¿Cómo facilitar un vínculo afectivo sano? Os damos 10 ideas para conseguirlo

"El amor auténtico se encuentra siempre hecho. En este amor un ser queda adscrito de una vez para siempre y del todo a otro ser. Es el amor que empieza con el amor."

José Ortega y Gasset

maternidad sara lancini

La mayor clave de la seguridad personal y del desarrollo de una autoestima sana en el futuro, es sentirse querido y valioso en la primera infancia. El amor es un alimento tan importante como el biberón.

Estudios con animales y con niños y niñas institucionalizados, hace años que lo confirman.

Establecer un vínculo afectivo con el bebé desde que está en el vientre materno y a lo largo de los primeros años de vida es esencial para la satisfacción de una necesidad que está en la base de la pirámide.

¿Qué podemos que tener en cuenta?

1. Habla al bebé con palabras cariñosas y suaves. Exprésale tus sentimientos.

2. Expresa sintonía con el bebé, si está muy alegre le responderemos muy alegres y le invitaremos a jugar, si está calmado le transmitiremos calma y la compartiremos con él, si está llorando o enfadado seremos tranquilos y le trataremos con ternura para intentar calmarlo, si está triste, le trataremos con consuelo, abrazándole mucho con dulzura...

3. Le atenderemos siempre que demande nuestra atención, sea con una emoción positiva o negativa, aunque sea con una palabrita si no podemos en ese momento estar a su lado.

4. Le tocaremos mucho, besos, abrazos, masajes, caricias. El sentido del tacto es el mayor vehículo para la intimidad emocional. 5. Nunca le pegaremos o le gritaremos, si debemos reñir lo haremos con firmeza pero no con descontrol.

6. Le dejaremos explorar su entorno de una manera segura, no haremos por el bebé lo que éste puede hacer por sí solo aunque sea con un poquito de esfuerzo. Le dejaremos que se guíe pro sus propios instintos para que desarrolle sus inquietudes y talentos, el bebé sabe lo que le atrae, lo que le interesa mucho mejor que nosotros los adultos.

7. Le diremos lo felices que somos con él, lo a gusto que estamos con él, resaltaremos lo que hace bien.

8. Si hace algo que debemos corregir, nunca le diremos "lo haces mal", sino que le ayudaremos a que lo pueda hacer bien.

9. No le compararemos con nadie, hermanitos o hermanitas, otras personitas. Es único igual que los demás son únicos.

10. Le enseñaremos a ser persistente, pero no exigiremos la perfección.

Susana Paniagua Díaz

Psicóloga educativa

Grupo Crece

El juego libre, no estructurado, sanador de los problemas en la infancia

niños

El juego libre es esencial para el buen desarrollo de los niños. Según algunos estudios, los niños que no juegan lo suficiente de manera libre son más propensos a desarrollar problemas de atención, ansiedad, depresión y a sentirse inseguros.

El juego libre es aquel que se da sin la surpervisión del adulto, sin juguetes demasiado elaborados, en espacios amplios, en la calle o en la naturaleza. Está demostrado que posibilita un mayor crecimiento de la corteza prefontal.

En realidad el niño necesita explorar en un entorno poco estructurado para desarrollar todas sus habilidades, el juego es el trabajo de la infancia y si este juego es limitado, las posibilidades de aprendizaje en todos los ámbitos, intelectual, físico, social y emocional, también lo serán. De esta manera, los niños aprenden a resolver problemas por sí mismos, desarrollar habilidades sociales, aprender a controlar su propio cuerpo, darse cuenta de los riesgos, aprenderá a cooperar y trabajar en equipo, ya que deben de crear reglas no inventadas, y desarrollar todo su potencial creativo.

El miedo de los padres que tienden a sobreproteger cada vez más a los niños, el aumento de la competitividad que lleva a los padres a dirigir a sus hijos en exceso, con el fin de que lo que hagan sea “de provecho” y le saquen la mayor “rentabilidad” hace que el juego no estructurado sea cada vez menos frecuente.

Susana Paniagua Díaz

Psicóloga educativa

Algunos Valores a potenciar en la educación de los niños de hoy

Esfuerzo  y constancia Estos valores están relacionados con la capacidad de demorar el refuerzo y marcarse metas u objetivos a largo plazo. Favorece la consecución de dichas metas y la realización personal.

Para inculcarlo en los niños es importante:

  • dar un modelo de dicho valor,

  • instaurar normas claras que favorezcan su cumplimiento,

  • promover responsabilidades y compromisos,

  • reforzar el esfuerzo, la perseverancia y no únicamente el resultado final (enseñar a posponer el refuerzo).

  • Motivar a continuar. Desarrollar auto-motivación y autocontrol.

  • Reforzar la auto-superación.

  • Favorecer el desarrollo de niños activos y con inquietudes.

  • Favorecer el desarrollo de la creatividad en la resolución de problemas.

  • Aplicar de consecuencias adecuadas contingentes a la conducta.

Responsabilidad

Está asociada a la libertad. Somos responsables de una decisión si somos libres para haber tomado esa decisión. La responsabilidad no implica obligación. El compromiso no se asume por la fuerza.

Como fomentar este valor.

  • Evitar culpabilizar o responsabilizar injustamente.

  • Enseñarles a asumir las consecuencias de sus actos. Aplicar contingentemente las consecuencias a la conducta.

  • Enseñar la coherencia entre el decir y el hacer

  • Delegar en ellos aquello que puedan realizar solos o con algo de ayuda.

  • Diferenciar responsabilidad de culpabilidad.

Autocuidado

Significa aprender a dar valor a uno mismo.

Algunas pautas son:

  • Evitar la transmisión de valores engañosos del tipo: “salud=delgadez”, “autocontrol=no expresar las emociones”.

