La envidia

La envidia es un sentimiento muy mal visto socialmente, pero universal y humano a pesar de ello. Todos hemos sentido envidia en alguna ocasión, la cuestión es como lo hemos gestionado.

La "envidia sana" parece inofensiva y todos nos relacionamos con ella de manera natural e incluso no tenemos inconveniente de expresar: "qué envidia me das", al tiempo que sentimos una mezcla de envidia y alegría, orgullo o admiración por el otro.

No ocurre igual con la otra cara de la envidia, que nos carcome por dentro y destruye nuestra autoestima.

Este tipo de envidia dañina nos hace sufrir, nos hace sentir menos valiosos que el otro y sentir deseos de hacer desaparecer todo lo envidiado, sin el sujeto envidiado parece que todo iría bien, pero no es cierto, ya que en la envidia también hay un profundo sentimiento de "no voy a ser capaz de conseguir lo que tú eres, lo que tú tienes". Este es el peor escenario de la envidia que es un sentimiento complejo que incorpora otros sentimientos básicos como el miedo a no conseguir lo deseado, el miedo a no poder o no ser valioso, la rabia o ira, proyectada hacia la personas envidiada pero reprimido hacia uno mismo y la tristeza, nos relacionamos con lo que no tenemos, con un espacio vacío dentro de nosotros, en lugar de conectarnos con lo que sí somos, lo que sí tenemos. Este tipo de envidia también genera otro sentimiento básico que es el asco (desprecio en su versión social). Despreciamos a la persona envidiada y queremos alejarla de nosotros.

A la hora de gestionar este tipo de envidia, solemos acudir a:

  • Desprestigiar a la persona envidiada hablando mal de ella a terceros o directamente y delante de otras personas. Con esto liberamos un poco la tensión que sentimos. esperando que los demás nos den la razón. "Es cierto, no es tan guapa, sólo se lo tiene creído" "No es tan inteligente, sólo tiene buenos contactos" "Parece que cogiste unos kilos de más, ¿no?"
  • Hacer daño físico o moral a la persona envidiada hasta el punto de llegar a destruirla. muchos casos de mobbing o maltrato psicológico están sustentados en la envidia. Muchas venganzas están sustentadas en la envidia.
  • Comportamientos de imitación desproporcionados. La personas envidiosa intenta suplantar la personalidad del envidiado adoptando el mismo peinado, la manera de vestir igual, reproduciendo su trayectoria vital...
  • Comportamientos de sumisión o excesiva humildad ante el envidiado. Nos "plegamos a su gloria" olvidando quienes somos y qué queremos en la vida.

Pero, ¿cuál es la función de la envidia? ¿Por qué es un sentimientos universal que ha sido adaptativo a lo largo de nuestra evolución como especie?

La envidia es una emoción social, es decir, tiene sentido en un contexto de grupo, en la relación con los otros. sustenta las relaciones de poder que se establecen en los grupos.

El envidiado tiene lo que otros anhelan, belleza, poder, salud, fama, posesiones, estatus... (y que un momento dado han sido muy importantes para nuestra supervivencia como especie).

Las desigualdades alimentan la envidia. Las comparaciones poco constructivas alimentan la envidia. La baja autoestima y el exceso de sumisión alimentan la envidia. Los ambientes competitivos alimentan la envidia.

Ser envidiado implica estatus, poder, fomenta sentirse "importante". Esto supone un refuerzo tan positivo que jugar a dar envidia puede ser muy reforzado. Pero también es peligrosos y muchas personas valiosas prefieren estar en el anonimato, pasar inadvertidas para protegerse de la posibilidad de ser destruidas.

¿Como luchar contra este circulo vicioso tan destructivo y tan autoedestructivo?

La mejor versión de la envidia nos llevará a la la superación personal.

