Pautas para afrontar una entrevista de trabajo con éxito.

medico paciente

Podemos tener un buen currículum o podemos ser los candidatos perfectos para un determinado puesto de trabajo pero…llega la hora de la verdad, enfrentarse a la entrevista Es inevitable ir nerviosos/as a una entrevista de trabajo, más si no tenemos experiencia o si estamos en una situación desesperada. En muchas ocasiones, los entrevistadores no lo ponen nada fácil, buscarán la manera de dejarnos en una situación incómoda para poner a prueba nuestras habilidades de manejo del estrés y resolución de conflictos, para valorar si decimos o no la verdad y detectar incongruencias en nuestro discurso.

La primera impresión será importante y aunque valorarán la formación y la experiencia, también valorarán nuestra presencia, nuestra comunicación verbal y no verbal y nuestra personalidad.

Hay un punto a nuestro favor, nos han seleccionado para la entrevista, eso significa que nuestra candidatura es válida.

Algunas indicaciones que no debemos perder de vista:

1. Infórmate del puesto y de la empresa antes de la entrevista.

Puedes mirar su página web, perfil en Facebook o en Linkedin, mirar en foros… para hacerte una idea de la cultura de la empresa y su filosofía de base, de la organización de la empresa, a qué se dedica, cómo se habla de ella en los medios o en los foros…

2. Causa una buena impresión.

Ve aseado/a y vestido/a de manera acorde a tipo de empresa. Suele ser más adecuado pecar de discreto/a, un exceso en el arreglo, maquillaje o perfume, etc., no son adecuados. Puedo hacerme una idea del vestuario que se espera de mí en ese puesto de trabajo, e intentar llevar ese estilo en la entrevista. Por ejemplo, si es para un trabajo con niños, sería bueno ir con un vestuario juvenil.

Cuando saludes, da la mano y no lo hagas ni excesivamente fuerte, ni excesivamente flojo.

Siéntate sólo cuando te lo digan.

3. Transmite positividad y simpatía sin perder la compostura.

Sonríe al saludar, durante la entrevista y al finalizarla.

Mantén una postura abierta y relajada, suelta la tensión de los músculos. Siéntate erguido/a mostrando seguridad y seriedad.

Habla con una ligera sonrisa en los labios, ligera, no se trata de dar la impresión de excesiva diversión.

Exprésate en afirmativo. Mejor decir “este año he profundizado en mis conocimientos de inglés e informática” a “como no encontraba nada, me puse a estudiar inglés e informática”.

Muéstrate receptivo/a y positivo/a en relación a la empresa, el puesto y sus características.

4. Cuida tu lenguaje verbal y no verbal

Habla de usted hasta que te inviten a tutear.

No interrumpas, escucha primero, el protagonismo está en manos del entrevistador.

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No te enrolles, responde brevemente a las preguntas, usa frases cortas y sencillas. El vocabulario excesivamente rebuscado se valorará de manera negativa.

Mueve las manos al hablar y sé expresivo con los gestos de la cara.

Vocaliza y modula la entonación al hablar.

Evita gestos de ansiedad o impaciencia como morderse las uñas, rascarse, apretar los ojos, carraspear, mirar el reloj…

Respira con calma para ir relajándote.

5. Muéstrate atento/a a las preguntas trampa, los gestos para intimidar o destapar incongruencias.

No respondas a la defensiva antes un posible ataque o crítica desproporcionada, reconoce la posible verdad del comentario del otro y luego defiende tu postura. Algo así como… “para usted es un problema el periodo que yo he estado sin trabajar, yo lo he visto como una oportunidad para profundizar en mis estudios” o “es cierto, no tengo experiencia en un puesto administrativo, sí tengo una formación muy avanzada en herramientas de gestión administrativa, un potencial alto de aprendizaje y adaptación, y creo estar capacitado/a para el puesto”

Ante preguntas muy personales o inapropiadas… con una sonrisa relajada… “esa pregunta, a mi parecer, no está relacionada con este puesto de trabajo”

Si el entrevistador se queda callado, espera respirando tranquilamente a que rompa el hielo, no lo hagas tú.

Si el entrevistador está muy serio, no pierdas tu simpatía.

No mientas, pero no des detalles de aquello que no te conviene, responde de manera más general y en positivo.

Conoce muy bien tu currículum, no titubees en fechas o nombres de empresas anteriores, busca argumentos con antelación, no improvises.

6. Véndete bien pero no exageres.

Cuando expresamos algo positivo de nosotros de manera exagerada, el otro puede recibirlo como una mentira.

Piensa en tus puntos fuertes antes de la entrevista, y úsalos en el momento apropiado.

7. Si se trata de una entrevista de dinámica grupal, hay un conjunto de habilidades básicas.

Mostrarse participativo, pero sin pisar al resto de candidatos.

Si otro candidato tiene una buena idea, reconocerla y reforzarla en el grupo.

Si hay una situación de indecisión en el grupo, tomar la iniciativa y abrir un camino a la decisión.

Si alguien te hace una crítica, no entres al trapo, defiéndete sin atacar.

En general, se valorarán nuestras habilidades de autocontrol, de escucha empática, asertividad, capacidad de trabajo en equipo, planificación, cooperación y liderazgo.

8. Si la cosa no sale bien, no te desanimes.

Analiza lo que has hecho bien, y también lo que has hecho mal, la próxima vez te saldrá mucho mejor.

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Grupo Crece

 

Somos memoria

«Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad, cerca de la puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir.»

Frase del personaje Roy Batty (Blade Runner, 1982)

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Hace 14 años a mi padre le diagnosticaron Alzheimer, no tenía aún los 53 años.

Quizá por esa razón, el tema de la memoria me bulle y me toca mucho personalmente. Esto me hace tener muy presente mi pasado, y cuidar las cosas y personas que son importantes en mi vida.

Todos sabemos, que el Alzheirmer es una enfermedad en la que se ve afectada la memoria de las personas, junto con el resto de las funciones cerebrales, en un proceso de neurodegeneración progresiva, hasta que la persona muere.