  • Potenciar la autoestima.

  • Ser modelo de autocuidado.

  • Construir hábitos equilibrados y flexibles de alimentación, deporte, higiene, revisiones médicas, cuidado psicológico…

  • Enseñar a posponer el refuerzo y el valor de la constancia.

  • Enseñar a discriminar situaciones graves de las que no lo son.

Cooperación y diálogo

Significa tener un objetivo común y buscar soluciones compartidas para que todos puedan conseguirlo.

Algunas pautas para lograrlo:

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  • Dar modelo de cooperación en el entorno familiar.

  • Potenciar juegos cooperativos en lugar de reforzar sólo el ganar.

  • Potenciar que los niños aprendan en grupo.

  • Enseñar a empatizar.

  • Enseñar a negociar.

  • Enseñar a disfrutar con las conductas de ayuda y cooperación.

  • Argumentar las razones de las cosas con los hijos desde pequeños.

  • Dar modelo adecuado de escucha activa, de empatía y de intercambio de opiniones.

  • Favorecer que los niños resuelvan los conflictos interpersonales con las palabras mediando lo justo en los conflictos.

Amistad y relaciones afectivas

Significa saber buscar, elegir adecuadamente y mantener relaciones duraderas y satisfactorias y disfrutar de las relaciones personales profundas.

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Cómo podemos enseñarlo a los niños:

  • Favorecer el contacto y la relación social. Dar modelo de ello.

  • Enseñar a conversar.

  • Enseñar a compartir.

  • Enseñar a confiar.

  • Enseñar a defender los derechos personales.

  • Enseñar a saber elegir.

  • Enseñar a perdonar…

Creatividad

Aporta una mayor flexibilidad ante los problemas y es un estímulo para la actividad, un antídoto contra el aburrimiento, aporta novedades y hace la vida más interesante.

Podemos:

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  • Favorecer la exploración y aportar un entorno rico en estimulación. Dejar al niño experimentar. Saber delegar.

  • Implantar límites flexibles.

  • Reforzar los intereses y aptitudes del niño y el interés por el conocimiento.

  • Incentivar la búsqueda de alternativas en la resolución de los problemas.

Conocimiento

Significa desear aprender, valorar la sabiduría y el conocimiento, tener curiosidad por el mundo que nos rodea y por las cosas que ocurren en él.

Lo podemos fomentar a través de:

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  • Estimular las inquietudes, deseos, intereses personales; favorecer y reforzar la exploración.

  • Reforzar la conducta de atención y concentración y estimular un pensamiento reflexivo.

  • Fomentar el interés por la lectura.

  • Fomentar un hábito de trabajo.

  • Aportar estímulos novedosos, interesantes, variados, adaptados a las características del niño.

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Grupo Crece

La base afectiva en la construcción de los valores

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Si entendemos la educación como, el proceso de “socializar” en una cultura, para adquirir destrezas y valores que nos lleven a la felicidad, al buen vivir, es importante partir de las necesidades intrínsecas al ser humano. El ser humano nace con un conjunto de necesidades básicas que son:

  • alimentación, descanso y protección suficientes,
  • estimulación sensorial,
  • interacción afectiva, social y sexual,
  • exploración, conocimiento y control del medio.

 Para el ser humano, es importante, el bienestar físico, psicológico, económico… Pero necesitamos también, por un lado, vinculación social, afecto, sentimientos de pertenencia al grupo y, por otro lado, sentir control sobre el mundo que nos rodea, explorarlo, sentir que podemos cambiar las cosas, perfeccionarlas, sentir que podemos crear.

La psicología demuestra estos tres grandes motivos en el ser humano (Seligman, 2003):

  • el placer,
  • la vinculación, y
  • la superación

Desde este punto de vista, los valores básicos y fundamentales tendrían que partir de estos tres motores básicos.

Las emociones están presentes en el niño desde el nacimiento y son imprescindibles para su interacción con el entono. Existe una base innata en el reconocimiento y en la expresión de las emociones como descubrió Darwin y recientes investigaciones sobre las emociones han confirmado (Ekman, 2004).

El recién nacido es capaz de captar afectivamente lo que objetivamente le resulta indescifrable. El bebé viene al mundo preparado para comunicarse a través del llanto y la sonrisa. Percibe el mundo a través de las sensaciones y está preparado para:

  • expresar emociones que irán siendo cada vez más complejas a medida que el niño se desarrolla,
  • percibir las emociones del otro y,
  • responder de forma coherente a las manifestaciones emocionales de los otros.

Las emociones serán guía de su comportamiento (y guía, también, para los padres de cómo se encuentran sus hijos y de lo que necesitan), motor de su comportamiento y aportarán el valor de los eventos.

Las emociones de los demás, también, constituyen una guía para los niños, de modo que el comportamiento emocional de los padres y cómo respondan a las emociones de sus hijos ejercerá una gran influencia en el aprendizaje de las emociones.

La madre o el cuidador principal es la gran mediadora entre el niño y su circunstancia, lo que supone, que unas veces será un canal de comunicación con el mundo exterior y otras una defensa contra un ambiente que considere peligroso. “En estas largas y silenciosas conversaciones entre la madre y el bebé, la madre está introduciendo los cambios de humor del niño, le enseña cómo sentir, cuándo sentir y si hay que sentir algo sobre los objetos particulares del entorno. Los niños intentan ajustar los sentimientos a los que observan en su madre como si ella fuese la definitiva intérprete de la realidad” en un proceso de regulación mutua a partir del llanto y la sonrisa (Marina, 2004). El entorno social de la primera infancia recibido a través de la madre que es la gran mediadora influye directamente en la evolución de las estructuras cerebrales responsables de futuro emocional del niño.

