Infidelidad: naturaleza o cultura ¿Decidimos si somos fieles?

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Se ha discutido mucho desde un punto de vista científico si somos fieles o no por naturaleza. Empezaremos con un análisis antropológico descriptivo (sin entrar en juicios éticos o morales) para pasar a un análisis psicológico y dar unas pinceladas de los diferentes tipos de infidelidad que podemos encontrar en nuestra sociedad.

Nuestro objetivo es desmitificar la infidelidad, normalizarla y ayudar a los lectores a identificar las diferentes causas de ser infiel. Desde ahí apuntaremos a los valores que tenemos asociados a la infidelidad y el sistema de creencias que lo sustenta desde una perspectiva psicosocial. De cara a potenciar una mayor conciencia a la hora de “ser o no ser infiel”.

Los antropólogos en general lo tienen bastante claro. La infidelidad es algo natural e intrínseco a la naturaleza humana al igual que se observa en animales.

Sin embargo, existen formas diferenciadas de considerar la infidelidad reguladas por normas socioculturales según las culturas o pueblos, incluso animales como los primates tienen comportamientos de infidelidad regulados por normas sociales. Parafraseando a José Antonio Marina: “somos un híbrido entre biología y cultura”, no podemos defender más el peso de lo biológico sobre lo socio-cultural o viceversa, y la cuestión de la infidelidad no se salva de esto.

Hay más discrepancia en los estudios en relación a conceptos como el de monogamia y poligamia. Khomegah, dentro del modelo de la antropología social, defiende que en buena parte de su historia, los seres humanos debieron vivir en sociedades donde la poligamia era una forma de estructura familiar común. Por otro lado, Helen Fisher, una de las antropólogas más reconocidas defiende la tendencia humana a la monogamia como manera de estar en pareja, desde una perspectiva psicobiológica y antropológica, aunque culturalmente se hayan dado casos de poligamia desde tiempos remotos en la historia de la humanidad. Si bien, ciertamente el número de sociedades auténticamente poligámicas es bastante reducido según los datos disponibles.

Pero con relación a la fidelidad, Fisher y sus colegas son muy tajantes, la infidelidad y el adulterio forman parte de patrones habituales de comportamiento.

La tendencia en los seres humanos es a la variedad de parejas a lo largo de la vida del individuo. En culturas primitivas, según datos aportados por Fisher, el cambio de pareja se producía aproximadamente a los 4 años, tiempo que coincidía con el destete de los niños, ambos progenitores se sentían más libres ya que sus retoños eran ya menos dependientes.

Las separaciones y las posibilidades económicas se relacionan estrechamente en todas las culturas, la antropóloga Nancy Howell, lo investigó en la década de los setenta. Las conclusiones de sus estudios indicaban que, cuando había más posibilidades económicas, aumentaba el índice de divorcios, un caso interesante es el de la cultura !kung; en dicha cultura, tanto el hombre como la mujer aportaban económicamente a la familia, y el índice de rupturas estaba en torno al 40% y después era habitual que contrajeran nuevos enlaces también.

Según datos de un estudio en Finlandia realizado entre los años 1974 y 1987, el mayor porcentaje de rupturas se producía en el tercer o cuarto año de relación y este porcentaje declinaba a medida que las parejas seguían juntas un mayor tiempo, parece también, que la comparación de este estudio con los datos de estudios en otras culturas mantiene la misma relación.

Es decir:

Las parejas rompen como media tras llevar tres o cuatro años de relación y es menos probable la ruptura si la relación supera este número de años.

Las posibilidades económicas y la distribución de la riqueza entre el hombre y la mujer aumentan el número de divorcios o rupturas, y tras esto se establecen nuevos vínculos afectivos.

Otro tema interesante es el tabú que siempre ha habido en torno a la infidelidad, es algo generalizado en las diversas culturas aunque hay excepciones.

Los vínculos extramatrimoniales en las diferentes culturas suelen ser furtivos, no es aconsejable hablar de ellos y suele ser cosa de compartir en círculos muy íntimos, pero no siempre es así.

El préstamo de la esposa, conocido como hospitalidad femenina, es habitual para los pueblos esquimales, esto favorece los vínculos de amistad y sólo se hace si la esposa está de acuerdo.

La cultura kuikuru de la selva brasileña considera normal la libertad sexual, sólo es castigada si eso implica el descuido del hogar y otras obligaciones domésticas.

A lo largo de nuestra historia en Europa, también tenemos ejemplos de ello, el señor feudal se reservaba el derecho a desvirgar a la novia de su vasallo (el derecho de pernada) y en muchas culturas europeas, hasta hace bien poco, que el marido tuviese escarceos o amantes era algo “normal” y no considerado adulterio, salvo que fuese la mujer quien actuase de esta manera.

En muchas culturas las relaciones extramatrimoniales han estado estrictamente prohibidas para las mujeres, corriendo peligro sus vidas.

No siempre se asocia adulterio con hacer el amor; tener un amigo o recibir un favor de alguien del otro sexo; en muchas culturas se considera adulterio cosas como pasear con alguien del otro sexo o recibir un regalo de alguien del otro sexo, incluso si la mujer es viuda, y aún en nuestros días existen muchas parejas que no están cómodas o no permiten las relaciones de amistad viviéndolo como un posible competidor/a.

A pesar de trabas y tabúes, a pesar de nuestro rechazo ante la infidelidad, considerándolo algo inmoral, a pesar de los sentimientos de culpa asociados a ser infiel, a pesar del riesgo que asumimos de romper nuestra familia o provocar rechazo social, las estadísticas nos muestran que no evitamos las relaciones extramatrimoniales.

El sexólogo Alfred Kindsey en la década de los cuarenta y cincuenta indica que de los 6.427 maridos encuestados, más de un tercio habían engañado a sus esposas, el 26% de las 6.972 mujeres casadas, divorciadas o viudas que fueron entrevistadas habían tenido relaciones extramaritales antes de los 40 años, un 19% con cinco amantes. En los años 70, un estudio dirigido por Morton Hunt revela datos parecidos. La infidelidad masculina era más frecuente hasta los 30 años y la femenina a partir de los 35 años. En los años 80, una encuesta realizada por la revista Cosmopolitan señala que el 72% de los hombres y el 54% de las mujeres, tuvieron aventuras amorosas durante sus matrimonios. Todos estos datos se refieren a población norteamericana.

infidelidad

¿Por qué la infidelidad?

Desde una perspectiva darwiniana, si el hombre tiene variedad sexual es más probable que sus genes no desaparezcan. Pero en el caso de la mujer, no puede engendrar cada vez que copula, teniendo en cuenta el periodo de gestación y lactancia, no es por tanto, la motivación de trasladar sus genes la que sustenta evolutivamente la infidelidad, sino la de obtener bienes  servicios adicionales, la subsistencia complementaria y conseguir variedad en los ADN, garantizando la subsistencia del hijo más fuerte. Esta tendencia biológica sigue latiendo en nosotros como un instinto de supervivencia que nos lleva a reaccionar ante determinados estímulos, igual que la activación del miedo nos lleva a protegernos aunque sea un miedo irracional.

Desde una perspectiva psicológica, habría muchas otras motivaciones relevantes además de la supervivencia de la especie, podría ser que algunas personas quisieran ser descubiertas para que tras tocar fondo en la relación, se resuelva un conflicto matrimonial, o para satisfacer necesidades insatisfechas en la relación de pareja y que esta fluya mejor, o para tener una excusa y poder romper su relación, o quizá sentirse especiales, más deseados, por la necesidad de deslumbrar continuamente, por venganza, la excitación del peligro, sentirse jóvenes buscando las novedades…

El peso de las variables socio culturales sobre la cuestión de la infidelidad, los valores de cada persona al respecto cumplen también un papel esencial.

ruptura afectiva

¿Decidimos ser infieles? Motivaciones de la infidelidad.

Los seres humanos no nos guiamos únicamente por instintos biológicos. Si somos infieles lo decidimos, con mayor o menor reflexión, o con mayor o menor conciencia de por qué y para qué lo hacemos, pero lo decidimos.

Hay diversos motivos que nos llevan a ser infieles y no podemos meter el tema de la infidelidad en un mismo saca.

En mi experiencia como psicoterapeuta me encontrado con una gran variedad de circunstancias y casos diferentes que podría agrupar en los siguientes.

1.  Mi pareja y yo ya no nos queremos, o las cosas van bastante mal, quizá no somos muy consientes de lo que pasa en la relación, pero hay unas necesidades afectivo-sexuales sin cubrir (suelen pesar más las necesidades afectivas que son mucho más esenciales siempre) y muchas veces, busco sin ser consciente de ello y por supuesto, encuentro, estoy receptivo/a y inconscientemente lo muestro. No me atrevo a romper los lazos con mi pareja, y mi pareja tampoco se atreve a romper, aunque siente que las cosas van mal, sabe que ya no me quiere y puede que también tenga un/una amante. Puedo mantener una relación en paralelo que puede durar años. En estos casos, seguramente es el/la amante quien acaba rompiendo esa relación.

Romper es muy difícil psicológicamente hablando para algunas personas, lo viven como un desapego, como quedarse desamparados, como un fracaso, la fachada social les importa mucho, se han establecido relaciones de dependencia afectiva muy peligrosas pro las dos partes.