Desde la psicología cognitiva y las neurociencias hablamos de diferentes tipos de memoria, memoria a corto plazo, a medio plazo y a largo plazo. Se relaciona al hipocampo con la memoria y el aprendizaje, aunque parece que la memoria está presente en muchas otras localizaciones cerebrales. Al mismo tiempo, el hipocampo es una zona cerebral que pertenece al sistema límbico, nuestra parte del cerebro más primitiva y compartida por muchas especies en la escala filogenética, y sede de las emociones. Emoción y memoria están, también,  estrechamente relacionadas. Curiosamente, la memoria que es más fácil de preservar, a lo largo del proceso de envejecimiento normal, es aquella en la que hay un fuerte contenido emocional.

Los recuerdos son la expresión de que hemos adquirido ciertos aprendizajes. Así, la memoria nos ancla a la supervivencia. Los animales con un sistema nervioso simple tienen la capacidad de adquirir conocimiento sobre el mundo, y crear recuerdos. Esta capacidad alcanza su máxima expresión en los seres humanos, que además tenemos la capacidad de adquirir conocimiento sobre nosotros mismos, desarrollar nuestra identidad.

No se entiende la identidad sin la memoria. Somos memoria. En el Alzheimer, junto con la memoria, las personas van perdiendo su identidad.

Mi padre empezó a perder la memoria progresivamente. Al principio, se manifestaba especialmente en la memoria a corto y medio plazo, y en la capacidad para organizar y planificar tareas. A los pocos años, nos confundía a sus familiares y amigos, aunque éramos personas cercanas y cotidianas para él. Poco después, ya no nos conocía. De esto hace ya muchos años y sigue con vida milagrosamente, ya que cuando la enfermedad ataca en edades tan tempranas suele ser fulminante.

En el momento en que él ya no era consciente de su enfermedad ni de sí mismo, yo empecé a sentirme aliviada porque ya no sufría más. Es terrible, me alegré de que mi padre, tal como él tenía conciencia de ser, dejase de existir, me alegré, y al mismo tiempo, se perdieron muchas cosas y muchas posibilidades.

La memoria es un tema inquietante y también apasionante, en el cine nos emocionábamos con los replicantes de Blade Runner, que se protegían de ser descubiertos gracias a sus recuerdos, que cuidaban como el más valioso de los tesoros, muchos de ellos no sabían realmente si eran replicantes o humanos, o nos compadecíamos, en Memento, de ese personaje que se tatuaba para recordar las cosas importantes, ya que olvidaba todo lo que le ocurría cada día.

Las grandes motivaciones humanas hacia la inmortalidad y la perdurabilidad, lleva a las personas a dejar un mensaje en una botella o en una lápida, a brillar, generación tras generación, en una obra de arte o en los libros de historia. Queremos dejar huella, que nos recuerden, sea para bien o para mal.

Somos memoria…

Y somos con el otro, somos con la memoria del otro. Cuando alguien desaparece de nuestras vidas, perdemos mucho de nosotros mismos, una pareja que se rompe, un amigo que nos abandona, un ser querido que fallece, la vieja casa del pueblo que van a demoler, esa ciudad que no hemos vuelto a pisar…

Nuestra memoria es limitada, nos gusta ver fotografías que activan, de repente,  lugares recónditos de nuestro cerebro que no creíamos que estaban allí, nos gusta reencontrarnos con un viejo amigo, que nos refresca la memoria de aquellas aventuras del pasado que parecía que teníamos borradas, o, de repente, ese olor que nos lleva inmediatamente a otro espacio y a otro tiempo… Estas experiencias nos hacen contactar con nosotros mismos.

Se está empezando a probar una vacuna contra el Alzheimer en humanos, que ya ha funcionado en animales. El objetivo de la vacuna es inmunizar al paciente para detener el avance de las placas degenerativas en las neuronas.

Es una gran noticia. Se ha abierto una puerta de esperanza para controlar el Alzheimer, muchas personas podrán seguir teniendo conciencia de quienes son, y muchos familiares y amigos de estas personas, mantendrán su parcela de memoria a través de la memoria del otro.

http://www.antena3.com/noticias/salud/ensayos-vacuna-alzheimer-comenzaran-2013_2012091900153.html

Raquel López Vergara

Psicóloga

Grupo Crece

Se puede encontrar trabajo con la que está cayendo

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Los índices de paro siguen subiendo y parece previsible que seguirán haciéndolo. La tasa de paro se sitúa por encima de los seis millones de personas, el 26% de la población, más del 50% si se trata de los jóvenes. ¿Cómo se enfrenta con estas noticias una persona en paro, más si es de larga duración?

Si además, esta persona presenta alguna característica especial como por ejemplo, alguna discapacidad o ser una persona de cierta edad, la situación puede complicarse. Esto me transmitieron mis alumnos en un curso de habilidades para encontrar trabajo que la fundación ONCE organiza para personas desempleadas con discapacidad.

¿Podemos encontrar trabajo en esta crisis?

La respuesta es sí. Pero supondrá un esfuerzo extra.

Te ofrecemos algunas pautas para despertar tus opciones y aprovecharlas:

La clave está en diferenciarte, señalarte, para ser visible de cara a las pocas posibilidades de alrededor y abrir la mente a opciones nuevas de empleo y ser creativo.

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Punto uno: Piensa en tus puntos fuertes y tus puntos débiles.

Puntos fuertes

  1. ¿Qué te destaca como persona y como trabajador? Por ejemplo, tenacidad, responsabilidad, creatividad, seguridad personal…

  2. ¿Qué cosas sabes hacer y hacer bien? No tienen por qué ser habilidades asociadas a puestos anteriores, por ejemplo una persona puede tener mucha habilidad para la mecánica y nunca haber trabajado en ello.

  3. ¿En qué tengo experiencia?

  4. ¿En qué tengo formación?

Puntos débiles

  1. ¿Qué aspectos podría mejorar a nivel personal?

  2. ¿Qué cosas no sé hacer o se me dan regular?

  3. ¿En qué me falta experiencia?

  4. ¿En qué me falta formación?

Y se trata de aspectos, habilidades, experiencia o formación, importantes de cara a encontrar una salida laboral.

Para salvar estos puntos débiles, ¿qué puedo hacer?