En contextos cooperativos, en los que se motiva y refuerza a cada personas pro sus logros y la crítica es constructiva, se fomenta la flexibilidad y la igualdad pero se esitimula la superación, lo que aparecerá será la mejor versión de la envidia, aquella que nos lleva a sentir alegría por el otro, admiración y orgullo ante sus logros y estimula que nos superemos a nosotros mismos, marcándonos objetivos adaptados a nuestras necesidades y circunstancias. Este tipo de envidia "sana" nos llevará a crecer y no a destruir.

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Grupo Crece

 

Paciencia vs. aguante

Paciencia

Es aceptar la situación, mantener la calma en la espera de algo más deseado o necesitado, traspasar las emociones de uno mismo o de los otros manteniendo la esperanza de un final positivo, y centrándose en la acción que nos llevará a ese final, sea cual sea.

 

 

aguante.jpg

Aguante

Es lo que mucha gente confunde con paciencia. Es una capacidad de autocontrol de cara a la galería, la procesión va por dentro y no se calma sino que va cogiendo temperatura poco a poco, carcomiendo y generando más tensión, más juicio, más impaciencia. El aguante tiene los días contados, en cualquier momento explotarás de cualquier manera.

 

Y tú, ¿eres más de aguante o de paciencia?

 

 

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Grupo Crece

¿Soy un poco narcisista?

El término narcisismo tiene su origen en el  mito griego de Narciso. Cuenta la historia de un joven tan bello que, tras ser maldecido por una ninfa, cae enamorado del reflejo de su rostro que le devuelve un lago, de tal manera que la atracción que siente por él le hace precipitarse al agua y morir ahogado.

Las personas con un narcisismo muy desarrollado se muestran a los demás de manera altiva,  tienden a sentirse cómodos en las relaciones asimétricas en las que puedan ejercer poder, alardean de sus capacidades e intentan crear la diferencia entre ellos y los demás, mostrando una pobre empatía.

Esta manera de manejarse en la vida puede ser adaptativa en ciertas esferas del mundo: políticos, grandes empresarios, altos cargos y mandos… conducen su narcisismo a un objetivo que les resulta beneficioso. Si bien, el narcisismo puede parecer un facilitador del éxito profesional, supone un gran obstáculo a la hora de desarrollar relaciones personales de intimidad y calidad.

 El narcisismo actúa como una careta, una manera de mostrarse al mundo ocultando una cara real. Esa careta es hierática, sin expresión y falsa, tres características que no facilitan la conexión con los demás. Pero, ¿por qué hay personas que se esconden tras la careta de la grandiosidad y la omnipotencia?

 

 

Tras cada narcisista hay una herida, un daño o carencia en su valoración y autoconcepto: malos tratos, negligencia, exigencia extrema, poca valoración… historias u episodios en los que la persona recibe mensajes del tipo “no sirves”, “no eres suficiente”, “no eres importante” o “no eres querible”.

Narcisismo..jpg

Asumir esos mensajes recibidos como ciertos es algo tan doloroso que una de las maneras de sobrevivir a ellos implica crear esa careta, perfecta, asimétrica, sin errores, admirable, como mecanismo de ocultar ese verdadero Yo dañado y crear otro más favorable. El narcisismo es, por lo tanto,  un mecanismo de defensa, una estrategia que nos ayuda a disminuir el malestar  en un momento dado. Sin embargo, instaurarse en esa careta, hacer de ella una base segura desde la que enfrentarse al mundo,  hace que estas personas cada vez sientan más distancia entre su Yo real y la defensa desde la que se relacionan con los demás,  aflorando grandes sentimientos de vacío y dudas de la propia identidad.

 

Conocerse  como persona en su totalidad y aceptarse con sus luces y sus sombras, confiar en su capacidad para presentarse al mundo sin armadura y permitirse explorar las relaciones en su más amplio abanico,  rompiendo con esa idea de "la mejor manera de evitar que te rompan el corazón es fingir que no lo tienes" son los puertos a los que estas personas dirigen sus pasos en los procesos de desarrollo personal.

Liberándose de esa máscara las personas descubren la riqueza del mundo, de las relaciones y experimentan la belleza de quererse y que les quieran   por lo que son.

Sara Ferro Martínez

Psicóloga y coach

Grupo Crece

 

¿Aceptas o te resignas?


La aceptación, sana y posibilita cambios. La resignación apaga y oscurece.

Cuando aceptamos algo, aunque no nos guste, estamos dispuestos para dejarlo atrás o a un lado, y fijar nuestra atención en algo constructivo que nos permita crecer, cambiar, resolver y no gastar energía baldía.

Cuando nos resignamos dejamos de luchar, creemos que no sólo no podremos cambiar lo que nos afecto sino que asumimos que las cosas son como son para todo lo que nos acontezca. Además seguimos sintiendo el dolor de aquello que no pudimos, de aquello que pasó, sin llegar a pasar página del todo.

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Grupo Crece

La música: una clave en el desarrollo del cerebro infantil

"La música es para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo".  Platón

musica 1.jpg

La época de esplendor de los griegos se considera como uno de los momentos de mayor auge de la cultura universal. Y es en ese momento donde varios de los grandes filósofos y pensadores que  nos dieron las bases para comprender al ser humano en toda su plenitud, concedieron a la música un lugar privilegiado.

Aristóteles y Platón propusieron que el ejercicio físico y la música fueran los elementos principales del sistema de educación pública. Un cuerpo sano cuyo interior vibra con los sonidos.

Ahora, gracias a los avances tecnológicos, podemos avalar con datos empíricos aquellas opiniones basadas en la pura observación y la experimentación propia. Aquellas opiniones que dotaban a la música de un valor cultural y un poder de conocimiento y transformación tales, que formaban parte de las asignaturas principales con las que se iniciaba el niño en su formación cultural: gramática, música y gimnasia.

Los efectos positivos en el desarrollo del cerebro están demostrados científicamente 

Las investigaciones que se han referido al efecto de la música sobre el cerebro infantil, han coincidido en que ésta provoca una activación de la corteza cerebral, específicamente en las zonas frontal y occipital, implicadas en el procesamiento espacio-temporal. La estructuración espacio temporal es un proceso básico en la construcción del conocimiento, porque está ligado a la capacidad de abstracción del ser humano. Las relaciones que se establecen entre los objetos, las personas y las acciones o sucesos configuran el mundo en su acontecer y su esencia.

 

Os resumimos algunos de los efectos de la música en los niños:

  1. Al evaluar los efectos de la música a través de registros de electroencefalogramas, se ha encontrado que la música origina una actividad eléctrica cerebral tipo alfa. Estas ondas, que aparecen en estados de relajación y tranquilidad, incrementan la capacidad de estudio, fomentan la claridad mental y evitan la aparición del stress.
  2. Al escuchar estructuras armónicas complejas o simplemente "diferentes", se aumenta la capacidad intelectual, se incrementa el desarrollo de la creatividad y la imaginación y, por consiguiente, se favorece el aprendizaje y el sentido crítico.
  3. A través de las canciones infantiles, en las que las sílabas son rimadas y repetitivas, y acompañadas de gestos que se hacen al cantar, el niño mejora su forma de hablar y de entender el significado de cada palabra.
  4. Estudiar música desarrolla el razonamiento lógico-matemático y estructura los mapas mentales. Las matemáticas y la lógica son fundamentales para comprender e interpretar el ritmo.
  5. Al combinarse con el baile, estimula los sentidos, el equilibrio, y el desarrollo muscular.
  6. La música tiene el don de acercar a las personas. El niño que vive en contacto con la música aprende a convivir de mejor manera con otros niños, estableciendo una comunicación más armoniosa. Incrementa la confianza en uno mismo porque a través de la música la persona puede expresarse y mostrar a los demás lo que le gusta y es capaz de hacer.
  7. No podemos olvidar tampoco el papel que ejerce la música como actividad lúdica en el desarrollo del tiempo de ocio. El ocio es tan necesario para el ser humano como el tiempo de trabajo y, como tal, también hay que aprender a darle la importancia que tiene y un lugar desde que somos pequeños. De hecho, parece que el tiempo de trabajo puede resultar más provechoso si lo combinamos con el tiempo de ocio de forma adecuada.

Es obvio, tras la enumeración de los beneficios que trae consigo la música, que su papel en el proceso de enseñanza y aprendizaje de los alumnos (sobre todo los de educación inicial), es fundamental, y que su relegación a una categoría de " optativa" pueda significar la pérdida de un elemento de enorme potencial educativo, no sólo a un nivel puramente cognitivo, sino a un nivel emocional, a veces tan olvidado en nuestras escuelas, pero tan importante en el desarrollo más completo de la persona. 

Raquel Ibáñez Ortego

Psicóloga

Grupo Crece

Decir lo que pienso si herir al otro: claves para auto afirmarnos con diplomacia.

!!!Cuantas veces nos tenemos que morder la lengua para evitar un conflicto o una situación comprometida!!!

Expresar una opinión políticamente incorrecta o contraria a la mayoría, lanzar una propuesta con el temor a que no sea escuchada, decir lo que nos molesta a la persona involucrada, corregir un error en otra persona, decir que no a alguna situación..., son ejemplos de momentos en los que tendemos a callarnos y no decir lo que pensamos por miedo a las consecuencias, o a no saber como manejar la situación.

 

 

Os vamos a mostrar las herramienta más importantes:

La asertividad nos brinda un repertorio enorme de herramientas para afrontar estas situaciones con seguridad y evitando el conflicto entre las diferentes partes.

Primero: escucha de manera activa y con interés, haz preguntas abiertas para recoger más información. Quizá tu interlocutor te de pistas de algo que puedas usar en tu favor y de pie a tu comentario.

Segundo: ponte en el lugar del otro y recoge su mensaje, su emoción, su visión, expresando algo positivo, expresando nuestro malestar desde lo que sientes o piensas en primera persona (mensajes yo). Por ejemplo: "sé que te has esforzado mucho y valoro lo bien que ha quedado el plan..." o, "es posible que no te fueses cuenta pero me sentí un poco incómoda ayer cuando estábamos con tus amigos, hubiese necesitado que me ayudases a integrarme un poco más"

Tercero: expresa tu opinión o tu postura de manera directa y clara pero con amabilidad. Por ejemplo: "me encantaría participar en otra ocasión, esta vez no puedo porque tengo otros planes "o, "que te parece si la próxima vez me ayudas a sacar un tema de conversación común o me involucras un poco más en vuestras cosas dándome mas información sobre vuestro tema de conversación...".

Cuarto: cerrar con algún mensaje positivo, con una sonrisa y mantente firme en tu argumento.

Intenta experimentarlo y nos cuentas que tal te ha ido :-).

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Grupo Crece

Cómo afectan las alergias alimentarias en los niños

alergias bebes.jpg

Cuando a tu hijo le da su primera reacción alérgica a un alimento tan básico como “la leche” con tan sólo dos meses de vida, te preguntas: ¿Y ahora qué?, ¿Qué va a poder comer mi niño cuando no pueda darle el pecho?, ¿Por dónde empiezo?...

Tras el diagnóstico se crea un gran abismo, te sientes perdido y angustiado y percibes una especie de incomprensión a nivel social y familiar: “lo que es saludable para casi todo el mundo para mi hijo es veneno”.

 

Si esto es difícil de digerir y complicado de interiorizar por los padres y hermanos, ni que decir tiene por el resto de las personas que nunca han vivido ni sufrido ningún caso cercano.

Poco a poco, vas descubriendo que este “veneno” está en todas partes: cantidad de productos alimentarios, fármacos, cosméticos, cremas, productos de higiene, material escolar… lo que hace mucho más difícil y angustiosa la calidad de vida de estos niños.

La alergia alimentaria es una enfermedad cada vez más frecuente en la infancia cuyas consecuencias negativas sobre la autoestima y la calidad de vida de los niños que la padecen están infravaloradas en nuestra sociedad. Cuando tienes un niño alérgico a algún alimento, la organización de las comidas,  las visitas de amigos y familiares a casa, la higiene, los cumpleaños y otros festejos, las comidas en restaurantes suponen una gran amenaza y sobreesfuerzo…. TODO CAMBIA, TODO SE TRASTOCA Y TODO GIRA ALREDEDOR DEL NIÑO. Tienes que adaptarte 100% a su problema y a sus necesidades.

Esto implica informar, educar y formar a todas las personas que están en su entorno: hermanos y demás familiares, amigos, educadores y personal del centro educativo al que asista, etc. Formación que garantice la prevención, así como el reconocimiento de los síntomas de las reacciones y el inicio del tratamiento a la mayor brevedad.

Cuando sufres este problema, te das cuenta del desconocimiento absoluto y la falta de información que existe sobre este problema tan grave y cada vez más frecuente, lo que te crea un estado de alerta y amenaza constantes. Emociones como: angustia, ansiedad, miedo, frustración, pena, indefensión, enfado… toman protagonismo en el hogar del niño alérgico, emociones vividas por cada uno de nosotros.

Antes de cumplir  los dos añitos, sabe que “algo pasa con la comida”, “me pongo malito”… lo empieza a comprender y a interiorizar antes incluso que otros hábitos como el control de esfínteres. “Mamá, ¿esto puedo tomarlo?”, es otra frase temprana en estos niños. Te sorprende la madurez y el control que empiezan a tener sobre el problema siendo tan pequeños. Toda una lección de responsabilidad.

Aun así, los miedos están latentes, ellos también los perciben, se asustan cuando ven comida desconocida, les cuesta probar alimentos nuevos y en muchas ocasiones adquieren “manías” y rituales algo obsesivos con la alimentación.

 

Otro problema añadido que produce una alergia alimentaria es la situación de exclusión social, situación que puede mermar la autoestima de estos niños: el colegio, otros padres o adultos, familiares, etc. tienen verdadero miedo a que al niño le ocurra algo estando con ellos, el miedo se combate con el conocimiento y si este problema es tratado por su entorno de forma natural, él lo asumirá de igual manera.

El número de niños alérgicos crece cada año y es necesario que los adultos responsables de estos niños sepamos tratar el problema con el conocimiento suficiente para no poner en riesgo su salud física y emocional.

¿Qué podemos hacer?

A la hora de abordarlo, es necesario:

  • Ser honestos, claros y sinceros con ellos, no mentirles jamás por muy pequeños que sean: “no puedes comer esta galleta porque te pones malito pero tienes estas otras que te encantan”, en lugar de esconderlas o inventarnos otra historia poco realista.
  • También es necesario mostrar normalidad y tranquilidad aunque sin bajar la guardia, si el niño nos percibe en constante tensión puede adquirir una relación aversiva con la comida y generalizarlo en otras situaciones cotidianas (“hacerles niños miedosos”). La sobreprotección en estos niños es inevitable pero hay que tratar de priorizar, ¡¡no todo le produce alergia, no todo es peligroso!!
alergias niños.jpg

El equilibrio entre “tabú” y “obsesión”, “dejadez” y “sobreprotección” es la clave para sobre llevar de la forma más sana y tranquila posible el problema de las alergias alimentarias.

 

 

Un niño alérgico no es un niño enfermo, concienciémonos de esto. Mi hijo es alérgico y es un niño sano y feliz. 

Susana Paniagua Díaz

Psicóloga infantil y educativa

 

Cuando la creencia se hace realidad...

En psicología hablamos de la profecía autocumplida, que ocurre cuando nuestras creencias negativas se dan en la realidad. Esto no quiere decir que seamos videntes, sino que nos predisponemos a que las cosas se tuerzan porque al tener una creencia negativa, transmitimos sensaciones negativas en los demás a través de nuestra comunicación no verbal o nos contagiamos de emociones y sensaciones negativas que nos hacen no atrevernos a actuar o cometer errores. Si por el contrario, creemos algo positivo, la profecía autocumplida nos va a predisponer para aumentar la probabilidad de que surja ese sueño que estamos persiguiendo. Atrévete a creer en positivo.

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach
 

Padres separados: hablar bien del padre/madre de nuestro hijo es un regalo para ellos

divorcio.jpg

Pensemos por un momento, ¿Qué es lo más frecuente en casa, que mi hijo me escuche hablar de su padre/madre con una actitud respetuosa o con un tono despectivo?

Cuidar la forma en que nos referimos al otro miembro de la pareja de padres es importante. Lo es, además, independientemente de si como pareja estamos juntos o separados. Eso sí, matizando que nos estamos refiriendo siempre a relaciones en las que no hay ningún tipo de maltrato.

Cuando unos padres llegan a Grupo Crece preocupados por el estado emocional de su hijo, y comenzamos la terapia, suelo hacerles un esquema muy sencillo en un papel, en el que represento lo siguiente:

  • En primer lugar les dibujo a ellos y simbolizo su relación de pareja con unos anillos (estén o no casados). Si se encuentran separados/divorciados hago una cruz encima de estos anillos.
  • Después, trazo una línea recta de unos cinco centímetros por debajo de este dibujo.
  • Debajo de la línea coloco a su descendencia. Puede que sean hijos de ambos y/o de uno de ellos, conformando en este último caso, lo que llamamos una familia reconstituida.

Les explico que lo que se encuentra por encima y por debajo de la raya son dos planos diferenciados aunque estén interrelacionados.

El de arriba es el terreno de la pareja, el “conyugal”. Tiene que ver con una unión/separación de dos adultos que deciden compartir/dejar de compartir sus proyectos personales.

 

El de abajo, tiene que ver con una unión que será para el resto de sus vidas. La “parentalidad”. Un vínculo que se caracterizará por la incondicionalidad y la responsabilidad en lo referente a los cuidados de los padres hacia esa descendencia.

Esta diferenciación, al menos en nuestra esfera mental, facilita el que nos podamos plantear una cuestión fundamental: ¿Cuál  es la actitud más adecuada a nivel conyugal (seamos pareja o no) para que nuestros roles de padre/madre se vean fortalecidos y por tanto nuestros hijos estén mejor sostenidos y cuidados?

Cuando la relación de pareja goza de una buena salud, esta energía positiva se transmite en la relación con nuestros hijos y la enriquece. Al hablar del padre o de la madre de nuestros hijos con cariño, con respeto y, sobretodo y también, con admiración, le estamos dando valor a su figura.

Estamos reforzando que para ellos, su padre/madre sea un referente en el que apoyarse cuando tengan miedo o preocupaciones, una figura de autoridad respetada y aceptada, un refugio donde acudir cuando necesiten mimos y abrazos.

Pero cuando como pareja no estamos atravesando un buen momento o esta se ha roto definitivamente, es lógico que nos preguntemos “¿Por qué tengo yo que tener una buena relación con la otra persona si no me apetece o considero que no se lo merece?”

 En realidad no se trata de forzar una relación de cercanía por el bien de nuestro hijo. Se trata de que la información que transmitimos a nuestro hijo de su otro padre/madre sea  ”Información de calidad”.

Con “Información de calidad” nos estamos refiriendo a que en la medida de lo posible, intentemos con nuestra comunicación verbal y no verbal, devolverle a nuestro hijo una imagen digna o restable  (si no nos es posible destacar algo positivo) de cómo percibimos nosotros que el otro ejerce su rol paterno/materno. Independientemente de los sentimientos que nos despierte este como nuestra expareja.

Cuando la situación a nivel conyugal es dura y delicada por estar atravesando una separación afectiva, es difícil e incómodo encontrar la forma de materializar esta actitud de cuidado a la imagen del otro progenitor. De cualquier forma, el que intentemos proteger a nuestros hijos no contaminando la figura (y por ende la relación) entre ellos y su otro progenitor, no es incompatible con que como padre/madre responsable que soy (y en privado), le exponga al otro con qué aspectos de su forma de criar a nuestros hijos no estoy de acuerdo.

¿Cuáles son los argumentos que sostienen la idea de que es necesario, no solo oportuno o aconsejable, esto de transmitir “Información de calidad” sobre el otro progenitor a nuestros hijos?

  • Al intentar que las tensiones del plano conyugal, contaminen lo menos posible al plano parental, estaremos facilitando el que nuestros hijos puedan construir una buena autoestima. 
  • Cuando evitamos referirnos al otro progenitor desde un tono de tensión y reproche continuo, estamos favoreciendo que el ambiente en casa no se empobrezca y que nuestros hijos no teman compartir aspectos de su mundo emocional que les preocupan/avergüenzan por miedo a encontrarse con respuestas airadas o de incomprensión.
  • Además, evitando enfrentamientos directos y continuas desvalorizaciones a la figura del otro, en las que a veces incluimos a los hijos “es que eres igualito a tu padre/madre, no lo tengo en casa pero ya te tengo a ti para recordármelo” (de forma más o menos explícita e hiriente) estamos protegiéndoles del sentimiento de culpa que les genera bloqueos emocionales que puede repercutirles en las distintas esferas de su vida (social, académica, afectiva). Ellos tienden a pensar “Discuten por mí/Si yo no existiera todo esto no habría pasado…”. Si escuchamos estas señales, no las dejaremos pasar, quitémosle esa carga que no les corresponde.
  • Para cualquier hijo la figura de su padre y su madre son dos referente diferenciados pero imprescindibles ambos para sostener y generar su propia identidad. Cuando la imagen de uno de ellos es frecuentemente dañada por el otro, ocurren dos cosas nocivas: por un lado, queda debilitado el sostén emocional que esta figura supone para el hijo y por otro, se hiere seriamente la autoimagen del mismo porque todos los hijos sienten que de alguna forma se parecen a sus padres.

Los hijos necesitan límites, firmes y razonables. Y sobretodo unos padres que con su estilo para manejar la autoridad los sepan imponer de una forma constructiva y eficaz. Cuando la imagen del otro progenitor está seriamente dañada, dificultamos mucho la tarea de que este pueda ser un referente de autoridad y por tanto, que pueda contener y tranquilizar a nuestro hijo cuando y como este lo necesite.

  • Lograr acuerdos en el terreno parental en cuestiones relativas a la crianza es un reto constante. Será fundamental que en algunos aspectos básicos se haga un esfuerzo por acercar criterios y tener similares respuestas ante nuestros hijos. Y claro que nuestra autoridad se verá fortalecida si no nos desautorizamos frente a ellos. Pero es mucho más importante que nuestros hijos perciban y sientan una relación basada en el buen trato entre sus padres a que este respeto se sacrifique en nombre de imponer una única forma de educar como “la correcta”.

  • Pensemos también qué herencia emocional les queremos regalar, y esto se construye en el día a día. Si ellos viven inmersos en una convivencia tensa y asfixiante entre sus padres a nivel relacional, estarán aprehendiendo e interiorizando un modelo disfuncional para sus relaciones futuras. La forma en que tratamos a nuestros hijos es la forma en la que ellos están aprendiendo que merecen ser tratados por el mundo.  

Finalmente y en resumen, creo que lo fundamental es que le transmitamos de corazón a nuestros  hijos, con nuestros gestos cotidianos, e independientemente del momento que vivamos a  nivel conyugal con su padre/madre, lo siguiente:

No te haremos elegir entre papá o mamá. No tendrás que sentirte asfixiado en un conflicto de alianzas.

