Encontrar el justo lugar en la relación madre-hija (Parte II)

Algunos tipos de madres que dificultan la realización personal de las hijas:

Madres abandonadoras: 

La eterna MADRE llorona, quejica, que convierte a su hija en una enfermera, una sanadora a domicilio de sus eternas heridas. La vida ha hecho de ella una víctima. La muchacha se convierte en madre de su propia madre.
También encontramos en este apartado a la MADRE que abandona a su hija para desarrollar su vida personal y social, realizándose en sí misma y para sí misma sin importar a qué precio, y buscando el reconocimiento en sus éxitos y en la opinión de los demás. Con esto relega a su hija al fondo del cajón.

Las HIJAS de estas mujeres corren el riesgo de permanecer unidas a la nostalgia de lo que pudo haber sido y nunca fue. El triste deseo de la niña puede centrarse en la espera desesperada de un reconocimiento por parte de su mamá. Muchas hijas habrán jugado a ser la muchacha perfecta para sentirse por fin amadas.
Estas chicas, sin saberlo, esperarán de la vida, de su pareja y del trabajo aquella caricia materna que nunca obtuvo en su infancia. Realizará elecciones inestables, con parches, con el fin de compensar su inseguridad emocional.
Tanto en estas madres como en sus hijas es fundamental para liberar sus emociones negativas contenidas ( pena, ira y odio) que cada una trabaje ( terapéuticamente hablando) para aceptar hablar cara a cara con la otra.
Las hijas deben ser conscientes de que un día tendrán que ser capaces de hacer frente a su madre para expresar su resentimiento. 
Más tarde será imprescindible concienciarse de que una madre abandonadora NO lo fue forzosamente por falta de amor, sino que su AUSENCIA PSICOLÓGICA HABLA SOBRE UN PASADO DOLOROSO SOBRE EL QUE SE CONSTRUYÓ SU VIDA.
Al final del camino, el aprendizaje del perdón, siempre y cuando sea posible, permitirá estar en paz con una misma para poder evolucionar en el camino de la vida.

Santas madres

"A santa madre hijo perverso" Lacan.

Aquellas mujeres que llevan la maternidad a flor de piel. Es " demasiado madre", y ha dejado a la MUJER en una fase larvaria. No ha sido capaz de desarrollar una vida propia y lo compensa con el sentimiento de poder existir en algún lugar, eligiendo el de la maternidad. 
Cuida de sus hijos y es omnipotente. 
Se anticipa a los deseos de su hija, o no le permite tenerlos, le hace la vida más fácil y le da el biberón de por vida.
Son madres que desde el exterior se ven irreprochables, excelentes..." santas madres".
Hay que saber que una presencia abusiva no constituye una señal de amor, sino una intrusión invasora que no tiene en cuenta la voluntad del otro.
Su hija , sin autonomía, dependen de este cómodo lazó de apego; incluso les resulta más fácil succionar la leche materna que ganarse el pan con el sudor de su frente.
Una hija de una madre pegajosa lo tiene complicado...¿ cómo " decir No "a una madre tan cariñosa, tan presente...tan "santa madre"?
Ese es su objetivo, aprender a decir NO para encaminarse hacia ella misma, y trabajar para reconstruirse, de lo contrario es muy posible reproducir el esquema de la madre.

Madres que compensan con su hija una insatisfacción.

El objetivo inconsciente de estas madres es reparar un daño a través de su hija. También pueden intentar compensar una vida conyugal no satisfactoria. La única forma es realizarse a través de su hija, que corre el peligro de desarrollar un" falso YO", una personalidad alejada de su verdadero potencial.
Estas hijas tratan de responder punto por punto a las esperanzas de una madre. La hija deberá seguir no su propio sueño, sino los de su progenitora. Pondrá toda su energía en intentar no decepcionarla.
Esta relación está marcada por una gran violencia psicológica.
Por este motivo existe un odio contenido, una culpabilidad que compromete a someterse, a no ser una misma para no decepcionar a esa madre que tiene profundas insatisfacciones que deben cumplirse.
Finalmente la muchacha estalla y expresa a su manera, a través de la angustia, la depresión y la crisis lo que no pudo decirle con palabras a su madre.
Para liberarse es necesario ser consciente de la culpabilidad interiorizada que impide aprender a decir NO y deshacerse de ella. Hay que pasar por el dolor de la "traición"a la madre... Y aprender lentamente a observar de cara sus propios deseos.

La madre paradójica

Es una madre inconstante, que habla y dice lo contrario, que después de propinarte una bofetada te da un caramelo. En ella domina la ansiedad, que arroja sobre los otros. Es indecisa y cambia de rumbo constantemente. Se entromete en todo, , lo sabe todo acerca de cualquier cosa y es la reina de las certezas acerca de su hija.

Las hijas de estas madres requieren de malabarismos para " huir" de ellas. Aprender a quitarse el sentimiento de culpa hacia aquella que se queja por no ser correspondida, y construir una base de autoestima para atreverse a tomar sus propias decisiones.

Ver Parte I de este artículo

Raquel ibáñez Ortego

Psicóloga

Grupo Crece
 

El lenguaje de la responsabilidad en las relaciones de pareja

Las relaciones personales son tremendamente complejas. Los factores que influyen en ellas son demasiados  y muy sutiles por lo que, en ocasiones, lo que queremos decir, lo que decimos, y lo que el otro entiende  difieren,  dando lugar  a malos entendidos e incluso a conflictos. 

En el caso de la pareja la comunicación se ve influida  por concepciones  sociales, creencias inconscientes y  expectativas, que interactúan con los mensajes y  aumentan la complejidad del entendimiento.

Muchos de los problemas que surgen en los grupos de personas  y  en la pareja se deben a una dificultad de las personas  para detectar sus propias necesidades y hacerse responsables  de  expresarlas. Nos resulta más fácil  responsabilizar a los demás  de descubrir  lo que necesitamos y la manera en la que nos lo han de proporcionar.  Pero este acto que en un principio nos puede parecer útil para quitarnos peso de encima se  vuelve en nuestra contra,  creando relaciones dependientes cuando la persona es sensible a nuestra necesidad  y capaz de cubrirlas en todo momento y  produciéndonos frustración y conflictos cuando las personas no aciertan en lo que necesitamos.

La ausencia del lenguaje de la responsabilidad nos hace meternos en embrollos en los que nadie da lo que quiere ni recibe lo que necesita.

Pongamos como ejemplo a Pedra y Marino: Pedra tiene un mal día en el trabajo, llega a casa y Marino se preocupa mucho, le pregunta cada detalle de su día y le hace veinte propuestas de menús para la cena para que ella elija el que pueda alegrarla un poco. Todo este esfuerzo lo hace Marino pensando que es lo que Pedra necesita. Pedra sin embargo, estaba deseando llegar a su casa para desconectar del trabajo, ponerse una película con Marino y comer lo primero que pillase, está cansada de pensar.  Así que en la opción de menú número 21, y tras varias indirectas, Pedra le dice a Marino: “ay, déjame en paz, que me estas poniendo la cabeza como un bombo y es lo único que me queda”. Marino se llena de rabia porque ha hecho algo que no salía de él, forzándose, creyendo que era lo que el otro necesitaba y encima se encuentra con el reproche.

Otro ejemplo que nos encontramos demasiado a menudo es ese en el que Marino tiene un plan y Pedra quiere ir, pero espera que salga de Marino la petición. Marino cree que ese plan resulta aburrido para Pedra y decide no ofrecérselo para no ponerla en un compromiso, aunque le haría ilusión que le acompañase.  Al final Pedra se enfada por no haber ido y más aún porque Marino no se lo ha propuesto.

Instaurar el lenguaje de la responsabilidad en nuestro día a día es vital para simplificar y optimizar la comunicación. 

Este lenguaje nos hace relacionarnos desde la conciencia y la madurez, es empático, asertivo y, sobre todo, útil.

Hay varios aspectos básicos para comunicarnos desde la responsabilidad:

Conectar con nuestras necesidades.