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Por ejemplo, si me falta capacidad para comunicarme o expresarme, ¿puedo hacer algo para aprenderlo? Si me falta seguridad personal para defender mi candidatura, ¿puedo buscar apoyo? Si me falta experiencia en alguna herramienta o formación más completa… ¿puedo adquirir esa experiencia o formación de algún modo?

Algunas ideas:

-       Apúntate a formación en desarrollo de habilidades personales, los aspectos de tu personalidad o seguridad personal pueden marcar la diferencia.

-       Los voluntariados, los bancos de tiempo, son una alternativa no remunerada con dinero pero sí con recursos, contactos, habilidades y experiencia.

Punto dos: Disciplínate para buscar trabajo

Pero no te obsesiones con ello. Dedica unas horas al día para este menester como si fuese una jornada de trabajo y no más.

Tómate tiempo libre para descansar y divertirte.

¡Es fundamental reforzar el estado de bienestar para no desanimarse o hundirse!

Busca por internet las ofertas disponibles pero no te quedes sólo ahí, ve a los lugares donde quizá puedan necesitar a alguien, que puedan conocerte pero no te hagas demasiado pesado/a.

Punto tres: Amplía al máximo tu red de contactos

Internet te abre una puerta a esto, abre tu perfil o página en facebook, linkedin u otras redes sociales o profesionales. Muestra quien eres aportando contenidos de interés.

Hazte unas tarjetas que puedas repartir.

Los bancos de tiempo o voluntariados, estar presente sin cansar… todo esto es fundamental para darse a conocer y crear una imagen positiva.

No muestras únicamente tu interés de encontrar trabajo sino también tu interés de ofrecer, aprender, compartir.

Punto cuatro: Cuida tu imagen

¡Una imagen vale más que mil palabras! Todo lo que expreses con tu  vestimenta, con tus gestos, tu postura, movimientos o manera de hablar es importante y debe adaptarse a cada contexto o circunstancia.

Buscar una foto adecuada para tu currículum que transmita lo que creas, puede ser apropiado en ese puesto y en esa institución a la que te diriges.

Tu expresión escrita, expresión verbal y vocabulario, también son muy importantes en el día a día en la relación con los posibles contactos, en las entrevistas y en el currículum.

Acierta con el currículum. Muchas veces, el currículum es el primer escaparate que les ofrecemos a las empresas de nosotros. Cuidar la estética y el contenido es esencial para que nuestra candidatura tenga más posibilidades: en internet puedes encontrar muchos modelos al respecto.

Punto cinco: Muéstrate amable y positivo

A las personas, nos resultan más atractivas y nos dan más confianza cuando otros sonríen, se muestran relajados y alegres.

La actitud interna y mantener a raya las emociones negativas como la desesperanza, el miedo o la desesperación es el gran reto.

Punto seis: ¿Te has planteado optar por el autoempelo?

Aunque hay enormes recortes en las ayudas, sí hay muchos recursos gratuitos para orientarte si quieres emprender un negocio.

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Grupo Crece

¿Somos otros cuando hacemos teatro?

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“Los actores mienten”, “Cuando hago teatro soy otra persona”, “Este personaje está muy alejado de mi”, “Me ha costado mucho hacer este personaje, yo soy muy distinto”… En muchas ocasiones he oído estas afirmaciones acerca de la actuación teatral y el trabajo del actor. No solo de personas que van al teatro a ver teatro, sino también de actores amateurs y profesionales. Tales afirmaciones pueden parecer muy lógicas, ya que a nadie que ha de interpretar a un malvado le gusta pensar que esa maldad proviene de él. Sin embargo la expresión de ser otro nodeja de resultarme paradójica, y me lleva a hacerme algunas preguntas fundamentales: ¿Cómo es posible que yo sea o haga de otro? Y si yo no era eso, ¿quién era? Y ya puestos… ¿Quién soy yo? Dejando a un lado juegos de palabras me gustaría enfocar este dilema desde la perspectiva que ofrecen varios enfoques terapéuticos como la psicología Gestalt o el trabajo con Eneatipos. Y para empezar cabría fijarse en la definición que ambas disciplinas nos ofrecen de la personalidad. Esta es vista como una estructura compleja que se forma desde la niñez, y que funciona como una herramienta útil que nos ayuda a crecer, a desarrollarnos y a relacionarnos con nuestro entorno. La personalidad es una respuesta directa al ambiente en el que hemos crecido. De tal manera que si somos divertidos, serios, agresivos, tiernos o perfeccionistas lo seremos en función de cómo hayamos necesitado ser para crecer de la mejor manera posible. El problema viene cuando, con la edad, nos identificamos con esa manera de ser que tan útil nos fue en las primeras etapas de nuestro desarrollo. Así diremos: “yo soy simpático”, “soy un cascarrabias”, “siempre fui un angelito”, “yo es que soy así”, etc. Nos decimos yo soy esto o lo otro, nos identificamos con una manera de ser, y desgraciadamente nos olvidamos del resto del abanico. Ya lo decía Lope de Vega en su famoso soneto: “alegre, triste, humilde, altivo, enojado, valiente, fugitivo, satisfecho, ofendido, receloso…” Según el poeta todas ellas son facetas del amor, y es que “quien lo probó lo sabe”. Y también todas ellas son cualidades humanas a nuestro servicio disponibles para enfrentar las diferentes situaciones de la vida.

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La Gestalt afirma que la personalidad se forja como una estructura neurótica en tanto en cuanto limita nuestra capacidad de ser múltiples cosas. Habrá momentos en los que, con un bebe en los brazos, sea menester sacar nuestra más tierna paternidad, situaciones en las que debamos mostrarnos fuertes ante una agresión, fiestas en las que invocar nuestro lado más divertido, arduas tareas en las que trabajar de manera minuciosa y constante, etc. Pero si en lugar de eso decimos, yo es que no soy tierno, o fuerte, o divertido, o trabajador… estaremos negando partes de nosotros absolutamente necesarias. Nos identificamos con una parte, negamos las otras. Y nos convertimos en personas incompletas…

Pues bien es aquí donde aparece la maravillosa capacidad del teatro para permitirnos ser esas otras personas que decimos no ser. Representamos a un padre y recuperamos nuestra ternura perdida, a un rey Shakesperiano y saboreamos la fuerza, a un criado de la Comedia dell Arte y sacamos lo más divertido de nosotros, a una Madre Coraje y aparece nuestra capacidad de sacrificio. ¡Pero no son esos personajes los que hablan, sienten y actúan, somos nosotros! ¿De dónde sale sino ese grito, ese llanto, o esa carcajada? Por eso mismo muchas terapias llaman a la responsabilidad de nuestras expresiones artísticas. Nos invitan a hacernos cargo de aquello que hemos creado, y a que nos demos cuenta de que dependiendo de lo que necesitemos, podemos ser lo que queramos. El teatro nos invita a explorar las múltiples maneras de ser y a sentir todo lo que se puede sentir. Y eso nos hace personas más completas.

