Relaciones tóxicas: cómo identificarlas

La denominación de “relación tóxica” forma parte de nuestro vocabulario, la usamos en nuestras conversaciones cotidianas pero, sin embargo, no existe una definición unificada para ellas. Esta realidad nos indica lo complejo del término, y lo difícil que es identificarlas (es muy difícil identificarse con algo que no está definido). Por eso, a continuación vamos a reflexionar sobre los factores que caracterizan este tipo de relaciones:


1. Son difíciles de identificar.

Como hemos visto, no tener una definición unificada del término hace que nos cueste mucho darnos cuenta de que esa relación que tenemos con una persona determinada es, efectivamente, una relación tóxica. Además, ciertos modelos relacionales extendidos a través de películas, series y canciones, hacen que normalicemos comportamientos tóxicos y que les demos un significado incluso positivo.


2. Están basadas en la confusión.

Cuando estamos en una relación tóxica sentimos y pensamos cosas, hasta en ocasiones, contrarias. Esto nos hace dudar de que los pensamientos y emociones negativos puedan ser ciertos: “Como le voy a odiar si ha hecho tantas cosas por mi”, “como me va a hacer daño si soy tan importante para él/ella”.


3. Son drásticas e intensas.

Las interacciones y las emociones que implican estas relaciones, son una montaña rusa, pueden cambiar en una misma conversación y pasar por estados diferentes en un periodo de tiempo muy corto.


4. Sensación de falta de control.... y de estar a la expectativa.

Estas relaciones, por las características que hemos nombrado en los puntos anteriores, hacen que vivamos la relación con un cierto grado de tensión y ansiedad. Sentimos que lo que suceda no está en nuestro control, que no sabemos si el otro va a reaccionar bien o mal ante una información, que no sabemos si estará hoy de buenas o de malas.


5. Hay un juego de poder.

En estas relaciones, muchas interacciones están basadas en poner a prueba el poder que se tiene sobre la otra persona, sobre sus decisiones, sus emociones... Estos juegos de poder pueden ser complementarios (uno de ellos ejerce poder y el otro se somete al poder) o simétricos (ambos luchan por el poder).

Atendiendo a estos factores, podemos darnos cuenta de que las relaciones tóxicas se pueden generar en cualquier contexto: familiar, laboral, social o de pareja. No existe un espacio más proclive que otro a generar dinámicas tóxicas, y todos son igual de graves y dañinos para quienes lo padecen.

Existen dos factores que generan una relación tóxica: personas tóxicas y dinámicas tóxicas.

Personas tóxicas

Las personas tóxicas son aquellas cuyo patrón relacional suele estar marcado por los factores arriba mencionados. Son personas con dificultades para establecer relaciones duraderas, que fundamentan sus relaciones en emociones muy extremas, y que suelen posicionarse en un marco continuo de aliados-enemigos, en el que el segundo grupo suele ser mayoritario.

Son personas con una actitud suspicaz ante las relaciones, que tienden a tener una interpretación negativa de los actos de los demás y que llevan a la acción todos sus pensamientos y sentimientos.

Son personas cuya historia está llena de episodios de abandonos, grandes enfados, personas con las que no se hablan, de amistades rotas y de historias de amor telenovelescas.

Dinámicas tóxicas

Las dinámicas tóxicas tienen un componente sistémico. Son situaciones en las que los implicados tienen un grado de responsabilidad, por fomentar o permitir la dinámica.

Las dinámicas tóxicas se cuecen a fuego lento, son una escalada que va poco a poco llevando la relación a lugares que no se podían imaginar en los inicios de la misma. Hacen que las personas saquen facetas que no les identifican en otros ámbitos de sus vidas, solo se muestran en esa relación y resultan hasta sorpresivas para los propios implicados.

Esto genera un mayor enganche en la idea de que la relación puede cambiar, de que en algún momento la relación volverá a un cauce normal, dificultando la ruptura de la misma.

La escalada tóxica de la relación es, muchas veces, paralela a la búsqueda de soluciones personales por cambiar la dinámica, entrando en un bucle de frustración que no hace si no empeorar la situación.

Conocer lo que significa una relación tóxica nos hará tener un criterio sobre el que valorar nuestras relaciones y las expectativas que tenemos. En muchas ocasiones, el cine y la televisión nos han mostrado relaciones tóxicas como modelos positivos, lo que nos crea una gran vulnerabilidad de normalizar patrones tóxicos en nuestras vidas.

El amor, ¿de quién depende?

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Si en algo coincidimos todos es en que el amor es difícil. Desde encontrar una persona que te genere ese nosequé que queseyo hasta mantener una relación duradera, hay una sucesión de pasos que hacen que concluyamos que esto del amor, es casi un milagro.

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Cierto es que, en este juego del amor, hay muchos factores incontrolables. No podemos controlar que las personas que encontramos en nuestro camino
cumplan con nuestros estándares, ni que  estén abiertos a emprender el camino de apertura y descubrimiento que implica el inicio de una relación, ni que busquen el mismo modelo de relación que nosotros y nosotras... Sin embargo, vivirlo desde una vision casi azarosa nos puede hacer tomar una
actitud de gran pasividad, que derive incluso en actitudes apáticas o
defensivas.

