Si en algo coincidimos todos es en que el amor es difícil. Desde encontrar  una persona que te genere ese nosequé que queseyo hasta mantener una  relación duradera, hay una sucesión de pasos que hacen que concluyamos que esto del amor, es casi un milagro. 
Cierto es que, en este juego del amor, hay muchos factores incontrolables.  No podemos controlar que las personas que encontramos en nuestro camino
 cumplan con nuestros estándares, ni que  estén abiertos a emprender el  camino de apertura y descubrimiento que implica el inicio de una relación,  ni que busquen el mismo modelo de relación que nosotros y nosotras... Sin  embargo, vivirlo desde una vision casi azarosa nos puede hacer tomar una
 actitud de gran pasividad, que derive incluso en actitudes apáticas o
 defensivas.  
 
 Pero, ¿donde estamos cada uno en todo esto? ¿Seguimos siendo la princesa a  la espera de que el príncipe luche contra nuestros dragones para abrirle  nuestro corazón? ¿Seguimos siendo ese príncipe a la espera de encontrar una  princesa que se entregue plenamente después de proponernos un reto para  sentirnos seguros? Sin duda, este planteamiento pasivo del amor nos  traslada a lugares tan antiguos como peligrosos.     
Necesitamos conquistar nuestro territorio, tomar nuestra parte de responsabilidad en cada uno de los pasos y ejercer nuestra parte de poder.
 ¿Estoy haciendo todo lo que está en mi mano hacer para conocer a personas?
¿Estoy favoreciendo que esta relación avance?
¿Qué puedo hacer para que mejore esta crisis de pareja?
¿Tengo heridas que están influyendo en este  campo y debería sanar?
 
Este enfoque nos permitirá dar luz a un mundo que en ocasiones nos confunde  con sus sombras, nos hace sentir perdidos y nos llena de angustia. Tomar  nuestra responsabilidad nos coloca en un rol activo, nos abre esperanza y  una visión positiva, o, al menos, más poderosa. 
 
 Pero, ¿por qué nos cuesta tanto tomar nuestra parte de responsabilidad?
 
Históricamente, el amor se ha tratado de manera categórica, entendiendo que  existe sólo una manera de amar, una manera de vivir el amor, como si fuese  una calle de sentido único. Esto nos lleva a esa actitud de dejarnos  llevar, sintiendo que en ese carril habrá giros a la izquierda y la derecha  que, suponemos, forman parte del camino. Nos lleva a vivir esos giros como  inesperados, y a no saber cuándo se volverá a re alinear el camino.  
 
Por eso, reconozcamos la complejidad de tan amplío tema, con todas sus  matices, viendo las partes que no controlamos, pero sin perder de vista  todos los campos en los que nuestra influencia va a tener un peso clave. Y  una vez detectadas nuestras responsabilidades,  nuestro poder, ¿vas a  renunciar a él?     

 
             
            