2.  Mi pareja y yo nos queremos aún, pero no se sabe muy bien de qué manera, si hay amor o cariño, algo funciona mal, puede que no seamos conscientes al principio de lo que pasa pero… de repente…conozco a alguien que me quita la venda de los ojos y me hace sentir como yo necesito, hay culpabilidad pero lo he visto muy claro. Puede que sea o no la persona adecuada para mí, pero me ayuda a darme cuenta de lo que no vi. Las necesidades afectivas mueven mucho más la infidelidad que las necesidades sexuales, también en estos casos.

Es muy posible que, admitiendo o no la infidelidad pueda hablar con mi pareja y empezar a resolver los problemas, quizá acudir a una terapia, y es posible, que la relación salga adelante reforzada o que se descubra que ya es demasiado tarde y se produzca una ruptura.

Quizá, si admito mi infidelidad o me descubren, todo se estropee debido también, a los valores y características psicológicas de mi pareja.

En estos casos si el deseo de la personas es seguir con la relación es mejor no confesar la infidelidad. No tenemos que ser al cien por cien sinceros con nuestra pareja, la mentira “piadosa” puede salvar muchas relaciones, pero hablaremos de ello en otro lugar.

3.  Mi pareja me quiere pero yo a ella no tanto y me empiezo a dar cuenta, pero no quiero verlo, no amo a mi pareja pero le tengo afecto y no quiero que sufra, conozco a una persona, cubre lo que necesito, sé que no debo hacerlo, me siento culpable, pero no lo puedo evitar, es superior a mis fuerzas, pero como se lo digo, haré sufrir a mi pareja… lo afectivo aquí, también, prima más.

Esto puede convertirse en un peregrinar de amantes hasta que esa parte se atreve a dar el paso y separarse definitivamente.

4.  Yo quiero a mi pareja pero me siento decepcionado/a con cosas que han ido pasando y puede que me haya ido desenamorando poco a poco, no soy consciente del todo, aparece alguien en mi vida por casualidad, me hace feliz, la culpa está ahí, es probable que acuda a una terapia para analizar lo que pasa y descubra lo que realmente quiero y necesito. La infidelidad no es algo sexual sino afectivo.

5.  Puede que todo vaya muy bien pero hay una incompatibilidad sexual, pero lo demás funciona de maravilla, es difícil, muy difícil dejar a esta persona que me aporta tanto, mi mejor amigo/a, pero no hay química, realmente nunca la hubo pero al principio no me importó. Como dejar es difícil y esta persona cubre tanto y yo no quiero ver los problemas, lo niego, lo hago inconsciente, me protejo pero mi cuerpo si los ve y un día reacciona enrollándose con alguien. Ya ahí comienza el conflicto…

La persona que está al lado es más una amiga o un amigo y no alguien con quien quiero tener una relación de pareja, necesito tiempo para digerirlo ya que supone una pérdida afectiva muy importante. Y en algún momento debo de ser sincero con la pareja.

6.  Puede que sea una persona que necesita novedades en su vida, incluyendo las novedades en el terreno sexual, quizá se lo he planteado a mi pareja, y le he propuesto aventuras de a tres, intercambio de parejas o cosas de ese tipo, puede que mi pareja esté de acuerdo o… no… quizá he planteado desde el principio una relación abierta…La motivación es más sexual que afectiva.

Que esto funcione no es un imposible, pero ambas partes deben de estar de acuerdo y deben cumplir ciertas características psicológicas. En nuestra cultura la infidelidad se considera deslealtad y falta de respeto a la otra persona y es difícil salir de valores tan arraigados. Aunque tendemos a eliminar el concepto de posesión en el amor y eso es fundamental también para adaptarnos a los valores de nuestra época, la libertad sexual sigue siendo culturalmente un asunto complicado de encajar.

De todos modos hay grupos de personas muy numerosos, que dentro de sus valores observan la infidelidad como algo puramente sexual y pueden dejar a un lado la parte afectiva y diferencia la infidelidad de la deslealtad. Esto es más frecuente en el mundo homosexual sobre todo entre hombres.

Siempre que las dos partes de la pareja participen, se podrá encontrar un equilibrio, si no es así, y una de las partes de la pareja cede para no perder al otro, o sufre con estas circunstancias, entrar en estas dinámicas no es recomendable ya que el final no será feliz.

7.  Puede que mi infidelidad se explique por mi falta de autoestima, he aprendido que sentirme seductor/a es un apoyo importante en mi autoconcepto y cuando ya he seducido, y a mi pareja ya la he seducido y ya no es un reto para mí, necesito buscar más retos, necesito sentirme deseado/a continuamente.

Sería importante tratarlo en una terapia psicológica, es más fácil que las mujeres reconozcan esto como un problema, los hombres suelen atribuirlo a la “normalidad” ya que aún a día de hoy, hablando de nuestra cultura, existen muchas creencias machistas instauradas en patrones de comportamiento.

Dentro del modelo “machista” la infidelidad puede considerarse como “hombría” independientemente de los sentimientos que esto provoque en la otra parte o, incluso, independientemente del amor que siento por mi pareja.

También, puede ser el caso de personalidades narcisistas, que buscan siempre la satisfacción de sus necesidades sin importarles el sufrimiento de la otra parte, sin ni siquiera tenerlo presente o ser conscientes, en estos casos, es habitual que además de infidelidad haya maltrato psicológico hacia la pareja.

8.  Puedo ser infiel porque satisfago mis necesidades sin tener en cuenta las de la otra persona, realmente no quiero a mi pareja como a ésta le gustaría ser querida. Hago lo que es “normal”, desde una perspectiva convencional,  hacer, una pareja, unos hijos… pero no pongo límites a mis deseos o impulsos.

¿Se trataría de una personalidad narcisista o un sistema de valores “machista”? Ambos encajarían en este punto.

En cualquier caso, desde una perspectiva psicológica y social, no podemos aislar los conceptos de fidelidad-infidelidad del marco socio-cultural en el que nos movemos, aunque éste esté en constante movimiento.

El modelo amoroso donde el otro es de “mi propiedad” está cayendo por su propio peso. La mayor igualdad entre el hombre y la mujer, el avance en los derechos humanos fundamentales, la normalización de estos comportamientos desde una perspectiva biológica y antropológica… nos hacen ver las cosas con una perspectiva más amplia.

La tendencia en las parejas sanas es tener una vida personal propia, además de la vida en común con la pareja, sean parejas homosexuales o heterosexuales, pero en términos generales, aún, no estamos preparados para compartir sexualmente a nuestras parejas, quizá tenga razón Fisher que naturalmente buscamos la monogamia o quizá nuestra cultura aún no nos ha preparado emocionalmente para ello.

También hay pruebas de que las parejas felices duran mucho más y no son infieles, y la clave de las parejas felices ya la apuntamos en nuestro artículo “Las claves del amor eterno”

Es importante destacar, también, un concepto relacionado con la fidelidad-infidelidad que es el de lealtad, apuntado ya en el apartado anterior. Eso sí es fundamental cultivarlo para que una relación de pareja sea sana y feliz, ya que tiene que ver con valorar al otro, hacerle sentir valorado y apoyarlo en los momentos difíciles, aportarle la sensación de confianza necesaria para que cualquier relación vaya a buen puerto.

Raquel López Vergara

Psicóloga

Grupo Crece

La primavera ¿la sangre altera?

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El sol influye directamente en nuestro estado emocional y motivacional, muchas personas en primavera se sienten más felices y más activas. El aumento de la luz provoca la segregación en nuestro organismo las hormonas como la melatonina o la serotonina, esto provoca que nos sintamos más contentos y con mejor humor.

De hecho el índice de depresiones es mucho más alto en zonas del planeta con menos luz solar.

Además de los cambios hormonales, también tienden a aumentar los niveles de colesterol y de azúcar, y la acidez de la sangre.

El cuerpo debe adaptarse a un nuevo clima y en este proceso podemos notar cansancio, somnolencia, bajadas de tensión, apatía, pérdida de hambre... Estos cambios siendo normales, pueden ser experimentales con más o menos intensidad, dependiendo de cada persona.

Por otro lado, la primavera puede revolvernos y desestabilizarnos emocionalmente, los cambios de temperaturas, la inestabilidad del tiempo,  pueden llevarnos a los que se denomina "depresión primaveral". La persona puede sentirse triste, aunque habitualmente es un estado de humor pasajero que desaparece a los pocos días o semanas. No estamos hablando de depresión como problema psicológico o psiquiátrico, sino de una bajada del ánimo que afectará más o menos a la persona según su patrón de habilidades y las circunstancias que la rodeen en ese momento.

En personas con trastornos psiquiátricos ya instaurados el patrón estacional influye entre un 10% y un 20%.

En conclusión, la primavera como tal no provoca ningún trastorno, sino que tiene alguna influencia en personas más sensibles a los cambios, esto puede afectarnos a nivel corporal y/o emocional y no le debemos dar demasiada importancia.

Lo que podemos hacer es:

-          Cuidarnos un poco más y no desatender nuestros hábitos básicos.

-          Aceptar el estado de fatiga o apatía.

-          Buscar hacer actividades con otras personas y actividades agradables.

