La primavera ¿la sangre altera?

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El sol influye directamente en nuestro estado emocional y motivacional, muchas personas en primavera se sienten más felices y más activas. El aumento de la luz provoca la segregación en nuestro organismo las hormonas como la melatonina o la serotonina, esto provoca que nos sintamos más contentos y con mejor humor.

De hecho el índice de depresiones es mucho más alto en zonas del planeta con menos luz solar.

Además de los cambios hormonales, también tienden a aumentar los niveles de colesterol y de azúcar, y la acidez de la sangre.

El cuerpo debe adaptarse a un nuevo clima y en este proceso podemos notar cansancio, somnolencia, bajadas de tensión, apatía, pérdida de hambre... Estos cambios siendo normales, pueden ser experimentales con más o menos intensidad, dependiendo de cada persona.

Por otro lado, la primavera puede revolvernos y desestabilizarnos emocionalmente, los cambios de temperaturas, la inestabilidad del tiempo,  pueden llevarnos a los que se denomina "depresión primaveral". La persona puede sentirse triste, aunque habitualmente es un estado de humor pasajero que desaparece a los pocos días o semanas. No estamos hablando de depresión como problema psicológico o psiquiátrico, sino de una bajada del ánimo que afectará más o menos a la persona según su patrón de habilidades y las circunstancias que la rodeen en ese momento.

En personas con trastornos psiquiátricos ya instaurados el patrón estacional influye entre un 10% y un 20%.

En conclusión, la primavera como tal no provoca ningún trastorno, sino que tiene alguna influencia en personas más sensibles a los cambios, esto puede afectarnos a nivel corporal y/o emocional y no le debemos dar demasiada importancia.

Lo que podemos hacer es:

-          Cuidarnos un poco más y no desatender nuestros hábitos básicos.

-          Aceptar el estado de fatiga o apatía.

-          Buscar hacer actividades con otras personas y actividades agradables.

-          No obsesionarnos, escucharnos lo justo, dejando que pasen unos días, seguramente nuestros pensamientos no serán tan negativos.

Y si el efecto es de activación y buen humor disfrutémoslo al máximo.

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Grupo Crece

Meditar en la naturaleza

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Ha llegado el verano y con él las vacaciones, las jornadas de trabajo reducidas, más tiempo libre y ganas de salir y hacer cosas.

Algo fantástico para descansar durante el verano son las actividades en la naturaleza.

El medio natural nos ofrece un espacio de relajación y de desconexión muy potente. Favorece degustar la realidad con los cinco sentidos, lo que que nos ayuda a no estar tanto en el plano mental. Los sentidos nos ofrecen multitud de placeres que no aprovechamos en nuestro día a día y que son facilitadores del descanso, del bienestar y de la relajación mental. Concentrándonos en las sensaciones corporales agradables que recogen nuestros sentidos se consigue fluir y desconectar la mente.

Los colores, la luz y la texturas que podemos disfrutar con la vista, los olores del mar, del campo, de la montaña llenos de matices para disfrutar con el sentido del olfato, los armónicos sonidos y el silencio para nuestro sentido del oído, el calor, la brisa, el fresquito, el contacto con la hierba, con la arena de la playa… para el tacto, el tiempo para comer despacio y degustar las cosas y potenciar así nuestro sentido del gusto.

Actividades en la naturaleza hay para todos los gustos: desde paseos suaves por la playa o por una senda, a rutas en bicicleta, piragua, travesías en la montaña...

Os animo a disfrutarlas desde la relajación y la concentración en las experiencias sensoriales, a modo de meditación activa y os invito a compartir vuestra experiencia en este espacio de encuentro.

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Grupo Crece

 

Drogas. ¿Son útiles las campañas de prevención?

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Muchas campañas de prevención de drogas para adolescentes y jóvenes se basan en el riesgo que supone el consumo. Las charlas educativas, los anuncios publicitarios, los vídeos divulgativos… hablan de las consecuencias a largo plazo y del riesgo.

En el momento de crisis de la adolescencia y la primera juventud aparecen muchas inseguridades, dudas, miedos, altibajos emocionales y cambios, se está construyendo la identidad.

Separarse de las normas sociales y familiares es clave en ese proceso de construcción de dicha identidad y los amigos son percibidos como los mejores consejeros. A veces, sus amigos también consumen, o su fracaso académico les lleva a explorar otras áreas de satisfacción.

En esta etapa viven en el placer y no en el deber. Son los años de huir de las normas para construir, más adelante, sus propias normas y convertirse en adultos maduros y responsables. El adolescente y el joven se caracterizan por vivir en un presente continuo. El futuro para ellos es la fantasía de lo que van a lograr y en líneas generales es maravillosos y utópico.

Un mecanismo de lucha contra ese vaivén emocional es su casi nula percepción del riesgo y el presentismo de “carpe diem” que les ayuda a afrontar sus miedos y atreverse a actuar.

Con los años, en un proceso de maduración normal, todo esto cambiará, y el que fue adolescente y joven sentará la cabeza y será más prudente, teniendo en cuenta las consecuencias a largo plazo. Con ello podemos reflexionar sobre la validez de estas campañas centradas en el riesgo y en las consecuencias futuras.

Directamente NO FUNCIONAN.

Las campañas preventivas tendrían más éxito si se centrasen en aquellos aspectos que SÍ son un MOTIVADOR importante en la adolescencia:

-          La imagen

-          El éxito social-sentimental

-          La diversión

-          La exploración

-          Hacer presente ese futuro que ellos no ven

Tendrían más éxito si crearan un vínculo entre el joven y su motivación para que llegue a ella de forma saludable.

Pedro A.C.

