porque generaliza, polariza la información u omite aspectos esenciales, el uso de ciertas expresiones como “mi marido me ayuda en casa”, “mi novia me ha dejado libre este Sábado” responden a un concepto de posesión en la pareja y otras cosas, el deseo del placer inmediato y fácil o la supremacía de lo superficial puede tener que ver con la percepción de la realidad a través de un lenguaje simple, sin matices, concreto y situacional...

Esto no le quita valor a las cosas simples o a las cosas frívolas. Pero si sólo nos limitamos a eso...

Y creo que  tenemos un “lenguaje ideal” para la sociedad de la prisa: pensamos de prisa, actuamos de prisa. No hay tiempo para los matices, interesa hacerse una idea de las cosas muy rápido para actuar igualmente muy rápido. Quizá eso es eficaz. Nuestra mente también está preparada para ello (los heurísticos  reflejan una función cognitiva que facilita la toma de decisiones ya que economiza el número de procesos cognitivos necesarios: sensoriales, perceptivos, de procesamiento de la información...). Pero también tenemos la capacidad de todo lo contrario porque a veces no nos sirven lo heurísticos: por ejemplo, en las relaciones más íntimas con los otros, en la relación con uno mismo, en muchas cosas que necesitan de un procesamiento y análisis minucioso para ser de calidad: las obras de arte, ciertos descubrimientos de la ciencia, ciertas vivencias... y por supuesto no nos sirven los heurísticos para cambiar nuestra sociedad y construir un mundo mejor, los heurísticos no nos llevan a la toma de conciencia.

Pensar y hablar de prisa nos quita identidad: tiempo para conocernos y que nos conozcan, tiempo para digerir las cosas que nos pasan, para pensar que es lo que realmente queremos, lo que realmente nos hace felices, tiempo para degustar un presente más rico en las cosas que hacemos, tiempo para ciertos sentimientos y también, tiempo para el  placer.

Los sentimientos de moda también son los sentimientos de la prisa; estos son sentimientos de protesta o alarma y sentimientos de evasión: ansiedad, estrés, miedo, subidón de adrenalina, agresividad... y el organismo, a veces, se desenchufa: tristeza, depresión. Cuando hay otros muchos sentimientos que deberían estar ahí moviéndonos hacia el cambio.

Y, como destaca Grijelmo, todo lo relacionado con el lenguaje hablado y escrito: textos periodísticos, literatura, televisión, etc. están teñidos de este lenguaje pret-a-porter, al servicio de esta sociedad de la prisa y al servicio de los intereses creados. Y, aunque, la experiencia directa y la experiencia de ficción (literatura, cine…) nos enseña muchísimo a ser lo que somos, sobre los otros y sobre el mundo, lo hacen, a través de ese lenguaje-pensamiento rico en matices de ideas y sentimientos. ¿Qué opináis?

Raquel López Vergara

Psicologa y coach

Grupo Crece

Cómo vencer la rabia (y utilizarla a tu favor).

“Pues quienes no se irritan nunca por las cosas se les considera tontos, al igual que quienes no se irritan como es debido, ni cuando hace falta, ni con quien es necesario” Aristóteles. Ética a Nicómaco VI, 11

La ira es la emoción de la lucha y de la defensa, además puede bloquear en algunos casos el conflicto al intimidar al otro.  En nuestros antepasados y en los animales sociales la ira formaba parte de la resolución de los conflictos ante la sumisión de una de las partes. En cierta medida, la ira nos sirve para controlar y cambiar determinadas situaciones, para castigar a quienes nos han hecho daño y marcarles un límite. Grandes cambios en la sociedad se producen y se han producido gracias a los sentimientos de ira, rabia e indignación.

Nos enfadamos cuando se frustran nuestros deseos o nuestras expectativas, si hay un obstáculo (objeto, característica personal, persona) que se interpone en nuestro camino para conseguir algo que es importante para nosotros, cuando se hiere nuestro sistema de valores, ante una injusticia, cuando se hiere nuestro orgullo o dignidad, si se pone en juego nuestra autoestima, si observamos falta de reciprocidad en los demás o en las circunstancias vitales, ante daños físicos o psicológicos por parte de otras personas y si creemos que el daño o el obstáculo interpuesto ha sido intencionado.

Nos enfadamos más con personas cercanas. Es más probable, quizá, que nos decepcionen o nos hieran, o ponemos expectativas más altas en estas personas. También, es más fácil que con personas de confianza la ira no tenga consecuencias tan negativas.

Es un sentimiento que tiene mala prensa, en determinadas épocas en nuestra sociedad se asociaba a mala educación, sobre todo en las mujeres, y en las culturas orientales se considera un signo de inmadurez.

También podemos perdonar más a alguien que dice algo incorrecto fruto de la ira, pensamos que lo ha dicho debido a su estado emocional y no porque realmente lo siente.

Sin embargo es un sentimiento natural y normal. Los niños nacen expresando ira de manera innata a ten situaciones de interferencia física o frustración de deseos, no saben regularla y es frecuente que lleven a cabo conductas agresivas como: golpes, patadas, mordiscos... Las rabietas son normales en un momento del desarrollo evolutivo. Estas rabietas empiezan a quedar bajo control a partir de los 2 años. Los niños aprenden de manera natural a resolver el problema de otra manera diferente a la agresión y al descontrol emocional pero el apoyo del entorno es fundamental en este proceso. Se ha observado en parvularios y en chimpancés adultos que la resolución de los conflictos es muy similar: ofrecer un objeto, tender la mano, proponer una actividad común, señalar un centro de interés, interesarse juntos por un tercer compañero… Lo cual indica que el mecanismo de regulación de la ira ha sido muy adaptativo y tiene muchos componentes innatos.