-          No obsesionarnos, escucharnos lo justo, dejando que pasen unos días, seguramente nuestros pensamientos no serán tan negativos.

Y si el efecto es de activación y buen humor disfrutémoslo al máximo.

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Grupo Crece

Sexo, ¿imprescindible en las relaciones de pareja?

sexo septem trionis

El sexo, junto a la sintonía emocional e intelectual, es uno de los ingredientes de una relación de pareja satisfactoria. La mayor parte de las personas, tanto hombres como mujeres en parejas heterosexuales y en parejas homosexuales, lo consideran un factor muy importante en las relaciones de pareja.

Pero valorar si hay buen sexo o mal sexo o si la frecuencia es la adecuada, es una cuestión subjetiva.

La clave está en la sintonía entre los componentes de la pareja ante esta cuestión. Sin que, de ningún modo, sea patológico, hay personas que están más dispuestas o receptivas a una relación sexual y otras que no lo requieren con tanta frecuencia. Hay personas con una disposición más activa y otras que prefieren dejarse hacer. Sin entrar en generalizaciones, la edad es un factor que influye en la libido y también influye, la duración de la pareja, ya que a medida que pasan los años con una misma pareja, eliminamos un componente que activa el deseo sexual, que es "la novedad", también aumentamos la posibilidad de compenetración y de calidad de la relación sexual ya que conocemos mucho mejor al otro.

Debemos de tener en cuenta, además, que el sexo es algo más que un coito o un orgasmo, el sexo también es besos, caricias, miradas, sentirnos deseados...

Si nos fuésemos a comportamientos que provocan infelicidad en la pareja o en una de las partes de dicha pareja, podríamos valorar si hay alguna necesidad insatisfecha, un problema de autoestima de base o una disfunción sexual, y quizá pudiese ser necesaria una intervención psicoterapéutica, terapia de pareja o terapia sexual.

Muchos factores externos pueden influir también en la libido o deseo sexual, como son los hábitos y rutinas de la pareja en las que pueda haber incompatibilidades de horarios, la organización con los hijos que no facilite los encuentros sexuales, etc.

Los estados de cansancio, estrés, ansiedad o tristeza interfieren en nuestro deseo y receptividad sexual.

El consumo de ciertos fármacos y sustancias como el alcohol, los antidepresivos, algunos anticonceptivos orales o alteraciones en algunos parámetros biológicos pueden tener también su peso incidiendo en el deseo sexual.

¿Puede haber parejas que se sientan felices sin sexo?

Sí, efectivamente, si las dos personas están en esa sintonía.

¿Puede ser que la falta de deseo sexual sea un indicador de que la pareja presenta una crisis o que la relación va mal?

Sí, también, es posible.

¿Puede ser que no sea un problema de deseo o de felicidad de la pareja sino de una etapa en la que el estrés, la dedicación al trabajo o a los hijos, el cansancio y una mala organización de todos esto lleve a la pareja a disminuir mucho la frecuencia de sus relaciones sexuales?

¡Claro!

¿Puede ocurrir que en la pareja haya diferentes necesidades sexuales y se produzca algún tipo de incompatibilidad en este terreno?

Sí, puede ser y también puede ser superable.

Lo importante es analizar cada caso de manera independiente, valorar en qué punto me encuentro en este terreno con mi pareja, cuáles son mis necesidades y compartirlas con la pareja, para buscar soluciones, evitar malas interpretaciones o expectativas desajustadas que sí puedan derivar en un futuro en una crisis o ruptura.

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Grupo Crece

Guía para identificar el lenguaje del cuerpo

manos

¿Qué tenemos en cuenta a la hora de valorar si alguien me miente, es de fiar, es lo suficientemente seguro, se siento cómo conmigo, se siente atraído por mí, me está manipulando? ¿Qué estamos expresando con nuestro cuerpo con nuestra manera de andar, de mover las manos’ ¿Es esa la imagen que quiero dar, es eso lo que realmente siento y es lo que estoy mostrando? ¿Qué quiero mostrar y que no quiero mostrar a los demás?

El lenguaje no verbal corresponde a más del 80% de la información que podemos obtener de la otra persona si queremos interpretar sus necesidades, personalidad o intenciones.

  • 7% verbal (palabras)

  • 38% vocal (volumen voz, ritmo, etc.)

  • 55% movimientos corporales incluyendo movimiento faciales.

Es una herramienta esencial en la comunicación, tanto para el éxito de nuestras relaciones personales como sociales o laborales.

Existen pautas universales en la expresión no verbal pero en gran parte, se trata conductas aprendidas con gran influencia de factores culturales.

El significado de la conducta no verbal se debe enfocar teniendo en cuenta el conjunto de los gestos y el contexto.

Damos prioridad a lo no verbal frente a lo verbal a la hora de percibir el significado de un mensaje.

Es inconsciente, la mayor parte de las veces no nos damos cuenta de gestos que hacemos y también lo percibimos en general de manera inconsciente pero tiene un efecto en la imagen que nos hacemos del otro y en nuestras decisiones. Cada vez hay más interés sobre este tema y más personas interesadas en dominar un poco mejor su lenguaje no verbal y saber descifrar el de los demás.

Las habilidades para identificar lo no verbal las tenemos todos pero nos las hemos entrenado, de hecho los niños son mucho más hábiles que los adultos para identificar todo este tipo de patrones, ya que en los primeros años cuando aún no han desarrollado un lenguaje complejo, su comunicación se basa en lo no verbal.

Entendemos por comunicación no verbal aquello que hacemos con nuestro cuerpo, postura, orientación, ocupación del espacio, manera de caminar, movimientos de las manos, de las piernas, del tronco. También todo lo correspondiente a los gestos de la cabeza y de la cara, las expresiones de las emociones, la mirada, la sonrisa, por supuesto no podemos olvidar los aspectos paralingüísticos. Como suena nuestra voz, las pausas y los silencios que hacemos, los tonos emocionales de la voz, el volumen, la resonancia de la voz, el uso de nuestros tonos más grabes o agudos, el ritmo del habla.

Aunque no es propiamente no verbal también podemos descubrir muchas cosas del otro a través de su apariencia física, la estructura corporal, la ropa, los adornos…

Lo que no se dice pero se insinúa, la manera de expresarnos verbalmente si es más directa, más general, si hay ambigüedades, el vocabulario, si es más o menos rebuscado o es sencillo…

Os iremos descifrando las claves de la comunicación no verbal en diferentes post próximamente.

Os pedimos un juego, que es el primer paso para conocernos en lo no verbal e ir despertando nuestra capacidad de detectarlo en los demás.

VAMOS A OBSERVAR… Y OBSERVARNOS… ese es el primer paso.

Vamos a daros unas pistas para manejar situaciones habituales:

CLAVES PARA IDENTIFICAR LA INSEGURIDAD

bulling

1. Sudor excesivo en función de las circunstancias ambientales.

2. Postura cerrada de brazos, piernas o ambos.

3. Tensión facial: los gestos no son naturales.

4. Mirada baja, no mirar a los ojos de manera natural (intermitente).

5. Picores, rascarnos de manera impulsiva.

6. Agarrarse o frotarse las manos.

8. Balancearse (si la persona está de pie).

9. Movimientos nerviosos de las manos.

10. Mover poco las manos al hablar.

12. Expresar poco con la cara.

13. Titubeos.

14. Justificaciones excesivas

CLAVES PARA IDENTIFICAR QUE ALGUIEN NO DICE LA VERDAD O NO DA CONFIANZA

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Muchos de estos indicios indican emociones negativas o incomodidad, no siempre engaño.

  1. Mirada fría (no hay nada detrás).

  2. Gesto inexpresivo, nos da poca información, “cara de poker”

  3. Control excesivo de los movimientos faciales, la emoción se puede exagerar apareciendo de manera brusca, no natural, cuando el gesto es genuino aparece de manera más paulatina e igualmente desaparece de manera paulatina.

  4. Control de los movimientos corporales, también de una manera no natural. Lo normal es que el gesto no verbal preceda unos instantes la palabra, cuando mentimos la palabra antecede unos instantes al gesto. A veces, desacompasamiento de los gestos o poco acompañamiento del cuerpo o manos con el discurso.

  5. Esconder las manos al hablar.

  6. Sonrisa falsa, no nos salen las patas de gallo al sonreír, los ojos, la mirada no sonríe.

  7. Exageración en las muestras de afecto en relación al vínculo que establecemos con el otro.

  8. Microexpresiones contradictorias. Las microexpresiones son expresiones faciales que se producen en 3/4 de segundo que reflejan la auténtica emoción (Sistema de codificación de la actividad facial (FACS, ref. P. Ekman).Por ejemplo no te gusta lo que te dicen y pones un microgesto de ira casi imperceptible, después muestras una calma o relax que no son sinceras.

  9. Abortar una expresión emocional, que se queda como a medias.

10. Mirar fijamente a los ojos en situaciones de vergüenza o culpa, cuando sentimos vergüenza o culpa o así lo manifestamos la conducta automática es bajar la mirada o la cabeza, aunque sea por un instante.