Cada persona vive la realidad de una manera y necesita cosas diferentes en cada momento. No existe un manual en el que se exponga qué necesita una persona cuando tiene un mal día, cuando ha ido al médico, cuando tiene un conflicto con alguien… Por lo que no nos sirve hablar de “lo normal es que…” como en muchas ocasiones hacemos. Conocer nuestras necesidades en cada momento y aceptarlas es el primer paso para poder comunicarnos con responsabilidad. No podemos hacer responsable al otro de satisfacer una necesidad de la que nosotros no nos responsabilizamos.

Concretar cómo queremos que sea cubierta esa necesidad.

Necesitar ayuda es algo demasiado difuso y puede ser entendido de diferentes maneras, pero un abrazo, una charla, un consejo, que nos escuchen, o que cooperen con nosotros de una manera determinada es un mensaje directo y libre de interpretaciones.

Pensar quien nos puede proporcionar lo que necesitamos.

Cada persona de nuestro círculo nos nutre en algún sentido y nos aporta algo que nos ayuda, pero cada uno tiene su personalidad, sus habilidades y un límite. No hay una persona que nos pueda cubrir el 100% de nuestras necesidades, por lo que buscar y exigir eso solo nos hará relacionarnos desde la carencia de los demás y no desde sus capacidades. Si identificamos la manera de ayudarnos de cada una de las personas que nos rodean podremos valorarlos por ello y acudir a ellos cuando necesitemos eso que tan bien saben compartir.

Expresar nuestra necesidad desde la responsabilidad:

“me apetece hacer esto”, “necesito que me ayudes de esta manera si puedes”, “me siento así”, “tengo mucha ilusión por aquello”, “me vendría muy bien eso”.

Aceptar que igual que yo me hago responsable de mis necesidades y deseos, los demás también pueden tener las suyas.

Y pueden llegar a ser incompatibles en un momento dado. Eso no significa que no podamos encontrar la manera de confluir.

De esta manera, Pedra llegaría a casa y le diría a Marino: “He tenido un día horrible, me siento cansada y con la cabeza cargada, me vendría genial ver una peli y no complicarme mucho con la cena, ¿Qué te parece?”.

Rompamos con ese mito de que quien te quiere debe saber lo que necesitas en cada momento, dejemos de hablar en clave para no exponer nuestras necesidades, hagamos las cosas simples y disfrutemos de ver que las cosas funcionan mejor.

Sara Ferro Martínez

Psicóloga y coach

Grupo Crece

No te dejes manipular: Identifica a las personas manipuladoras

Todos ejercemos influencia en los demás o en nuestro entorno y, a su vez, somos influidos por los otros y las circunstancias. Es inevitable, somos seres sociales dependientes de los demás y vivimos en una sociedad muy compleja en la que es imposible tomar en cuenta y controlar todos los factores. En una gran parte de ocasiones esa influencia es positiva y bienintencionada. Por ejemplo, cuando educamos a los niños ejercemos una gran influencia sobre ellos, les moldeamos hacia valores que nos parecen los más sanos, les enseñamos lo bueno y lo malo y que las cosas tiene consecuencias. Intentamos ejercer una sana influencia, al igual que lo hacen nuestros maestros o mentores, nuestra pareja, nuestros amigos están llenos de buenas intenciones y de buenas influencias. Los niños también ejercen una influencia en nosotros y, muchas veces, "nos manipulan".  cuando lloran y les damos lo que quieren sin pensar si es correcto o no, si era lo que realmente necesitaban..., al verles llorar y llorar caemos en sus redes ya que no soportamos verles sufrir, pero ellos aprenden una estrategia magnífica para manipularnos el resto de las veces y así conseguir a través del chantaje emocional lo que ellos quieren en ese instante.Y desde ese momento serán manipuladores y chantajistas en potencia salvo que les conduzcamos a ser también buenos "influenciadores" en los demás y no caigamos en sus redes.

Existen también formas aceptadas socialmente donde uno puede "manipular". Por ejemplo la "mentira social". Todos entendemos que es sano mentir para no hacer daño "mentira piadosa" y que los niños o adolescentes ocultan cierta información o mienten en el proceso de construcción de su identidad, de adultos también mentimos para dar una imagen y quedar bien, sonreímos aunque no lo sintamos ("sonrisa social"). Es adaptativo generar buen rollo. Además permitimos y potenciamos las habilidades de persuasión y negociación necesarias en la educación, en el trabajo en equipo, en la venta de productos y servicios, en la solución de conflictos internacionales. La sociedad se sustenta también sobre ello.

Pero existe un lado oscuro en la manipulación muy dañino, que puede hundir psicológicamente a la persona que lo sufre. Y hay personas realmente expertas en el arte de manipular que pueden parecer inofensivas a simple vista, pero que son muy tóxicas y peligrosas. Hablaremos en términos genéricos, pero tanto ellos como ellas pueden ser grandes y perversos manipuladores.

En algunas ocasiones, estas personas no son conscientes de sus estrategias de chantaje, presión o manipulación, han aprendido a satisfacer sus necesidades más básicas e importantes de forma indirecta a través de la manipulación, no tiene intención de dañar pero no han aprendido a ser asertivas o han desarrollado una personalidad complicada, en algunos casos se trata de patologías clínicas. En otras ocasiones, el manipulador sabe lo que hace y disfruta teniendo la batuta de mando, en un extremos de estos personajes también hablaríamos de casos clínicos con algún tipo de patología psicológica.

Tanto a los primeros como a los segundos debemos pararles los pies para mantener nuestra autoestima a salvo, y generar relaciones sanas con los demás.

Los manipuladores se esconden detrás de muchas estrategias de comunicación que dominan a la perfección y que crean una falsa impresión en los demás o generan un desconcierto que nos dificulta actuar en el momento y defendernos. 

Algunas de ellas son:

1. Incoherencia entre el mensaje verbal y no verbal.

Son muy hábiles con la comunicación no verbal con lo que verbalmente nos dan un mensaje constructivo pero a nivel no verbal dan un mensaje opuesto, nos dicen sí pero con el cuerpo dicen no, esa ambigüedad nos deja desarmados hasta que conseguimos reaccionar.

2. Mensajes indirectos o ambígüos que no dicen nada pero que pueden significar todo.

Ante estos mensajes se despierta nuestra mente obsesiva y buscamos posibles interpretaciones, al final entramos en un bucle que nos provoca más inseguridad.

3. Ironías, sarcasmo, bromas...

Lanzan muchos mensajes hostiles o inapropiados disfrazándolo de broma, y ante las quejas apelan a que no tenemos sentido del humor.

4. Son expertos en el manejo de las emociones

Pueden mostrar mucho equilibrio emocional, hasta que un día se enfadan mucho, se indignan mucho, se muestran hundidos o preocupados. la tendencia es a darles credibilidad a esas emociones ya que habitualmente no aparecen, con lo que creemos que dichas emociones corresponden a sentimientos auténticos, así estas personas consiguen en ese momento lo que quieren.

A veces, el manipulador usa un registro emocional habitualmente: voy de triste  y dando pena, voy de víctima y culpabilizo a todos, voy de inseguro y me resuelven los problemas siempre, voy de hostil y genero miedo...

Otras veces, irradian emociones positivas y nos seducen, nos llenan de halagos, refuerzos, consideraciones, muestran su admiración hacia nosotros... eso nos encanta y nos acomodamos y confiamos con esa persona. en cualquier momento pasará al otro extremo emocional, nos despreciará, nos criticará de forma desmesurada y nos ignorará.

5. Generalizaciones y afirmaciones tajantes.

Hablan con tanta contundencia sobre como somos y lo que somos, "eres débil", "eres despreocupada", "nunca llegarás a medrar en esta empresa", que nos dejan sin palabras y con el miedo en el cuerpo.

6. Nos exigen por encima de lo humanamente razonable

Si somos personas que nos gusta hacer las cosas bien, valoramos el esfuerzo... siempre nos sentiremos de menos.