Fernando Gallego

Actor y terapeuta gestalt

Teatro: ¿simple diversión o desarrollo personal?

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En mi trayectoria como profesor de teatro siempre he encontrado, a rasgos generales, dos tipos de personas que se acercan a mis clases. Aquellas  que buscan el gozo a través del juego y la expresión artística, y los que desean profundizar en un camino de autoconocimiento a partir del trabajo actoral. Ambas aspiraciones son absolutamente válidas: la lúdica y la terapéutica. Pero ¿acaso se pueden separar ambas facetas del teatro? De hecho podría parecer que nada tiene que ver el teatro, y su aspecto lúdico y desenfadado, con un proceso terapéutico, considerado en ocasiones una tarea seria y emocionalmente costosa. Sin embargo para mí es cada vez más difícil separar estos dos conceptos, pues presiento que ambos se hallaban integrados desde el mismísimo origen del teatro. El arte ha tenido desde sus primeras manifestaciones una función mágico curativa que lo asemejaba directamente a un método terapéutico. El arte de la representación, por medio de rituales, nació para tratar de dar explicación a aquellos aspectos de la vida de difícil comprensión. De esta manera el ser humano tomaba contacto con lo misterioso, con lo invisible, en un anhelo de integrar en su interior aquello que le producía miedo y se escapaba a su limitada interpretación de la vida. Es como si necesitase reafirmar su capacidad para sobrevivir en un mundo absolutamente hostil. Así nacieron los mitos, los cuales narraban acciones virtuosas de los héroes, y ofrecían un modelo en el cual vernos reflejados. Con el tiempo los ritos religiosos y curativos evolucionaron transformándose en teatro, y los brujos encargados de la salud de la comunidad se transformaron por un lado en actores, y por otro en curanderos o chamanes. Parece que aquí se encuentra una clara escisión entre el teatro y la medicina o la psicología, en lo que a esa faceta sanadora se refiere. Estas dos últimas ciencias nacerían a partir de la aparición del logos en el ser humano y su necesidad de razonar científicamente las cosas, mientras que el teatro continuaría con su intento de acercarnos a la inexplicable y, en ocasiones, dolorosa realidad a través del arte. Tendría que pasar mucho tiempo para que a principios del siglo XX, personas del mundo de la psiquiatría volvieran a ver en el teatro esa cualidad terapéutica olvidada por el paso de los años.

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Sin embargo, aunque el teatro convencional siempre fue considerado un producto artístico cultural que se compra y se vende, es fácil encontrar grandes teóricos que asignaron al actor esa difícil tarea de sanar con su actuación. Ya Aristóteles señaló la importante cualidad del actor de conseguir la purificación de las almas de los espectadores por medio de la catarsis (la psicología tomaría del filósofo este concepto en el siglo XX). Artaud en los años 20 estudió las formas rituales prehistóricas en la búsqueda de un actor capaz de lograr la transformación espiritual del espectador. Grotowski poco después comparó al actor con un sacerdote que debía seguir un camino de autoconocimiento para despojarse de todas sus resistencias y servir de vehículo catalizador de la experiencia sagrada del espectador.

Pero podría ser que muchos de nosotros, al oír estas teorizaciones tan profundas y teniendo en cuenta el panorama actual del teatro, nos quedemos con una sensación de cierta incredulidad. Más aún si vamos al teatro en busca de ese actor tan portentoso, y simplemente vemos una representación comercial de las que tanto abundan. Entonces nos preguntaríamos: “¿pero dónde está ese efecto catártico, sanador, purificador, revelador o como quieran que lo llamen los entendidos?” Pues bien, desde mi punto de vista, ese efecto mágico no se encuentra en los teatros, sino en la propia actuación. En el juego dramático en sí.

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El mayor hallazgo en esta materia fue el que hizo a principios del siglo XX Jacob Levi Moreno, psiquiatra y apasionado del teatro, que pensó que si este aportaba una experiencia sanadora en aquel que actuaba, era mejor olvidarse de ir a ver obras de teatro convencionales y dedicarnos por entero a actuar. Según él, y tantos otros, la creatividad cualidad fundamental del teatro, es algo inherente al ser humano, y todos podemos desarrollarla y disfrutar de ella. El hacer teatro, y todos los beneficios que procura, han de estar al alcance de todos.

Artaud

En definitiva, es difícil saber qué es aquello que nos aporta el teatro que nos sienta tan bien. Las personas que nunca lo han probado, y se acercan unos días a intentarlo, suelen reconocer que se sienten mejor. Con razón: se han desahogado, han jugado, se han reído, han gritado, han expresado emociones de todo tipo, han representado personajes absolutamente alejados de ellos… Y lo más importante de todo, lo han hecho en relación con otras personas. Y sea cual sea la razón por la que desean hacer teatro, algo encuentran en él que les hará sentir bien.

 

Fernando Gallego

Actor y terapeuta gestlt

Cómo ser mujer y no morir en el intento

Algunas mujeres consideran, ante todo, el matrimonio y la familia, otras  prefieren la independencia y la propia realización, unas son mujeres del hogar,  otras  amantes de los viajes, eternas aventureras. Una misma mujer se comporta, según el contexto como extrovertida o introvertida, paciente o inquieta...

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Estas son algunas de las cuestiones que intentaremos desarrollar, reflexionando sobre  los distintos roles y cualidades femeninas, adentrándonos en nuestra propia naturaleza.