Existen muchos tipos de ira diferentes en los matices y significado de esa ira y en la intensidad.

Enfado, enojo, berrinche: percepción de un obstáculo, ofensa, frustración de un deseo pero leve y pasajero.

Ira: percepción de un obstáculo, ofensa, frustración de un deseo, amenaza de daño más importante.

Indignación: Ira ante una injusticia o algo que ocurre que no debería ocurrir de ese modo, es un sentimiento ético.

Agravio: Es parecido a indignado, tiene que ver con la alteración de los justo.

Humillación, ofensa: Asociado a la lucha por el reconocimiento.

Malhumor: Ira contenida y pasiva

Hastío, hartura: enfado más aburrimiento.

Exasperación: Haber aguantado demasiado y perder la paciencia.

Rencor o resentimiento: ira reprimida, no expresada y se convierte en un sentimiento más duradero.

Odio: Aversión intensa y duradera.

Repugnancia y desprecio: Rechazo mantenido y duradero.

Despecho: lleva a la venganza pensada y planificada.

Cólera, Furia, furor: Ira en la que no se mantiene la compostura y puede llevar a la agresividad y venganza.

Coraje: nos lleva a la reivindicación de un derecho o a cambiar algo.

El lado oscuro de la ira

La ira provoca ira. Es un sentimiento muy contagioso. Los conflictos resueltos únicamente con la ira pueden derivar en un conflicto mayor. La ira descontrolada y la personalidad hostil llevan a la agresividad y a la venganza.

La ira provoca rechazo, los niños rabiosos y los adultos hostiles y coléricos no nos gustan y tendemos a apartarlos del grupo y no contactar con ellos. Pueden provocarnos miedo y eso ocasiona una distancia emocional con este tipo de personas que consiguen menos intimidad en sus relaciones personales.

La ira excesiva o crónica, los arrebatos de cólera aumentan la probabilidad de tener un accidente cardiovascular. La ira reprimida, el rencor y la hostilidad también están asociados a problemas cardiovasculares.

La ira reprimida provoca rencor e incluso odio.

Hay personas que disfrutan con la ira, han adquirido un rasgo en su personalidad. La hostilidad.

La ira, el enfado y la rabia…emociones aliadas.

Sin embargo, la ira, bien regulada en intensidad y formas, y ajustada su aparición en las circunstancias adecuadas y con las personas idóneas, nos ayuda a mejorar nuestra autoestima y sentirnos más seguros de nosotros mismos.

Nos avisa de que algo debe cambiar.

Nos motiva para detener aquello que causa malestar: decir algo que nos molesta, defender nuestros derechos, cambiar una realidad, poner un límite a otro, etc. Nos aporta energía para pasar a la acción.

La ira reduce el miedo y se plantea como una alternativa a la tristeza o la depresión.

¿Cómo nos damos cuenta de nuestro enfado o el de otros?

La ira tiene un rostro universal. Ceño fruncido, mirada fría y fija, párpados abiertos, labios apretados o boca abierta enseñando los dientes.

Hay mucha tensión muscular en las extremidades, podemos cerrar los puños.

Sentimos calor y enrojecimiento ya que aumenta la dilatación de los vasos periféricos. De hecho lo observamos también en el vocabulario popular, “hervir de ira”, “rojo de la rabia”, “echar fuego por los ojos”

Aumenta el latido cardiaco, la tasa respiratoria y la tensión arterial.

Otros signos corporales de la ira:

  • Invadir el espacio personal de la otra persona.

  • Mirada fija.

  • Puño en la boca.

  • Palma en la frente.

  • Brazo cogido por la mano.

  • Micropicores en la cara externa de los brazos, en el interior del ojo, en la nariz hacia el interior del rostro.

  • Tocarse el cuello.

Aprender a regular la ira

El manejo de la ira es una de las claves de la inteligencia emocional.

La ira suele manifestarse de forma violenta y nos lleva al ataque. Las personas que se enfadan con mucha intensidad lo tienen más complicado para calmarse de forma inmediata. Nos lleva a perder el control “perder los estribos”, “sacarme de mis casillas”, “sacarme de quicio”.

A veces, esto se explica por nuestro temperamento. Más impulsivo “tiene un pronto… pero luego no es nadie” o más reflexivo “se mantiene la cabeza fría en las situaciones difíciles”.

En otras ocasiones lo explicamos por la tendencia de algunas personas a aguantar y callarse aquellas cosas que les molestan.

Tenemos la sensación de “la gota que colma el vaso” aguanto y aguanto hasta que “estallo de ira”.

La respuesta de ira lleva su proceso. La subida puede ser violenta o progresiva pero una vez que estamos en la parte alta de la curva todos necesitamos un tiempo para regularnos.

Vamos a desarrollar algunas pautas clave para manejar la ira:

1. Espera a relajarte un poco para resolver el conflicto.

2. Pensar antes de hacer o decir nos ayuda a bajar la intensidad de la ira.

El autocontrol tiene mucho que ver con el control de la rabia y está basado en nuestra capacidad para distanciarnos de la emoción a través de la cognición. En una situación de ira tomarnos un “tiempo fuera” para calmarnos y bajar la intensidad de la emoción y al mismo tiempo poder pensar las cosas con calma.

Después de calmarnos un poco es muy útil pensar en cuál es el origen de nuestra ira:

¿Por qué me he enfadado tanto? ¿Se trata de un deseo muy fuerte que no se ha cumplido? ¿Es la decepción de mis expectativas? ¿Hay un insulto a mi autoestima? ¿Siento la amenaza de un daño? ¿Me estoy enfrentando a una injusticia?

Ya algo muy importante: ¿mi percepción es correcta o estaba irritable por otra razón ajena a esta circunstancia que me ha provocado el enfado?