7. Nos ocultan información

Así provocan que nos sintamos como perdidos o fuera de lugar o menos importantes.

8. Provocan rumorología y difamaciones sobre los demás

De manera tan sutil a veces, que ellos no son los protagonistas de las difamaciones pero sí los que lanzaron el primer dardo. 

9. En su vocabulario, de manera sutil o directa suele estar presente la amenaza y la coacción

Si tu no haces lo que yo quiero.... no tendrás lo que necesitas.

10. Y ya para rematar, multiplican el efecto de la manipulación si utilizan estas estrategias delante de más personas.

Ser manipulado delante de otros, implica que los presentes van a caer también en la influencia del manipulador creando una sensación negativa sobre la persona objeto de la manipulación y provocando a largo plazo rechazos, falta de apoyo, etc.

Veremos ahora en detalle algunas situaciones de manipulación y chantaje:

1. La manipulación del control: yo hago lo que tú dices, lo que tú quieres... y casi ni me entero

Este tipo de manipulador/a es alguien muy controlador, las cosas deben ser a su manera y además le gusta tener adeptos, pupilos que no le pongan pegas a nada, se rodea personas que le admiran y nunca le pondrán en tela de juicio sus decisiones. Es posible que este pupilo esté sobre explotado pero lo hace "por la causa", sea la que sea y hace de esa causa algo suyo por encima de sus necesidades reales.

2. La manipulación del amor: la tiranía de las reglas del cariño y del amor

Esta persona manipuladora nos quiere, nos lo hace saber de mil maneras, pero detrás de ese amor está su necesidad de dañar para conseguir sus objetivos o satisfacer sus necesidades. A veces, es muy inconsciente pero genera daños muy grandes, ya que la personas que te manipula forma parte de tu red de apego y de relaciones seguras.

Pongamos algunos ejemplos:

Nuestra mejor amiga que al final se lleva el puesto de trabajo porque ha sabido sacarnos la información necesaria y se ha presentado ella primero a la entrevista ocutándonoslo.

Obligamos a nuestra pareja a apuntarse a un curso de baile sabiendo que no le gusta nada pero es una condición imprescindible para no sacar más el tema de la ex, que tantas discusiones provoca.

Una madre cuyo discurso habitual es "yo lo doy todo por mis hijos y quiero que sean felices" que se siente incómoda con que uno de sus hijos no haga lo que ella considera adecuado y busca momentos clave para hacerle críticas desajustadas o hacerle sentir mal hijo.

"Quién te querrá sino yo"... con este mensaje nos vemos avocados a hacer lo que el otro quiere por miedo al abandono.

3. La manipulación del victimismo: te obligo a hacerte cargo de mí aunque yo no lo necesite de verdad

Se trata de personas que tienen dificultad para hacerse responsables de su vida y ser autónomas, entonces buscan parásitos en los que anidar y que les resuelvan todo. Suelen utilizar también las reglas del cariño y ser muy afectivos, amorosos, buenos amigos, buenos padres, buenas parejas. El mensaje velado es: "con todo lo que yo te doy, lo maja/o que soy...deberías hacerte cargo de mi problema y ayudarme".

4. La manipulación que no ves venir: "me la dio con queso" 

Son personas que se parecen a Dr. Jekyll y Mr. Hyde, la primera fase de la relación, que puede durar desde días a unos meses o incluso años es maravillosa, todo fluye, hasta que la persona manipuladora empieza a mostrar sus auténticas intenciones. Este tipo de manipuladores sí son conscientes de la situación.

Por ejemplo: 

Alguien comienza una relación con otra persona que tiene, exito, dinero... Después de asentar la relación con algún hijo, o con alguna propiedad a su nombre, etc. La persona manipuladora rompe la relación añadiendo que nunca hubo amor, y lanzando comentarios destructivos hacia la pobre víctima del engaño para parecer víctima ella misma.

Puede ocurrirnos con la pareja, los amigos, socios de una empresa, compañeros de trabajo... y todo ello suele estar motivado por ambiciones e intereses personales y egoístas, quizá a veces, también por envidias, venganzas, rencores...

5. La manipulación a través de la seducción: te puse en el pedestal para confundir tu realidad

Son personas zalameras, con carisma, seductoras, siempre tienen una palabra amable, te hacen sentir especial, divertido, único, inteligente... todas las cualidades que tú valoras. Una vez que te tiene en sus redes pueden empezar a hundirte hasta que toques el fango. En muchas ocasiones juegan de manera intermitente, por un lado te aprecian y te valoran muchísimo, por otro lado te humillan, te rechazan, te infravaloran, te ningunean, te critican...

A veces este juego es inofensivo con personas zalameras y seductoras que nunca se van a aprovechar de nuestros sentimientos aunque sabemos que a ellas no les podremos decir no.

6. La manipulación a través del poder:  “Juegos de poder y de miedo”

Nuestra sociedad es jerárquica en muchas de sus estructuras, unos tiene mucho, otros tiene poco y mucho que perder si lo pierden. en este contexto juega un papel esencial "La ley del más fuerte" que tiene siempre las de ganar.

Por ejemplo:

Nuestro jefe puede obligarme a hacer horas extras por miedo a perder el ascenso que me permitiría poder tener otro hijo.

Nuestro compañero sabe más del tema y tiene más experiencia así que toma todo el protagonismo y yo quedo como un cero a la izquierda.

En la familia siempre se hace lo que quiere Fulanito, no se discute, siempre es el elegido.

7. Traspaso de responsabilidad y control: "yo nunca tengo la culpa, es tuya"

Hay personas expertas en barrer para afuera, nunca es responsabilidad de ellas, nunca lo hacen mal, nunca se equivocan pero siempre hay cabezas de turco o excusas que se llevan el muerto.

8. Manipulación contra la autoestima: destacar el “error” o la “debilidad”

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Estos manipuladores siempre hacen notar la debilidad o el error de otros aprovechando pillarles en un momento bajo, de mayor vulnerabilidad  inseguridad. como lo hacen usando un lenguaje sutil y ambígüo es difícil defenderse de la crítica y autoafirmarse con lo que nos vamos hundiendo progresibamente y bajando nuestra sensación de valía y control personal.

9. La manipulación a través de la humillación: todos lo han visto y oído

Similar al punto anterior, en el que el manipulador destaca el error o la debilidad, en este caso se hace en público.

Puede tratarse de un ligero comentario ambígüo o generalista en tono de ironía, que ante la respuesta ofendida o autoafirmativa del manipulado, se le tacha de poco sentido del humor o de no recibir bien las críticas... el manipulador es tan hábil que generará tensión en el manipulado mientras que romperá el hielo con el grupo y así quien queda señalado es el manipulado y no el manipulador, que al fin y al cabo ha dado sólo una opinión o ha hecho una inofensiva broma.

Puede tratarse de una presión más intensa, ridiculizando a la persona en público, humillándola, dejándola en evidencia, a veces incluso puede falsear pruebas y mostrarlas en público para hundir al contrincante.

Ninguneos, desprecios, exclusiones... que van calando sutilmente en el grupo, o que este por miedo a represalias prefiere callar.

Desde aquí se formaja el mobbing o bullyng, formas de manipulación y acoso en las que se implica el silencia y la falta de apoyo del grupo de referencia.

10. Amenaza de pérdida o daño: "ya no me querrás, me abandonarás, me harás daño, me pegarás, me matarás, me despedirás, me difamarás..."

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Es una manipulación que es en sí misma un maltrato y conlleva mucha agresividad que puede ser física, verbal o una agresividad soterrada que no se ve ni oye pero se respira. Se basa en el miedo del manipulado ante la pérdida de ciertas circunstancias si no cede a las necesidades del manipulador.

Aquí caben las agresiones físicas y sexuales que nos manipulan a través del miedo, las amenazas de todo tipo, las coacciones, aprovechar el estatus de poder para explotar a los demás, las vejaciones y humillaciones...