Pero, ¿donde estamos cada uno en todo esto? ¿Seguimos siendo la princesa a la espera de que el príncipe luche contra nuestros dragones para abrirle nuestro corazón? ¿Seguimos siendo ese príncipe a la espera de encontrar una princesa que se entregue plenamente después de proponernos un reto para sentirnos seguros? Sin duda, este planteamiento pasivo del amor nos traslada a lugares tan antiguos como peligrosos.

Necesitamos conquistar nuestro territorio, tomar nuestra parte de responsabilidad en cada uno de los pasos y ejercer nuestra parte de poder.


¿Estoy haciendo todo lo que está en mi mano hacer para conocer a personas?

¿Estoy favoreciendo que esta relación avance?

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¿Qué puedo hacer para que mejore esta crisis de pareja?

¿Tengo heridas que están influyendo en este campo y debería sanar?


Este enfoque nos permitirá dar luz a un mundo que en ocasiones nos confunde con sus sombras, nos hace sentir perdidos y nos llena de angustia. Tomar nuestra responsabilidad nos coloca en un rol activo, nos abre esperanza y una visión positiva, o, al menos, más poderosa.

Pero, ¿por qué nos cuesta tanto tomar nuestra parte de responsabilidad?

Históricamente, el amor se ha tratado de manera categórica, entendiendo que existe sólo una manera de amar, una manera de vivir el amor, como si fuese una calle de sentido único. Esto nos lleva a esa actitud de dejarnos llevar, sintiendo que en ese carril habrá giros a la izquierda y la derecha que, suponemos, forman parte del camino. Nos lleva a vivir esos giros como inesperados, y a no saber cuándo se volverá a re alinear el camino.

Por eso, reconozcamos la complejidad de tan amplío tema, con todas sus matices, viendo las partes que no controlamos, pero sin perder de vista todos los campos en los que nuestra influencia va a tener un peso clave. Y una vez detectadas nuestras responsabilidades,  nuestro poder, ¿vas a renunciar a él?

Sobre el amor: Hasta que la realidad irrumpe

Hay un tiempo de convivir con mariposas en el estómago. Hay un tiempo en el que las caricias, besos y demás gestos especiales son lo primero en la mañana que queremos ofrecer al amado/a. Un tiempo donde las diferencias con él/ella se ven como cosas insignificantes que noscomplementan, o que se solucionarán, porque " ya me encargaré yo de que le guste lo mío".

Y de repente, llega el tiempo en el que nos encontramos con el otro de verdad. Es ese momento en el que lo cotidiano nos hace descender de ese maravilloso mundo del amor donde todo es posible. Y, a veces, descendemos de golpe y porrazo. Empezamos a ver comportamientos que no nos cuadran con ese "hombre/ mujer del Olimpo" del que nos enamoramos.

 ¿ Es que me ha engañado?

Es imposible conocer al otro desde el primer momento. A medida que va pasando el tiempo, se dan circunstancias vitales que nos hacen responder de una forma u otra, mostrando así nuevos comportamientos que antes desconocíamos en el otro ( y en nosotros mismos).

Y en otras ocasiones, esos mismos comportamientos sí aparecían, pero el AMOR nos hacía justificarlos, dulcificarlos, o incluso tratarlos como algo que podría cambiar.

 Es un momento de vértigo. ¿ Continúo la relación?

No te asustes. Forma parte de la evolución normal de las parejas, por lo que debes interpretarlo con naturalidad a pesar del dolor y angustia que produce.

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Es una oportunidad para ver al otro como un igual, sin mitificaciones . Es, por fin, poder " ver" al otro y que nos " vean", sin disfraces, sin máscaras. Es momento de centrarnos en nosotros y en el otro y dejar de lado nuestro AMOR POR EL AMOR.

A partir de aquí, la decisión que tomemos con respecto a la continuidad de la relación NO se debe fundamentar en el dolor y el desengaño que nos produce esa desidealizacion, sino en si al reconocer al otro con sus verdades y mentiras, deseamos que esa persona sea la compañera que queremos al lado para compartir camino.

En resumen: aprovecha la crisis para mirar con otros ojos y darte cuenta de la persona que tienes enfrente.

Os invito a realizar un ejercicio que os puede ayudar a descubrir a quién tienes a tu lado:

1. Durante una semana apunta en un folio en blanco las cosas que vayas viendo de tu pareja que te gusten. Cosas lo más específicas posibles, no generales. Cosas que veas, no que supongas que hace. Gestos contigo, con los otros.

2. La siguiente semana apunta las cosas que no te gusten. Igual que antes, cosas lo más concretas posibles. Si no sabes por qué ha hecho algo, pregunta antes que inventar o suponer.

3. Al cabo de esas dos semanas haz una valoración de los folios, no por la cantidad de cosas escritas, sino por la calidad. La valoración debe venir dada no por cómo debería ser una relación, sino por cómo quieres que sea la tuya.

Raquel Ibáñez Ortego

Psicóloga y terapeuta

Grupo Crece