3. La interpretación que hacemos de los sucesos es muy importante para prevenir una ira descontrolada.

Podemos interpretar que aquello que nos ha molestado de una persona ha sido realizado de forma malintencionada por su parte. Aunque en ocasiones esto es real, la mayor parte de las ocasiones los otros actúan pensando en sus propios intereses (egoístamente) pero no de manera malintencionada, digamos que actúan con conciencia de daño pero no con intención de daño.

También ocurre que los otros pueden hacer algo que nos molesta sin tener ninguna conciencia de daño, porque tiene otras costumbres, otros valores o simplemente sin saber que esa conducta para con nosotros es molesta o dañina.

No solemos ponernos en la piel del otro cuando ocurre algo que nos desagrada y nos molesta. Contactar con las motivaciones, necesidades, sentimientos de los demás (empatizar) ayuda a no enfadarnos tanto con ellos.

Pensar sobre la realidad de una manera más flexible, nos ayuda a relativizar errores de otros, nuestros propios errores o entender y asimilar circunstancias que nos obstaculizan pero que se escapan de nuestro control.

Los otros también nos pueden ayudar a reorganizar nuestra interpretación de las cosas, tomarnos un tiempo para compartir la rabia y el enfado con una persona de confianza nos ayuda a ver las cosas desde otra perspectiva.

4. Evitar sentirme culpable al sentir ira o enfado.

La rabia, ira, enfado… son emociones y sentimientos naturales, el sentirlo no es un problema, incluso es positivo ya que nos indica que algo debe cambiar.

El problema está en el manejo que hago de la situación y como lo expreso.

La ira me ayuda a detectar mis deseos, prioridades, necesidades y a defenderlas.

Me puede ayudar tener en cuenta un conjunto de derechos en mí y en los otros:

Derecho a decir no.

Derecho a no gustar a todo el mundo.

Derecho a tener mis propias prioridades, deseos, necesidades, opiniones…

Derecho a sentir y expresar mis sentimientos.

Derecho a equivocarme.

Me puede ayudar también darme autoinstrucciones sobre los aspectos positivos de la rabia o sobre la falta de control de ciertos aspectos.

“No siempre puedo controlarlo todo”

“Prefiero no herir al otro pero a veces no podré controlar sus sentimientos”

“Es bueno enfadarse por una buena razón”, etc.

5. Decidir si quiero expresar mi ira o inhibirla.

Tras un análisis de la situación, puedo decidir que me interesa más callarme y no expresar mi ira ni mi malestar. Este tipo de contención no provoca problemas emocionales ya que controlamos la situación que la ha causado, decidimos que lo mejor es ser discretos. Pro ejemplo si hay terceras personas delante que no tiene porque presenciar una discusión o no nos parece que el contexto sea el adecuado para ello o pensamos que las consecuencias para nosotros van a ser realmente perjudiciales.

En otras ocasiones, puedo decidir no inhibirla y expresarla con intensidad en una situación de gran injusticia, pero eso sí usando la asertividad.

6. Expresar asertivamente la emoción nos ayuda resolver el conflicto sin agresividad y sin reprimir nuestras emociones.

De esta manera prevenimos el rencor, resentimiento o incluso odio a largo plazo y conseguimos probabilizar que los demás se adapten a nuestras necesidades, o al menos saber lo que podemos esperar de ellos de cara al futuro.

Si estoy enfadado con alguna persona puedo expresarle mi malestar sin atacarle usando un conjunto de estrategias asertivas. Lo reflejaremos con un ejemplo:

“Estoy enfadada con una amigo porque me dijo que me ayudaría con una mudanza y en el último momento me dice que no puede venir porque le han invitado a un concierto”

  • Empatizo. Intento conectar con lo que el otro siente.

“Entiendo que era una gran oportunidad asistir a ese concierto y además a ti te encanta la música”

  • Describo el hecho que me molesta.

“Contaba con que vinieses a ayudarme con la mudanza y no había llamado a ninguna persona más, la mudanza tenía que hacerla sin falta ese día”

  • Expreso lo que siento con Mensajes Yo (hablo en primera persona). Puedo estar moderadamente enfadado cuando lo hago.

“Me ha supuesto un trastorno porque no he podido terminarlo a tiempo, me siento molesta y un poco decepcionada, contaba contigo”

  1. Escucho a la otra persona. Recojo información por si hubiera algún mal entendido.

“¿No había otra oportunidad para ir a ese concierto? ¿Te imaginaste el trastorno que podías causarme?, etc.

  • Intento llegar a un acuerdo.

“La próxima vez me gustaría que si no estás seguro de poder comprometerte no lo hagas”.

La mayoría de las veces generalizamos (“siempre me haces lo mismo”, “nunca puedo contar contigo”), atacamos con mensajes Tú (“eres un egoísta”, “no te comprometes”), culpabilizamos (“me he hecho daño en la espalda por hacerlo yo sola”, “he tenido que gastarme un montón de dinero en la mudanza”) y claro así, no llegamos a ningún acuerdo, lo más probable es que discutamos y nos enfademos aún más con nuestro amigo.

7. No entrar al trapo de los ataques del otro

La técnica del banco de niebla nos ayuda a no alimentar la rabia del otro y cotagiarnos con ella. ¿En qué consiste?

Ante un comentario irónico, improcedente, amenazante, agresivo de otra persona respondemos usando diferentes posibilidades que ahora describiremos, lo veremos más claro con un ejemplo:

ATAQUE: “Qué suerte tiene algunas que tienen enchufe del jefe y hacen el trabajo más interesante…”

  1. Responder con la posibilidad: “Puede ser que tenga suerte”.

  2. Responder con la verdad: “Tengo mucha suerte, tienes razón”.

  3. Ignorar sin mostrar inquietud o agresividad sino calma y seguridad.

  4. Responder con sentido del humor: “No lo sabes tú bien”.

Estas habilidades asertivas pueden parecer complicadas de realizar pero se aprenden con un entrenamiento en habilidades sociales.