Pero también caben manipulaciones más difuminadas en las que un día te elevo en un pedestal y otro, de repente te bajo a los infiernos, provocan un caos psicológico de indefensión y de no saber qué hacer ya para resolver los problemas, conseguir el afecto del otro, encontrar una salida... que acaba reproduciendo reacciones de indefensión aprendida y hundiendo al manipulado que deja de defenderse.

11. La manipulación del ninguneo: no te saludo, no te miro, no te informo... ¡estás fuera!

En este caso, si obviamos la parte más agresiva, de humillaciones, críticas, etc, y nos centramos sólo en la manipulación de la exclusión y del ninguneo, estaríamos en este caso de manipulación qeu aquí describimos. Somos individuos sociales y necesitamos sentirnos integrados, quien nos deja fuera, nos hace sentir invisibles y cada persona necesita su dosis de pertenencia y protagonismo.

Es una manipulación que podemos hacer para evitar que alguien se meta en mi camino y entorpezca mis objetivos. 

Por ejemplo: 

No le voy a presentar a mi jefa a mi compañera, voy a pasar de ella, no vaya a ser que ascienda antes que yo.

Es un rival sexual para mí, le voy a ignorar así se sentirá incómodo y los ojos de mi chico serán sólo para mí.

12. La manipulación racional: lo digo tantas veces y tan bien que te lo crees

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El manipulador se apoya en esto de si digo una mentira muchas veces y con total seguridad y contundencia, al final parecerá una verdad. tenemos ejemplos de muchos personajes públicos que nos engañan continuamente y creemos en ellos, y aunque siempre se pilla al mentiroso, puede ser ya tarde para reaccionar.

Vendedores fraudulentos que venden humo, profesionales que ofrecen servicios que ofrecen soluciones mágicas a problemas serios para la gente.

Ese/a jefe/a que con su dialéctica nadie le rechista y parece hasta que tiene razón. Ese amigo, mi pareja, alguno de mis familiares... apelando a las reglas de la lógica verbal y manejando una comunicación no verbal impecable, nos manipulan para salirse con la suya sea cual sea su objetivo.

¿Todos conocemos a alguien así, verdad?

13. La manipulación por emociones desajustadas

Si ante una situación determinada una personas reacciona con una emoción desproporcionada (enfado, alegría, tristeza, miedo...), podrá ser que esta personas no tuviese habilidades de gestión emociona suficientes y se sobre estimule en ciertos momentos.

Podría ser también, que esta personas hiciese un teatro para provocar un efecto en los demás, el natural ante la expresión de una emoción intensa.

Tristeza y llanto me puede llevar a conseguir que me cuiden o me hagan caso.

Agresividad y hostilidad, me permiten colarme en una cola, salirme con la mia...

Miedo terrible o pánico hace que esta personas no afronte una responsabilidad y quizá otros la afronten por ella.

Etc.

 

 

 

 

14. La manipulación para eliminar las emociones: reproches “contra natura”

Pero las emociones no siempre son desajustadas o no siempre son engañosas, un manipulador puede utilizar la expresión de emociones y sentimientos genuina y necesaria de una persona para atacarla y manipularla, impidiendo que esta persona pueda expresarse en libertad y satisfacer sus necesidades de liberación emocional o de autoafirmación. A largo plazo provoca personas anuladas y con la autoestima muy baja.

Ante esto, ¿Qué podemos hacer para defendernos de los chantajes, manipulaciones y presiones de este tipo?

Lo primero y más importante identificarlo.

En un siguiente poste analizaremos las maneras de librarnos de los manipuladores y las herramientas con las que podemos contar para ello.

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Grupo Crece

 

 

 

Expresarse para subir la autoestima y ganar en autoconfianza

La expresión es muy importante a la hora de definir nuestro autoconcepto. Tener libertad para expresarnos en público, mostrarnos ante los demás tal y como somos, soltar los lastres de la excesiva timidez y mostrar nuestro cuerpo, nuestro rostro, nuestra voz y nuestras palabras nos abren la puerta a desarrollar un autoconcepto más definido, más complejo y completo y ganar en seguridad personal y autoconfianza.

Algunos signos de que necesitaríamos un empujoncito en este sentido son:

  • Dificultades de ser el centro de atención, por ejemplo en una situación de hablar en público o de dar mi opinión.

  • Tendencia a hablar bajo, a no soltar toda la potencia de voz que tenemos o podemos llegar a tener.

  • Tendencia a ocultarse detrás de la palabra, restringirse en la expresividad corporal.

  • Tendencia a expresarse en lo verbal en un plano más abstracto e impersonal.

  • Tendencia a contener nuestro lado espontáneo o nuestro lado más desinhibido o no haberlo descubierto aún.

En los seres humanos antes del desarrollo completo de lo lingüístico se produce una explosión en el desarrollo psicomotor, que nos permite controlar nuestro cuerpo. Obtener el control de nuestro cuerpo es fundamental a la hora de desarrollar más autoestima. Poco a poco ese desarrollo de la palabra unido al desarrollo del cuerpo nos ayudan a conocernos y a mostrar lo que somos a los demás, y esa integración nos aporta una seguridad en nosotros mismos más compleja y completa.

En los niños pequeños es importante potenciar la expresividad a través de todos estos canales: cuerpo, gesto, voz y palabra para sentar unas buenas bases. Siempre adaptándose al niño, si al niño no le gustan los deportes como el fútbol, puede que le guste bailar o las artes marciales, si hay oportunidad de permitirle expresarse sin avergonzarle o corregirle debemos aprovecharlo.

De adultos hay muchas cosas que podemos hacer para potenciar nuestra capacidad expresiva y mostrarnos genuinos en nuestros gestos. actividades artísticas como bailar, cantar, hacer teatro... o actividades más guiadas y orientadas a nuestras dificultades concretas pueden ser de gran ayuda.

 

Raquel López Vergara

Psicóloga y facilitadora de grupos de danzaterapia

Grupo Crece

 

La esencia de lo que somos

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Vamos a hacer un juego, pensemos por un momento 5 tipos de prendas de vestir diferentes. Ahora pensemos 5 cosas que nos defina como persona. Si tú velocidad a la hora de contestar ambas preguntas ha sido la misma ¡Enhorabuena! Sin embargo lo más común, a la vez qué llamativo, es qué nos cueste menos enumerar cosas externas y tengamos menos presentes  cosas tan básicas como nuestra esencia,  lo que nos define como persona.

Esta prueba obtiene diferentes resultados en función de la cultura en la que se realice.

En una cultura como la nuestra, en la que el culto a lo externo está presente en muchos aspectos de nuestro día a día, cada vez nos olvidamos  más de prestar atención a lo que somos y a lo que necesitamos.

Nuestra atención está más centrada en conseguir, en lograr, en obtener, siempre mirando hacia adelante y centrándonos en lo que nos falta. Esta actitud es muy demandante de recursos, nos hace estar siempre alerta, analizando las opciones desde lo racional e impidiéndonos tenernos en cuenta, mirar nuestros valores, nuestros recursos y las fuerzas con las que contamos.

Esta desconexión se traduce en varias consecuencias:

-         Dificultad para establecernos objetivos y mantenernos firmes en ellos.

-         Una mayor dificultad para lograr nuestros objetivos al no estar teniendo en cuenta nuestros recursos.

-         Conseguir nuestros objetivos pero no sentirnos realizados, al habernos planteado objetivos que socialmente pueden ser positivos pero que no están en línea con nuestros valores y nuestra esencia.

-         Conseguir nuestros objetivos a costa de poner en peligro nuestra salud, nuestros hobbies o nuestras relaciones sociales. Buscando avanzar desde lo racional, dejando a un lado nuestras necesidades, nuestras emociones, nuestras fuerzas, nuestros espacios…, nos dificultará valorar nuestro logro en positivo. 

¿Por qué es importante estar conectados con lo que somos y tenerlo presente en cada momento de nuestra vida?

-         Nos permite acotar los caminos a aquellos en los que nos sentimos libres para desarrollarnos y para desplegar nuestro potencial.

