Cuando estamos alegres…

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La alegría es una emoción universal, innata y básica.

Es universal ya que está presente en todas las culturas humanas, es innata porque los bebés nacen ya con capacidad para experimentarla, expresarla y reconocerla en las expresiones de los otros y, básica porque a partir de ella desarrollamos otros sentimientos positivos más complejos.

Además, no es exclusiva de las personas, la compartimos con muchos animales.

La alegría es la emoción de la acción positiva. Cuando estamos alegres imaginamos más, somos más creativos, anticipamos que el futuro y el resultado de nuestras acciones depararán cosas buenas, sentimos que tenemos más capacidades para enfrentar las diferentes circunstancias y obstáculos cotidianos, inhibimos nuestro miedo y ansiedad, somos más proactivos, nos relacionamos más con los demás y, en definitiva, aumentamos la posibilidad de conseguir nuestros objetivos y de que las cosas salgan bien.

Todo esto se manifiesta también a nivel biológico liberando los neurotransmisores del placer, las endorfinas. 

“Sin alegría ni orgullo no hay nada que salga bien”

F. Nietzche

Hay muchas vías para potenciar los estados emocionales positivos:

  • Aprende a relajarte y mantén a raya el estrés.

  • Fíjate en lo que haces bien y no te exijas tanto.

  • Encuentra momentos para ti y lo que te gusta.

  • Come y duerme lo suficiente para ti.

  • Haz algo de deporte.

  • Toma decisiones hacia cambios vitales ilusionantes.

  • Incorpora cosas nuevas en tu vida.

  • Encuentra momentos para relacionarte con los otros.

  • Haz actividades creativas.

  • Sonríe y ríete cada día, cultiva el humor.

Técnicas como la danzaterapia, risoterapia, musicoterapia, arteterapia, entre otras nos pueden ser muy útiles para acercarnos a esos estados emocionales positivos.

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Grupo Crece

 

El poder de la risa. A reír, a reír, a reír…

risa

La risa es un mecanismo muy básico y primitivo que nos ayuda a estar sanos y unidos al grupo.

Compartimos la risa con los primates, y también las cosquillas. Otros animales como los perros y algunos roedores parecen tener algo parecido a la risa en los ambientes de juego o cuando se les hacen cosquillas.

La risa es uno de los precursores de la comunicación, al igual que el llanto. Cuando el bebé ríe nos indica que está contento, satisfecho, que no necesita nada de nuestra parte, y además, nos invita a establecer contacto social y afectivo con él, nos ayuda a reforzar nuestro vínculo emocional.

La sonrisa y la risa transmiten confianza y seguridad, “no soy peligroso, te puedes fiar de mí”. Es, por tanto, un facilitador de la resolución de conflictos. Las personas que sonríen más son consideradas más seguras y más atractivas.

Nos reímos mucho más con otras personas que solos, es un acto social. La risa es contagiosa lo que seguramente ha sido adaptativo como mecanismo de cohesión social.

Es muy difícil reírse de mentira, se trata de un proceso inconsciente que no podemos controlar. Cuando reímos de verdad lo hacemos “con los ojos”. Contraemos el músculo orbicular que no puede hacerse de forma simulada, por ello es fácil diferenciar una sonrisa o risa falsa de una auténtica (sonrisa de Duchenne).

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La risa tiene que ver con algo muy básico, con la primera infancia. La risa nos permite bajar nuestras defensas y no tomarnos tan en serio la vida, nos permite conectar con el juego, con el niño interior y nos libera.

La risa tiene beneficios extraordinarios sobre el sistema inmunitario, aumenta las defensas, no sólo durante el momento de la risa o diversión porque el efecto permanece tiempo después. La risa y el sentido del humor nos ayudan a canalizar el estrés y las respuestas emocionales ante sucesos negativos.

A reír...

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Grupo Crece