8. Manejo de la ira de otra persona

Cuando nos encontramos delante a una persona iracunda podemos optar por dos estrategias:

  • La persona está realmente descontrolada y enfadada.

En estas circunstancias lo mejor es escuchar al otro, mantener la calma y la seguridad, y trasmitirla con mi cuerpo (mirada ajustada a la situación pero tranquilizadora, tono de voz calmado, volumen bajo, movimientos serenos, postura erguida no amenazante…), empatizar y darle parte de la razón. Cuando la persona esté más tranquila podemos expresar nuestra opinión o hacerle una crítica si consideramos que su enfado no era justificado.

  • La persona usa su enfado para achantarnos y manipularnos.

Este otro escenario es muy diferente. En este caso nuestro enfado y gesto firme pude inhibir el enfado de la otra persona. En un enfado controlado los tonos de voz son más graves que agudos y nuestra postura se mantiene firme con movimientos contundentes sin invadir el espacio personal del otro. La mirada es más fija y sin pestañear tanto, sostenemos la mirada del otro y no nos retiramos los primeros.

Raquel López Vergara

Psicóloga y Coach

Grupo CRece

Algunos Valores a potenciar en la educación de los niños de hoy

Esfuerzo  y constancia Estos valores están relacionados con la capacidad de demorar el refuerzo y marcarse metas u objetivos a largo plazo. Favorece la consecución de dichas metas y la realización personal.

Para inculcarlo en los niños es importante:

  • dar un modelo de dicho valor,

  • instaurar normas claras que favorezcan su cumplimiento,

  • promover responsabilidades y compromisos,

  • reforzar el esfuerzo, la perseverancia y no únicamente el resultado final (enseñar a posponer el refuerzo).

  • Motivar a continuar. Desarrollar auto-motivación y autocontrol.

  • Reforzar la auto-superación.

  • Favorecer el desarrollo de niños activos y con inquietudes.

  • Favorecer el desarrollo de la creatividad en la resolución de problemas.

  • Aplicar de consecuencias adecuadas contingentes a la conducta.

Responsabilidad

Está asociada a la libertad. Somos responsables de una decisión si somos libres para haber tomado esa decisión. La responsabilidad no implica obligación. El compromiso no se asume por la fuerza.

Como fomentar este valor.

  • Evitar culpabilizar o responsabilizar injustamente.

  • Enseñarles a asumir las consecuencias de sus actos. Aplicar contingentemente las consecuencias a la conducta.

  • Enseñar la coherencia entre el decir y el hacer

  • Delegar en ellos aquello que puedan realizar solos o con algo de ayuda.

  • Diferenciar responsabilidad de culpabilidad.

Autocuidado

Significa aprender a dar valor a uno mismo.

Algunas pautas son:

  • Evitar la transmisión de valores engañosos del tipo: “salud=delgadez”, “autocontrol=no expresar las emociones”.

  • Potenciar la autoestima.

  • Ser modelo de autocuidado.

  • Construir hábitos equilibrados y flexibles de alimentación, deporte, higiene, revisiones médicas, cuidado psicológico…

  • Enseñar a posponer el refuerzo y el valor de la constancia.

  • Enseñar a discriminar situaciones graves de las que no lo son.

Cooperación y diálogo

Significa tener un objetivo común y buscar soluciones compartidas para que todos puedan conseguirlo.

Algunas pautas para lograrlo:

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  • Dar modelo de cooperación en el entorno familiar.

  • Potenciar juegos cooperativos en lugar de reforzar sólo el ganar.

  • Potenciar que los niños aprendan en grupo.

  • Enseñar a empatizar.

  • Enseñar a negociar.

  • Enseñar a disfrutar con las conductas de ayuda y cooperación.

  • Argumentar las razones de las cosas con los hijos desde pequeños.

  • Dar modelo adecuado de escucha activa, de empatía y de intercambio de opiniones.

  • Favorecer que los niños resuelvan los conflictos interpersonales con las palabras mediando lo justo en los conflictos.

Amistad y relaciones afectivas

Significa saber buscar, elegir adecuadamente y mantener relaciones duraderas y satisfactorias y disfrutar de las relaciones personales profundas.

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Cómo podemos enseñarlo a los niños:

  • Favorecer el contacto y la relación social. Dar modelo de ello.

  • Enseñar a conversar.

  • Enseñar a compartir.

  • Enseñar a confiar.

  • Enseñar a defender los derechos personales.

  • Enseñar a saber elegir.

  • Enseñar a perdonar…

Creatividad

Aporta una mayor flexibilidad ante los problemas y es un estímulo para la actividad, un antídoto contra el aburrimiento, aporta novedades y hace la vida más interesante.

Podemos:

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  • Favorecer la exploración y aportar un entorno rico en estimulación. Dejar al niño experimentar. Saber delegar.

  • Implantar límites flexibles.

  • Reforzar los intereses y aptitudes del niño y el interés por el conocimiento.

  • Incentivar la búsqueda de alternativas en la resolución de los problemas.

Conocimiento

Significa desear aprender, valorar la sabiduría y el conocimiento, tener curiosidad por el mundo que nos rodea y por las cosas que ocurren en él.

Lo podemos fomentar a través de:

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  • Estimular las inquietudes, deseos, intereses personales; favorecer y reforzar la exploración.

  • Reforzar la conducta de atención y concentración y estimular un pensamiento reflexivo.

  • Fomentar el interés por la lectura.