En su gran mayoría  los roles que la sociedad ha ofrecido a las mujeres para su manifestación han sido definidos por su relación con el hombre, desestimando las cualidades fundamentalmente femeninas. Como forma de consolidar espacios de visibilidad y superar las fronteras del ámbito privado correspondiente al hogar y sus quehaceres hemos aprendido a desenvolvernos poniendo en práctica un conocimiento más bien racional, desarrollando nuestra  capacidad de enfocar, analizar y separar olvidándonos  de  nuestra parte más intuitiva.

La delimitación de una identidad femenina acotada a determinados roles sociales interfiere en que las mujeres podamos vivir plenamente todas nuestras facetas y virtudes. Jean Shinoda Bolen en su libro “Las diosas de cada mujer”  toma parte de la mitología griega para mostrarnos que todas las mujeres tenemos potencialmente distintos aspectos femeninos a  desarrollar a lo largo de la vida. Para mantener una relación saludable con nosotras mismas y con el entorno es deseable poder jugar diferentes roles en cada momento.

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En ocasiones solo experimentamos parcialmente estos roles, acotando todo nuestropotencial creador y conocimiento intuitivo. Esto conduce a que  muchas mujeres en algún momento de su vida puedan sentirse  vacías, frágiles y dependientes o  bien  valorarse negativamente en su labor como  “madres”,  “esposas” o “hijas”. El conocimiento parcial de nosotras mismas tiende a incrementar una vivencia empobrecida de nuestro auto concepto

Todas las mujeres tenemos en algún momento sentimientos y pensamientos negativos sobre nosotras mismas y también modelos de comportamiento que en algún momento nos sirvieron y hoy ya no nos resultan útiles, aunque sigamos repitiéndolos sin saber muy bien  porqué ni cómo. Transformar esos viejos hábitos y desmontar las estructuras mentales obsoletas implica restablecer una relación más saludable y amorosa con nosotras mismas. Para ello es necesario conocer las creencias restrictivas que interfieren en nuestro sentimiento de competencia  personal y social.

¿Solemos anticipar fracasos y negativas ante nuestras iniciativas y proyectos?

  • “Nunca seré capaz de...
  • “Ya nunca encontraré.”
  • “Siempre conozco al hombre equivocado”.
  • “Ha sido culpa mía...”
  • “Seguro que le dan el trabajo a otra mejor que yo ...”

Nuestros viejos hábitos no han sido construidos en una noche por lo que el transformarlos requiere tiempo, constancia y paciencia. Al enfocar nuestra atención sobre imágenes positivas de nosotras mismas, al reconciliar aquellas partes que han estado “peleándose” durante  tiempo nos permitimos expandirnos y crecer en todos los planos. Solemos mantener una relación amable con aquellos  rasgos de carácter que nos gustan más y rechazar aquellos que no nos agrandan tanto. Muchas veces en función de las expectativas que creemos los demás tienen de nosotras, y no somos conscientes de qué es lo que realmente queremos para nosotras mismas y cuáles son los recursos personales con los que contamos. Poder reconciliarnos con nuestros rasgos menos gratos, nos ayuda a aliviar tensiones internas y aumenta nuestro bienestar emocional en general.

Otro aspecto a considerar es la estrecha relación entre nuestro funcionamiento biológico, emocional y mental. Un desajuste  hormonal va a influir en el estado de nuestras emociones (incremento de tristeza, apatía, euforia). Va a determinar que nos encontremos más creativas, con ímpetu de emprender y desarrollar o bien más cansadas con ganas de permanecer en estado de quietud  y  retirarnos en soledad.

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Debemos respetar estos momentos, evitar luchar contra ellos (por ejemplo exigiéndonos estar activas cuando nuestro cuerpo nos demanda reposo) para ello es necesario en un principio re-conocer cada una de nuestras fases, aceptarlas para no ir contra nuestra propia naturaleza. Así entenderemos mejor parte de nuestras reacciones y estados mentales.  Estas fases tienden a repetirse mes a mes como expresión natural de nuestra condición femenina en estrecha relación con nuestro ciclo menstrual (pos menstrual, ovulación, premenstrual, menstruación)

El conocimiento de las distintas fases nos permite comprender por qué a lo largo de cada mes hay un momento en  el que:

  • mis percepciones están orientadas negativamente
  • me siento más irritable, las discusiones y conflictos interpersonales con la familia, amigos y/o pareja se incrementan,
  • no me encuentro a gusto conmigo misma, “hoy nada me queda bien”, “soy una inútil”

O bien

  • me siento sumamente creativa e inspirada para comenzar con nuevos proyectos y llevar cabo lo que me propongo.
  • me encuentro vital  con espíritu de liderazgo  y confianza en mi misma.

Determinar qué responsabilidades podemos asumir y de qué manera hacerlo, cuáles deberíamos dejar para más adelante en función de la fase en la que nos encontremos nos permite  ajustarnos mejor a nuestra realidad exterior y disminuir los factores estresores.

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Es por ello que nuestro ciclo  se convierte en una fuente de información para tomar decisiones más ajustadas a nuestro momento vital así como ser más eficaces y efectivas en nuestras acciones y relaciones.

Asumir que no existe un modelo de “lo femenino” y que en la diversidad reside la riqueza y la complementariedad, es permitirnos ser nosotras mismas y re inventarnos cada día. Declararnos seres en movimiento por lo tanto cambiantes, es la clave para sorprendernos, para cultivar nuestras emociones positivas y evitar la vulneración de nuestros derechos.

Psicólogas de Grupo Crece

Sanar nuestras emociones

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Ha llegado a mis manos un fantástico libro de David Serven-Schreiber “Curación emocional: acabar con el estrés, la ansiedad y la depresión sin fármacos ni psicoanálisis. Está publicado en Kairós. Este autor, médico, psiquiatra se volcó en la investigación sobre neurociencias y neurobiología de las emociones. Fundó y dirigió el Centro de Medicina Complementaria de la Universidad de Pittsburgh, donde llevó a cabo su trabajo como médico, incorporando procedimientos terapéuticos basados en toda la experiencia adquirida a lo largo de su trayectoria personal y profesional lejos de las terapias farmacológicas convencionales o de las psicoterapias interminables.

En este libro aborda la importancia de no descuidar las emociones en cualquier proceso de salud-enfermedad.

Según este y otros autores, las claves de la “curación emocional” están en el ajuste de nuestro cerebro emocional con nuestro cuerpo y nuestra conducta.

Muchas de las herramientas para adquirir este equilibrio están presentes en aspectos básicos de nuestra vida cotidiana como son una alimentación sana, ejercicio físico, buena relación y comunicación con los demás, otras herramientas, provienen de los avances más recientes en la investigación como la integración neuroemocional a través de la técnica EMDR o herramientas milenarias como la acupuntura.

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Cada uno de estos métodos, se basan en el poder del propio organismo humano para la autocuración.

En las sociedades occidentales, el estrés, la ansiedad, depresión y otros trastornos emocionales aumentan de forma alarmante. Esto ha disparado el consumo de psicofármacos. A pesar de la terapia con estos medicamentos, los índices de prevalencia de estos trastornos aumenta considerablemente en Europa.

Un estudio de Harvard, ha mostrado que en EEUU, desde 1997 existe una mayortendencia a usar métodos alternativos para solventar este tipo de problemas frente a medicamentos como el Prozac, Trankimacin, Aremís, etc. o a psicoanálisis, una terapia excesivamente prolongada en el tiempo.

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Desde hace 10 años en el hospital de Shadyside de la Universidad de Pittsburgh en Estados Unidos, se investiga para aliviar la depresión, la ansiedad o el estrés focalizándose más en terapias centradas en la autorregulación del cuerpo y las emociones frente a terapias basadas en el lenguaje y las cogniciones.

Nuestro cerebro está configurado en dos grandes partes, una zona más reciente en el proceso de evolución filogenética y ontogenética, el neocortex, sede del lenguaje y del pensamiento, y una zona más primitiva, el cerebro llamado emocional, con una organización celular y propiedades bioquímicas distintas al resto del cerebro.

El lenguaje y la cognición, aunque alguna, no tienen suficiente influencia en nuestro cerebro emocional y los desórdenes o desequilibrios emocionales dependen directamente de nuestro cerebro emocional.

La tarea de un psicoterapeuta es reprogramar, a través de diversos mecanismos, el cerebro emocional para que las fuentes de estrés, ansiedad,  depresión u otro malestar, ya no existan o se organicen de manera diferente.

El cerebro emocional o sistema límbico posee mecanismos naturales de autocuración, es decir, capacidades innatas que se asemejan a otros mecanismos de autocuración del cuerpo como la eliminación de una infección ante la activación de nuestro sistema autoinmune.

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Daniel Goleman, psicólogo estadounidense, nos descubrió ya hace unos años, gracias a suexcelente trabajo de divulgación de los avances científicos sobre las emociones, la importancia de trabajar la “inteligencia emocional”. Diversos estudios indican que tener inteligencia emocional predice un mayor éxito en el futuro (entendido éxito en sentido amplio), que tener un cociente de inteligencia alto.

Las claves de la inteligencia emocional son:

  1. Identificar nuestro estado emocional y el de los demás.

  2. Comprender y aceptar los estados emocionales propios y de los otros y desde ahí

  3. Regular nuestras propias emociones y las de los demás.

Posteriormente, investigadores del ámbito de las neurocioencias como el neurólogo Antonio Damasio, han establecido las bases biológicas del funcionamiento de las emociones con mayor precisión y la dificultad entre la conciliación pasión y razón a nivel cerebral. Damasio nos muestra por qué las emociones son indispensables para el buen funcionamiento racional.

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Servan-Schreiber nos invita a regular nuestros estados emocionales para encontrar un equilibrio óptimo sin anular lo que sentimos.

En resumen, las herramientas que propone este autor son.

  1. Regulación de la frecuencia cardíaca mediante métodos de gestión de la atención, respiración y visualización.

  2. Reprogramación cerebral a través de la técnica EMDR, en la que estimulamos de manera bilateral usando movimientos oculares, tapping o estímulos auditivos mientras se visualizan situaciones traumáticas.

  3. La regulación del reloj biológico adaptándonos a los ritmos naturales de sueño-vigilia.

  4. Acupuntura y meditación.

  5. Incorporación de los ácidos omega 3 o aceite de pescado de manera adecuada en nuestra dieta.

  6. Realización de ejercicio físico de manera regular.

  7. Resolución de los conflictos de manera adecuada con nuestros seres queridos o las personas de nuestro entorno con habilidades de escucha y comunicación emocional. Es decir, atender a nuestro alimento afectivo básico.

  8. Establecimiento de redes sociales cooperativas, sentimientos de grupo y de pertenencia. Es decir atender a nuestra esencia de ser social.

Os animo a leer este libro y profundizar en todos los aspectos que resalta.

“Este es mi secreto, dijo el zorro, es muy sencillo: no se ve bien si no es con el corazón. Lo esencial resulta invisible para los ojos”. Antoine de Saint Exupéry, El principito.

Enlaces de interés.

http://es.wikipedia.org/wiki/David_Servan-Schreiber

http://es.wikipedia.org/wiki/Daniel_Goleman

http://es.wikipedia.org/wiki/Ant%C3%B3nio_Dam%C3%A1sio

Raquel López Vergara

Psicóloga, psicoterapeuta corporal, psicodramatista y experta en EMDR

Las emociones positivas ante la crisis

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Hace unos días tuve la oportunidad de impartir un seminario en AJE Madrid (Asociación de jóvenes empresarios de Madrid). El seminario estaba dirigido a pequeños empresarios y nuevos emprendedores que están iniciando o están por iniciar su proyecto. El objeto del seminario era estimular las emociones positivas en un momento en que brillan por su ausencia en nuestra sociedad.