11. Lágrimas cuando no hay risa o cuando las cejas no están levantadas

12. Enrojecimiento o empalidecimiento (pueden indicar otras situaciones emocionales rabia, vergüenza y culpa, y no sólo engaño)

13. Deslices emblemáticos: los emblemas son gestos a veces universales otras veces culturales que reflejan un mensaje, por ejemplo encogerse hombros significa duda, si ante una pregunta en la que me dicen, ¿se siente capacitado para realizar esta tarea? Decimos sí y de manera rápida encojemos los hombros, se darán cuenta de que mentimos o no confiamos en nuestra respuesta si son buenos observadores.

14. No hay coherencia entre lo verbal y lo no verbal.

sonrisa falsa

COMO DARNOS CUENTA DE QUE ALGUIEN NO ESTÁ CÓMODO CON NOSOTROS

  1. Nos mira menos.

  2. Nos pregunta menos y muestra menos conductas empáticas. Sus preguntas no están orientadas a lo personal.

  3. No orienta el cuerpo hacia nosotros: puede ser que sólo oriente la cabeza o sólo el tronco y no las piernas o puede ser que su postura esté totalmente orientada a otro lugar.

  4. No habla de sí mismo, no nos hace confidencias ni autorrevelaciones.

  5. Aumenta la distancia interpersonal.

  6. Sonrisa falsa, no nos salen las patas de gallo al sonreír, los ojos, la mirada no sonríe.

  7. Nos puede cambiar de tema.

  8. Mira el reloj.

  9. Su postura es más cerrada tanto de brazos como de piernas.

10. Puede expresar movimientos nerviosos con las manos o el cuerpo.

11. Hay tensión facial y corporal.

12. Al despedirse no concreta un nuevo encuentro.

COMO DARNOS CUENTA DE QUE ALGUIEN MUESTRA INTERÉS HACIA NOSOTROS

  1. Mirada intermitente pero a los ojos.

  2. Sonrisa, incluso risa.

  3. Escucha empática.

  4. Sincronía empática, repite los mismo gestos o adopta una postura parecida a la que estamos adoptando nosotros de manera intermitente.

  5. Pupilas más dilatadas con relación a la luminosidad del ambiente.

  6. Hay más acercamiento, menos distancia personal e incluso contacto físico.

  7. La postura está 100% orientada a nosotros.

  8. La postura es asimétrica y relajada.

  9. Hace preguntas más personales y ofrece autorrevelaciones.

10. Expresa cosas positivas y lo muestra en el rostro.

11. Hay coherencia entre lo verbal y lo no verbal.

12. No hay tensión facial ni corporal.

COMO DARNOS CUENTA DE QUE LA OTRA PERSONA QUIERE LIGAR CON NOSOTROS O LE INTERESAMOS MÁS ALLÁ DE LA AMISTAD

A veces es difícil distinguirlo del mero interés sincero, pero hay algunas claves.

1.  Mirada muy intensa a los ojos. A veces rubor y desvío de mirada.

2.  Sonrisa continua, risa a la menor oportunidad.

3.  Escucha empática. Nuestra vida le parece apasionante, hasta el más nimio detalle.

4.  Sincronía empática, repite los mismo gestos o adopta una postura parecida a la que estamos adoptando nosotros, de manera continua.

5.  Pupilas más dilatadas con relación a la luminosidad del ambiente.

6.  Hay más acercamiento, menos distancia personal y cualquier excusa es buena para tocar.

7.  La postura está 100% orientada a nosotros.

8.  La postura es asimétrica y relajada.

9.  Hace preguntas personales y ofrece autorrevelaciones personales.

10.  Expresa cosas positivas hacia nosotros y lo muestra en el rostro.

11.  Hay coherencia entre lo verbal y lo no verbal.

12.  La persona está cómoda pero puede mostrar señales de nerviosismo o de pudor, no hay una relajación física total.

13.      Buscará la manera de estar a nuestro lado quitándose de en medio y cerrando la postura a posibles competidores o competidoras.

14.  Conductas masculinas:

  • Avanzar y mover los hombros.

  • Estirarse.

  • Acariciarse el cuello.

  • Pasar el peso de un pie a otro

  • Balanceo a delante y hacia atrás

  • Sobreactuación del cuerpo.

  • Elevación o impostación de la voz. Puede que también susurre.

  • Autocontactos.

  • Exhibiciones de destrezas.

  • Miradas de comprobación.

  • Tocare los labios.

  • Velocidad del habla lenta

SEDUCCION

15.  Conductas femeninas.

  • Estirarse, arquear la espalda, empujar el pecho hacia delante. Movimientos ondulantes en general.

  • Elevación de cejas.

  • Balanceo de cadera.

  • Enredarse y recolocarse el pelo.

  • Torcer la cabeza.

  • Humedecerse los labios, chasquear la lengua.

  • Ligeros movimientos de cabeza.

  • Autocontactos.

  • Pies arqueados

  • Cruce de piernas

  • Manos desplegadas mostrando la muñeca por su cara exterior.

  • Voz más aguda o susurrante.

  • Agarrarse las caderas.

  • Velocidad del habla lenta

Muchas de las conductas de cortejo tienen una similitud brutal en los animales, están en nuestra base biológica más primitiva.

COMO PODEMOS MOSTRAR CONFIANZA Y SEGURIDAD

  1. Sonrisa intercalada con ostros gestos, incluso en momentos de conflicto.

  2. Mirada directa. Cabeza recta sin levantar la barbilla.

  3. Mirar a menudo.

  4. Gestos de seguridad tendiendo a la simetría y contundencia.

  5. Mover manos, y en general ser expresivo con el cuerpo y gesto.

  6. Posturas abiertas.

  7. Acercarse al otro, no retirarse hacia atrás.

  8. Orientación corporal hacia el otro.

  9. Evitar posturas excesivamente territoriales.

10.  Combinados con gestos asimétricos y ondulantes.

11.  Inflexiones y juego vocal, sonidos contundentes

12.  Contacto físico natural adaptado a las situaciones.

13.  Coherencia entre lo verbal y lo no verbal y coherencia entre los diferentes elementos no verbales.

14.  Evitar automanipulaciones o movimientos nerviosos.

COMO IDENTIFICAR A LAS PERSONAS QUE QUIEREN INTIMIDARNOS

En general utilizarán comportamientos no verbales agresivos pero de manera muy sutil, aunque se pueden ir al extremo de comportamientos evidentemente agresivos.

chantaje

NUESTRA ACTITUD DEBE DE SER SIEMPRE MOSTRAR SEGURIDAD Y CONFIANZA, NUNCA SUMISIÓN.

  1. No te mira, o lo hace elevando la barbilla, mira más a la frente que a los ojos.

  2. Mirada directa y continua sin casi pestañear intimidatoria.

  3. Se sitúa en un lugar de “poder”, por ejemplo. Silla más elevada, posición de mayor control en una mesa o en una estancia, está de pie, mientras el otro está sentado…

  4. Postura con los brazos agarrando la nuca y las piernas cruzadas en cuatro.

  5. Nos quita posibilidades de movimiento o maniobra.

  6. Invade nuestro espacio personal.

  7. Eleva el volumen de voz con respecto al del otro.

  8. Interrumpe continuamente.

  9. Relativiza o ignora los comentarios del otro.

10. Puede mostrar gestos sarcásticos o irónicos.

11. Sonrisa falsa o ausencia de sonrisa.

12. Postura frontal y simétrica.

13. Ridiculizarnos en público.

COMO IDENTIFICAR A UNA PERSONA QUE SE ESTÁ ENFADANDO MUCHO

Algunos de estos gestos serán evidentes si la persona no pretende disimular su enfado pero si no es así, un buen observador puede identificar y prevenir un ataque de ira.

ENFADO

Gestos más evidentes

  1. Gesto facial del enfado

  2. Elevación del volumen de voz.

  3. Esgrimir el puño

  4. Ataque físico

  5. Miradas intensas y duras

Gestos más sutiles

  1. Enrojecimiento

  2. Puños cerrados de pie

  3. Puño en la boca

  4. Rascarse el puño

  5. Palma en la frente

  6. Taparse la boca con un dedo

  7. Brazo-antebrazo cogido por la mana o o puño agarrado

  8. Respiración rápida, intensa y torácica

  9. Tensión corporal generalizada

10.  Micropicores:

  • o Hacia el interior del ojo

  • o Rascarse el ojo hacia adentro

  • o Cara externa de los brazos

  • o En la oreja

  • o Picar la nariz hacia el interior del rostro

  • o Tocarse la nuez

  • o Rascarse el cuello con todos los dedos

ira

COMO ACTUAR ANTE UNA PERSONA QUE PUEDE ESTAR MUY ENFADADA E INCLUSO PUEDE TENER UN ARRANQUE VIOLENTO

  1. Emitir señales corporales de relajación, tranquilidad y seguridad. Postura semiabierta, gesto relajado, cuerpo relajado, hombros relajados, piernas dirigidas hacia la persona, barbilla recta, nunca elevada…

  2. Postura simétrica y mirada directa al otro pero sin intimidar.

  3. No irnos hacia a tras, al contrario, que la persona vea que no le tenemos miedo y nos acercamos un poco evitando el contacto físico.

  4. Invitamos y facilitamos que la persona se siente, eso la relajará un poco.

  5. Empatía, sintonía con el otro, con nuestro cuerpo (asentimientos, mirada de interés, gesto serio…) y con nuestras palabras le daremos una razón parcial: “Es normal que te enfades”, “entiendo tu enfado”, (entendemos su enfado, no tenemos porque valorar positivamente su conducta, ni estar de acuerdo).

