Sexo, ¿imprescindible en las relaciones de pareja?

sexo septem trionis

El sexo, junto a la sintonía emocional e intelectual, es uno de los ingredientes de una relación de pareja satisfactoria. La mayor parte de las personas, tanto hombres como mujeres en parejas heterosexuales y en parejas homosexuales, lo consideran un factor muy importante en las relaciones de pareja.

Pero valorar si hay buen sexo o mal sexo o si la frecuencia es la adecuada, es una cuestión subjetiva.

La clave está en la sintonía entre los componentes de la pareja ante esta cuestión. Sin que, de ningún modo, sea patológico, hay personas que están más dispuestas o receptivas a una relación sexual y otras que no lo requieren con tanta frecuencia. Hay personas con una disposición más activa y otras que prefieren dejarse hacer. Sin entrar en generalizaciones, la edad es un factor que influye en la libido y también influye, la duración de la pareja, ya que a medida que pasan los años con una misma pareja, eliminamos un componente que activa el deseo sexual, que es "la novedad", también aumentamos la posibilidad de compenetración y de calidad de la relación sexual ya que conocemos mucho mejor al otro.

Debemos de tener en cuenta, además, que el sexo es algo más que un coito o un orgasmo, el sexo también es besos, caricias, miradas, sentirnos deseados...

Si nos fuésemos a comportamientos que provocan infelicidad en la pareja o en una de las partes de dicha pareja, podríamos valorar si hay alguna necesidad insatisfecha, un problema de autoestima de base o una disfunción sexual, y quizá pudiese ser necesaria una intervención psicoterapéutica, terapia de pareja o terapia sexual.

Muchos factores externos pueden influir también en la libido o deseo sexual, como son los hábitos y rutinas de la pareja en las que pueda haber incompatibilidades de horarios, la organización con los hijos que no facilite los encuentros sexuales, etc.

Los estados de cansancio, estrés, ansiedad o tristeza interfieren en nuestro deseo y receptividad sexual.

El consumo de ciertos fármacos y sustancias como el alcohol, los antidepresivos, algunos anticonceptivos orales o alteraciones en algunos parámetros biológicos pueden tener también su peso incidiendo en el deseo sexual.

¿Puede haber parejas que se sientan felices sin sexo?

Sí, efectivamente, si las dos personas están en esa sintonía.

¿Puede ser que la falta de deseo sexual sea un indicador de que la pareja presenta una crisis o que la relación va mal?

Sí, también, es posible.

¿Puede ser que no sea un problema de deseo o de felicidad de la pareja sino de una etapa en la que el estrés, la dedicación al trabajo o a los hijos, el cansancio y una mala organización de todos esto lleve a la pareja a disminuir mucho la frecuencia de sus relaciones sexuales?

¡Claro!

¿Puede ocurrir que en la pareja haya diferentes necesidades sexuales y se produzca algún tipo de incompatibilidad en este terreno?

Sí, puede ser y también puede ser superable.

Lo importante es analizar cada caso de manera independiente, valorar en qué punto me encuentro en este terreno con mi pareja, cuáles son mis necesidades y compartirlas con la pareja, para buscar soluciones, evitar malas interpretaciones o expectativas desajustadas que sí puedan derivar en un futuro en una crisis o ruptura.

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Grupo Crece

¿Qué pasa con los amigos cuando tengo una relación de pareja?

Tener amigos de distinto sexo si soy heterosexual o del mismo sexo si soy homosexual, ¿pone en peligro una relación de pareja?

No debería, si es así, es importante que cada parte de la pareja reflexione al respecto.

Nuestra pareja no es una posesión nuestra y además, no, no nos lo puede dar todo, no es una media naranja perfecta. Desgraciadamente, esto sólo existe en la ficción. Esto no significa que nuestra relación no sea perfecta en la imperfección. Tenemos el concepto de que “lo perfecto” es “lo bueno” o lo “ideal” y no tiene por qué ser así. La perfección no existe y podemos disfrutar de una sana y duradera relación de pareja conviviendo con las imperfecciones.

Con respecto a los amigos, sean del sexo que sean, es sano y recomendable tenerlos, incluso al margen de la relación de pareja. Podemos tener amigos comunes también, no es excluyente.

Los seres humanos necesitamos un universo rico en experiencias y nuestras parejas (si las hemos elegido bien y hemos tenido un poquito de suerte) nos aportan muchas de estas experiencias, pero otras tantas nos las aportarán otras personas interesantes que conoceremos a lo largo de nuestras vidas u otras experiencias vitales en las que quizá no participe nuestra pareja por falta de interés o de tiempo.

Entre todas esas experiencias, la amistad con otras personas es un ingrediente muy importante, que no debemos perder porque no acomodamos en nuestro nidito de amor o porque “mi pareja no está conforme con esa situación”, quizá por ¿celos? De los celos hablaremos en otro lugar un poco más extensamente, pero siempre denotan inseguridad en la persona que los siente.

Tampoco debería ser un problema que nuestro amigo, amiga sea soltero, la tasa de infidelidades se da más entre personas casadas, por cierto,  y si somos infieles o no, hay diferentes razones para serlo y también este tema sería objeto de otra reflexión, ya que no tiene nada que ver con la amistad.

Relajémonos, no pongamos obstáculos a que nuestras parejas tengan amigos o amigas. Sentirnos libres en una relación de pareja aumenta la satisfacción y duración de la misma.

La amistad es una de las experiencias más bonitas y enriquecedoras de la vida y no debemos renunciar a ello sólo por estar emparejados.