Estamos sufriendo una gran crisis económica que está afectando a un porcentaje muy elevado de la población. No sólo ya los índices de paro registrado que superan el 25% en España, sino la pérdida de poder adquisitivo de una gran parte de las personas, los recortes monumentales a los funcionarios públicos, los recortes en educación que afectan a la escuela pública, las universidades y otras instituciones, los recortes en sanidad que entre otras cosas ha dejado sin cobertura a un grupo de personas que antes recibían asistencia médica, los recortes en ayudas y servicios sociales que han desaparecido o disminuyen las posibilidades de acceso a determinados servicios o bienes a muchas personas, muchos de ellos básicos o necesarios en una sociedad desarrollada como la nuestra, la dificultad de acceso a créditos y los recortes en ayudas a profesionales autónomos o pequeñas empresas, casos desgraciadamente extendidos de desahucios, personas que literalmente se ven en la calle, etc., etc., etc.

Puede que todo esto no nos toque directamente a todos pero el ser humano sufre y empatiza ante el sufrimiento de otros o ante situaciones globales de dolor e indignación y ahora lo tenemos todos muy a flor de piel.

La incertidumbre, la injusticia, la pérdida, la vivencia de situaciones desesperadas, el torpedeo de información negativa en la calle o en los medios de comunicación, la falta de control de los ciudadanos para cambiar las cosas, para cambiar el mundo… todas estas circunstancias nos llevan a experimentar emociones negativas.

El miedo

Es un sentimiento adaptativo que nos lleva a despertar la alarma ante situaciones de peligro. El miedo nos ayuda, porque nos hace ser previsores, prudentes y no arriesgar demasiado, nos lleva a evitar determinadas situaciones o conductas que pueden ser dañinas o perjudiciales y a huir de ciertas circunstancias. Sin embargo, el miedo en exceso o desajustado nos lleva a la parálisis y al exceso de prudencia. No cambiamos el mundo ni nuestra realidad desde el miedo. Ante la crisis, un miedo excesivo no nos sirve.

La tristeza

También es un sentimiento adaptativo. Nos lleva a contactar con lo que hemos perdido y darle el justo valor que tiene. Podemos encontrar muchas fortalezas que desconocíamos ante un proceso de pérdida, sea afectiva, social o material. Y nos ayuda a reconstruirnos para que pasado el periodo de duelo salgamos con todas nuestras fortalezas hacia delante. Pero, acomodarnos en la tristeza nos lleva a la desesperanza y a considerar que no hay nada que se pueda hacer para salir adelante, y eso también nos paraliza, en un extremo nos lleva a la depresión y al suicidio, como, desgraciadamente, se ha visto en los medios de comunicación en los últimos tiempos. La tristeza tampoco ayuda ante la crisis.

La rabia o indignación

La rabia es un sentimiento de acción, nos lleva a defender los derechos, a la lucha y muchos cambios sociales se han producido tras procesos de indignación colectiva organizados y mantenidos en el tiempo. La rabia tiene un defecto, nos puede llevar también a la violencia o agresividad o a situaciones muy autodestructivas que nos pierdan de nuestros objetivos. La rabia es importante ante situaciones de crisis pero es bueno mantenerla a raya.

La alegría y las emociones positivas

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Sí, la alegría es el sentimiento de la acción positiva. Nos mantiene sanos física y mentalmente. Facilita que encajemos las dificultades, la fatiga, los fracasos…, con pensamientos optimistas y constructivos que nos animan a seguir intentándolo.

Al fin y al cabo, seguir luchando para salir adelante, para encontrar un trabajo, para lanzar un negocio, para reinventar un negocio, para aprender cosas nuevas que nos abran a nuevas posibilidades no se puede hacer sin alegría.

Y los pequeños empresarios y nuevos emprendedores jugamos un papel fundamental para salir de esta.

¿Qué podemos hacer para mantener la alegría en tiempos de crisis?

  1. Cuida tu alimentación, no te quedes sin energía, intenta descansar lo más posible y haz un poco de ejercicio.

  2. Presta atención a las pequeñas cosas, el calorcito del sol, el olor del café de la mañana, el pacer denotar la caricia de alguna persona, la sonrisa de la gente amable…

  3. Estírate y abre el pecho, camina erguido/a y de manera rítmica, nota que le das tono muscular a tus movimientos corporales. Te puede ayudar poner te música alegre cada día.

  4. Aprende a respirar usando el diafragma y practícalo varias veces al día.

  5. Cuida tus relaciones afectivas y sociales, ellos no tienen la culpa de la crisis.

  6. Deja un espacio para ti, aunque sea un ratito ala semana para dedicarlo a algo placentero y fuera de obligaciones y exigencias.

  7. Para los pensamientos negativos continuos, no son resolutivos y no sirven para nada. Usa distractores.

  8. Busca un buen confidente, alguien que sepa escuchar para poder desahogarte.

  9. Piensa de manera más constructiva, aunque sé que esto es difícil. Por ejemplo, en lugar de pensar “Esto no tiene solución” o “Nunca encontraré trabajo”, intenta pensar “Voy a seguir intentándolo” o “ Yo no puedo adivinar el futuro, puede que encuentre algo”.

  10. Sonríe, sonríe, sonríe, aunque no tengas ganas de hacerlo, aunque sea una leve sonrisa que curva los labios.

Ánimo, ¡sí saldremos de esta!

Raquel López Vergara

Psicóloga, psicoterapeuta y coach

Grupo Crece

Mario Benedetti

Defensa de la alegría

"Defender la alegría como una trinchera defenderla del escándalo y la rutina de la miseria y los miserables de las ausencias transitorias y las definitivas

defender la alegría como un principio defenderla del pasmo y las pesadillas de los neutrales y de los neutrones de las dulces infamias y los graves diagnósticos

defender la alegría como una bandera defenderla del rayo y la melancolía de los ingenuos y de los canallas de la retórica y los paros cardiacos de las endemias y las academias

defender la alegría como un destino defenderla del fuego y de los bomberos de los suicidas y los homicidas de las vacaciones y del agobio de la obligación de estar alegres

defender la alegría como una certeza defenderla del óxido y la roña de la famosa pátina del tiempo del relente y del oportunismo de los proxenetas de la risa

defender la alegría como un derecho defenderla de dios y del invierno de las mayúsculas y de la muerte de los apellidos y las lástimas del azar y también de la alegría"