  6. Mantenemos silencio y sólo hacemos una escucha activa, asentimientos, parafraseos, sonidos de aprobación… no interrumpimos, le damos al otro espacio para expresar y que se desahogue, aunque nos parezca que dice algo injusto (ya habrá momento para aclarar el malentendido cuando la personas esté calmada).

  7. Cuando tomamos la palabra nuestros gestos y nuestra voz serán suaves pero contundentes.

  8. Cuando la persona se haya apaciguado plantearemos nuestra postura. Si esta postura es contraria la del otro, mantendremos nuestra postura con firmeza, nuestro gesto será serio pero no agresivo, nuestra mirada será amigable.

  9. Si presentimos que el arranque del otro puede ser muy violento puede sernos útil buscar el apoyo de otra persona o mantenernos en una postura más sumisa hasta poder escapar de la situación.

COMO TRASNMITIR Y CONTAGIAR MOTIVACIÓN

1.  Sonrisa amplia

2.  Más volumen en la voz pero cálido.

3.  Mayor velocidad del habla.

4.  Mirada directa pero sin intimidar, mirar amale y alegre.

5.  Movimientos enérgicos, contundentes pero relajados.

6.  Ritmo alto y tono muscular alto del cuerpo y de los movimientos.

7.  Pausas en el lenguaje unido a mirada directa. Jugar con los silencios en momentos relevantes del discurso.

8.  Actitud alegre e intensa.

9.  Presencia de emociones en el gesto y la voz.

  1. Movimientos sincrónicos con respecto al otro

  2. Empatía.

  3. Coherencia entre lo verbal y no verbal, debemos transmitir credibilidad

COMO SEDUCIR/PERSUADIR SIN ASOCIARLO A UNA CONQUISTA O LIGUE

1.  Sonrisa.

2.  Sonrisa más mirada. Mirada directa con leve sonrisa.

3.  Mirar a menudo. Juegos de miradas.

4.  Reír y provocar la risa.

5.  Gestos de seguridad combinados con gestos asimétricos y ondulantes.

6.  Entonaciones susurrantes y cálidas.

7.  Velocidad lenta.

8.  Inflexiones y juego vocal.

9.  El juego de las palabras seductoras.

10.  Contacto físico natural.

11.  Coherencia entre lo verbal y no verbal, debemos transmitir credibilidad

12.  Generar cierta sorpresa o misterio (que se resolverá al final o al hilo de la conversación).

COMO TRANSMITIR CERCANÍA Y CALMA

1.  Sonrisa

2.  Sonrisa más mirada. Mirada directa con leve sonrisa.

3.  Mirar a menudo pero no intimidar.

4.  Movimientos calmados a nivel corporal.

5.  Velocidad del habla lenta.

6.  Volumen medio-bajo.

7.  Gestos acordes con la emoción que expresa el otro, espejo empático. Por ejemplo: tristeza-compasión, vergüenza-discreción.

8.  Gestos asimétricos.

9.  Contacto físico adaptado a la situación.

  1. Inflexiones y juego vocal adaptado al interlocutor pero cálidos.

  2. Coherencia entre lo verbal y lo no verbal.

  3. No exagerar los gestos a nivel no verbal.

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Las emociones no engañan

emociones caras 2

Las emociones como la ira, el miedo, la tristeza…, todas ellas, son universales y también, lo son sus expresiones y gestos faciales y muchos de sus desencadenantes, por ejemplo la tristeza aparece ante las pérdidas, el miedo ante la amenaza de un peligro. Sin embargo, hay aspectos culturales o individuales diferenciales, que nos hacen inhibir las expresión, anular las emociones o exagerar sus expresiones o sentirlas con mayor o menor intensidad en diferentes circunstancias.

Las emociones se reflejan en la cara, voz y en cambios a nivel fisiológico. El cuerpo no nos engaña con relación a las emociones si aprendemos a escucharlo.

Paul Ekman identificó los movimientos musculares implicaos en cada una de las emociones básicas (primarias) y algunas emociones secundarias. Se denominó sistema de codificación de la actividad facial (FACS, ref. P. Ekman). Ekman habla de que a través de las emociones no podemos engañar, ante cualquier evento o situación reaccionamos emocionalmente de manera abierta o de manera disimulada, en este último caso aparecen lo que él denominó microexpresiones. Las microexpresiones pueden durar 3/4 de segundo pero revelan lo que realmente sentimos.

Movimientos faciales de algunas emociones básicas siguiendo a Paul Ekman.

MIEDO

Eleve los párpados superiores al máximo, y, si se ve capaz, tense ligeramente los inferiores; si la tensión de los inferiores interfiere en la elevación de los superiores, entonces céntrese únicamente en la elevación de los superiores.

  • Abra la boca, deje que la mandíbula caiga, y estire los labios horizontalmente hacia las orejas.

  • Si tras intentarlo varias veces, no lo logra, limítese a dejar que la mandíbula cuelgue abriendo la boca y no intente estirar los labios horizontalmente.

  • Con los párpados superiores alzados al máximo, mire hacia delante y levante las cejas también al máximo. Vea si al mismo tiempo que las levanta, puede juntarlas. Si no puede realizar las dos acciones, sólo levántelas junto con los párpados superiores.

TRISTEZA

  • Mantenga la boca abierta y caída.

  • Baje las comisuras de los labios.

  • Manteniéndolas abajo, intente levantar las mejillas, como al entrecerrar los ojos. Eso tirará de las comisuras de los labios.

  • Mantenga la tensión entre las mejillas elevadas y las comisuras de los labios hacia abajo.

  • Mire hacia abajo e incline los párpados superiores.

  • Tire hacia arriba de las comisuras interiores de las cejas, pero sólo en el centro, no con toda la ceja.

  • También será de ayuda juntar y levanta las cejas en el centro.

  • Mantenga la mirada baja y los párpados superiores caídos.

IRA

Baje las cejas y júntelas: asegúrese de que los extremos interiores de las cejas descienden apuntando a la nariz.

  • Manteniendo las cejas como se ha descrito, intente abrir mucho los ojos de forma que los párpados superiores empujen contra las cejas descendidas, endurezca la mirada.

  • Una vez que esté seguro de que está realizando los movimientos de cejas y párpados, relaje la parte superior de la cara y concéntrese en la parte inferior.

  • Apriete los labios y ténselos; no los frunza, limítese a apretarlos uno contra el otro.

  • Una vez esté seguro de que está realizando correctamente los movimientos de la parte inferior de la cara, añada los de la parte superior bajando las cejas, juntándolas y levantando los párpados superiores para producir una mirada fija.

ALEGRÍA

  • Estire las comisuras de los labios hacia arriba y abra la boca sin soltar la tensión lateral.

  • Enseñe los dientes de la parte superior, elevando los labios en la parte central.

  • Frunza los ojos y cejas en la parte lateral.

La expresión facial como por arte de magia, provoca la sensación corporal de la emoción y si mantenemos un buen rato esta expresión podemos conectar con el sentimiento (aspecto mental de la emoción).

Si realizas este ejercicio presta atención a las sensaciones de la cara, estómago, pecho, garganta, manos y piernas. Observa la respiración y si la cara y las manos están frías o calientes o si se produce algún pensamiento o movimiento corporal.

Esta experiencia nos puede ayudar a identificar nuestros parones fisiológicos y corporales de las emociones y permitirnos identificarlas en situaciones cotidianas. Por otro lado, si forzamos una expresión facial es fácil que nos auto-provoquemos la emoción, es una manera de conseguir estado emocionales positivos o salir de los negativos.

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Grupo Crece

Referencia: Ekman, P: ¿Qué dice ese gesto?. RBA libros, 2004, Barcelona.

¿Qué pasa con los amigos cuando tengo una relación de pareja?

Tener amigos de distinto sexo si soy heterosexual o del mismo sexo si soy homosexual, ¿pone en peligro una relación de pareja?

No debería, si es así, es importante que cada parte de la pareja reflexione al respecto.

Nuestra pareja no es una posesión nuestra y además, no, no nos lo puede dar todo, no es una media naranja perfecta. Desgraciadamente, esto sólo existe en la ficción. Esto no significa que nuestra relación no sea perfecta en la imperfección. Tenemos el concepto de que “lo perfecto” es “lo bueno” o lo “ideal” y no tiene por qué ser así. La perfección no existe y podemos disfrutar de una sana y duradera relación de pareja conviviendo con las imperfecciones.

Con respecto a los amigos, sean del sexo que sean, es sano y recomendable tenerlos, incluso al margen de la relación de pareja. Podemos tener amigos comunes también, no es excluyente.

Los seres humanos necesitamos un universo rico en experiencias y nuestras parejas (si las hemos elegido bien y hemos tenido un poquito de suerte) nos aportan muchas de estas experiencias, pero otras tantas nos las aportarán otras personas interesantes que conoceremos a lo largo de nuestras vidas u otras experiencias vitales en las que quizá no participe nuestra pareja por falta de interés o de tiempo.