-         Nos hace sentirnos seguros en cada paso que damos y valorar cada movimiento de manera positiva.

-         Nos permite cuidarnos y amoldar los ritmos a nuestras necesidades, aumentando nuestro rendimiento.

-         Sentiremos que tenemos el control de nuestras decisiones y eso nos dará fuerza y nos hará ser optimistas.

-         Tener presente nuestra esencia y enfocarnos en ella nos hará descubrir cosas nuevas de nosotros en cada situación, enriqueciendo nuestro autoconcepto y nuestra autoestima.

-         Si no conseguimos llegar a nuestras metas, pensar que el camino lo hicimos a nuestra  manera nos protegerá de reproches y sentimientos de culpa.

Os proponemos que analicéis vuestros objetivos actuales y os preguntéis:

¿Es esto lo que quiero o siento que me lo imponen?
¿Cuáles son los rasgos de mi personalidad que conectan con este objetivo?
¿Qué recursos  personales me van a ayudar?
¿Qué prioridades no quiero olvidar en el recorrido?

Sara Ferro Martínez

Psicóloga

Grupo Crece

Aprender a respirar, o la clave de utilizar la respiración consciente a nuestro favor en nuestra vida cotidiana: respiración diafrágmática

Respirar es un acto reflejo que realizamos las 24 horas del día y gracias al cual el oxígeno que necesita nuestro cuerpo, entra en nuestro organismo a través de nuestras fosas nasales, es dirigido mediante nuestra sangre a todas las partes y órganos de nuestro cuerpo, y también a través de nuestra sangre retorna el dióxido de carbono hacia el exterior.

Este gesto tan sencillo de intercambio de gases que realizamos de forma continua en nuestra vida, y que hacemos de forma más o menos involuntaria puede convertirse en un acto dirigido y optimizado, lo que nos reportará beneficios y mejor aprovechamiento de nuestra energía y sistema respiratorio, además de lograr un estado más relajado y eficiente en cuanto a la actividad física a desempeñar.

¿Cómo podemos lograr este propósito? 

Claramente, aprendiendo a respirar correctamente y siendo plenamente conscientes de este proceso y del mero hecho de que podemos condicionar y modificar nuestros hábitos respiratorios, ¡y mucha práctica, por supuesto!. En cualquier taller de respiración o meditación lo fundamental y primario es enseñar a respirar, y en esta pequeña entrada vamos a intentar dar unas pinceladas sobre cómo podemos respirar correctamente en unos breves pasos e instrucciones. Por supuesto, esto no dejan de ser pautas generales y con información sesgada. Si te interesa el tema, es muy interesante ir a talleres o acceder a información más ampliada sobre el tema.

Lo primero que debemos hacer es observar nuestra respiración. Observando nuestra respiración ya estamos aquietando nuestra mente, enfocando nuestra atención plenamente en esa acción de nuestro cuerpo (la base del MINDFULLNESS), y estamos dejando menos cabida a pensamientos, en ocasiones limitantes o entorpecedores de nuestra tarea. Enfócate primero en la inhalación, o entrada de aire en tu cuerpo, y posteriormente en la exhalación, o salida de aire. Permanece presente y atento a tu cuerpo y experimenta que sensaciones tienes al respirar, presta atención a los órganos implicados en este acto.

Es posible que percibas que tu respiración es muy superficial, es decir, que sólo empleas la parte superior de tus pulmones para respirar. Tal vez observes que tus respiraciones no son completas, es decir, que la entrada de aire o cantidad de aire que inhalas no es la máxima que podría entrar en cada una de las respiraciones, sino que sólo entra un porcentaje. También observa si al inhalar se produce una dilatación del abdomen (se hincha y expande), o por el contrario oprimes el vientre o el abdomen. Si sucede este último caso, estamos ante un caso de respiración paradójica, pues la respiración correcta, y como coherentemente podemos apreciar, es mediante la EXPANSIÓN abdominal al inhalar y la contracción al exhalar, ya que al inhalar entra aire, que ha de ocupar un espacio, y al exhalar, éste sale, por lo que este espacio queda libre. Todo lo expuesto anteriormente es totalmente normal, ya que nuestra agitada vida hace que la respiración vaya “en función de nuestros pensamientos y nuestras acciones” y no al revés. Invirtamos ese orden, y hagamos que nuestra respiración regule nuestros pensamientos y nuestras acciones. La eficiencia de este proceso nos llevará a la eficacia y a la mejora de nuestra vida.

Al observar nuestra respiración, no debemos modificarla inicialmente, simplemente observar y detectar cómo respiramos. La respiración va a variar mucho a lo largo del día, y se va a adaptar a las circunstancias y necesidades de nuestra vida (si corremos, si tenemos que hablar en público, si tenemos que hacer un esfuerzo mental, si dormimos)… No obstante a veces la respiración se desboca o no sigue unas pautas adecuadas, por ejemplo en los casos en los que sufrimos estrés, o un momento de ansiedad, agobio, o tristeza. Es en estos momentos especialmente eficaz el dirigir la atención a la respiración, como ya he reflejado con anterioridad, y adoptar una respiración correcta. Partiendo desde la concienciación de que la respiración se puede educar y podemos elegir cómo respirar y entrenarnos en ello, al igual que cualquier deportista en una práctica física habitual, vamos ahora a introducir unos pasos básicos para realizar una respiración lenta y profunda (basada en la respiración diafragmática o abdominal) exitosa:

Es muy importante no forzar.  Es verdad que para trabajar la respiración diafragmática  vamos a dirigir el movimiento del diafragma, pero hagámoslo amablemente.  No se trata de llenar los pulmones como un globo (esto produce estrés), ni “aguantar la respiración”. La respiración adecuada produce placer. Ese será el indicativo de que lo estamos haciendo bien.  

Cuando estamos aprendiendo a realizar la respiración diafragmática es útil acostarse boca arriba cómodamente, y más adelante practicarla sentados, de pie, caminando… con la práctica la podrás incorporar a tu vida cotidiana.  Para empezar, coloca tus manos en el abdomen (zona donde comienzan las costillas flotantes, encima del estómago):

0.         Antes de empezar expulsa a fondo el aire de tus pulmones varias veces, puedes hacer algunos suspiros o exhalar por la boca.  El objetivo es vaciar bien los pulmones de aire residual, lo cual automáticamente provocará la necesidad de inspirar más profundamente.

1.        Una vez provocado este impulso de respiración profunda, inicia la respiración diafragmática inhalando con la intención de LLENAR, HINCHAR y expandirte, de esta manera, visualiza y pon la atención en llenar tu abdomen, verás como la mano posada sobre él sube, y llénate en sentido ASCENDENTE, es decir, desde el abdomen y vientre, hacia el pecho, y si tienes mucha capacidad pulmonar, hasta las clavículas. Realiza esta inhalación hasta que haya entrado (sin forzar) todo el aire posible en tu interior. Este proceso hazlo lo más lentamente que puedas.

2.         A continuación, retén unos instantes el aire en tus pulmones, todo lo que puedas de forma tranquila y sin forzar, sin que haya presión. Este paso de retención de aire ha de hacerse confortablemente. En caso de embarazadas, éstas no observaran apenas tiempo para esta retención, para no repercutir en la llegada de oxígeno al feto.

3.         Posteriormente a esta retención de aire confortable, pasamos a la exhalación o expulsión del aire al exterior. Esta expulsión se realiza de forma DESCENDENTE, es decir, vamos a fijarnos en como “deshinchamos” primero clavículas, pecho, abdomen y vientre, por este orden, en sentido inverso a como lo hiciéramos en la inspiración (paso 1). Lo último que va a descender va a ser nuestra mano, posada en nuestro abdomen. Este proceso también hemos de hacerlo de forma lenta, pausada, relajada, y vaciándonos hasta la última “molécula de aire”. Es decir, vamos a poner la intención en vaciarnos por completo de aire, pero siempre sin forzar y con la intención de relajarnos, esa relajación hará que se vacíe nuestro interior de aire de forma natural, como un globo, de forma progresiva.