El establecimiento de un apego seguro facilitará soportar la incertidumbre y determinará que una persona esté o no alarmada por una situación potencialmente alarmante. El tipo de apego determinará la confianza o falta de confianza en que la figura de apego esté disponible aunque no esté realmente presente. Estas relaciones tempranas crean expectativas sobre las relaciones con los demás. Según se han portado con nosotros así esperaremos de los demás. Algunos autores dicen que influye en las representaciones que creamos de nosotros mismos y de los demás, en la autonomía (Bowlby, 1998).

A medida que el niño crece (alrededor de los dos años) ocurre un salto cualitativo en su desarrollo: el pensamiento simbólico y la aparición del lenguaje. El niño adquiere conciencia del mundo y conciencia de sí mismo. Esto permitirá el desarrollo de la empatía, la aparición de emociones más complejas y el desarrollo de los procesos de autorregulación.

La adquisición del lenguaje le abre al niño la puerta para controlar su propia conducta pero este control siempre viene desde fuera para posteriormente interiorizarse (Vigotsky, 1973). El niño que aprende a obedecer normas de su madre, acaba poniéndose normas a sí mismo. La autonomía consiste en darnos órdenes inteligentes a nosotros mismos y cumplirlas a pesar de que las emociones le puedan llevar en un sentido contrario. El comportamiento regido por reglas supone la posibilidad de ampliar la libertad del ser humano para tomar decisiones y actuar. Y le permite la posibilidad de relacionarse con realidades no presentes, con conceptos abstractos que van a construir los juicios morales.

Es en este momento, cuando se plantea el conflicto entre el placer y el deber, dejarnos llevar por la emoción o por la razón. Los valores están a medio camino entre ambas cosas.

A través de una adecuada educación emocional, unida a la implantación de límites y normas, podemos enseñar a los niños a sentirse bien siendo generosos, responsables, trabajadores, etc. sin que ello suponga un gran esfuerzo.

Pero cuando esto falla, no siempre la obligación puede ser agradable, es importante enseñar a los niños a autorregularse: pararse a pensar sobre lo que les pasa, a valorar las consecuencias, tomarse un tiempo para decidir y anticipar ventajas a largo plazo…

Deberes y deseos tienen que situarse en un equilibrio que probabilicen la felicidad personal y la felicidad colectiva. Los valores se concretan en normas; si hacemos compatibles las normas con las necesidades y motivaciones humanas y educamos las emociones para facilitar el cumplimiento de dichas normas estamos facilitando que dichos valores se lleven a al acción.

Los filósofos han reflexionado siempre sobre los motores del hombre. Aristóteles, San Agustín, Santo Tomás, entre otros, plantean que el hombre tiene dos facultades: Noûs  (inteligencia) y Orexis (deseo)

 

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Las dificultades de la educación en valores hoy

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“Para educar a un niño hace falta la tribu entera” PROVERBIO AFRICANO

 Hablar de educación en valores siempre es controvertido. Entran en juego muchos elementos, los intereses se enfrentan y no existen soluciones simplistas. Educar en valores es un arte en el que intervienen la psicología, la ética y la cultura y van a interferirse entre sí. (Marina, 2006).

Según J.A. Marina, “educar es fundamentalmente socializar, es decir, desarrollar las capacidades, asimilar los valores, adquirir las destrezas que una sociedad considera imprescindibles no sólo para vivir, sino para el buen vivir.” (Marina, 2006). Desde este punto de vista, la educación no se puede desligar de la ética: el término moral significa “el sistema normativo de una cultura”, el término ética correspondería a una moral universal.

Los valores son las creencias, ideales que la persona acepta para alcanzar su proyecto de vida, su felicidad.

Está de moda hablar de “educación en valores”, pero el concepto es tan antiguo como la educación misma. Educar en valores no es otra cosa que mostrar lo que “vale” y lo que “no vale”. Si educar es desarrollar hábitos que nos permitan vivir en sociedad, la mayoría de los valores están directamente relacionados con la convivencia.

¿Cómo educábamos antes?

Educando cambiamos nuestras circunstancias, pero las circunstancias,  determinan a su vez la educación.

Hace sólo unas décadas, la educación provenía no sólo de la familia o la escuela, sino de un sistema cultural que iba de la mano de aquellas dos. Existían creencias básicas compartidas y normas de conducta, muy delimitadas y claras. La peculiaridad de este momento histórico es que el entorno socio-cultural ha dejado solos tanto a padres como maestros u otros agentes educativos que sienten que navegan contracorriente.

Hoy en día, la sociedad no es homogénea. Esto, aumenta la libertad del individuo para elegir, se amplía el abanico de opciones pero se crea, al mismo tiempo, un desconcierto en el que se hace difícilmente discriminable “lo correcto” de “lo incorrecto”. No existe un modelo claro de “cómo actuar” y esto provoca acudir en exceso al ensayo y error.

Características de  la  sociedad actual

El ser humano es un “híbrido de biología y cultura”, es decir, se construye en interacción con el entorno socio-ambiental. Las características de la sociedad actual explican los comportamientos de las personas que componen dicha sociedad.

La riqueza del mundo desarrollado ha hecho surgir una sociedad de consumo, en la que el éxito está ligado al tener y no al ser, a la cantidad y no a la calidad. Consumimos objetos, diversiones, emociones, amistades… El poder político se ve limitado por la ley del mercado aún poco regulado con leyes que protejan los derechos fundamentales. Lo que aporta beneficios económicos es “válido” sin ningún criterio ético. Como señalan S. R. Steinberg y J. L. Kincheloe (“Cultura infantil y multinacionales”, 1997), “la cultura popular, financiada y al servicio de las  grandes empresas multinacionales, trata de promover una teología del consumo que promete la felicidad a través del acto ritual de consumir”, para beneficio absoluto de dichas multinacionales. Aquí incluimos, por supuesto, todos aquellos productos que se dirigen a público infantil y juvenil.