Entre todas esas experiencias, la amistad con otras personas es un ingrediente muy importante, que no debemos perder porque no acomodamos en nuestro nidito de amor o porque “mi pareja no está conforme con esa situación”, quizá por ¿celos? De los celos hablaremos en otro lugar un poco más extensamente, pero siempre denotan inseguridad en la persona que los siente.

Tampoco debería ser un problema que nuestro amigo, amiga sea soltero, la tasa de infidelidades se da más entre personas casadas, por cierto,  y si somos infieles o no, hay diferentes razones para serlo y también este tema sería objeto de otra reflexión, ya que no tiene nada que ver con la amistad.

Relajémonos, no pongamos obstáculos a que nuestras parejas tengan amigos o amigas. Sentirnos libres en una relación de pareja aumenta la satisfacción y duración de la misma.

La amistad es una de las experiencias más bonitas y enriquecedoras de la vida y no debemos renunciar a ello sólo por estar emparejados.

El amigo nos sirve de complemento de esas cosas que necesitamos y nuestra pareja o circunstancias no nos aportan, el amigo es un confidente para ciertos temas que no quiero o no puedo tratar con mi pareja o con mi familia, el amigo me aporta una visión de mi mismo compleja ya que no es un mero conocido, me aporta matices que quizá mi pareja no ve o mi familia no ve y eso enriquece la visión que tengo de mí mismo/a.

No perdamos a nuestros amigos, cuidemos la amistad y construyamos nuevas amistades a lo largo de la vida.

“…en estos días pensé en mis amigos y amigas, entre ellos, apareciste tu. No estabas arriba, ni abajo ni en medio. No encabezabas ni concluías la lista. No eras el numero uno ni el número final. Lo que sé es que te destacabas por alguna cualidad que transmitías y con la cual desde hace tiempo se ennoblece mi vida...”

Fragmento de Poema de la amistad de Jorge Luís Borges

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Grupo Crece

Las palabras…

“La lógica de la mente emocional es asociativa y toma  los elementos simbólicos del recuerdo. Las metáforas… hablan directamente a la mente emocional” (aunque partan del intelecto).

Goleman, 1997.

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El proceso de adquisición del lenguaje es fundamental desde un punto de vista psicológico. El lenguaje nos acerca al conocimiento, comprensión y análisis de la realidad, nos ayuda a dar sentido y control a nuestras vidas, nombra lo que sentimos, lo que necesitamos para hacerlo más consciente y poder operar con ello.

En este sentido es esencial un buen desarrollo lingüístico en las personas.

Un lenguaje pobre nos lleva a un escaso conocimiento y capacidad de análisis y viceversa, la manera de hablar, el tipo de palabras que usamos nos dirigen a una interpretación determinada de la realidad.

Un lenguaje pobre, nos lleva a no saber poner palabras a los matices de lo que sentimos, necesitamos y nos motiva y eso puede dejarnos muy perdidos y asustados.

Y paree que no está de moda hablar bien. Pensamos de algunos/as de buen hablar que son unos “pedantes”. Me gusta mucho esta frase de Grijelmo: “la gente cuida su aspecto, porque considera que su apariencia dice algo de lo que tiene dentro, y sin embargo descuida el lenguaje, que es el mayor reflejo de lo que uno tiene dentro”.

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Me encanta Alex Grijelmo, un lingüista muy reconocido, del que he aprendido mucho sobre las palabras, os recomiendo por ejemplo, uno de sus libros “La seducción de las palabras”. Y es que las palabras tocan también nuestro inconsciente, tiene un envoltorio emocional aunque no lo veamos a simple vista.

En este libro se analiza el lenguaje desde diferentes perspectivas, el lenguaje en el amor, atracción o enamoramiento, el lenguaje de la publicidad, el lenguaje del poder, el lenguaje de los medios de comunicación…

Cómo usamos el lenguaje en la comunicación con los demás y en la comunicación con nosotros mismos es esencial. Tendemos a mirar las cosas bajo nuestro punto de vista, poniendo nuestro filtro, pero no se puede interpretar en el vacío, es importante el primer paso: describir correctamente la realidad usando las palabras más ajustadas posible de las que disponemos en nuestra lengua o provenientes de otras. Si sabemos describir,  sabemos observar la realidad con sus matices. Conocer diferentes realidades, incluida la propia nos ayuda a explicarnos la realidad y poder, posteriormente, configurar nuestra valoración o punto de vista. A medida que conozcamos más realidades, a las que también nos podemos acercar a través del mundo de ficción como la literatura y el cine comprenderemos mejor el mundo que nos rodea, nos comprenderemos mejor a nosotros mismos y seremos más capaces de desarrollar un sentido crítico.

El lenguaje nos abre la puerta para expresar nuestra inteligencia y facilita que la inteligencia se desarrolle. Y además, un lenguaje rico facilita que la inteligencia también se ponga al servicio de la tolerancia, de la perspectiva de futuro. Es decir, el lenguaje está relacionado con lo ético; hay muchos ejemplos: el género femenino no tiene tanta cabida en nuestra lengua como el género masculino, el lenguaje pobre facilita la discriminación de cualquier tipo porque generaliza, polariza la información u omite aspectos esenciales, el uso de ciertas expresiones como “mi marido me ayuda en casa”, “mi novia me ha dejado libre este Sábado” responden a un concepto de posesión en la pareja y otras cosas, el deseo del placer inmediato y fácil o la supremacía de lo superficial puede tener que ver con la percepción de la realidad a través de un lenguaje simple, sin matices, concreto y situacional...

Esto no le quita valor a las cosas simples o a las cosas frívolas. Pero si sólo nos limitamos a eso...

Y creo que  tenemos un “lenguaje ideal” para la sociedad de la prisa: pensamos de prisa, actuamos de prisa. No hay tiempo para los matices, interesa hacerse una idea de las cosas muy rápido para actuar igualmente muy rápido. Quizá eso es eficaz. Nuestra mente también está preparada para ello (los heurísticos  reflejan una función cognitiva que facilita la toma de decisiones ya que economiza el número de procesos cognitivos necesarios: sensoriales, perceptivos, de procesamiento de la información...). Pero también tenemos la capacidad de todo lo contrario porque a veces no nos sirven lo heurísticos: por ejemplo, en las relaciones más íntimas con los otros, en la relación con uno mismo, en muchas cosas que necesitan de un procesamiento y análisis minucioso para ser de calidad: las obras de arte, ciertos descubrimientos de la ciencia, ciertas vivencias... y por supuesto no nos sirven los heurísticos para cambiar nuestra sociedad y construir un mundo mejor, los heurísticos no nos llevan a la toma de conciencia.

Pensar y hablar de prisa nos quita identidad: tiempo para conocernos y que nos conozcan, tiempo para digerir las cosas que nos pasan, para pensar que es lo que realmente queremos, lo que realmente nos hace felices, tiempo para degustar un presente más rico en las cosas que hacemos, tiempo para ciertos sentimientos y también, tiempo para el  placer.

Los sentimientos de moda también son los sentimientos de la prisa; estos son sentimientos de protesta o alarma y sentimientos de evasión: ansiedad, estrés, miedo, subidón de adrenalina, agresividad... y el organismo, a veces, se desenchufa: tristeza, depresión. Cuando hay otros muchos sentimientos que deberían estar ahí moviéndonos hacia el cambio.

Y, como destaca Grijelmo, todo lo relacionado con el lenguaje hablado y escrito: textos periodísticos, literatura, televisión, etc. están teñidos de este lenguaje pret-a-porter, al servicio de esta sociedad de la prisa y al servicio de los intereses creados. Y, aunque, la experiencia directa y la experiencia de ficción (literatura, cine…) nos enseña muchísimo a ser lo que somos, sobre los otros y sobre el mundo, lo hacen, a través de ese lenguaje-pensamiento rico en matices de ideas y sentimientos. ¿Qué opináis?

Raquel López Vergara

Psicologa y coach

Grupo Crece

Cómo vencer la rabia (y utilizarla a tu favor).

“Pues quienes no se irritan nunca por las cosas se les considera tontos, al igual que quienes no se irritan como es debido, ni cuando hace falta, ni con quien es necesario” Aristóteles. Ética a Nicómaco VI, 11

La ira es la emoción de la lucha y de la defensa, además puede bloquear en algunos casos el conflicto al intimidar al otro.  En nuestros antepasados y en los animales sociales la ira formaba parte de la resolución de los conflictos ante la sumisión de una de las partes. En cierta medida, la ira nos sirve para controlar y cambiar determinadas situaciones, para castigar a quienes nos han hecho daño y marcarles un límite. Grandes cambios en la sociedad se producen y se han producido gracias a los sentimientos de ira, rabia e indignación.

Nos enfadamos cuando se frustran nuestros deseos o nuestras expectativas, si hay un obstáculo (objeto, característica personal, persona) que se interpone en nuestro camino para conseguir algo que es importante para nosotros, cuando se hiere nuestro sistema de valores, ante una injusticia, cuando se hiere nuestro orgullo o dignidad, si se pone en juego nuestra autoestima, si observamos falta de reciprocidad en los demás o en las circunstancias vitales, ante daños físicos o psicológicos por parte de otras personas y si creemos que el daño o el obstáculo interpuesto ha sido intencionado.