  • Fomentar un hábito de trabajo.

  • Aportar estímulos novedosos, interesantes, variados, adaptados a las características del niño.

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Grupo Crece

Somos memoria

«Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad, cerca de la puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir.»

Frase del personaje Roy Batty (Blade Runner, 1982)

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Hace 14 años a mi padre le diagnosticaron Alzheimer, no tenía aún los 53 años.

Quizá por esa razón, el tema de la memoria me bulle y me toca mucho personalmente. Esto me hace tener muy presente mi pasado, y cuidar las cosas y personas que son importantes en mi vida.

Todos sabemos, que el Alzheirmer es una enfermedad en la que se ve afectada la memoria de las personas, junto con el resto de las funciones cerebrales, en un proceso de neurodegeneración progresiva, hasta que la persona muere.

Desde la psicología cognitiva y las neurociencias hablamos de diferentes tipos de memoria, memoria a corto plazo, a medio plazo y a largo plazo. Se relaciona al hipocampo con la memoria y el aprendizaje, aunque parece que la memoria está presente en muchas otras localizaciones cerebrales. Al mismo tiempo, el hipocampo es una zona cerebral que pertenece al sistema límbico, nuestra parte del cerebro más primitiva y compartida por muchas especies en la escala filogenética, y sede de las emociones. Emoción y memoria están, también,  estrechamente relacionadas. Curiosamente, la memoria que es más fácil de preservar, a lo largo del proceso de envejecimiento normal, es aquella en la que hay un fuerte contenido emocional.

Los recuerdos son la expresión de que hemos adquirido ciertos aprendizajes. Así, la memoria nos ancla a la supervivencia. Los animales con un sistema nervioso simple tienen la capacidad de adquirir conocimiento sobre el mundo, y crear recuerdos. Esta capacidad alcanza su máxima expresión en los seres humanos, que además tenemos la capacidad de adquirir conocimiento sobre nosotros mismos, desarrollar nuestra identidad.

No se entiende la identidad sin la memoria. Somos memoria. En el Alzheimer, junto con la memoria, las personas van perdiendo su identidad.

Mi padre empezó a perder la memoria progresivamente. Al principio, se manifestaba especialmente en la memoria a corto y medio plazo, y en la capacidad para organizar y planificar tareas. A los pocos años, nos confundía a sus familiares y amigos, aunque éramos personas cercanas y cotidianas para él. Poco después, ya no nos conocía. De esto hace ya muchos años y sigue con vida milagrosamente, ya que cuando la enfermedad ataca en edades tan tempranas suele ser fulminante.

En el momento en que él ya no era consciente de su enfermedad ni de sí mismo, yo empecé a sentirme aliviada porque ya no sufría más. Es terrible, me alegré de que mi padre, tal como él tenía conciencia de ser, dejase de existir, me alegré, y al mismo tiempo, se perdieron muchas cosas y muchas posibilidades.

La memoria es un tema inquietante y también apasionante, en el cine nos emocionábamos con los replicantes de Blade Runner, que se protegían de ser descubiertos gracias a sus recuerdos, que cuidaban como el más valioso de los tesoros, muchos de ellos no sabían realmente si eran replicantes o humanos, o nos compadecíamos, en Memento, de ese personaje que se tatuaba para recordar las cosas importantes, ya que olvidaba todo lo que le ocurría cada día.

Las grandes motivaciones humanas hacia la inmortalidad y la perdurabilidad, lleva a las personas a dejar un mensaje en una botella o en una lápida, a brillar, generación tras generación, en una obra de arte o en los libros de historia. Queremos dejar huella, que nos recuerden, sea para bien o para mal.

Somos memoria…

Y somos con el otro, somos con la memoria del otro. Cuando alguien desaparece de nuestras vidas, perdemos mucho de nosotros mismos, una pareja que se rompe, un amigo que nos abandona, un ser querido que fallece, la vieja casa del pueblo que van a demoler, esa ciudad que no hemos vuelto a pisar…

Nuestra memoria es limitada, nos gusta ver fotografías que activan, de repente,  lugares recónditos de nuestro cerebro que no creíamos que estaban allí, nos gusta reencontrarnos con un viejo amigo, que nos refresca la memoria de aquellas aventuras del pasado que parecía que teníamos borradas, o, de repente, ese olor que nos lleva inmediatamente a otro espacio y a otro tiempo… Estas experiencias nos hacen contactar con nosotros mismos.

Se está empezando a probar una vacuna contra el Alzheimer en humanos, que ya ha funcionado en animales. El objetivo de la vacuna es inmunizar al paciente para detener el avance de las placas degenerativas en las neuronas.

Es una gran noticia. Se ha abierto una puerta de esperanza para controlar el Alzheimer, muchas personas podrán seguir teniendo conciencia de quienes son, y muchos familiares y amigos de estas personas, mantendrán su parcela de memoria a través de la memoria del otro.

http://www.antena3.com/noticias/salud/ensayos-vacuna-alzheimer-comenzaran-2013_2012091900153.html

Raquel López Vergara

Psicóloga

Grupo Crece

Se puede encontrar trabajo con la que está cayendo

actitud positiva

Los índices de paro siguen subiendo y parece previsible que seguirán haciéndolo. La tasa de paro se sitúa por encima de los seis millones de personas, el 26% de la población, más del 50% si se trata de los jóvenes. ¿Cómo se enfrenta con estas noticias una persona en paro, más si es de larga duración?

Si además, esta persona presenta alguna característica especial como por ejemplo, alguna discapacidad o ser una persona de cierta edad, la situación puede complicarse. Esto me transmitieron mis alumnos en un curso de habilidades para encontrar trabajo que la fundación ONCE organiza para personas desempleadas con discapacidad.