Psicólogo

 

El poder de la risa. A reír, a reír, a reír…

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La risa es un mecanismo muy básico y primitivo que nos ayuda a estar sanos y unidos al grupo.

Compartimos la risa con los primates, y también las cosquillas. Otros animales como los perros y algunos roedores parecen tener algo parecido a la risa en los ambientes de juego o cuando se les hacen cosquillas.

La risa es uno de los precursores de la comunicación, al igual que el llanto. Cuando el bebé ríe nos indica que está contento, satisfecho, que no necesita nada de nuestra parte, y además, nos invita a establecer contacto social y afectivo con él, nos ayuda a reforzar nuestro vínculo emocional.

La sonrisa y la risa transmiten confianza y seguridad, “no soy peligroso, te puedes fiar de mí”. Es, por tanto, un facilitador de la resolución de conflictos. Las personas que sonríen más son consideradas más seguras y más atractivas.

Nos reímos mucho más con otras personas que solos, es un acto social. La risa es contagiosa lo que seguramente ha sido adaptativo como mecanismo de cohesión social.

Es muy difícil reírse de mentira, se trata de un proceso inconsciente que no podemos controlar. Cuando reímos de verdad lo hacemos “con los ojos”. Contraemos el músculo orbicular que no puede hacerse de forma simulada, por ello es fácil diferenciar una sonrisa o risa falsa de una auténtica (sonrisa de Duchenne).

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La risa tiene que ver con algo muy básico, con la primera infancia. La risa nos permite bajar nuestras defensas y no tomarnos tan en serio la vida, nos permite conectar con el juego, con el niño interior y nos libera.

La risa tiene beneficios extraordinarios sobre el sistema inmunitario, aumenta las defensas, no sólo durante el momento de la risa o diversión porque el efecto permanece tiempo después. La risa y el sentido del humor nos ayudan a canalizar el estrés y las respuestas emocionales ante sucesos negativos.

A reír...

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Grupo Crece

 

Beneficios de las actividades al aire libre en el desarrollo psicosocial de nuestros hijos

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Muchos padres se quejan de que sus hijos consumen mucho tiempo delante del ordenador, la tele y los videojuegos. Estas actividades, aunque sean sus preferidas, limitan en gran medida sus experiencias de aprendizaje.

En este tipo de actividades el niño suele ser un receptor pasivo de los estímulos que provienen de los medios audiovisuales por lo que experimenta un repertorio limitado de respuestas emocionales e intelectuales. La mayoría de los juegos y programas hacen que el niño no interactúe con otras personas realizando estas actividades en solitario, además, ve menguadas las posibilidades de crear o imaginar porque todo le viene dado, está hecho. Uno de los aspectos más significativos es que accede a valores, en ocasiones, contradictorios con  respecto a aquellos que queremos que aprenda.

Esto no significa que debamos limitar al cien por cien el acceso a estas diversiones, sino que tenemos que generar alternativas que sean más educativas y enriquecedoras. Una opción estupenda para nuestros hijos son las actividades al aire libre.

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Aquellas actividades lúdicas que se realizan en el medio natural (juegos de equipo, deportes, excursiones…) suponen para niños y jóvenes el desarrollo de un conjunto de competencias necesarias para su desarrollo psicosocial.

Por un lado, este tipo de actividades requieren de la interacción con otras personas. El niño o el adolescente se desarrolla adecuadamente en la relación con los otros, aprende a regular sus emociones, a relacionarse, a conversar, a resolver conflictos, a crear lazos afectivos, a conocer las reglas del funcionamiento de la sociedad, a fijar lazos familiares...

Las actividades al aire libre proporcionan una riquísima variedad de experiencias sensoriales y emocionales. Generalmente, se activan los cinco sentidos: la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto. El ambiente de las ciudades y las rutinas diarias nos alejan de experiencias sensoriales variadas y estimulantes para el desarrollo de nuestras sensibilidades que proporcionan bienestar y relajación.

El contacto con la naturaleza facilita que desconectemos de los problemas, que nuestra percepción esté en la estimulación externa y no estemos tan pendientes de nuestras preocupaciones. Vivimos en el mundo de la prisa y tomar contacto con el medio natural y con las sensaciones que éste ofrece, como la brisa en la cara, el olor de las flores, bonito paisaje…, nos hace conectar con el aquí y ahora. Pararnos a disfrutar de estas emociones básicas nos ayuda a relajarnos. 

Las experiencias educativas al aire libre favorecen la creatividad

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La cantidad de experiencias emocionales que tengan nuestros hijos les aportarán una guía de conocimientos sobre sí mismos y más herramientas para el autocontrol. Debemos hacer hincapié en que la experimentación de emociones positivas y relajantes abre la puerta del aprendizaje y previene el aburrimiento o la apatía.

Por otro lado, permiten la exploración de las propias competencias y limitaciones, y posibilitan la adquisición de destrezas. La actividad física es muy importante de cara al equilibrio de nuestro organismo, descarga las tensiones, proporciona mayor control de uno mismo y provoca sensaciones de euforia y felicidad. Las experiencias educativas al aire libre favorecen la creatividad y la búsqueda de soluciones a los problemas o contratiempos.

Finalmente, abren la puerta a la educación de valores muy importantes desde el contacto directo con esa realidad y desde el disfrute: el cuidado de la naturaleza y del planeta, saber compartir, saber ganar y perder, respetar y amar a los animales, disfrutar de la interacción con los demás, la cooperación...

Todos estos elementos combinados hacen de las experiencias al aire libre una opción educativa inigualable. Existen múltiples opciones de ocio al aire libre. A la hora de buscar o seleccionar alguna opción, es importante, adaptarse a los intereses y capacidades de nuestros hijos y potenciar su realización en familia o con niños de su misma edad.

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach