Movimiento 15M, lo mejor de la naturaleza humana

15M, lo mejor de la naturaleza humana

Lo que está ocurriendo desde el 15 de mayo explica, desde mi punto de vista, cómo el ser humano ha conseguido sobrevivir, superarse y avanzar a lo largo de millones de años de evolución: COOPERACIÓN.

Estamos asistiendo a un acontecimiento donde de manera pacífica, gentes de diversa índole e ideología se han organizado con un objetivo común, manifestándose a través de múltiples voces y enfoques, y un método común, una organización, que ha surgido prácticamente de la nada, sin líderes ni cabecillas, simplemente de la motivación hacia ese objetivo y con la conciencia de grupo, sin que primen los intereses individuales. Esto es cooperar.

La gente que se ha sumado al movimiento Democracia Real Ya o Movimiento 15M,  ha demostrado civismo, organización y solidaridad, ha habido una total y absoluta autorregulación, sin ningún tipo de incidente violento. Ha salido lo mejor de la naturaleza humana: la unión en los momentos difíciles. Desde una perspectiva psicológica, es una tendencia normal de las personas ante catástrofes, crisis o injusticias.

Está demostrado que la cooperación es más eficaz que la competición para conseguir los mejores resultados en cualquier contexto a largo plazo. La teoría de los grupos así lo ratifica, pero, aunque está en los manuales de alto rendimiento de las empresas, cuando se habla de trabajo en equipo o negociación, o lo escuchamos de boca de los políticos ante situaciones mundiales complejas, en la práctica NO SE HACE.

En épocas de opresión, de crisis, de escasez, se han producido las grandes revoluciones de la humanidad, y en todos esos momentos la cooperación ha sido clave en la consecución de libertad y derechos humanos.

El 15M se da en un contexto de crisis mundial, de índices muy altos de paro, de circunstancias donde los más desfavorecidos son los que están sufriendo las peores consecuencias, de otros antecedentes de protestas sociales ante la realidad político-económica actual. Un momento en el que muchos jóvenes  sienten que no tienen futuro y no tienen nada que perder, y ante la inminencia de unas elecciones que, en este caso, han funcionado como detonador de lo que se fraguaba.

Esta situación es un caldo de cultivo para desarrollar sentimientos de indignación y descontento ante la injusticia social y que aleja a los votantes del sistema por la incapacidad de los políticos de atender las necesidades reales de la ciudadanía. Desde la psicología hablamos del principio de saciedad/privación. Las motivaciones proactivas del ser humano se despiertan ante la privación de necesidades y no en momentos de bonanza.

Y muchos españoles se han movilizado y concentrado en la Puerta del Sol y en las principales plazas de nuestro país y de otros países, unidos por un sentimiento de indignación, que gracias al grupo, se ha complementado con sentimientos de justicia universal y de esperanza. Estos sentimientos son de unión, de lucha y de acción positiva.

Esto es lo que está pasando ahora, no hay nada que perder, social y psicológicamente se están dando todos los factores que explican este acontecimiento: privación de necesidades, sentimientos de indignación e injusticia, cohesión y cooperación grupal alimentados por sentimientos de acción positiva y objetivos comunes. 

¿Es el momento de hacer resurgir las utopías? Las utopías no se consiguen, dicen, por eso son utopías, pero la lucha por los ideales y un mundo mejor nos ha ayudado a dar grandes saltos éticos y de superación personal en la historia de la humanidad. Esto marca una gran diferencia con otras especies, el ser humano no sólo actúa motivado por el aquí y ahora sino que puede anticiparse y actuar para conseguir cosas positivas de cara al futuro, actúa también motivado por ideas e imágenes que puede ser capaz de hacer realidad.

Ojalá esto no tenga vuelta atrás y estemos ante uno de los cambios fundamentales de nuestro mundo.

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Grupo Crece

 

El secreto de la eterna juventud

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Sí, parece que este secreto existe y está en las manos de cada uno de nosotros.

¿No os ha pasado que la etapa de la infancia la recordáis como una eternidad donde pasaron muchas, muchas cosas?

Siendo niños, nos parecía eterno llegar a ser mayores. Y es que durante la etapa de la niñez, la adolescencia y la primera juventud, muchas cosas  de la vida cotidiana son novedosas y por ello despiertan al máximo nuestro interés. Eso hace que nuestra percepción subjetiva del tiempo sea más dilatada.

Tener una vida rica en experiencias, una vida activa física y mentalmente y con dosis de novedad, hace que percibamos nuestra vida como más intensa y más larga.

Aprender cosas nuevas, viajar a lugares exóticos y diferentes, tener variedad en nuestras actividades laborales o de ocio, profundizar en conocerse a sí mismo, tener una vida social rica, desarrollar actividades creativas… nos ayuda a experimentar que el tiempo está en nuestras manos.

La monotonía excesiva, el exceso de estrés, la sobrecarga de compromisos y responsabilidades, la huída de uno mismo, las actividades que son mera evasión, etc. Aceleran el paso del tiempo y nos hacen sentir más insatisfacción y frustración.

Aún no hemos inventado la máquina del tiempo pero mucho de esto sí está en nuestras manos.

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Grupo Crece

 

Nuestro vídeo corporativo

CRECE es un gabinete psicológico con sede en Madrid. Sus profesionales desarrollan su labor en el ámbito de la psicoterapia, el coaching y la formación en habilidades. Trabajamos para conseguir que las personas se conozcan mejor y se sientan bien consigo mismas, abriendo camino al cambio y a la evolución. 

En el blog de Crece podrás conocer aspectos relevantes sobre el desarrollo personal y profesional, resolver tus dudas, reflexionar y abrir debates sobre temas relevantes para nuestras vidas.

Vídeo oficial de Grupo Crece http://www.youtube.com/watch?v=IV4lINZzqJ0

 

Ya lo pagarán mis padres

Botellón

Si un menor comete una infracción, cualquiera que sea y en el lugar que sea, la responsabilidad cae directamente sobre padres o tutores legales y casi siempre es un asunto económico. ¿Cuál es el objetivo? Que el menor aprenda a respetar un espacio público o natural. Pero, ¿lo estamos consiguiendo con una multa que pagan sus padres? Creo que no.

Desde la psicología y la pedagogía se ha demostrado que la mejor manera de prevenir este tipo de comportamientos es utilizar métodos de control-autocontrol como la SOBRECORRECCIÓN.

La sobrecorrección implica subsanar el error cometido, de modo que se aprende una conducta alternativa y no sólo se castiga la inadecuada (en este caso el castigo es para los padres y no para los hijos, así que con las multas no existe ningún tipo de control directo sobre los adolescentes).

Los trabajos de servicios a la comunidad que imponen algunos jueces son un buen ejemplo de sobrecorrección.

Si un niño o adolescente ha destrozado un pupitre, la sobrecorrección implicaría ayudar al carpintero a repararlo, si ha destrozado una fachada con una pintada, ayudar a los equipos de limpieza a limpiarlo o a volver a pintarlo, acudir a limpiar una zona natural de vidrios y plásticos, etc.

El objetivo, en realidad, es tomar conciencia del esfuerzo que implican las cosas y aprender a valorar lo que se hace bien, lo correcto, el trabajo bien hecho. Además se aprende que si una persona comete un error debe resolverlo, es decir, educar en el sentido de la responsabilidad. Y esto se educa desde la acción, no desde la palabra.

En otros momentos históricos en nuestro país, momentos de escasez, en la familia y la sociedad esto fluía de una manera natural. Había que cuidar el abrigo porque era el único que teníamos y si se estropeaba había que zurcirlo y arreglarlo porque no podíamos permitirnos otro abrigo. Era algo valioso y requería un esfuerzo tanto para conservarlo como para repararlo y al mismo tiempo la responsabilidad de un uso adecuado.

Creo que se abusa de implicar a las familias en el manejo de estas variables. Esfuerzo, responsabilidad, valorar lo importante, se las responsabiliza directamente de la irresponsabilidad de sus hijos, pero si la sociedad no fomenta desde las leyes, un sentido sano y educativo de la responsabilidad está contribuyendo poderosamente a mantener a un conjunto de adolescentes irresponsables sin darles la oportunidad de cambiar.

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Grupo Crece

 

Danza y teatro para expresar tu yo auténtico

grupo crece

En la vida desempeñamos papeles, roles diversos. Algunos de esos roles nos han servido en momentos vitales, la mayoría nos fueron impuestos en el entorno familiar y social a edades tempranas y eran útiles para adaptarnos a dichos entornos, pero en la etapa adulta ya no nos sirven y pueden estar provocándoos insatisfacción, frustración y baja autoestima. Algunos de esos papeles que tuvimos que representar no estaban hechos a nuestra medida, no respondían a nuestras necesidades, nuestras capacidades o nuestros deseos más intrínsecos. Algunos roles no tuvimos ocasión de experimentarlos por imporsición, por tabúes o miedos y son una asignatura pendiente en nuestra vida.

El teatro terapéutico o teatro Gestalt y el movimiento expresivo y danza Gestalt facilitan que tomemos contacto con nuestro verdadero yo a través de juegos teatrales y la expresión del movimiento. Se trabaja con las emociones, la comunicación, la confianza, la aceptación, la vulnerabilidad y la fortaleza, para conseguir conocernos mejor, aprender a escucharnos a nosotros mismos a nivel corporal y emocional, afrontar miedos y dificultades, y sentirnos más seguros y motivados.

Este trabajo se realiza con adultos o con menores, en el ámbito del coaching y del crecimiento personal, en el ámbito clínico-terapéutico, educativo y psico-social.

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Grupo Crece

 

Comunicación no verbal: Más allá de las palabras

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La conducta no verbal nos da información del carácter de las personas, sus emociones e intenciones. Además, manifestamos y percibimos estos comportamientos en muchos casos de forma automática e inconsciente.

La postura y los movimientos, la activación fisiológica, la gestualización, la voz (volumen, inflexiones, tono emocional)… comunican más allá de las palabras.

La conducta no verbal cumple importantes funciones en la comunicación. Ilustra, acompaña, contradice o recalca el mensaje verbal, expresa en sí misma un mensaje como sustituto de las palabras, regula los flujos de comunicación en las conversaciones, nos sirve de adaptador, controlando y manejando nuestros sentimientos y sirve de vehículo para la expresión de las emociones y para la comunicación siendo esencial en el establecimiento de los vínculos afectivos.

Birdwhistell, pionero en el estudio de la cinesis y movimiento corporal afirma que no más del 35% del significado del mensaje corresponde a las palabras.

En realidad, damos prioridad a lo no verbal frente a lo verbal a la hora de percibir el significado de un mensaje cuando existe incoherencia entre el mensaje verbal y el no verbal.

En la vida social, en el mundo laboral, en la educación de nuestros hijos, en la interacción con nuestra pareja o familia, una comunicación eficaz a nivel no verbal nos ayuda a tener más éxito en las relaciones y nos acerca a nuestros objetivos.

A comienzos del siglo XX psicólogos y antropólogos afirmaron que los movimientos corporales y expresiones del rostro no son fortuitos sino que se aprenden del mismo modo que una lengua.

Pero nos es sino a partir de la década de los cincuenta cuando se empiezan a estudiar estos aspectos de una manera más sistemática y a ser divulgados al gran público.

Existen pautas universales en la expresión no verbal (por ejemplo la expresión de las emociones y sensaciones) pero en gran parte, se trata de conductas aprendidas con gran influencia de factores culturales y personales. Por ello, el significado de la conducta no verbal se debe enfocar teniendo en cuenta el conjunto de los gestos, su velocidad, duración, momento en el que se realiza, intensidad, etc. y el contexto en el que se dan, además de tener en cuenta las características individuales de cada persona.

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Cuando hablamos de la conducta no verbal nos referimos a aspectos corporales como: activación y tono muscular, respiración, ritmo, postura, orientación, distancia interpersonal, gestos de las manos, gestos de las piernas y pies, gestos de la cabeza, contacto físico y presencia física; gestuales como: expresión de las emociones, mirada, cejas, sonrisa, tensión-relajación facial, y paralingüísticos: tono emocional, timbre, resonancia, volumen, claridad, velocidad, inflexión y énfasis, pausas y silencios.

Como decíamos, gran parte de la información que suministramos a nivel no verbal es inconsciente: los gestos de inseguridad cuando hablamos en público o hacemos una entrevista de trabajo, los gestos de seducción que emitimos cuando alguien nos interesa, aspectos de nuestro carácter como la introversión o extroversión, gestos que denotan que estamos mintiendo o que somos fácilmente manipulables.

Todos estos elementos son entrenables, podemos aprender a observar en nosotros mismos y en los demás los diferentes aspectos de la conducta no verbal y podemos modificar con la autoconciencia y la práctica nuestra conducta no verbal y por tanto la imagen que damos de nosotros mismos y acercarnos así a nuestros objetivos.

Adoptar una actitud corporal diferente también nos sitúa en un plano diferente en cuanto a cómo nos sentimos y a nuestra capacidad para afrontar determinadas situaciones.

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

 Grupo Crece

Arteterapia: El arte de mirar con el corazón

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La terapia a través del arte, conocida como Arteterapia consiste en el uso de diferentes disciplinas artísticas con finalidades terapéuticas. Se basa en la idea de que las representaciones artísticas contribuyen a la construcción de un significado de los conflictos psíquicos, favoreciendo así su resolución. Se utiliza la pintura, la escultura, el barro, los títeres, pero también la danza, el clown, la música, la fotografía, relajaciones, visualizaciones, afirmaciones, representaciones dramáticas, escritura creativa, trabajo con mandalas, cuentos, trabajo con la voz, expresión corporal, entre otras artes. Cada cual tiene su baúl de recursos, como en toda profesión, depende de la trayectoria del arteterapeuta y su bagaje personal, el que sea capaz de afrontar los retos de cada sesión.

Lucio Anneo Séneca (filósofo romano) dijo "Todo arte es imitación de la naturaleza" y es que pintar, dibujar o moldear un trozo de arcilla es natural e innato desde nuestra más tierna infancia, donde tan solo creábamos y jugábamos y todo era perfecto, hasta ese castillo de arena torcido o esa muñeca coja y con poco pelo. A los ojos de un niño, cualquier cosa sirve para jugar, y todo vale. Algo tan natural que conforme vamos creciendo se va cohibiendo, en general, por que las normas que rigen lo que supuestamente esta bien hecho o mal hecho nos empañan la mirada. Perdemos esa forma de mirar con el corazón, de valorar las cosas, con esa inocencia en que se acepta todo tal y como es, tan solo por que es genuino.

Una vez, una maestra le dijo a un niño de 3 años mientras realizaba un dibujo de temática libre: "¿porque lo pintas todo lila? ¡Eso no puede ser! Siempre lila, ¡utiliza otros colores! ¡Me tienes harta!" Podríamos pensar "para él tendría un sentido, tal vez su estado emocional interior le pedía pintar con ese color, sin que eso tenga que significar nada", pero la maestra estaba "corrigiendo", más bien cohibiendo su natural predilección por ese color y tapando así la oportunidad del niño a  expresarse libremente.

Todo lo contrario a como se trabaja con arteterapia, aquí no se busca un resultado final ni estético, lo importante es como nos sentimos al hacerlo, qué pensamientos aparecen en nuestra mente, qué nos evoca, qué nos puede replantear de nuestra verdad interior. Como dijo Franz Marc (Pintor alemán) “El arte no es sino la expresión de nuestro sueño, el que más se entrega a ellos es el que más se acerca a su verdad interior". Y es que en arteterapia cualquier disciplina artística nos sirve de herramienta para acercarnos a nuestra verdad, sea cual sea, la podremos explorar, sentir y expresar, sin que tengamos que ponerle ninguna etiqueta, ni juicio, tan solo observar qué nos está diciendo, escucharla y reflexionar. Eso de por sí solo, ya es mucho.

Todo esto se da en el juego que se establece entre arterapeuta  y paciente, en un espacio cómodo y de confianza, y como en todas las sesiones, con unas consignas para empezar, continuar y acabar. Y al final, un cierre para recoger toda la experiencia y asegurarnos de que el trabajo es contenido para su posterior elaboración en la sesión siguiente.

Nos sorprenderíamos al ver lo que puede hacer surgir el arteterapia de nuestro interior. No solo sirve para exteriorizar nuestros sentimientos sino para sanarlos. La arteterapia se dirige a cualquier persona que desee mejorar su estado anímico, fortalecer la autoestima, despertar las facultades del hemisferio derecho de nuestro cerebro y desarrollar su potencial creativo. También es una vía de crecimiento personal para aquellas personas que quieran conocerse más a sí mismas, superar una separación o una muerte, por ejemplo. Se aplica en casos de integración escolar, donde la pluralidad de orígenes de los inmigrantes se encuentran delante de un mural para pintar y se comunican desde la perspectiva de que todos somos iguales a la hora de crear. Personas con TDH (trastorno de déficit de atención con hiperactividad), síndrome de dowm, fibromialgia, depresión, adicciones, cáncer, personas en situación o riesgo de exclusión social, en casos de violencia de género o para reforzar los vínculos afectivos entre miembros de una misma familia. Una aplicación muy novedosa es la de potenciar el vnculo entre una madre y el bebé que lleva en el vientre, así como para que pueda superar sus miedos durante el embarazo y conectarse con su lado maternal y  femenino. El papá también puede entrar en juego y superar los miedos de una nueva responsabilidad así como entender y apoyar a la futura madre en sus continuos cambios a todos los niveles, físicos, mentales, emocionales y espirituales.

Anna Freijomil

Arteterapeuta y pintora

 

Cuando estamos alegres…

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La alegría es una emoción universal, innata y básica.

Es universal ya que está presente en todas las culturas humanas, es innata porque los bebés nacen ya con capacidad para experimentarla, expresarla y reconocerla en las expresiones de los otros y, básica porque a partir de ella desarrollamos otros sentimientos positivos más complejos.

Además, no es exclusiva de las personas, la compartimos con muchos animales.

La alegría es la emoción de la acción positiva. Cuando estamos alegres imaginamos más, somos más creativos, anticipamos que el futuro y el resultado de nuestras acciones depararán cosas buenas, sentimos que tenemos más capacidades para enfrentar las diferentes circunstancias y obstáculos cotidianos, inhibimos nuestro miedo y ansiedad, somos más proactivos, nos relacionamos más con los demás y, en definitiva, aumentamos la posibilidad de conseguir nuestros objetivos y de que las cosas salgan bien.

Todo esto se manifiesta también a nivel biológico liberando los neurotransmisores del placer, las endorfinas. 

“Sin alegría ni orgullo no hay nada que salga bien”

F. Nietzche

Hay muchas vías para potenciar los estados emocionales positivos:

  • Aprende a relajarte y mantén a raya el estrés.

  • Fíjate en lo que haces bien y no te exijas tanto.

  • Encuentra momentos para ti y lo que te gusta.

  • Come y duerme lo suficiente para ti.

  • Haz algo de deporte.

  • Toma decisiones hacia cambios vitales ilusionantes.

  • Incorpora cosas nuevas en tu vida.

  • Encuentra momentos para relacionarte con los otros.

  • Haz actividades creativas.

  • Sonríe y ríete cada día, cultiva el humor.

Técnicas como la danzaterapia, risoterapia, musicoterapia, arteterapia, entre otras nos pueden ser muy útiles para acercarnos a esos estados emocionales positivos.

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Grupo Crece

 

Cómo afrontar un despido

INEM

Con rabia e impotencia: me han despedido, es injusto, por qué me ha tocado a mí, nos estaban explotando, nos pagaban mal, toda la vida luchando en esta empresa y encima echan a quien más se lo merece…

Tendríamos ganas de arrasar con la empresa, de protestar, de cambiar el sistema, pero sólo con la rabia no podemos.

Con miedo: y ahora qué hago, tengo que pagar la hipoteca, me quería independizar con mi pareja, no quiero que a mis hijos les falte de nada, ya tengo una edad, sólo tengo experiencia en este sector y con la crisis está fatal…

El miedo nos lleva a la defensa, la protección o la huída, nos bloquea, nos impide ser proactivos y pensar en soluciones razonables, nos lleva a evitar enfrentarnos a situaciones ya que pensamos que no tenemos recursos para ello.

Con tristeza: no valgo para nada, ni para sacar adelante a mi familia, no tengo ganas de nada, no me han llamado de ninguna de las ofertas a las que me apunté, no consigo levantarme por las mañanas, me presionan la familia y la pareja, no sé que hacer con mi tiempo…

La tristeza aparece ante la pérdida de algo valioso, poder adquisitivo, estatus, sensación de valía personal… La tristeza afecta a la autoestima y nos lleva a la inactividad.

Con vergüenza: soy un “parado”, qué pensará la gente de mí, qué pensará mi familia, cómo se lo voy a decir, voy a callarme un tiempo a ver si encuentro algo, qué vergüenza que me vean en la cola del paro o paro las mañana paseando por el barrio… La vergüenza nos bloquea.

Con culpa: he fallado a mi familia, he fallado a mis amigos, debería haber sido más sumiso en el trabajo, debería haberme esforzado más, por qué tuve que protestar aquel día… La culpa nos llena de remordimientos.

La rabia, el miedo, la tristeza... son sentimientos habituales y naturales cuando sufrimos un despido pero que no facilitan el acceso a un nuevo trabajo. La vergüenza y la culpa también son respuesta a nuestra necesidad de ser aceptados por el grupo y la sociedad pero no facilitan el cambio. Estas emociones no podemos anularlas, pero quedarnos sólo ahí no nos ayuda a solventar la situación. ¿Qué podemos hacer entonces?

