Pierdo mi casa, una perspectiva psicológica

“El hogar debe ser el refugio sagrado de la vida”

John Dryden

Son terribles las noticas de desahucios, a todos nos tocan la fibra.

Es terrible y doloroso ver como en mi calle, cuando hace poco esto no pasaba, veo personas rebuscando en la basura, personas, jóvenes y mayores, que no aparentan ser vagabundos habituales ¿Serán también personas que han perdido su hogar?

Según la Wikipedia hogar es “el lugar donde un individuo o grupo habita, creando en ellos sensación de seguridad o calma. La palabra hogar proviene del lugar en el que se reunía, en el pasado, la familia a encender el fuego para calentarse o alimentarse.”

Deriva del latín focus (lugar en la casa donde se prepara el fuego) y después se ha extendido para referirse a la propia casa o vivienda.

Tiene raíz indoeuropea (Bha que significa brillar), y está emparentado con el griego (fotós que significa luz).

El hogar como lugar de luz, de brillo, de calma, de alimento, de reunión, de calor, de seguridad.

El ser humano es un individuo asociativo, y todo el significado que tiene una vivienda se acompaña de todos estos símbolos que el lenguaje a lo largo de los siglos va construyendo y enriqueciendo.

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Todos estos significados apelan a motivaciones y necesidades humanas básicas que se ven truncadas tras un desahucio o el miedo a sufrirlo.

Una de las motivaciones más básicas en el ser humanos es la de sentirse seguro. Esta seguridad tiene varias ramificaciones, seguridad  frente a la satisfacción de necesidades básicas de afecto, alimento y cobijo.

La intemperie es fuente de peligros y dificulta nuestras posibilidades de superviviencia en condiciones extremas de temperatura y los seres humanos siempre nos hemos cobijado, primero en cuevas u oquedades, después construyendo cabañas, chozas y viviendas de la más diversa índole hasta las sofisticadas construcciones de la actualidad.

Perder el hogar es carecer de esa seguridad y calma y situarnos en una situación de indefensión y vulnerabilidad.

Un hogar, es un lugar confortable, en que mantenemos una temperatura adecuada para sentirnos cómodos y no enfermar, donde desarrollamos nuestros apegos, guardamos recuerdos, cuidamos a nuestros familiares más vulnerables…

Perder el hogar es perderse también a sí mismo. Nuestra identidad, otra motivación básica, también, se configura en cómo hemos organizado y construido nuestro hogar, y si lo perdemos todo, esta identidad se desconfigura, se desmiembra.

Perder el hogar supone enfrentarse a no poder cuidar a nuestros seres queridos, no poder ofrecerles la protección que necesitan. Nos supone perder ese instinto básico de cuidar y proteger. De repente, esas personas pueden haber perdido parte de su sentido o su utilidad psicológica.

Perder el hogar, por lo tanto, sitúa a las personas en una situación donde indefensos, desarraigados, con imposibilidad de proteger a los suyos se debe salir adelante. Difícil, ¿verdad?

De forma vicaria, estas situaciones nos angustian a todos, aunque no hayamos perdido nuestra casa.

Supone un gran impulso, para estas personas que han perdido su casa o puedan perderla, el apoyo del grupo.

Las asambleas y asociaciones de barrio que se están movilizando para detener desahucios no sólo están mostrando con su labor,  una resistencia, una presión social que pueda tener eco en los políticos para ofrecer soluciones más justas, sino que están ofreciendo un sostén psicológico para este grupo de personas que se encuentran tan desamparadas.

Raquel López Vergara

Psicóloga, psicoterapeuta y coach

Grupo Crece

Movimiento 15M, lo mejor de la naturaleza humana

15M, lo mejor de la naturaleza humana

Lo que está ocurriendo desde el 15 de mayo explica, desde mi punto de vista, cómo el ser humano ha conseguido sobrevivir, superarse y avanzar a lo largo de millones de años de evolución: COOPERACIÓN.

Estamos asistiendo a un acontecimiento donde de manera pacífica, gentes de diversa índole e ideología se han organizado con un objetivo común, manifestándose a través de múltiples voces y enfoques, y un método común, una organización, que ha surgido prácticamente de la nada, sin líderes ni cabecillas, simplemente de la motivación hacia ese objetivo y con la conciencia de grupo, sin que primen los intereses individuales. Esto es cooperar.

La gente que se ha sumado al movimiento Democracia Real Ya o Movimiento 15M,  ha demostrado civismo, organización y solidaridad, ha habido una total y absoluta autorregulación, sin ningún tipo de incidente violento. Ha salido lo mejor de la naturaleza humana: la unión en los momentos difíciles. Desde una perspectiva psicológica, es una tendencia normal de las personas ante catástrofes, crisis o injusticias.

Está demostrado que la cooperación es más eficaz que la competición para conseguir los mejores resultados en cualquier contexto a largo plazo. La teoría de los grupos así lo ratifica, pero, aunque está en los manuales de alto rendimiento de las empresas, cuando se habla de trabajo en equipo o negociación, o lo escuchamos de boca de los políticos ante situaciones mundiales complejas, en la práctica NO SE HACE.

En épocas de opresión, de crisis, de escasez, se han producido las grandes revoluciones de la humanidad, y en todos esos momentos la cooperación ha sido clave en la consecución de libertad y derechos humanos.

El 15M se da en un contexto de crisis mundial, de índices muy altos de paro, de circunstancias donde los más desfavorecidos son los que están sufriendo las peores consecuencias, de otros antecedentes de protestas sociales ante la realidad político-económica actual. Un momento en el que muchos jóvenes  sienten que no tienen futuro y no tienen nada que perder, y ante la inminencia de unas elecciones que, en este caso, han funcionado como detonador de lo que se fraguaba.

Esta situación es un caldo de cultivo para desarrollar sentimientos de indignación y descontento ante la injusticia social y que aleja a los votantes del sistema por la incapacidad de los políticos de atender las necesidades reales de la ciudadanía. Desde la psicología hablamos del principio de saciedad/privación. Las motivaciones proactivas del ser humano se despiertan ante la privación de necesidades y no en momentos de bonanza.

Y muchos españoles se han movilizado y concentrado en la Puerta del Sol y en las principales plazas de nuestro país y de otros países, unidos por un sentimiento de indignación, que gracias al grupo, se ha complementado con sentimientos de justicia universal y de esperanza. Estos sentimientos son de unión, de lucha y de acción positiva.

Esto es lo que está pasando ahora, no hay nada que perder, social y psicológicamente se están dando todos los factores que explican este acontecimiento: privación de necesidades, sentimientos de indignación e injusticia, cohesión y cooperación grupal alimentados por sentimientos de acción positiva y objetivos comunes. 

¿Es el momento de hacer resurgir las utopías? Las utopías no se consiguen, dicen, por eso son utopías, pero la lucha por los ideales y un mundo mejor nos ha ayudado a dar grandes saltos éticos y de superación personal en la historia de la humanidad. Esto marca una gran diferencia con otras especies, el ser humano no sólo actúa motivado por el aquí y ahora sino que puede anticiparse y actuar para conseguir cosas positivas de cara al futuro, actúa también motivado por ideas e imágenes que puede ser capaz de hacer realidad.

Ojalá esto no tenga vuelta atrás y estemos ante uno de los cambios fundamentales de nuestro mundo.

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Grupo Crece