¿Podemos encontrar trabajo en esta crisis?

La respuesta es sí. Pero supondrá un esfuerzo extra.

Te ofrecemos algunas pautas para despertar tus opciones y aprovecharlas:

La clave está en diferenciarte, señalarte, para ser visible de cara a las pocas posibilidades de alrededor y abrir la mente a opciones nuevas de empleo y ser creativo.

marcar la diferencia

Punto uno: Piensa en tus puntos fuertes y tus puntos débiles.

Puntos fuertes

  1. ¿Qué te destaca como persona y como trabajador? Por ejemplo, tenacidad, responsabilidad, creatividad, seguridad personal…

  2. ¿Qué cosas sabes hacer y hacer bien? No tienen por qué ser habilidades asociadas a puestos anteriores, por ejemplo una persona puede tener mucha habilidad para la mecánica y nunca haber trabajado en ello.

  3. ¿En qué tengo experiencia?

  4. ¿En qué tengo formación?

Puntos débiles

  1. ¿Qué aspectos podría mejorar a nivel personal?

  2. ¿Qué cosas no sé hacer o se me dan regular?

  3. ¿En qué me falta experiencia?

  4. ¿En qué me falta formación?

Y se trata de aspectos, habilidades, experiencia o formación, importantes de cara a encontrar una salida laboral.

Para salvar estos puntos débiles, ¿qué puedo hacer?

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Por ejemplo, si me falta capacidad para comunicarme o expresarme, ¿puedo hacer algo para aprenderlo? Si me falta seguridad personal para defender mi candidatura, ¿puedo buscar apoyo? Si me falta experiencia en alguna herramienta o formación más completa… ¿puedo adquirir esa experiencia o formación de algún modo?

Algunas ideas:

-       Apúntate a formación en desarrollo de habilidades personales, los aspectos de tu personalidad o seguridad personal pueden marcar la diferencia.

-       Los voluntariados, los bancos de tiempo, son una alternativa no remunerada con dinero pero sí con recursos, contactos, habilidades y experiencia.

Punto dos: Disciplínate para buscar trabajo

Pero no te obsesiones con ello. Dedica unas horas al día para este menester como si fuese una jornada de trabajo y no más.

Tómate tiempo libre para descansar y divertirte.

¡Es fundamental reforzar el estado de bienestar para no desanimarse o hundirse!

Busca por internet las ofertas disponibles pero no te quedes sólo ahí, ve a los lugares donde quizá puedan necesitar a alguien, que puedan conocerte pero no te hagas demasiado pesado/a.

Punto tres: Amplía al máximo tu red de contactos

Internet te abre una puerta a esto, abre tu perfil o página en facebook, linkedin u otras redes sociales o profesionales. Muestra quien eres aportando contenidos de interés.

Hazte unas tarjetas que puedas repartir.

Los bancos de tiempo o voluntariados, estar presente sin cansar… todo esto es fundamental para darse a conocer y crear una imagen positiva.

No muestras únicamente tu interés de encontrar trabajo sino también tu interés de ofrecer, aprender, compartir.

Punto cuatro: Cuida tu imagen

¡Una imagen vale más que mil palabras! Todo lo que expreses con tu  vestimenta, con tus gestos, tu postura, movimientos o manera de hablar es importante y debe adaptarse a cada contexto o circunstancia.

Buscar una foto adecuada para tu currículum que transmita lo que creas, puede ser apropiado en ese puesto y en esa institución a la que te diriges.

Tu expresión escrita, expresión verbal y vocabulario, también son muy importantes en el día a día en la relación con los posibles contactos, en las entrevistas y en el currículum.

Acierta con el currículum. Muchas veces, el currículum es el primer escaparate que les ofrecemos a las empresas de nosotros. Cuidar la estética y el contenido es esencial para que nuestra candidatura tenga más posibilidades: en internet puedes encontrar muchos modelos al respecto.

Punto cinco: Muéstrate amable y positivo

A las personas, nos resultan más atractivas y nos dan más confianza cuando otros sonríen, se muestran relajados y alegres.

La actitud interna y mantener a raya las emociones negativas como la desesperanza, el miedo o la desesperación es el gran reto.

Punto seis: ¿Te has planteado optar por el autoempelo?

Aunque hay enormes recortes en las ayudas, sí hay muchos recursos gratuitos para orientarte si quieres emprender un negocio.

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Grupo Crece

Sanar nuestras emociones

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Ha llegado a mis manos un fantástico libro de David Serven-Schreiber “Curación emocional: acabar con el estrés, la ansiedad y la depresión sin fármacos ni psicoanálisis. Está publicado en Kairós. Este autor, médico, psiquiatra se volcó en la investigación sobre neurociencias y neurobiología de las emociones. Fundó y dirigió el Centro de Medicina Complementaria de la Universidad de Pittsburgh, donde llevó a cabo su trabajo como médico, incorporando procedimientos terapéuticos basados en toda la experiencia adquirida a lo largo de su trayectoria personal y profesional lejos de las terapias farmacológicas convencionales o de las psicoterapias interminables.

En este libro aborda la importancia de no descuidar las emociones en cualquier proceso de salud-enfermedad.

Según este y otros autores, las claves de la “curación emocional” están en el ajuste de nuestro cerebro emocional con nuestro cuerpo y nuestra conducta.

Muchas de las herramientas para adquirir este equilibrio están presentes en aspectos básicos de nuestra vida cotidiana como son una alimentación sana, ejercicio físico, buena relación y comunicación con los demás, otras herramientas, provienen de los avances más recientes en la investigación como la integración neuroemocional a través de la técnica EMDR o herramientas milenarias como la acupuntura.

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Cada uno de estos métodos, se basan en el poder del propio organismo humano para la autocuración.

En las sociedades occidentales, el estrés, la ansiedad, depresión y otros trastornos emocionales aumentan de forma alarmante. Esto ha disparado el consumo de psicofármacos. A pesar de la terapia con estos medicamentos, los índices de prevalencia de estos trastornos aumenta considerablemente en Europa.

Un estudio de Harvard, ha mostrado que en EEUU, desde 1997 existe una mayortendencia a usar métodos alternativos para solventar este tipo de problemas frente a medicamentos como el Prozac, Trankimacin, Aremís, etc. o a psicoanálisis, una terapia excesivamente prolongada en el tiempo.

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Desde hace 10 años en el hospital de Shadyside de la Universidad de Pittsburgh en Estados Unidos, se investiga para aliviar la depresión, la ansiedad o el estrés focalizándose más en terapias centradas en la autorregulación del cuerpo y las emociones frente a terapias basadas en el lenguaje y las cogniciones.

Nuestro cerebro está configurado en dos grandes partes, una zona más reciente en el proceso de evolución filogenética y ontogenética, el neocortex, sede del lenguaje y del pensamiento, y una zona más primitiva, el cerebro llamado emocional, con una organización celular y propiedades bioquímicas distintas al resto del cerebro.

El lenguaje y la cognición, aunque alguna, no tienen suficiente influencia en nuestro cerebro emocional y los desórdenes o desequilibrios emocionales dependen directamente de nuestro cerebro emocional.

La tarea de un psicoterapeuta es reprogramar, a través de diversos mecanismos, el cerebro emocional para que las fuentes de estrés, ansiedad,  depresión u otro malestar, ya no existan o se organicen de manera diferente.

El cerebro emocional o sistema límbico posee mecanismos naturales de autocuración, es decir, capacidades innatas que se asemejan a otros mecanismos de autocuración del cuerpo como la eliminación de una infección ante la activación de nuestro sistema autoinmune.

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Daniel Goleman, psicólogo estadounidense, nos descubrió ya hace unos años, gracias a suexcelente trabajo de divulgación de los avances científicos sobre las emociones, la importancia de trabajar la “inteligencia emocional”. Diversos estudios indican que tener inteligencia emocional predice un mayor éxito en el futuro (entendido éxito en sentido amplio), que tener un cociente de inteligencia alto.

Las claves de la inteligencia emocional son:

  1. Identificar nuestro estado emocional y el de los demás.

  2. Comprender y aceptar los estados emocionales propios y de los otros y desde ahí

  3. Regular nuestras propias emociones y las de los demás.

Posteriormente, investigadores del ámbito de las neurocioencias como el neurólogo Antonio Damasio, han establecido las bases biológicas del funcionamiento de las emociones con mayor precisión y la dificultad entre la conciliación pasión y razón a nivel cerebral. Damasio nos muestra por qué las emociones son indispensables para el buen funcionamiento racional.

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Servan-Schreiber nos invita a regular nuestros estados emocionales para encontrar un equilibrio óptimo sin anular lo que sentimos.

En resumen, las herramientas que propone este autor son.

  1. Regulación de la frecuencia cardíaca mediante métodos de gestión de la atención, respiración y visualización.

  2. Reprogramación cerebral a través de la técnica EMDR, en la que estimulamos de manera bilateral usando movimientos oculares, tapping o estímulos auditivos mientras se visualizan situaciones traumáticas.

  3. La regulación del reloj biológico adaptándonos a los ritmos naturales de sueño-vigilia.

  4. Acupuntura y meditación.

  5. Incorporación de los ácidos omega 3 o aceite de pescado de manera adecuada en nuestra dieta.

  6. Realización de ejercicio físico de manera regular.

  7. Resolución de los conflictos de manera adecuada con nuestros seres queridos o las personas de nuestro entorno con habilidades de escucha y comunicación emocional. Es decir, atender a nuestro alimento afectivo básico.

  8. Establecimiento de redes sociales cooperativas, sentimientos de grupo y de pertenencia. Es decir atender a nuestra esencia de ser social.

Os animo a leer este libro y profundizar en todos los aspectos que resalta.

“Este es mi secreto, dijo el zorro, es muy sencillo: no se ve bien si no es con el corazón. Lo esencial resulta invisible para los ojos”. Antoine de Saint Exupéry, El principito.

Enlaces de interés.

http://es.wikipedia.org/wiki/David_Servan-Schreiber

http://es.wikipedia.org/wiki/Daniel_Goleman

http://es.wikipedia.org/wiki/Ant%C3%B3nio_Dam%C3%A1sio

Raquel López Vergara

Psicóloga, psicoterapeuta corporal, psicodramatista y experta en EMDR

Las emociones positivas ante la crisis

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Hace unos días tuve la oportunidad de impartir un seminario en AJE Madrid (Asociación de jóvenes empresarios de Madrid). El seminario estaba dirigido a pequeños empresarios y nuevos emprendedores que están iniciando o están por iniciar su proyecto. El objeto del seminario era estimular las emociones positivas en un momento en que brillan por su ausencia en nuestra sociedad.

Estamos sufriendo una gran crisis económica que está afectando a un porcentaje muy elevado de la población. No sólo ya los índices de paro registrado que superan el 25% en España, sino la pérdida de poder adquisitivo de una gran parte de las personas, los recortes monumentales a los funcionarios públicos, los recortes en educación que afectan a la escuela pública, las universidades y otras instituciones, los recortes en sanidad que entre otras cosas ha dejado sin cobertura a un grupo de personas que antes recibían asistencia médica, los recortes en ayudas y servicios sociales que han desaparecido o disminuyen las posibilidades de acceso a determinados servicios o bienes a muchas personas, muchos de ellos básicos o necesarios en una sociedad desarrollada como la nuestra, la dificultad de acceso a créditos y los recortes en ayudas a profesionales autónomos o pequeñas empresas, casos desgraciadamente extendidos de desahucios, personas que literalmente se ven en la calle, etc., etc., etc.

Puede que todo esto no nos toque directamente a todos pero el ser humano sufre y empatiza ante el sufrimiento de otros o ante situaciones globales de dolor e indignación y ahora lo tenemos todos muy a flor de piel.

La incertidumbre, la injusticia, la pérdida, la vivencia de situaciones desesperadas, el torpedeo de información negativa en la calle o en los medios de comunicación, la falta de control de los ciudadanos para cambiar las cosas, para cambiar el mundo… todas estas circunstancias nos llevan a experimentar emociones negativas.

El miedo

Es un sentimiento adaptativo que nos lleva a despertar la alarma ante situaciones de peligro. El miedo nos ayuda, porque nos hace ser previsores, prudentes y no arriesgar demasiado, nos lleva a evitar determinadas situaciones o conductas que pueden ser dañinas o perjudiciales y a huir de ciertas circunstancias. Sin embargo, el miedo en exceso o desajustado nos lleva a la parálisis y al exceso de prudencia. No cambiamos el mundo ni nuestra realidad desde el miedo. Ante la crisis, un miedo excesivo no nos sirve.

La tristeza

También es un sentimiento adaptativo. Nos lleva a contactar con lo que hemos perdido y darle el justo valor que tiene. Podemos encontrar muchas fortalezas que desconocíamos ante un proceso de pérdida, sea afectiva, social o material. Y nos ayuda a reconstruirnos para que pasado el periodo de duelo salgamos con todas nuestras fortalezas hacia delante. Pero, acomodarnos en la tristeza nos lleva a la desesperanza y a considerar que no hay nada que se pueda hacer para salir adelante, y eso también nos paraliza, en un extremo nos lleva a la depresión y al suicidio, como, desgraciadamente, se ha visto en los medios de comunicación en los últimos tiempos. La tristeza tampoco ayuda ante la crisis.

La rabia o indignación

La rabia es un sentimiento de acción, nos lleva a defender los derechos, a la lucha y muchos cambios sociales se han producido tras procesos de indignación colectiva organizados y mantenidos en el tiempo. La rabia tiene un defecto, nos puede llevar también a la violencia o agresividad o a situaciones muy autodestructivas que nos pierdan de nuestros objetivos. La rabia es importante ante situaciones de crisis pero es bueno mantenerla a raya.

La alegría y las emociones positivas

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Sí, la alegría es el sentimiento de la acción positiva. Nos mantiene sanos física y mentalmente. Facilita que encajemos las dificultades, la fatiga, los fracasos…, con pensamientos optimistas y constructivos que nos animan a seguir intentándolo.

Al fin y al cabo, seguir luchando para salir adelante, para encontrar un trabajo, para lanzar un negocio, para reinventar un negocio, para aprender cosas nuevas que nos abran a nuevas posibilidades no se puede hacer sin alegría.

Y los pequeños empresarios y nuevos emprendedores jugamos un papel fundamental para salir de esta.

¿Qué podemos hacer para mantener la alegría en tiempos de crisis?

  1. Cuida tu alimentación, no te quedes sin energía, intenta descansar lo más posible y haz un poco de ejercicio.

  2. Presta atención a las pequeñas cosas, el calorcito del sol, el olor del café de la mañana, el pacer denotar la caricia de alguna persona, la sonrisa de la gente amable…

  3. Estírate y abre el pecho, camina erguido/a y de manera rítmica, nota que le das tono muscular a tus movimientos corporales. Te puede ayudar poner te música alegre cada día.

  4. Aprende a respirar usando el diafragma y practícalo varias veces al día.

  5. Cuida tus relaciones afectivas y sociales, ellos no tienen la culpa de la crisis.

  6. Deja un espacio para ti, aunque sea un ratito ala semana para dedicarlo a algo placentero y fuera de obligaciones y exigencias.

  7. Para los pensamientos negativos continuos, no son resolutivos y no sirven para nada. Usa distractores.

  8. Busca un buen confidente, alguien que sepa escuchar para poder desahogarte.

  9. Piensa de manera más constructiva, aunque sé que esto es difícil. Por ejemplo, en lugar de pensar “Esto no tiene solución” o “Nunca encontraré trabajo”, intenta pensar “Voy a seguir intentándolo” o “ Yo no puedo adivinar el futuro, puede que encuentre algo”.

  10. Sonríe, sonríe, sonríe, aunque no tengas ganas de hacerlo, aunque sea una leve sonrisa que curva los labios.

Ánimo, ¡sí saldremos de esta!

Raquel López Vergara

Psicóloga, psicoterapeuta y coach

Grupo Crece

Mario Benedetti

Defensa de la alegría

"Defender la alegría como una trinchera defenderla del escándalo y la rutina de la miseria y los miserables de las ausencias transitorias y las definitivas

defender la alegría como un principio defenderla del pasmo y las pesadillas de los neutrales y de los neutrones de las dulces infamias y los graves diagnósticos

defender la alegría como una bandera defenderla del rayo y la melancolía de los ingenuos y de los canallas de la retórica y los paros cardiacos de las endemias y las academias

defender la alegría como un destino defenderla del fuego y de los bomberos de los suicidas y los homicidas de las vacaciones y del agobio de la obligación de estar alegres

defender la alegría como una certeza defenderla del óxido y la roña de la famosa pátina del tiempo del relente y del oportunismo de los proxenetas de la risa

defender la alegría como un derecho defenderla de dios y del invierno de las mayúsculas y de la muerte de los apellidos y las lástimas del azar y también de la alegría"