Las cosas del comer

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Vivimos en un mundo complejo, pero si hay algo complejo en este mundo es nuestra relación con la alimentación. Miremos nuestro gran espejo público, sí , la TV. ¿qué vemos?: una sociedad que por un lado difunde un exigente cánon de belleza, que impone mantenerse joven, extremadamente joven y delgado/a durante la mayor parte de nuestras vidas, un cuerpo que exigiría interminables horas de gymnasio,  una dieta espartana y un preciso balance de nutrientes. Sin embargo, pasamos una gran parte de nuestro tiempo ocupados en un ocio sedentario, vinculado a toda forma de pantallas (TV, consolas, ordenador, móvil), que condicionan hasta la más genuinamente humano: la comunicación entre nosotros. Por otro lado, si un extraterrrestre observara nuestras emisiones de radio y TV creería que la famosa pirámide de la alimentación consistiría justamente en la inversa de la que recomiendan los médicos. Creería que los humanos básicamente nos alimentamos de dulces, chocolates, pizzas, hamburguesas y snacks, y que la fruta o la verdura tan sólo la comeríamos "ocasionalmente". La mayor parte de las conversaciones sobre comida, versan sobre dietas milagrosas, que conllevan esfuerzos puntuales, restrictivos, exigentes y desgraciadamente, con resultados inútiles o fugaces. Si la dieta es nueva, distinta o exótica, el furor estará asegurado. Poca gente se preocupa por si la dieta es segura, saludable o sus objetivos de pérdida de peso razonables, cuánto más veloces y contundentes mejor.

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Por último, mientras que cada vez hay más y más minutos de gastronomía en los programas de TV y radio, y los cocineros son estrellas mediáticas; el común de los mortales, cada vez improvisa más en su forma de comer, le cuesta planificar sus compras, utilizar alimentos de temporada y cocina menos por falta de tiempo. De forma paralela, las líneas de alimentos  manufacturados y listos de un calentón en el microondas, inundan los supermercados...

¿Cuál es el resultado?, que la comida se convierte en un problema, bien por exceso o por defecto, o como es más frecuente, por una extraña mezcla de ambas. Convertimos una conducta básica para la supervivencia, y en principio placentera, en un extraño entramado de emociones contradictorias (atracción incontenible, placer compulsivo, culpa, alivio de otras emociones negativas), modas, idealizaciones de uno mismo y expectativas de éxito social desmesuradas.

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Es necesario un cambio, un cambio que nos reconcilie con el placer del acto de comer, con nuestro propio cuerpo, nuestras emociones y con nuestro legítimo deseo de agradar a los demás... pero a un precio razonable ¿y usted?, ¿usted qué opina?.

Pedro A. C.

Psicólogo

 

Pierdo mi casa, una perspectiva psicológica

“El hogar debe ser el refugio sagrado de la vida”

John Dryden

Son terribles las noticas de desahucios, a todos nos tocan la fibra.

Es terrible y doloroso ver como en mi calle, cuando hace poco esto no pasaba, veo personas rebuscando en la basura, personas, jóvenes y mayores, que no aparentan ser vagabundos habituales ¿Serán también personas que han perdido su hogar?

Según la Wikipedia hogar es “el lugar donde un individuo o grupo habita, creando en ellos sensación de seguridad o calma. La palabra hogar proviene del lugar en el que se reunía, en el pasado, la familia a encender el fuego para calentarse o alimentarse.”

Deriva del latín focus (lugar en la casa donde se prepara el fuego) y después se ha extendido para referirse a la propia casa o vivienda.

Tiene raíz indoeuropea (Bha que significa brillar), y está emparentado con el griego (fotós que significa luz).

El hogar como lugar de luz, de brillo, de calma, de alimento, de reunión, de calor, de seguridad.

El ser humano es un individuo asociativo, y todo el significado que tiene una vivienda se acompaña de todos estos símbolos que el lenguaje a lo largo de los siglos va construyendo y enriqueciendo.

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Todos estos significados apelan a motivaciones y necesidades humanas básicas que se ven truncadas tras un desahucio o el miedo a sufrirlo.

Una de las motivaciones más básicas en el ser humanos es la de sentirse seguro. Esta seguridad tiene varias ramificaciones, seguridad  frente a la satisfacción de necesidades básicas de afecto, alimento y cobijo.

La intemperie es fuente de peligros y dificulta nuestras posibilidades de superviviencia en condiciones extremas de temperatura y los seres humanos siempre nos hemos cobijado, primero en cuevas u oquedades, después construyendo cabañas, chozas y viviendas de la más diversa índole hasta las sofisticadas construcciones de la actualidad.

Perder el hogar es carecer de esa seguridad y calma y situarnos en una situación de indefensión y vulnerabilidad.

Un hogar, es un lugar confortable, en que mantenemos una temperatura adecuada para sentirnos cómodos y no enfermar, donde desarrollamos nuestros apegos, guardamos recuerdos, cuidamos a nuestros familiares más vulnerables…

Perder el hogar es perderse también a sí mismo. Nuestra identidad, otra motivación básica, también, se configura en cómo hemos organizado y construido nuestro hogar, y si lo perdemos todo, esta identidad se desconfigura, se desmiembra.

Perder el hogar supone enfrentarse a no poder cuidar a nuestros seres queridos, no poder ofrecerles la protección que necesitan. Nos supone perder ese instinto básico de cuidar y proteger. De repente, esas personas pueden haber perdido parte de su sentido o su utilidad psicológica.

Perder el hogar, por lo tanto, sitúa a las personas en una situación donde indefensos, desarraigados, con imposibilidad de proteger a los suyos se debe salir adelante. Difícil, ¿verdad?

De forma vicaria, estas situaciones nos angustian a todos, aunque no hayamos perdido nuestra casa.

Supone un gran impulso, para estas personas que han perdido su casa o puedan perderla, el apoyo del grupo.

Las asambleas y asociaciones de barrio que se están movilizando para detener desahucios no sólo están mostrando con su labor,  una resistencia, una presión social que pueda tener eco en los políticos para ofrecer soluciones más justas, sino que están ofreciendo un sostén psicológico para este grupo de personas que se encuentran tan desamparadas.

Raquel López Vergara

Psicóloga, psicoterapeuta y coach

Grupo Crece