4.         Tras la expulsión del aire, vamos a observar un tiempo con los pulmones en vacío, es decir, una retención con el aire fuera, en el exterior.. Al igual que la retención con el aire dentro (paso 2), vamos a hacerlo de forma confortable, mientras esta retención no suponga forzar. En esta retención tendremos en cuenta las mismas observaciones que tuvimos con respecto a embarazadas que en el paso 2, de retención con aire dentro.

Estos cuatro pasos comprenderían un ciclo de respiración completa. Tras el paso 4., de retención en vacío, volveríamos de nuevo a comenzar un nuevo ciclo, iniciándolo con el paso 1., inhalando y dejando nuevamente que nuestro organismo se llene de aire.

Es interesante mencionar que la respiración diafragmática o abdominal es óptimo realizarla INHALANDO Y EXHALANDO por nariz.

También comentar, que su práctica habitual nos hará que nuestra capacidad pulmonar aumente, lo que significa que la cantidad de aire que logremos introducir y expulsar en cada ciclo de respiración será mayor, lo que repercutirá positivamente en nuestro organismo, ya que el aporte de energía y oxígeno se hará de forma más eficiente, necesitando menos respiraciones para lograr el mismo aporte y llegando más lejos con cada respiración.

Por otro lado, es reseñable también otra ventaja en la práctica de esta respiración y es que lograremos reducir con el tiempo el número de respiraciones por minuto, lo que optimizará también nuestros recursos y hará que nuestro organismo lleve un ritmo más armonioso y descansado.

Los beneficios son innumerables, pero por destacar, también podemos comentar que esta respiración nos permite relajar la mente, estar enfocados, y nos ayuda a gestionar cualquier momento de dificultad y estrés. También nos ayuda en el ejercicio físico, rentabilizando al máximo nuestras capacidades y resistencia. También estimulamos el corazón y la circulación con esta respiración, masajeamos los órganos, ayudamos al tránsito intestinal y a un estado enfocado, tranquilo y en el que va a ser mucho más eficaz nuestro pensamiento y nuestra acción, sea cual sea nuestra circunstancia.

Desde aquí os animo a que practiquéis esta interesante respiración, que practiquéis también la observación, y que lo toméis con paciencia y con ilusión, pues como todo en la vida, este aprendizaje también requiere de entrenamiento y práctica. No obstante, cuando te acuerdes, observa tu respiración, detecta cómo respiras, y ponte a ello. Los beneficios son innumerables y poco a poco te darás cuenta cómo estás integrando en tu día a día la respiración diafragmática sin darte cuenta y tu vida la gestión de los diferentes momentos de la misma van mucho mejor.

Y como conclusión, me gustaría recalcar la importancia de ser conscientes de que podemos poner la RESPIRACIÓN AL SERVICIO de nuestra vida y no nuestra vida al servicio de nuestra respiración. Y con esta reseña interesante me os dejo hasta el próximo post: INHALA PAZ, EXHALA AMOR.

Elena López Hernando

Facilitadora de grupos de yoga y meditación. Maestra Reiki

Grupo Crece


El duelo en los niños/as

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La perdida es una de las experiencias vitales que más dolor causa al ser humano. La sensación de angustia al sentir que algo amado ya no esta a nuestro alcance es algo que experimentamos desde nuestros primeros meses de vida, cuando no hemos adquirido la permanencia del objeto, capacidad que nos permite ser conscientes de que, aunque no estén a nuestra vista, las
cosas siguen existiendo.

El proceso de adaptación a la pérdida se conoce como duelo. Muchas veces nos referimos al duelo como el periodo emocional que sucede a una muerte de un ser querido, sin embargo, experienciamos tantos tipos de  duelos como tipos de pérdidas en nuestra vida: la pérdida de trabajo, el fin de una relación o tener que emigrar a otro país son experiencias vitales que conllevan un duelo. Cada duelo es, por lo tanto, una experiencia diferente, con una manifestación, intensidad y una duración particular.

Y si las pérdidas están presentes a lo largo de toda nuestra historia, también lo estarán los duelos, aunque la conciencia de que los niños puedan sufrir procesos de duelo es poco extendida aún hoy en día: tendemos a pensar que los niños se olvidan pronto de las cosas, que no se dan cuenta de lo que sucede o que superan las cosas con más facilidad. También buscamos protegerles del dolor ocultando las pérdidas o minimizándolas. 


Lo cierto es que los niños perciben la perdida y el sufrimiento que conlleva, aunque es posible que la expresión de su dolor sea diferente a la de los adultos: 

  • Los niños tienen más dificultad para diferenciar entre la tristeza y el enfado. Además, al ser esta última una emoción que conlleva conductas más llamativas, los niños suelen elegirla como medio de expresión de su malestar.

  • Pueden experimentar conductas regresivas, como descontrol de esfínteres o pérdida de habilidades adquiridas.

  • Los niños pueden aislarse si no comprenden su malestar y se ven incapaces de comunicarlo.

  • Pueden jugar a juegos en los que la muerte este mas presente de lo habitual.

  • Los dibujos son un medio por el que los niños expresan sus emociones, por lo que los cambios en el universo emocional de los pequeños se harán presentes en él.


Como podemos ayudar a los niños a gestionar sus duelos?:

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  • Hablar claramente de la perdida, explicarle lo ocurrido para evitar sentimientos de culpa.

  • Proteger a los niños desde la comprensión y la legitimación de sus emociones. Si les ocultamos y negamos la perdida se sentirán confusos y no sabrán a quien acudir.

  • No hacer de la perdida un tabú: compartir y escuchar, legitimar el derecho del niño a sentir.

  • Comprender los sucesos de la infancia que pueden suponer duelos para los niños: la pérdida de un muñeco importante para ellos, no ser aceptados en el cole, separarse de un amigo, que mamá o papá amplíen su horario de trabajo o el nacimiento de un hermano son sucesos que los niños pueden vivir con gran impacto emocional, aunque desde la perspectiva adulta puedan tener otro significado.

  • Proponer a los niños rituales que les ayuden a superar el duelo o a hacerlo menos doloroso: enviar un globo al cielo con un mensaje para la abuela o el abuelo, hacer una fiesta de despedida antes de cambiarles de colegio y que los amiguitos escriban en un libro mensajes de ánimo... Los rituales de despedida son de gran importancia en todo proceso de duelo ya que nos preparan para afrontar la nueva situación.


En los niños, como en los adultos, la expresión de las emociones y pensamientos negativos, así como sentirse apoyados y queridos, aún en sus momentos más bajos, son la base que necesitan en su proceso de duelo.

Sara Ferro Martínez

Psicóloga y coach

Grupo Crece


Pensamientos que hacen daño. Parte III: Hoy... Magnificando lo negativo y minimizando lo positivo

En los anteriores artículos sobre pensamientos comentábamos varios tipos de de distorsiones en nuestra mente que pueden minar nuestra autoestima e influir en el estado de ánimo. Hablábamos de los extremos de pensamiento (todo o nada) que nos conducían a vivir nuestras experiencias en polos extremos, sin vislumbrar términos medios y por tanto condenando a nuestra mente a una rigidez mental que nos dañaba y posteriormente también vimos como otros pensamientos distorsionados eran los adivinos del pensamiento y las predicciones catastróficas (cuando creemos adivinar lo que va a suceder como si fuésemos hechiceros o pensamos que somos capaces de leer la mente de los demás).

Hoy hablaremos de un tercer tipo de pensamientos muy usuales cuando nuestro ánimo está muy decaído, hemos tenido un mal día o pasamos por una mala racha. Las magnificaciones y minimizaciones.