Te dotaremos de unas alas robustas para que cuando lo necesites y desees, emprendas el viaje hacia tu propio autoconocimiento y crecimiento personal.


Naira Herrera Vaquero

Terapeuta de familia

La primavera y las emociones

almendros en flor.jpg

La primavera es una época de cambios. Tras el largo invierno, los animales despiertan de su letargo invernal y las plantas vuelven a recuperar sus hojas, sus flores, sus colores y su aspecto más característico. Los días son más largos y cada día que pasa hay más horas de luz. Las temperaturas se hacen más suaves, aunque los días de cálido sol se alternan con otros de lluvia y frío, que recuerdan al invierno cercano. La naturaleza renace y se muestra en todo su esplendor y vitalidad.

También para las personas la primavera es un momento de cambio y de despertar a la vida. Todo invita a disfrutar de la naturaleza y el aire libre, de nuestra propia vitalidad y de los sentidos. Pero también nos enfrentamos al incremento de la inestabilidad emocional que todo cambio lleva consigo. Por eso, la primavera se asocia a la juventud, vital e inestable.

¿Y qué ocurre con nuestro estado de ánimo? ¿De qué manera nos afectan estos cambios externos? ¿Qué repercusiones tienen en nuestras sensaciones y emociones?

El aumento paulatino de horas de sol hace que nuestro  cerebro segregue más serotonina, sustancia relacionada con los estados de ánimo positivos. Además, la luz del sol tiene en nuestro cerebro un efecto regulador de los ciclos de sueño y vigilia a través de una sustancia denominada melatonina. Al alargarse los días nos sentimos con más energía y con más ánimo para realizar un mayor número de actividades y necesitamos menos horas de sueño para sentirnos descansados. También nuestro metabolismo se ve afectado en esta época: al estar activos más tiempo nuestro cuerpo nos pide comidas más ligeras que nos permitan mantener el ritmo que exigen nuestras actividades, pero, a la vez, un número mayor de comidas que nos permitan compensar el mayor gasto de energía. 

Con el aumento de las temperaturas cambia la manera en que nos vestimos.  A medida que nos vamos adentrando en la nueva estación, vamos dejando al descubierto un mayor porcentaje de piel, lo que genera un estímulo que está directamente relacionado con el aumento de la líbido. Es una situación acorde con el despertar de la vida que vive la naturaleza. Este hecho, unido al buen humor y al aumento de las actividades diarias, hace que relacionemos esta época con el amor y la pasión.

Sin embargo, no todos son efectos positivos ni todo el mundo vive la primavera de la misma manera. Los cambios pueden hacer que nos sintamos desconcertados, más cansados, tristes y que nos sea más difícil adaptarnos a la rutina, concentrarnos en la tarea o conciliar el sueño. Estos síntomas responden a la llamada “Astenia Primaveral”, que se caracteriza por una sensación de debilidad física y mental que puede llegar a bloquearnos. Además, los cambios bruscos en la meteorología que caracterizan a esta época pueden hacer que nuestro estado de ánimo fluctúe más y de una manera más intensa.

 Y si, como comentábamos al inicio, la primavera es la época del renacer, ¿cómo podemos hacer que este saque lo mejor de nosotros?

1.       Aprovecha el aumento de energía y de horas de luz para dedicarte tiempo a ti mismo.

2.       Planea actividades al aire libre y vuelve a conectar con la naturaleza.

3.       Aumenta el consumo de frutas y zumos como fuente de energía.

4.       Haz una lista de “Ilusiones de primavera”, pararnos a pensar cosas que nos gustaría hacer para aprovechar la estación es el primer paso para lograr realizarlas.

5.       Retoma el contacto con personas de las que te hayas podido alejar durante el invierno.

6.       Dosifica tus energías, ve aumentando la actividad de manera paulatina.

7      Mantén las rutinas lo más estables posible, horas de comer y acostarte. Los cambios que vayas a realizar, hazlos poco a poco.

Sara Ferro Martínez

Psicóloga y coach