Nos enfadamos más con personas cercanas. Es más probable, quizá, que nos decepcionen o nos hieran, o ponemos expectativas más altas en estas personas. También, es más fácil que con personas de confianza la ira no tenga consecuencias tan negativas.

Es un sentimiento que tiene mala prensa, en determinadas épocas en nuestra sociedad se asociaba a mala educación, sobre todo en las mujeres, y en las culturas orientales se considera un signo de inmadurez.

También podemos perdonar más a alguien que dice algo incorrecto fruto de la ira, pensamos que lo ha dicho debido a su estado emocional y no porque realmente lo siente.

Sin embargo es un sentimiento natural y normal. Los niños nacen expresando ira de manera innata a ten situaciones de interferencia física o frustración de deseos, no saben regularla y es frecuente que lleven a cabo conductas agresivas como: golpes, patadas, mordiscos... Las rabietas son normales en un momento del desarrollo evolutivo. Estas rabietas empiezan a quedar bajo control a partir de los 2 años. Los niños aprenden de manera natural a resolver el problema de otra manera diferente a la agresión y al descontrol emocional pero el apoyo del entorno es fundamental en este proceso. Se ha observado en parvularios y en chimpancés adultos que la resolución de los conflictos es muy similar: ofrecer un objeto, tender la mano, proponer una actividad común, señalar un centro de interés, interesarse juntos por un tercer compañero… Lo cual indica que el mecanismo de regulación de la ira ha sido muy adaptativo y tiene muchos componentes innatos.

Existen muchos tipos de ira diferentes en los matices y significado de esa ira y en la intensidad.

Enfado, enojo, berrinche: percepción de un obstáculo, ofensa, frustración de un deseo pero leve y pasajero.

Ira: percepción de un obstáculo, ofensa, frustración de un deseo, amenaza de daño más importante.

Indignación: Ira ante una injusticia o algo que ocurre que no debería ocurrir de ese modo, es un sentimiento ético.

Agravio: Es parecido a indignado, tiene que ver con la alteración de los justo.

Humillación, ofensa: Asociado a la lucha por el reconocimiento.

Malhumor: Ira contenida y pasiva

Hastío, hartura: enfado más aburrimiento.

Exasperación: Haber aguantado demasiado y perder la paciencia.

Rencor o resentimiento: ira reprimida, no expresada y se convierte en un sentimiento más duradero.

Odio: Aversión intensa y duradera.

Repugnancia y desprecio: Rechazo mantenido y duradero.

Despecho: lleva a la venganza pensada y planificada.

Cólera, Furia, furor: Ira en la que no se mantiene la compostura y puede llevar a la agresividad y venganza.

Coraje: nos lleva a la reivindicación de un derecho o a cambiar algo.

El lado oscuro de la ira

La ira provoca ira. Es un sentimiento muy contagioso. Los conflictos resueltos únicamente con la ira pueden derivar en un conflicto mayor. La ira descontrolada y la personalidad hostil llevan a la agresividad y a la venganza.

La ira provoca rechazo, los niños rabiosos y los adultos hostiles y coléricos no nos gustan y tendemos a apartarlos del grupo y no contactar con ellos. Pueden provocarnos miedo y eso ocasiona una distancia emocional con este tipo de personas que consiguen menos intimidad en sus relaciones personales.

La ira excesiva o crónica, los arrebatos de cólera aumentan la probabilidad de tener un accidente cardiovascular. La ira reprimida, el rencor y la hostilidad también están asociados a problemas cardiovasculares.

La ira reprimida provoca rencor e incluso odio.

Hay personas que disfrutan con la ira, han adquirido un rasgo en su personalidad. La hostilidad.

La ira, el enfado y la rabia…emociones aliadas.

Sin embargo, la ira, bien regulada en intensidad y formas, y ajustada su aparición en las circunstancias adecuadas y con las personas idóneas, nos ayuda a mejorar nuestra autoestima y sentirnos más seguros de nosotros mismos.

Nos avisa de que algo debe cambiar.

Nos motiva para detener aquello que causa malestar: decir algo que nos molesta, defender nuestros derechos, cambiar una realidad, poner un límite a otro, etc. Nos aporta energía para pasar a la acción.

La ira reduce el miedo y se plantea como una alternativa a la tristeza o la depresión.

¿Cómo nos damos cuenta de nuestro enfado o el de otros?

La ira tiene un rostro universal. Ceño fruncido, mirada fría y fija, párpados abiertos, labios apretados o boca abierta enseñando los dientes.

Hay mucha tensión muscular en las extremidades, podemos cerrar los puños.

Sentimos calor y enrojecimiento ya que aumenta la dilatación de los vasos periféricos. De hecho lo observamos también en el vocabulario popular, “hervir de ira”, “rojo de la rabia”, “echar fuego por los ojos”

Aumenta el latido cardiaco, la tasa respiratoria y la tensión arterial.

Otros signos corporales de la ira:

  • Invadir el espacio personal de la otra persona.

  • Mirada fija.

  • Puño en la boca.

  • Palma en la frente.

  • Brazo cogido por la mano.

  • Micropicores en la cara externa de los brazos, en el interior del ojo, en la nariz hacia el interior del rostro.

  • Tocarse el cuello.

Aprender a regular la ira

El manejo de la ira es una de las claves de la inteligencia emocional.

La ira suele manifestarse de forma violenta y nos lleva al ataque. Las personas que se enfadan con mucha intensidad lo tienen más complicado para calmarse de forma inmediata. Nos lleva a perder el control “perder los estribos”, “sacarme de mis casillas”, “sacarme de quicio”.

A veces, esto se explica por nuestro temperamento. Más impulsivo “tiene un pronto… pero luego no es nadie” o más reflexivo “se mantiene la cabeza fría en las situaciones difíciles”.

En otras ocasiones lo explicamos por la tendencia de algunas personas a aguantar y callarse aquellas cosas que les molestan.

Tenemos la sensación de “la gota que colma el vaso” aguanto y aguanto hasta que “estallo de ira”.

La respuesta de ira lleva su proceso. La subida puede ser violenta o progresiva pero una vez que estamos en la parte alta de la curva todos necesitamos un tiempo para regularnos.

Vamos a desarrollar algunas pautas clave para manejar la ira:

1. Espera a relajarte un poco para resolver el conflicto.

2. Pensar antes de hacer o decir nos ayuda a bajar la intensidad de la ira.

El autocontrol tiene mucho que ver con el control de la rabia y está basado en nuestra capacidad para distanciarnos de la emoción a través de la cognición. En una situación de ira tomarnos un “tiempo fuera” para calmarnos y bajar la intensidad de la emoción y al mismo tiempo poder pensar las cosas con calma.

Después de calmarnos un poco es muy útil pensar en cuál es el origen de nuestra ira:

¿Por qué me he enfadado tanto? ¿Se trata de un deseo muy fuerte que no se ha cumplido? ¿Es la decepción de mis expectativas? ¿Hay un insulto a mi autoestima? ¿Siento la amenaza de un daño? ¿Me estoy enfrentando a una injusticia?

Ya algo muy importante: ¿mi percepción es correcta o estaba irritable por otra razón ajena a esta circunstancia que me ha provocado el enfado?

3. La interpretación que hacemos de los sucesos es muy importante para prevenir una ira descontrolada.

Podemos interpretar que aquello que nos ha molestado de una persona ha sido realizado de forma malintencionada por su parte. Aunque en ocasiones esto es real, la mayor parte de las ocasiones los otros actúan pensando en sus propios intereses (egoístamente) pero no de manera malintencionada, digamos que actúan con conciencia de daño pero no con intención de daño.

También ocurre que los otros pueden hacer algo que nos molesta sin tener ninguna conciencia de daño, porque tiene otras costumbres, otros valores o simplemente sin saber que esa conducta para con nosotros es molesta o dañina.

No solemos ponernos en la piel del otro cuando ocurre algo que nos desagrada y nos molesta. Contactar con las motivaciones, necesidades, sentimientos de los demás (empatizar) ayuda a no enfadarnos tanto con ellos.

Pensar sobre la realidad de una manera más flexible, nos ayuda a relativizar errores de otros, nuestros propios errores o entender y asimilar circunstancias que nos obstaculizan pero que se escapan de nuestro control.

Los otros también nos pueden ayudar a reorganizar nuestra interpretación de las cosas, tomarnos un tiempo para compartir la rabia y el enfado con una persona de confianza nos ayuda a ver las cosas desde otra perspectiva.

4. Evitar sentirme culpable al sentir ira o enfado.

La rabia, ira, enfado… son emociones y sentimientos naturales, el sentirlo no es un problema, incluso es positivo ya que nos indica que algo debe cambiar.

El problema está en el manejo que hago de la situación y como lo expreso.

La ira me ayuda a detectar mis deseos, prioridades, necesidades y a defenderlas.

Me puede ayudar tener en cuenta un conjunto de derechos en mí y en los otros:

Derecho a decir no.

Derecho a no gustar a todo el mundo.

Derecho a tener mis propias prioridades, deseos, necesidades, opiniones…

Derecho a sentir y expresar mis sentimientos.

Derecho a equivocarme.

Me puede ayudar también darme autoinstrucciones sobre los aspectos positivos de la rabia o sobre la falta de control de ciertos aspectos.