Si bien es cierto que todos los pensamientos anteriores al final pueden coincidir y parecerse en muchos aspectos, lo que diferencia a las magnificaciones y minimizaciones del resto de pensamientos es lo siguiente: todos los acontecimientos positivos de nuestro día, nuestra percepción de éxitos futuros, el reconocimiento de logros o méritos propios... los acabamos percibiendo con un foco muy pequeño, como si se tratase de una linterna del tamaño de un llavero, y entonces, emitimos frases del tipo "no es para tanto", "he tenido suerte", "cuando pase la próxima vez seguro que no lo hago tan bien", "no he tenido tanto mérito", "era demasiado fácil", "he tenido días mejores", "podría haber sido peor"...

Todos estos ejemplos indican lo que los psicólogos denominamos "locus de control externo para el éxito" que no es más que explicar que las personas atribuyen sus éxitos a factores externos ajenos a ellos mismos. En este caso, estaríamos minimizando lo positivo sin ser justos con nosotros mismos, valorando todo lo que nos acontece de una forma poco objetiva.


Sin embargo, y lamentablemente, en ocasiones, nos comportamos justamente al contrario con todos nuestros pensamientos, sucesos, anticipaciones futuras o recuerdos negativos. En este caso, nuestro "locus de control" que hablábamos anteriormente pasa a ser interno. Las mismas situaciones de éxito que atribuíamos anteriormente a la suerte o factores externos, ahora que son de fracaso, las atribuimos a nuestra valía personal y herimos nuestra autoestima de una forma completamente injusta. Además de ello cambiamos la pequeña linternita de llavero por un enorme foco luminoso que nos muestra todo lo negativo y lo hace más grande y visible. Esta es la magnificación del fracaso de la que hablábamos. Ejemplos de este tipo serían los típicos "el fracaso se ha debido a mi incapacidad", "todo el día de hoy ha sido un verdadero desastre", "no he hecho nada bien", "en el futuro seguiré siendo el mismo inútil porque soy incapaz de aprender"...


¿Qué podemos hacer para que no puedan con nosotros?

A continuación vamos a ver algunas estrategias o soluciones que podemos poner:

1) Como en los otros ejemplos, la detección de los pensamientos a modo de alarma mental sigue siendo importantísima. Esa pequeña sirena mental que nos diga PIIIII PIIIIIII PIIIIIIIIIIII ESTÁS MACHACÁNDOTE EN EXCESO Y HAY COSAS QUE NO PUEDES CONTROLAR, ¡¡NO SEAS TAN CRUEL!! y también sea capaz de indicar PIIIIIIIII PIIIIIIII PIIIIIIIIIIIIII LO QUE HAS HECHO HA TENIDO MÉRITO Y TAMBIEN ES FRUTO DE TU TRABAJO, EXPERIENCIA Y CUALIDADES ÚNICAS, ¡¡¡ RECONÓCETELO CABEZOTA!!!.

2) Introducir pensamientos positivos a modo de autoinstrucciones es una gran ayuda a la hora de vencer pensamientos de este tipo y en general de todas las distorsiones. Algunos ejemplos pueden ser los siguientes:

- A veces puedo equivocarme, pero soy una persona valiosa y lo he demostrado otras veces.

- La suerte influye en mis éxitos, pero también cuando pintan malas.

- Es lógico que me sienta triste o con rabia, decepcionado o apenado por las cosas que vienen sucediendo, aún así esto también es así porque me estoy focalizando mucho en ello y no estoy observando las cosas buenas que también han sucedido.

No obstante, el mejor ejemplo y la mejor autoinstrucción es la que la propia persona es capaz de generarse con sus propias palabras, pues tiene una cualidad extra de veracidad y autenticidad. No lo dudéis.

3) Además de ser muy importante para magnificaciones o minimizaciones, lo es para pensamientos polarizados. Hablamos de una escala de autenticidad. A través de ella podemos calibrar de una forma más justa lo positivo y lo negativo hacia nosotros y la mala suerte. Un ejemplo sería el siguiente:

- Dices que hoy en tu trabajo/ con tu hijo... has sido un absoluto desastre... ¿de 0 a 10, cuanto crees que ha sido culpa tuya y cuanto crees que lo ha sido por causas ajenas a ti?. Justifícamelo.

- ¿Cuántas cosas más además de tu inutilidad explican lo que ha sucedido hoy? ¿De verdad es todo achacable a poca capacidad por tu parte?.

- Dices que todo ha sido horrible y desagradable hoy y que en el futuro seguirá siendo así. ¿Podrías indicar de 0 a 10 lo horrible que fueron cada una de las cosas que sucedieron?, ¿has podido encontrar cosas buenas?, ¿cuán positivas fueron?

Siguiente post de pensamientos aquí

Cuentos de sabiduría milenaria: "Esto también pasará"

Esto también pasará

Hubo una vez un rey que dijo a los sabios de La Corte: 

- Me estoy fabricando un precioso anillo. He conseguido uno de los mejores diamantes posibles. Quiero guardar oculto dentro del anillo algún mensaje que pueda ayudarme en momentos de desesperación total, y que ayude a mis herederos, y a los herederos de mis herederos, para siempre. Tiene que ser un mensaje pequeño, de manera que quepa debajo del diamante del anillo.

Todos quienes escucharon eran sabios, grandes eruditos; podrían haber escrito grandes tratados, pero darle un mensaje de no más de dos o tres palabras que le pudiera ayudar en momentos de desesperación total...

Pensaron, buscaron en sus libros, pero no podían encontrar nada. El rey tenía un anciano sirviente que también había sido sirviente de su padre. La madre del rey murió pronto y este sirviente cuidó de él, por tanto, lo trataba como si fuera de la familia. El rey sentía un inmenso respeto por el anciano, de modo que también lo consultó. Y éste le dijo:

-No soy un sabio, ni un erudito, ni un académico, pero conozco el mensaje. Durante mi larga vida en palacio, me he encontrado con todo tipo de gente, y en una ocasión me encontré con un místico. Era invitado de tu padre y yo estuve a su servicio. Cuando se iba, como gesto de agradecimiento, me dio este mensaje –el anciano lo escribió en un diminuto papel, lo dobló y se lo dio al rey-. Pero no lo leas –le dijo- mantenlo escondido en el anillo. Ábrelo sólo cuando todo lo demás haya fracasado, cuando no encuentres salida a la situación-

Ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y el rey perdió el reino. Estaba huyendo en su caballo para salvar la vida y sus enemigos lo perseguían. Estaba solo y los perseguidores eran numerosos. Llegó a un lugar donde el camino se acababa, no había salida: enfrente había un precipicio y un profundo valle; caer por él sería el fin. Y no podía volver porque el enemigo le cerraba el camino. Ya podía escuchar el trotar de los caballos. No podía seguir hacia delante y no había ningún otro camino...
 

De repente, se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró un pequeño mensaje tremendamente valioso: Simplemente decía “ESTO TAMBIÉN PASARA”.

Mientras leía “esto también pasará” sintió que se cernía sobre él un gran silencio. Los enemigos que le perseguían debían haberse perdido en el bosque, o debían haberse equivocado de camino, pero lo cierto es que poco a poco dejó de escuchar el trote de los caballos.

El rey se sentía profundamente agradecido al sirviente y al místico desconocido. Aquellas palabras habían resultado milagrosas. Dobló el papel, volvió a ponerlo en el anillo, reunió a sus ejércitos y reconquistó el reino. Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital hubo una gran celebración con música, bailes... y él se sentía muy orgulloso de sí mismo. El anciano estaba a su lado en el carro y le dijo: -Este momento también es adecuado: vuelve a mirar el mensaje del anillo.

-¿Qué quieres decir? –preguntó el rey-. Ahora estoy victorioso, la gente celebra mi vuelta, no estoy desesperado, no me encuentro en una situación sin salida.