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Los niños y jóvenes tienen mucho poder adquisitivo y gastan dinero sin estar formados con un buen criterio para hacer dicho gasto. Los adultos estamos tan metidos como ellos en ese mundo consumista y tenemos en nuestras casas tres aparatos de televisión, dos o tres coches, ropa de marca. Buscamos gratificar a los hijos a través de refuerzos materiales, porque es lo que ellos quieren, porque no se sientan desplazados con respecto al grupo de iguales, porque “cómo no se lo voy a comprar si me lo compro yo”.

Las formas de vida han cambiado. La vida se desarrolla, principalmente, en las ciudades. Esto ha supuesto grandes cambios en la organización de la familia. Unos años atrás la red de apoyo familiar estaba ubicada en el mismo espacio físico. En la actualidad es poco frecuente que los abuelos vivan cerca de sus nietos. La ciudad es un medio que dificulta el acceso a la comunicación con otras personas, favorece un ritmo de vida rápido, aumenta nuestro estrés y dificulta el acceso a determinados recursos (sin embargo, proporciona otros muchos).

Y es que vivimos en el mundo de la prisa y de la cantidad. Tenemos que hacer el mayor número de cosas por unidad de tiempo, trabajamos muchas horas para disfrutar de una segunda vivienda en la playa o disponer de un coche de lujo. Y no hay tiempo, el tiempo se escapa… Para estar con los hijos, para comunicarse con ellos, para relacionarse con los amigos, para construir una red de apoyo social, para conocerse y conocer a los demás, para saber lo que siento o lo que pienso sobre algo y desarrollar un sentido crítico sobre las cosas necesitamos ¡PARAR!

Hoy la actualidad la conocemos a través de los periódicos gratuitos que reparten en el metro dónde ésta, se nos presenta a través de titulares. De forma rápida nos enteramos de cómo está el panorama pero ¿de verdad nos estamos enterando? ¿No necesitamos observar, escuchar, indagar… para poder construirnos nuestra opinión sobre alguna cosa?

El mundo audiovisual ha desbancado a la palabra. Además un mundo audiovisual fácil que no hay que interpretar, no hay que pensar para entender, no requiere de la acción, sólo dejarme llevar por emociones que no tengo tiempo de procesar, cuyas consecuencias no puedo experimentar y que por tanto no podré controlar. Muy peligroso.

Los “mass media” lo inundan todo “educando” en valores. La televisión nos modela, “determina nuestros gustos, nuestros hábitos de consumo, los temas de conversación, nuestros horarios, las opiniones políticas, en definitiva, lo que es importante y lo que no lo es” (Delval, 2001), es decir marca los valores. Y lo hace con un lenguaje seductor que llega directamente a nuestras emociones. El lenguaje televisivo es un lenguaje atractivo en la forma pero vacío en el contenido. Como dice Delval en la citada obra,  el conocimiento que aporta la televisión “es una ilusión de conocimiento que tiene más que ver con la narración que con el conocimiento abstracto. Es un conocimiento esencialmente figurativo, que sólo puede convertirse en operativo si el sujeto dispone previamente de las capacidades para ello, pero esas capacidades no puede adquirirlas a través de la televisión, sino que precisa hacerlo a través de la acción”.

A través de la publicidad nos acercan a valores importantes para el ser humano (éxito, libertad, amistad, amor, salud…) pero la forma de conseguirlo es TENER el coche, la ropa, el producto alimenticio de tal marca. Y todo esto, apelando a las emociones, a nuestra parte más primitiva (Grijelmo, 2004).

La estructura de la familia ha cambiado, también, debido a otros factores: la incorporación de la mujer al mundo laboral, el mayor número de divorcios, madres solteras, parejas homosexuales, disminución del número de miembros en la familia, aumentando los hijos únicos. Los niños y jóvenes tienen cada vez menos relación con los adultos, incluso con sus iguales y más relaciones de tipo virtual (a través de Internet, por ejemplo) donde muchas dimensiones de la comunicación quedan fuera.

La presencia habitual de otros agentes educativos como canguros y niñeras, abuelos u otros familiares de forma esporádica en la educación dificulta el seguimiento de unas pautas consistentes.

La figura de autoridad está devaluada ya que los modelos que socialmente se refuerzan como poseedores de la “verdad” no se corresponden con las figuras tradicionales del padre o madre, del maestro, del sabio; generalmente provienen de la televisión. La figura del político lleva años desprestigiándose.

Los niños y jóvenes superan a los adultos en el manejo de las nuevas tecnologías. El adulto ya no cumple ese papel de “dios“, que lo sabe todo. Se limitan las posibilidades de aprendizaje dentro de la familia, esto unido a la falta de tiempo que tienen los progenitores para ocuparse de los hijos.

Por otro lado,  el conocimiento que se promueve hoy en día es un conocimiento fragmentado, el de expertos que se traduce en acciones rápidas y eficaces, somos “expertos” en alguna parte del elefante pero no tenemos ni idea de lo que significa un elefante al completo. Hay mucha información pero estar informado no es saber.

La aparición del concepto de derecho en las sociedades democráticas y su uso desvirtuado nos está llevando a sociedades cada vez más individualistas. Los derechos humanos, tan necesarios, que protegen a las personas de las injusticias han olvidado la otra cara de la moneda, los deberes u obligaciones.

Estamos inmersos en una cultura donde el individuo es lo importante aún yendo en contra del grupo. La competencia prima sobre la cooperación y sin cooperación no hay convivencia. Parece que la sociedad anima a una desvinculación social (Marina, 2004). Sin embargo, por naturaleza, somos seres sociales. Eibl-Eibesfeldt, ha puesto de manifiesto la necesidad del ser humano de vinculación, su necesidad ancestral de formar grupos (Eibl-Eibesfeldt, 1994).

Vivimos en un mundo multicultural y heterogéneo donde la globalización ejerce una presión homogeneizadora (Diáz-Aguado, 2003) Esto produce cierto desconcierto sobre cuáles son los valores esenciales. ¿Todo vale? Vivimos en el mundo de la postética y es imprescindible una reflexión filosófica y social para delimitar un conjunto de valores basados en el respeto a las diferentes culturas y a la convivencia con las mismas (Savater,  1997)

Ante todas estas circunstancias, filósofos, sociólogos, psicólogos, políticos… debemos definir unas bases nuevas sobre las que sustentar la educación. Según J.A. Marina “debemos elaborar una noción del bien común en la que esté incluida la autonomía, la libertad, la búsqueda de la felicidad privada de cada persona…, elaborar una ética transcultural que resuelva, entre otras cosas, el choque entre civilizaciones distintas. Los derechos humanos podrían considerarse un primer esbozo de esa normativa común” (Marina, 2006).

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Grupo Crece

WhatsApp & Terapia: ¿Compatibles?

Si, siempre y cuando el WhatsApp  sirva como elemento o herramienta que complementa el contacto, trabajo y desarrollo personal. No es a través del WhatsApp que se hace la terapia ni la toma de conciencia, sino que es un puente, que al complementarse con otras técnicas, facilita y permite conectar con la información y trasladarla desde el mundo interior al exterior y viceversa, tomando conciencia de las consecuencias y reacciones (causa-efecto) de “lo que he dicho o hecho”. En inglés, what’s up, significa ¿qué pasa?, y es un modo de saber cómo está el otro, de saludarle. Es un intento por entrar en el mundo del otro y es por esta razón que se pude comprender que dicha aplicación de móvil hace un juego de palabras con esta pregunta.

En las sesiones terapéuticas el WhatsApp puede ayudar a contactar y prestar apoyo en el proceso de crecimiento personal de los individuos, tanto niños y adolescentes como adultos, desde una ruta creativa.

Hoy en día es tan potente la fuerza y la influencia de las nuevas tecnologías, que nos invitan y guían continuamente a hacer todo rápido, desde el impulso, mirando hacia el mundo externo más que hacia nuestro interior. Considero que es importante para una buena salud psico-emocional y crecimiento personal del ser humano, el reconocimiento de las emociones, y para lograr estos puntos, siento que la misión del terapeuta es innovar, e integrar nuevas alternativas con conocimientos anteriores, para facilitar que esa persona pueda crear una visión global y contacto genuino con su universo interior, ya que cada persona es un mundo.

Es por ello que creo que para momentos específicos, el uso del WhatsApp en un contexto terapéutico en el cual  se utiliza sin reemplazar al contacto personal, y directo, cara a cara, puede ser una vía o trampolín para ayudar al otro, tanto para salir al exterior sin esconderse tras el teclado, como para establecer y mantener una comunicación más sana. Todo ello guiado por el terapeuta.

Para niños, adultos y especialmente adolescentes esto les es muy útil. Utilizan esta tecnología para relacionarse entre ellos sin necesidad de esfuerzo alguno, sólo dan a una tecla y el emoticono se encarga de expresar de manera sintetizada lo que ellos desean expresar: su posible pensar y desear.

En las sesiones psicológicas con adolescentes, me encuentro generalmente con jóvenes que tienen un gran potencial para desarrollarse, pero que a  día de hoy presentan dificultades para poder identificar y expresar lo que sienten ….. incluso hay niños y jóvenes que llegan las sesiones y son incapaces de mantener un contacto visual, o simplemente no pueden quitar la vista del suelo. Frente a esta situación he utilizado diversas técnicas y he incorporado a modo de puente el WhatsApp,  que increíblemente nos ha ayudado, desde ahí, desde la palabra escrita, desde  las teclas, a establecer una forma de comunicación más directa y sincera, que complementado con otras técnicas, ayudan a esa personita a salir del escondite, descubriendo estrategias propias y necesarias para establecer contacto social, contacto directo con el otro, y para mantenerlo.

¿Para qué sirve con esta generación de niños y jóvenes, que tienden a caracterizarse por contactos breves, desde la impulsividad y atención poco mantenida?:

  • Desde el terapeuta, puede ser considerado como una forma creativa para expresar respeto y aceptación por su forma de posicionarse en el mundo, además de mostrar un interés genuino por querer comunicarse con ellos, con sus herramientas y en su terreno digital, multimedia o cibernético.
  • En sesión, para apoyar y promover el establecimiento del vínculo entre terapeuta y usuario, ya que tienden a ser niños y jóvenes que actúan sintiendo una fuerza flojita para establecer y mantener contacto visual directo, contacto con el otro…se le ayuda a pasar desde esta etapa de manera gradual al cara a cara.
  • El terapeuta debe ser consciente de a quién de entre sus pacientes permite utilizar el WhatsApp fuera de sesiones. Idealmente a uno que respete límites, que esté en un proceso de autocontención que le permita elegir, priorizar e identificar momentos de real necesidad, y que no vaya a sobre explotar el uso de esta herramienta. Además, aprenden a respetar el espacio del otro empatizando: “ hoy es domingo, hoy no trabaja, no es urgente, puedo esperar al lunes”. Aprenden a esperar, a identificar la gravedad de las situaciones y elijen cuándo pedir ayuda, lo que les promueve a la creación interna de estrategias de afrontamiento de situaciones que viven como complejas, y a la vez establecen un baremo de “qué tanto puedo o no sujetarme por mi mismo”, lo cual les va permitiendo, de manera gradual, reflejar cómo van evolucionando en su crecimiento, contención y madurez emocional, como por ejemplo con aquellosque están en proceso de enfrentar sus bloqueos.
  • Si están muy bloqueados puedo utilizar como puente los emoticones, acompañando a que verbalicen lo que quieren expresar por esta herramienta, colocándoles un tono de voz que corresponda y adecuando también la gesticulación facial y corporal de acuerdo a esa emoción expresada.
  • Se trabaja la empatía y el hacerse cargo y responsable de lo que cada uno dice, ya que, es muy fácil enviar un mensaje de texto “olvidando” que hay otro que lo recibe, puesto que no le vemos la cara, podemos “hacer cómo que no pasa nada”. Sin embargo, si aprovechamos en sesión el envío de mensajes por WhatsApp y complementamos esto con que el sujeto que lo envía vea los efectos en directo que ha provocado en el otro (en este caso el terapeuta), contacta de manera conciente en los efectos emocionales, conductuales que ocasionan sus decisiones en un entorno seguro, aprende a resolverlas y a desarrollar nuevas estrategias de enfrentamiento que podrá utilizar en su vida diaria. Lo que le lleva a pensar en las consecuencias de “sus palabras”, en lo que está comunicando y a autorregular sus impulsos.
  • Aprenden a prestar atención al otro y mantenerla unos minutos más ir expresando por texto información de la realidad y el poder contrastarla de manera inmediata, mirando, les hace tomar conciencia del presente, de tocar suelo en el aquí y ahora, en donde están en estos momentos, por ejemplo en caso de ser muy evasivos y dispersos, se les puede traer a sesión con un mensaje de WhatsApp que diga, por ejemplo: “¿te gustan mis zapatos?”, para poder responder, necesita mirar, salir del teclado, escribir la respuesta, volver a salir del teclado y finalmente mirar al otro para tomar conciencia del efecto que provocan sus palabras.

Grupo Crece

Peleas de hermanos

¿Son normales? ¿cómo actuar? ¿se pueden evitar?

peleas hermanos

Si hay algo que preocupa y agobia a los padres son las peleas entre sus hijos. Lo primero que se preguntan es si es normal, sobre todo cuando no conocen la experiencia de otros padres. Os interesa saber cuándo se salen de la normalidad, cómo actuar y si se pueden prevenir. Por Carmen Bayón para masquepadres, con el asesoramiento de la psicóloga infanto-juvenil de Grupo Crece.

Para tranquilidad de los padres, hay que decir que las peleas entre hermanos durante la infancia son algo normal e incluso necesarias para el desarrollo de los niños (siempre que no haya daño físico o su frecuencia sea cotidiana y descontrolada).

“Las peleas entre hermanos en la etapa infantil se consideran normales, necesarias y esenciales, ya que son parte del proceso y desarrollo evolutivo normal de los niños”, explica Claudia, psicóloga infanto-juvenil en Grupo CRECE, Madrid.

Aprenden a lidiar con rivalidad, a compartir a los padres y no tener siempre la atención exclusiva de ellos, a esperar turnos, emociones nuevas (celos, envidia, soledad), a manejar la competitividad y a fortalecer la autoestima, para así contar con las herramientas básicas que les ayuden a enfrentarse de adultos a situaciones de mayor complejidad.

Por qué se pelean

Las peleas suelen ser más frecuentes entre hermanos del mismo sexo: “Inicialmente buscan diferenciarse entre sí, conocerse, sopesar capacidades y recursos. Ensayan estrategias para darse a escuchar y ser vistos. Los motivos de los pleitos varían dependiendo si son chicas o chicos”, explica la psicóloga. Entre las chicas las peleas suelen ocurrir porque una le coge la ropa de la otra, si es más bonito el vestido de una de ellas, los maquillajes, accesorios, etc. En cambio, en los chicos serán las orientadas a: quien lanzó más lejos el balón, o corre más rápido, quien tiene más amigos… Hay peleas comunes, tanto para chicas como para chicos: turno para usar la Wii, la PSP, o la play, o el pedazo más grande de chocolate. Las peleas entre hermanos aumentan cuando hay menos diferencia de edad, por el hecho de “defender mi territorio”, sin embargo, a medida que van creciendo, éstas van siendo menos frecuentes y aisladas en el tiempo. Las peleas son más frecuentes en ambientes familiares donde hay escaso establecimiento de límites y normas, ausencia de negociación, cansancio de los padres, o donde se busca responsabilizar a otros agentes educativos (canguros, familiares…) de los niños. También si el estilo de educación y la relación en familia está basada en la devaluación, imposición, agresividad, ausencia de empatía y poca escucha activa; si existe ansiedad, situaciones estresantes (traslados por trabajo, cambios de casa y colegios, fallecimientos de un familiar, problemas de pareja, problemas académicos, separaciones), o excesivas comparaciones y preferencias de la familia o padres por un hijo más que por el otro.

Cuándo no son normales las peleas

No se considera normal que no haya peleas entre hermanos, “su ausencia podría deberse a una escasa valoración de la relación fraterna”, explica la psicóloga. También cuando las peleas son diarias y a los padres les resulta difícil su manejo y control, es decir, pasa a ser cotidiano, descontrolado, generando sentimientos de frustración y estrés en la familia. “Si a esto se añade que los niños no muestren signos de arrepentimiento, culpa,  tristeza o existen manifestaciones explicitas de disfrute y goce frente al dolor y daño provocado al hermano, estamos frente a una relación de maltrato que está generando a su vez un agravamiento y pérdida de una dinámica sana que promueve el desarrollo, crecimiento y respeto entre los niños”, advierte la psicóloga Claudia Quiroz Chavarría. Para evitar que las peleas sean intensas o agresivas, “es recomendable dar un espacio para que los niños sepan que se pueden pelear pero en un encuadre establecido por los padres, es decir, donde se enseñe al niño un espacio para que aprenda a negociar, verbalizar sus deseos y sentimientos, respetar turnos, y evitar dar  golpes al otro”, aconseja la psicóloga. Para lograr esto es importante que el adulto mantenga una actitud atenta, cuidadora y protectora, brindando un entorno de contención y seguridad. “Hay veces que los niños pelean por aburrimiento, en esta caso se sugiere promover juegos participativos y relaciones pacificas entre ellos, supervisar el tipo de juegos (play, PSP, Wii) y las películas adecuadas a su edad”, indica la especialista.

Cómo deben actuar los padres

– Escuchar y negociar. Es importante que los padres se mantenga unidos para actuar frente a las peleas. Deben escuchar cada versión de los niños, manteniendo una postura comprensiva, neutral, paciente y tolerante, guiando a los hijos para que ellos resuelvan el problema a través del encuentro y la negociación, en un entorno exento de gritos, golpes, etc. – Poner límites. Si la pelea sube de tono e intensidad, es importante asumir un rol más mediador, estableciendo límites y consecuencias si ellos deciden traspasar esos límites; luego separarlos en espacios físicos diferentes (cada uno en una habitación) y dejarlos allí durante unos minutos para que identifiquen que las agresiones físicas o verbales no son toleradas por los padres. Finalmente es bueno hablar de manera individual con cada uno. – Dar ejemplo. Los niños aprenden por imitación, por eso es importante que llegéis a acuerdos en la pareja. “Si lográis llevar a cabo lo que enseñáis, el aprendizaje por parte de los niños será más rápido y mantenido y os validarán más fuertemente como padres ya que sois coherentes y estables”, aconseja la psicóloga.

Ayuda para los padres

•    Identificar el problema. •    Evitar buscar culpables, o quién hizo más daño o qué generó el problema; tampoco hay que mencionar quién es más pequeño o más grande, ya que esto promueve la perdida de neutralidad. •    Promover la verbalización de las emociones (motivar al niño a contar cómo se siente). •    Expresar de manera abierta el amor que se tienen y que en esos momentos han olvidado. •    Buscar formas de resolución. •    Evitar poner como castigo “estudiar o hacer los deberes”. •    Determinar un símbolo de reconciliación: un beso, un abrazo, un dibujo, etc. •    Promover actividades de ayuda entre ellos (por ejemplo, ordenar los zapatos de ambos y que se acompañen y ayuden). •    Aceptar que las peleas entre hermanos no se pueden eliminar, ya que no es sano.

Más información

Grupo CRECE

www.grupocrece.es

Centro de psicología infantil y juvenil, en Madrid. Tel.: 91 128 84 60.

Disponible en

http://www.masquepadres.com/ninos/peleas-de-hermanos

Cómo organizar los deberes de los niños

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Si queremos que nuestros hijos disfruten en el colegio y se sientan motivados, es imprescindible organizar bien los deberes en casa. Podemos empezar a crear una actitud positiva hacia las tareas del cole desde que los niños son muy pequeños. 

¿Tenéis bien organizados los deberes del colegio en casa? Tiempos, espacios, actividades extraescolares, actitud de los padres... Todo cuenta.

Las horas de sueño

El horario de ir a la cama es fundamental, los niños deben dormir un mínimo 8 horas. Si no se puede mermar la atención, motivación, humor, actitud y comportamiento de los hijos.

El rincón de estudio

El lugar de estudio se tiene que diferenciar de los demás espacios para predisponer al niño a estudiar y facilitar la concentración. Por lo tanto, debe ser un lugar sin televisión, sin ordenador, sin música, con luz adecuada, tranquilo y con mínimas distracciones. Lo ideal sería una mesa con sus cuadernos y bolis y nada más.

El horario para hacer los deberes

Desde los 5 años de edad, se puede instaurar un “momento de los deberes”, que vaya incorporándose en casa de manera paulatina, en el que el niño incorpore como algo natural el tener un espacio para hacer actividades concretas (ya sea pintar, leer) que a medida que crezca se irá volviendo más complejo. Este es el cimiento de los futuros hábitos de estudio.

Premios y refuerzos

Además de un horario de hacer los deberes, es importante que haya consecuencias positivas por realizarlos (la valoración verbal y la expresión de emociones positivas de los padres siempre debe estar presente. Pero además, una hora de juego con mamá o papá, o se gana el fin de semana un desayuno con bollos o algo que sugiera el niño, si es realista y asequible para los padres. Nunca se tratará de regalos materiales o premiso excesivos, salvo excepciones). El objetivo es reforzar el esfuerzo y los resultados derivados de éste.

Se pueden acordar “premios” de fin de año, que se dan sólo si se cumplen los acuerdos, ya sean: clase de windsurf en verano, o buceo, o un mp3 nuevo, o cambio de móvil, o nuevo reloj o vacaciones con algún familiar, etc. El premio debe ser realista y no se debe materializar si no se han conseguido los objetivos. El objetivo es que el niño se lo gane, para que aprenda a esforzarse, buscar, conjugar y utilizar una motivación tanto interior como exterior para sus objetivos. Durante el año escolar los refuerzos y premisos no deben sobrepasar el gran premio final.

La merienda forma parte de los preliminares

Antes de estudiar y hacer los deberes se sugiere que coman algo, beban algo y pasada una hora entre una actividad y otra se pongan a ello, para que sientan que empieza otro momento.

Planifica los momentos de descanso (de toda la familia)

Los momentos de ocio también hay que planificarlos semanalmente para que sea un factor que promueva la motivación. Tanto de padres con hijos, tanto de pareja como individualmente, porque muchas veces los adultos tienden a no desconectar y terminan cansados, tensos y de mal humor, y eso afecta a la relación con los hijos y al estudio.

Definir tiempo concreto frente a la televisión, chat, internet, consola, etc. Y definir y aplicar las consecuencias de no respetar dichos acuerdos. Padres, mantened vuestras palabras independientemente de que os entristezca.

Hacer los deberes no exime de otras responsabilidades

Es importante que los niños ayuden en casa, no pueden estar exentos por tener que hacer deberes o estudiar. Hay que definir tareas sencillas que diariamente se deberían hacer, por ejemplo: hacer su cama, recoger su ropa sucia para la colada, recoger sus libros o sus juguetes.

Cuidado con las actividades extraescolares

En cuanto a las actividades extraescolares, pueden ser muy recomendables, pero si son demasiadas pueden causar estrés a los niños e impedirles descansar como lo necesitan.

Hay que valorarlo con cuidado, porque si el niño está todo el día en el cole y luego sigue con actividades extraescolares, posiblemente llegue a casa con intención de “olvidarse de todo” y no querer hacer deberes ni estudiar.

Psicóloga infantil de Grupo Crece

www.grupocrece.es

Publicado en http://www.serpadres.es/3-6-anos/educacion/Como-organizar-los-deberes-para-que-el-curso-sea-un-exito.html

El 15M y la próxima generación

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El movimiento 15M es un hito en la historia española. Lo importante es considerarlo como un hecho que recordarán distintas generaciones, especialmente los niños de ahora y que serán los adultos del mañana.

Muchas veces, la sociedad tiende a considerar o a devaluar la capacidad de atención, opinión e interés de los niños hacia el entorno, se tiende a omitir información y evitar dar explicaciones. Un niño, protagonista del vídeo de la acampada de Pamplona, con naturalidad, inocencia y espontaneidad , propia de la infancia, refiere muy claramente, "intento enterarme de algo… aunque la mayor parte de las veces no entiendo nada… para cuando empiezo a entender  y me doy cuenta que ya estamos en crisis… y los políticos se pasan el día  discutiendo entre sí por quien arregla la crisis… en vez de darse cuenta y arreglar la crisis de una vez”.

Es importante integrar, explicar, enseñar lo más simple posible a los niños, lo que actualmente está ocurriendo, ya que los cambios que se puedan hacer hoy, para que se mantengan y puedan evolucionar, dependen de las generaciones venideras…. y me pregunto:

¿Qué decisiones podrá tomar la generación venidera si no la implicamos, motivamos y explicamos lo que actualmente está pasando? Y me pregunto ¿Qué tipo de sociedad queremos lograr?

Si miramos a nuestro alrededor, los niños de hoy en día se encapsulan y/o enajenan al pasar varias horas conectados a las “maquinitas de entretención” (PSP, WII, PLAY), esto no quiere decir que esté en contra de estas herramientas, pero pueden llegar a provocar que el niño deje de estar conectado al mundo, "alienado", puesto que comienza a vivir en un mundo con otras características que sustituye a la realidad y  puede que aprenda, en la mayoría de los casos,  que la agresividad es validada, es poderosa, además, de que las respuestas a sus demandas,  se obtienen  en "segundos". Aprenden la impaciencia, tienden a presentar una escasa  tolerancia a la frustración y muchas veces dejan de valorar otras  posibles alternativas que les permitan resolver el problema, ya que se nublan sus sentidos.

El 15M está siendo una puesta en escena de varias características importantes que deberían primar en el ser humano: apoyo, solidaridad, empatía, nobleza, entereza, dignidad, tolerancia, paciencia, comunicación efectiva y afectiva, alegría, deseos de hacer bien las cosas, respeto, unidad y diferenciación, responsabilidad, darse cuenta o estar conectados con la vida y la realidad, liderazgo, iniciativa, creatividad, organización, autocuidado y  cuidado tanto del entorno como de los demás, esperanza en el cambio y evolución, resistencia frente a la agresividad y adversidad.

Claudio Naranjo, psiquiatra gestáltico chileno que ha desarrollado los programas SAT, señala que para poder crear  una nueva sociedad hay que abordar la educación, puesto que esa es la generación del mañana. Entonces me pregunto: ¿Será positivo que los niños vivencien las acampadas (bajo el cuidado de personas mayores)? Definitivamente sí, ya que los niños aprenden por medio de la observación, imitación y experimentación, es decir, vivir las situaciones. En estos puntos de acampada, actualmente se están dando lecciones de vida, que enriquecen a los niños, ya que podrían observar diversidad de culturas, personas, opiniones, vestimentas, formas de resolver conflictos, distintas maneras de expresión,  podrán con un poco de explicación y guía de los adultos,  vivenciar y  sentir que forman parte de una sociedad en donde ellos también son considerados, cuidados, queridos, protegidos, escuchados y validados.

Grupo Crece

Área de Psicología infanto-juvenil y familiar

 

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CRECE es un gabinete psicológico con sede en Madrid. Sus profesionales desarrollan su labor en el ámbito de la psicoterapia, el coaching y la formación en habilidades. Trabajamos para conseguir que las personas se conozcan mejor y se sientan bien consigo mismas, abriendo camino al cambio y a la evolución. 

En el blog de Crece podrás conocer aspectos relevantes sobre el desarrollo personal y profesional, resolver tus dudas, reflexionar y abrir debates sobre temas relevantes para nuestras vidas.

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