“No siempre puedo controlarlo todo”

“Prefiero no herir al otro pero a veces no podré controlar sus sentimientos”

“Es bueno enfadarse por una buena razón”, etc.

5. Decidir si quiero expresar mi ira o inhibirla.

Tras un análisis de la situación, puedo decidir que me interesa más callarme y no expresar mi ira ni mi malestar. Este tipo de contención no provoca problemas emocionales ya que controlamos la situación que la ha causado, decidimos que lo mejor es ser discretos. Pro ejemplo si hay terceras personas delante que no tiene porque presenciar una discusión o no nos parece que el contexto sea el adecuado para ello o pensamos que las consecuencias para nosotros van a ser realmente perjudiciales.

En otras ocasiones, puedo decidir no inhibirla y expresarla con intensidad en una situación de gran injusticia, pero eso sí usando la asertividad.

6. Expresar asertivamente la emoción nos ayuda resolver el conflicto sin agresividad y sin reprimir nuestras emociones.

De esta manera prevenimos el rencor, resentimiento o incluso odio a largo plazo y conseguimos probabilizar que los demás se adapten a nuestras necesidades, o al menos saber lo que podemos esperar de ellos de cara al futuro.

Si estoy enfadado con alguna persona puedo expresarle mi malestar sin atacarle usando un conjunto de estrategias asertivas. Lo reflejaremos con un ejemplo:

“Estoy enfadada con una amigo porque me dijo que me ayudaría con una mudanza y en el último momento me dice que no puede venir porque le han invitado a un concierto”

  • Empatizo. Intento conectar con lo que el otro siente.

“Entiendo que era una gran oportunidad asistir a ese concierto y además a ti te encanta la música”

  • Describo el hecho que me molesta.

“Contaba con que vinieses a ayudarme con la mudanza y no había llamado a ninguna persona más, la mudanza tenía que hacerla sin falta ese día”

  • Expreso lo que siento con Mensajes Yo (hablo en primera persona). Puedo estar moderadamente enfadado cuando lo hago.

“Me ha supuesto un trastorno porque no he podido terminarlo a tiempo, me siento molesta y un poco decepcionada, contaba contigo”

  1. Escucho a la otra persona. Recojo información por si hubiera algún mal entendido.

“¿No había otra oportunidad para ir a ese concierto? ¿Te imaginaste el trastorno que podías causarme?, etc.

  • Intento llegar a un acuerdo.

“La próxima vez me gustaría que si no estás seguro de poder comprometerte no lo hagas”.

La mayoría de las veces generalizamos (“siempre me haces lo mismo”, “nunca puedo contar contigo”), atacamos con mensajes Tú (“eres un egoísta”, “no te comprometes”), culpabilizamos (“me he hecho daño en la espalda por hacerlo yo sola”, “he tenido que gastarme un montón de dinero en la mudanza”) y claro así, no llegamos a ningún acuerdo, lo más probable es que discutamos y nos enfademos aún más con nuestro amigo.

7. No entrar al trapo de los ataques del otro

La técnica del banco de niebla nos ayuda a no alimentar la rabia del otro y cotagiarnos con ella. ¿En qué consiste?

Ante un comentario irónico, improcedente, amenazante, agresivo de otra persona respondemos usando diferentes posibilidades que ahora describiremos, lo veremos más claro con un ejemplo:

ATAQUE: “Qué suerte tiene algunas que tienen enchufe del jefe y hacen el trabajo más interesante…”

  1. Responder con la posibilidad: “Puede ser que tenga suerte”.

  2. Responder con la verdad: “Tengo mucha suerte, tienes razón”.

  3. Ignorar sin mostrar inquietud o agresividad sino calma y seguridad.

  4. Responder con sentido del humor: “No lo sabes tú bien”.

Estas habilidades asertivas pueden parecer complicadas de realizar pero se aprenden con un entrenamiento en habilidades sociales.

8. Manejo de la ira de otra persona

Cuando nos encontramos delante a una persona iracunda podemos optar por dos estrategias:

  • La persona está realmente descontrolada y enfadada.

En estas circunstancias lo mejor es escuchar al otro, mantener la calma y la seguridad, y trasmitirla con mi cuerpo (mirada ajustada a la situación pero tranquilizadora, tono de voz calmado, volumen bajo, movimientos serenos, postura erguida no amenazante…), empatizar y darle parte de la razón. Cuando la persona esté más tranquila podemos expresar nuestra opinión o hacerle una crítica si consideramos que su enfado no era justificado.

  • La persona usa su enfado para achantarnos y manipularnos.

Este otro escenario es muy diferente. En este caso nuestro enfado y gesto firme pude inhibir el enfado de la otra persona. En un enfado controlado los tonos de voz son más graves que agudos y nuestra postura se mantiene firme con movimientos contundentes sin invadir el espacio personal del otro. La mirada es más fija y sin pestañear tanto, sostenemos la mirada del otro y no nos retiramos los primeros.

Raquel López Vergara

Psicóloga y Coach

Grupo CRece

Algunos Valores a potenciar en la educación de los niños de hoy

Esfuerzo  y constancia Estos valores están relacionados con la capacidad de demorar el refuerzo y marcarse metas u objetivos a largo plazo. Favorece la consecución de dichas metas y la realización personal.

Para inculcarlo en los niños es importante:

  • dar un modelo de dicho valor,

  • instaurar normas claras que favorezcan su cumplimiento,

  • promover responsabilidades y compromisos,

  • reforzar el esfuerzo, la perseverancia y no únicamente el resultado final (enseñar a posponer el refuerzo).

  • Motivar a continuar. Desarrollar auto-motivación y autocontrol.

  • Reforzar la auto-superación.

  • Favorecer el desarrollo de niños activos y con inquietudes.

  • Favorecer el desarrollo de la creatividad en la resolución de problemas.

  • Aplicar de consecuencias adecuadas contingentes a la conducta.

Responsabilidad

Está asociada a la libertad. Somos responsables de una decisión si somos libres para haber tomado esa decisión. La responsabilidad no implica obligación. El compromiso no se asume por la fuerza.

Como fomentar este valor.

  • Evitar culpabilizar o responsabilizar injustamente.

  • Enseñarles a asumir las consecuencias de sus actos. Aplicar contingentemente las consecuencias a la conducta.

  • Enseñar la coherencia entre el decir y el hacer

  • Delegar en ellos aquello que puedan realizar solos o con algo de ayuda.

  • Diferenciar responsabilidad de culpabilidad.

Autocuidado

Significa aprender a dar valor a uno mismo.

Algunas pautas son:

  • Evitar la transmisión de valores engañosos del tipo: “salud=delgadez”, “autocontrol=no expresar las emociones”.

  • Potenciar la autoestima.

  • Ser modelo de autocuidado.

  • Construir hábitos equilibrados y flexibles de alimentación, deporte, higiene, revisiones médicas, cuidado psicológico…

  • Enseñar a posponer el refuerzo y el valor de la constancia.

  • Enseñar a discriminar situaciones graves de las que no lo son.

Cooperación y diálogo

Significa tener un objetivo común y buscar soluciones compartidas para que todos puedan conseguirlo.

Algunas pautas para lograrlo:

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  • Dar modelo de cooperación en el entorno familiar.

  • Potenciar juegos cooperativos en lugar de reforzar sólo el ganar.

  • Potenciar que los niños aprendan en grupo.

  • Enseñar a empatizar.

  • Enseñar a negociar.

  • Enseñar a disfrutar con las conductas de ayuda y cooperación.

  • Argumentar las razones de las cosas con los hijos desde pequeños.

  • Dar modelo adecuado de escucha activa, de empatía y de intercambio de opiniones.

  • Favorecer que los niños resuelvan los conflictos interpersonales con las palabras mediando lo justo en los conflictos.

Amistad y relaciones afectivas

Significa saber buscar, elegir adecuadamente y mantener relaciones duraderas y satisfactorias y disfrutar de las relaciones personales profundas.

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Cómo podemos enseñarlo a los niños:

  • Favorecer el contacto y la relación social. Dar modelo de ello.

  • Enseñar a conversar.

  • Enseñar a compartir.

  • Enseñar a confiar.

  • Enseñar a defender los derechos personales.

  • Enseñar a saber elegir.

  • Enseñar a perdonar…

Creatividad

Aporta una mayor flexibilidad ante los problemas y es un estímulo para la actividad, un antídoto contra el aburrimiento, aporta novedades y hace la vida más interesante.

Podemos:

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  • Favorecer la exploración y aportar un entorno rico en estimulación. Dejar al niño experimentar. Saber delegar.

  • Implantar límites flexibles.

  • Reforzar los intereses y aptitudes del niño y el interés por el conocimiento.

  • Incentivar la búsqueda de alternativas en la resolución de los problemas.

Conocimiento

Significa desear aprender, valorar la sabiduría y el conocimiento, tener curiosidad por el mundo que nos rodea y por las cosas que ocurren en él.

Lo podemos fomentar a través de:

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  • Estimular las inquietudes, deseos, intereses personales; favorecer y reforzar la exploración.

  • Reforzar la conducta de atención y concentración y estimular un pensamiento reflexivo.

  • Fomentar el interés por la lectura.

  • Fomentar un hábito de trabajo.

  • Aportar estímulos novedosos, interesantes, variados, adaptados a las características del niño.

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Grupo Crece