Éstas son algunas recomendaciones para afrontar ese momento de shock emocional:

  • Transmitir la información a la familia lo antes posible, no ocultarlo socialmente. Hacerlo, no desde una posición o rol de víctima o desde un rol demasiado relajado con un chiste, sino abordarlo con naturalidad y seriedad.

  • Tomar unos días de descanso para asumir la noticia, descansar y expresar la preocupación, la tristeza o el desánimo.

  • Buscar tiempo para pensar qué es lo que me gustaría hacer, qué cosas se me dan mejor, cuales son mis puntos fuertes y puntos débiles en el terreno laboral y en las competencias personales asociadas.

  • Transformar los pensamientos negativos, muchas veces irracionales, en pensamientos constructivos.

  • Hacer actividades agradables que reactiven los estados emocionales positivos, retomar alguna de las aficiones que no podíamos hacer debido a las obligaciones profesionales.

  • Reactivar nuestra red de contactos o construir una red de contactos: desde sociales y familiares a contactos profesionales, no sabemos de donde puede venirnos una oferta o una información relevante.

  • Acudir a cursos de formación o procesos de coaching en las áreas técnicas o de habilidades personales en las que necesitemos refuerzo.

  • Planificar la búsqueda de trabajo como un trabajo en sí mismo, con un horario y unos objetivos concretos. Se puede empezar con una tormenta de ideas para buscar opciones de trabajo y después de seleccionar las ideas más productivas se pueden escribir los objetivos y el plan de acción y establecer una agenda. Para ello también podemos pedir consejo o ayuda a personas relevantes de nuestro entorno.

  • Actualizar el currículum y preparar cartas de presentación o de recomendación.

  • Entrenarse en entrevistas de trabajo para adaptarse a los objetivos del puesto y manejar situaciones incómodas como ¿por qué te despidieron’ ¿Por qué accedes a un trabajo de menor categoría profesional de la que has tenido en otros puestos?, etc.

Afrontar un despido forma parte de un proceso de aprendizaje, que se inicia en la toma de conciencia y aceptación de lo que estamos sintiendo, para ir progresivamente asimilando la situación y saliendo del bucle a través de la acción y pensamiento resolutivos. Como todo proceso de aprendizaje lleva un tiempo y supone avances y retrocesos que nos tenemos que permitir.

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Drogas. ¿Son útiles las campañas de prevención?

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Muchas campañas de prevención de drogas para adolescentes y jóvenes se basan en el riesgo que supone el consumo. Las charlas educativas, los anuncios publicitarios, los vídeos divulgativos… hablan de las consecuencias a largo plazo y del riesgo.

En el momento de crisis de la adolescencia y la primera juventud aparecen muchas inseguridades, dudas, miedos, altibajos emocionales y cambios, se está construyendo la identidad.

Separarse de las normas sociales y familiares es clave en ese proceso de construcción de dicha identidad y los amigos son percibidos como los mejores consejeros. A veces, sus amigos también consumen, o su fracaso académico les lleva a explorar otras áreas de satisfacción.

En esta etapa viven en el placer y no en el deber. Son los años de huir de las normas para construir, más adelante, sus propias normas y convertirse en adultos maduros y responsables. El adolescente y el joven se caracterizan por vivir en un presente continuo. El futuro para ellos es la fantasía de lo que van a lograr y en líneas generales es maravillosos y utópico.

Un mecanismo de lucha contra ese vaivén emocional es su casi nula percepción del riesgo y el presentismo de “carpe diem” que les ayuda a afrontar sus miedos y atreverse a actuar.

Con los años, en un proceso de maduración normal, todo esto cambiará, y el que fue adolescente y joven sentará la cabeza y será más prudente, teniendo en cuenta las consecuencias a largo plazo. Con ello podemos reflexionar sobre la validez de estas campañas centradas en el riesgo y en las consecuencias futuras.

Directamente NO FUNCIONAN.

Las campañas preventivas tendrían más éxito si se centrasen en aquellos aspectos que SÍ son un MOTIVADOR importante en la adolescencia:

-          La imagen

-          El éxito social-sentimental

-          La diversión

-          La exploración

-          Hacer presente ese futuro que ellos no ven

Tendrían más éxito si crearan un vínculo entre el joven y su motivación para que llegue a ella de forma saludable.

Pedro A.C.

Psicólogo