El amigo nos sirve de complemento de esas cosas que necesitamos y nuestra pareja o circunstancias no nos aportan, el amigo es un confidente para ciertos temas que no quiero o no puedo tratar con mi pareja o con mi familia, el amigo me aporta una visión de mi mismo compleja ya que no es un mero conocido, me aporta matices que quizá mi pareja no ve o mi familia no ve y eso enriquece la visión que tengo de mí mismo/a.

No perdamos a nuestros amigos, cuidemos la amistad y construyamos nuevas amistades a lo largo de la vida.

“…en estos días pensé en mis amigos y amigas, entre ellos, apareciste tu. No estabas arriba, ni abajo ni en medio. No encabezabas ni concluías la lista. No eras el numero uno ni el número final. Lo que sé es que te destacabas por alguna cualidad que transmitías y con la cual desde hace tiempo se ennoblece mi vida...”

Fragmento de Poema de la amistad de Jorge Luís Borges

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Grupo Crece

Nuestro vídeo corporativo

CRECE es un gabinete psicológico con sede en Madrid. Sus profesionales desarrollan su labor en el ámbito de la psicoterapia, el coaching y la formación en habilidades. Trabajamos para conseguir que las personas se conozcan mejor y se sientan bien consigo mismas, abriendo camino al cambio y a la evolución. 

En el blog de Crece podrás conocer aspectos relevantes sobre el desarrollo personal y profesional, resolver tus dudas, reflexionar y abrir debates sobre temas relevantes para nuestras vidas.

Vídeo oficial de Grupo Crece http://www.youtube.com/watch?v=IV4lINZzqJ0

 

El 14 de febrero y la comercialización del amor

El 14 de febrero y la comercialización del amor

En nuestra sociedad las personas tenemos un conjunto de ideas preconcebidas erróneas sobre las relaciones sentimentales y el amor. Son fruto, en gran parte, de los modelos de pareja que nos muestran a través del cine o la música comercial, la publicidad y, en general, los medios de comunicación, que fomentan un amor de consumo banal, vacío y superficial.

Con relación al cine no puedo evitar hacer mención a la película basada en la serie Sexo en Nueva York donde el verdadero amor se tiene que demostrar a través de un matrimonio por todo lo alto con dimensión pública, una gran fiesta, un gran vestido, muchos invitados y una gran casa con vestidor diseñado para guardar cientos de pares de zapatos.

En el mes de febrero nos bombardean con la publicidad de ese especial día de San Valentín en el que demostrarás a tu pareja lo mucho que la quieres con perfumes, joyas, flores, viajes, cenas especiales, circuitos Spa para enamorados… Está tan metido en la cultura que si él o ella no se acuerda de ese día y nos prepara algo especial nos sentimos lastimados y decepcionados, sentimos que no nos tiene en cuenta y no tiene detalles románticos con nosotros. Como si el amor fuera eso.

En la música el amor es el gran tema, y frases como “sin ti no soy nada”, “te necesito”, “como yo te amo nadie te amará”, “soy tuya”, “morir de amor” etc. alimentan también estos mitos.

Podemos remitirnos también a la literatura, que a partir del siglo XIX especialmente,  alimenta la idea del amor romántico, por ejemplo la obra Madame Bobary y la de todos los poetas románticos.

Y pensamos cosas como: el verdadero amor es estar enamorado toda la vida, el sexo siempre debe ser intenso con mi pareja, mi pareja si me quiere debe saber lo que necesito, deseo o me hace ilusión, todo lo tengo que compartir con mi pareja, mi pareja se acordará de todas las fechas importantes, el único sentido de mi vida es el amor a mi pareja, no me puedo fijar en nadie más, ni sentirme atraído/a por nadie, los celos avivan la llama del amor, los detalles románticos tienen que ser especiales: saber escribirme una poesía + gastarte dinero en mí + sacrificar todo tu tiempo por mí+ hacer algo que no le guste por mí (y si todo ello lo hace el 14 de febrero, mejor).

Además, todo aderezado por un mundo, el occidental, donde las necesidades básicas, en general, están cubiertas y donde se alimenta un estereotipo de persona que debe estar en la cresta de la ola. Vivimos atados a las pasiones y cuando esto desaparece o no está presente sentimos que no hay amor.

Se trata de una concepción del amor equivocada, sujeta a múltiples mitos que nos llevan a tener un conjunto de expectativas sobre las relaciones y el comportamiento de nuestra pareja insostenibles en la realidad, y que, en parte, pueden explicar la dificultad para mantener una relación sana y duradera.

El ser humano de forma instintiva tiende a buscar apegos y a perpetuar la especie. Culturalmente, a lo largo de la historia y según nuestras pautas específicas de socialización, se han canalizado y matizado estas necesidades instintivas. No podemos huir ni de la biología ni de la cultura, estarán presentes en nosotros siempre. Pero si rascamos en las relaciones funcionales, sanas y satisfactorias en nuestra cultura llegaríamos a varias conclusiones:

El amor es más que enamoramiento, pasión o deseo. Es amistad, respeto, admiración, empatía, comunicación, compromiso, compartir, sentirse seguro, compañía, alegría. Y hay muchas maneras, casi tantas como parejas existen, de alcanzar esto.

El amor de pareja debe dejar espacio al individuo y a la satisfacción de sus necesidades personales.

Las relaciones amorosos son dinámicas y cambian a lo largo del tiempo.

El amor se demuestra, se alimenta y se aviva cada día en las cosas pequeñas y cotidianas y no con una súper boda, un sacrificio vital o un día de San Valentín.

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Grupo Crece