- Escucha –dijo el anciano-: este mensaje no es sólo para situaciones desesperadas; también es para situaciones placenteras. No es sólo para cuando estás derrotado; también es para cuando te sientes victorioso. No es sólo para cuando eres el último; también es para cuando eres el primero. El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: “Esto también pasará”, y nuevamente sintió la misma paz, el mismo silencio, en medio de la muchedumbre que celebraba y bailaba, pero el orgullo, el ego, había desaparecido. El rey pudo terminar de comprender el mensaje. Se había iluminado. Entonces el anciano le dijo:


- Recuerda que todo pasa. Ninguna cosa ni ninguna emoción son permanentes. Como el día y la noche, hay momentos de alegría y momentos de tristeza. Acéptalos como parte de la dualidad de la naturaleza porque son la naturaleza misma de las cosas.

"Cuentos de sabiduría milenaria"

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"Las emociones que inundan y se escapan de las manos"

Raquel Ibáñez Ortego

Psicóloga

Grupo Crece

Las emociones que inundan y se escapan de las manos

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Estamos acostumbrados a que emociones que son tan humanas y necesarias como la tristeza, el miedo o el enfado, sean aplacadas, cuando somos niños, por el amor de nuestros padres en su deseo de vernos sufrir lo menos posible, quizás también por su dificultad en manejar la propia culpa y las emociones adversas que genera ver a un hijo pasarlo mal. 

Ese envoltorio anti- sufrimiento nos permite tener una " idílica" etapa infantil, pero cuando la realidad lo rasga, lo que ocurrirá más tarde o más temprano, nos invaden de forma súbita emociones y sentimientos que nos desbordan, nos crean mucho sufrimiento y, en ocasiones, nos abocan a la realización de actos impulsivos que, más tarde o más temprano, harán daño a los demás, nos harán daño a nosotros mismos, darán paso a la culpabilidad y otras emociones complicadas que no sabremos controlar...y vuelta a empezar!

 

Y es que, muchas veces, convivir pacíficamente con esas emociones devastadoras no está registrado en nuestra historia. No sabemos cómo hacerlo, no nos enseñaron... De la misma forma, cuando somos adultos y aparecen de nuevo y nuestros padres poco pueden hacer, deseamos fervientemente eliminarlas de nuestra vida, apartarlas sin miramientos. Muchos de nuestros intentos por solucionar tal malestar no harán sino " fertilizarlo", hacerlo más intenso y vigoroso.

Aunque haya pasado el tiempo y transformar nuestra forma de recibir y reaccionar sea más complicado, ello no significa que sea imposible, simplemente necesitaremos de mayor paciencia, constancia y motivación.

¿ Cómo hacer para manejar nuestra tormenta emocional?

1. Lo primero de todo es aceptar que esas emociones están y van a estar, es decir, que han surgido por algún motivo y nos recuerdan que hay algo que no está bien y hay que revisar.

El primer paso para aceptarlas es conocerlas, tener información sobre ellas, puesto que lo conocido nos produce menos miedo. Se considera que intrínsecas al ser humano son las emociones de la alegría, el miedo, el asco, el enfado y la tristeza. Esto significa que estas emociones han tenido y tienen una función importante en nuestra supervivencia tanto a nivel filo como ontogenético. Gracias a ellas estamos aquí ( os remito a los artículos de este mismo blog que tratan sobre la funcionalidad de diferentes emociones).sobre la funcionalidad de diferentes emociones).
 

  • Hay que darles un lugar, no intentar eliminarlas o huir de ellas. Funcionan como arenas movedizas, cuando más esfuerzos hagamos por liberarnos de ellas, más nos atraparán. Debemos pararnos, darnos un espacio y un tiempo, prestarlas atención, escuchar nuestro cuerpo y darlas una ubicación en él: podemos sentir presión en el pecho, calor en las manos, molestias en el estómago, etc. Aunque al principio nos parezca que esta actitud puede hacernos más daño, lo cierto es que la intensidad del malestar, que puede crecer inicialmente, poco a poco va tomando estabilidad e irá decreciendo lentamente. En muchas ocasiones no sabemos qué sentimos, la amalgama de emociones es tal que no sabríamos describir nuestro estado, ni decir si estamos tristes, enfadados o asustados. Este ejercicio de paramos a sentir nos puede ayudar a distinguir esos sentimientos, ir desembrollando la madeja de la confusión y así ir disminuyendo la intensidad con la que se experimentan.

Si conocemos alguna técnica de relajación que nos funcione, es un complemento ideal de apoyo para este momento de " prestar atención". Es especialmente útil la respiración diafragmática. 
Otra estrategia útil para este momento puede ser la de " cosificar" lo que sentimos, es decir, dotar a esa molestia, ubicada en nuestro cuerpo, de características propias de los objetos: le damos una forma, un color, una textura, un sonido, un olor, un tamaño, etc. Así, una presión en el estómago puede tener forma de bola grande, metálica y roja; un pinchazo en el pecho la forma de una barra de hierro, dura, gris y brillante ( todo esto se debe hacer sentados o tumbados, con calma y tiempo) De esta forma ponemos límites al malestar y la sensación de desbordamiento queda recogida. 
Una vez hecho esto, y si nos apetece, podemos plasmar ese "objeto interno" en una hoja, dibujarlo con las características imaginadas. También podemos dibujar no el objeto en sí, sino cualquier cosa que ese malestar nos traiga a la mente. Es una forma de sacarlo fuera y poder mirarlo a " los ojos".

  • Cuidado con los pensamientos, hacen que interpretemos la realidad de forma poco objetiva y son los causantes de vivir las situaciones de la vida de forma muy intensa y descontrolada. Echa un vistazo a tu dialogo interno, a lo que te dices sobre ti, sobre los demás y sobre el mundo. ¿ Esa situación, persona o característica tuya que evalúas como terrorífica, realmente lo es? ¿ no estarás siendo muy cruel e injusto contigo mismo?

 

2. El siguiente paso es tener curiosidad por el mensaje que nos ofrece la emoción: ¿ qué me quiere decir esta emoción? ¿ qué tendría que suceder para que disminuyera? ¿ eso que tendría que suceder es lo mejor para mí? ¿es lo mejor para otros?¿ está en mi mano hacer algo para conseguir esto? ¿ qué hay que no dependa de mí y, por tanto, es el otro el que debe responsabilizarse y hacer algo? ¿ cómo poner en marcha esas soluciones?

Esto permitirá no actuar impulsivamente para aliviar a corto plazo la activación producida por lo que nos altera. Introducimos la reflexión para actuar eligiendo y, por tanto, tomando decisiones cuyas consecuencias sean más fácilmente asumibles. ( A la hora de poner en marcha ciertas soluciones será necesario hacer uso de habilidades asertivas y de comunicación. Os remito de nuevo a diferentes artículos escritos en este blog que nos darán pautas a seguir que faciliten la comunicación y, por tanto, la solución)


  • Confía en ti mismo: recuerda cómo lograste manejar esa emoción cuando ya la experimentaste anteriormente, ¿qué hiciste en aquella ocasión? Emprende lo mismo que te dio la solución en ese momento teniendo la plena confianza de que volverá a funcionar y esta vez será más rápido, pues ya tienes el conocimiento necesario para atravesarla adecuadamente.
  • En determinadas situaciones la solución no está en nuestra mano o las soluciones puestas en marcha nos sirven para calmar parte de esa angustia, pero no toda. En esos momentos quizás lo mejor es no hacer nada y dejar que fluyan, aceptarlas y encajarlas con las actividades de nuestra vida cotidiana. No dejar de realizar cosas que nos agradan, pero tampoco obligarnos a hacerlas si eso supone evitar y huir del sufrimiento. Llenar todo nuestro tiempo de cosas y no dejar ese espacio para ponernos en contacto con el dolor puede tener un efecto boomerang: acabará por aparecer más fuerte si es posible.

En resumen, no tengas miedo a esas emociones que a veces parecen fuera de sí, dales un sentido, un valor, reconócelas , no intentes eliminarlas ni evitarlas, mantén la calma y reflexiona antes de dar rienda suelta a la impulsividad, y, sobre todo, confía en ti y en que al final " esto, también pasará" *


* Cuento también publicado en este blog. Se recomienda su lectura tras este artículo. 

Raquel Ibáñez Ortego

Psicóloga

Grupo Crece