Beso que te quiero beso: la importancia de besar

Y no sólo te quiero, beso, como algo que despierta mi deseo, que me demuestra cariño y que me une a quien me lo da o lo recibe.

Sino porque para mi salud física y mental también eres bueno.

Y si no, lee los beneficios que numerosas investigaciones han hallado en ti:

 Subes las defensas

 La acción de besar moviliza secreciones hormonales que contribuyen a aumentar las defensas naturales. Además, mezclar nuestra saliva con la de otra persona actuaría como una vacuna natural, ya que nos permitirá inmunizarnos suavemente contra sus gérmenes.

Reduces el dolor

Las endorfinas que genera el acto de besar tienen la propiedad de actuar como reductoras del dolor. Esto también es debido a la dilatación de los vasos sanguíneos, por lo cual besar es altamente recomendable para aquellas personas que sufren a menudo dolores causados por todo tipo de enfermedades inflamatorias como artritis, fibromialgia, fatiga crónica, problemas musculares, etc. ¡Incluso para la jaqueca!

Eres un antidepresivo

Besar hace que nuestro cuerpo libere oxitocina, la famosa hormona que hace que nos sintamos con buen ánimo, por lo que funciona a modo de antidepresivo natural.

Previenes problemas cardiovasculares

El estrés es una de las principales causas de  múltiples enfermedades, entre ellas el colesterol y problemas coronarios. Por eso, además de llevar una buena alimentación no deberíamos menospreciar la agradable terapia de besar a menudo. Además, el aumento de la frecuencia cardiaca ayuda a regular la presión sanguínea.

Ayudas a ejercitar los músculos

Al besarnos ejercitamos hasta 30 músculos faciales y activamos el riesgo sanguíneo.Así  mantenemos nuestro cutis firme, suave y joven.

Previenes problemas dentales

Besar estimula la secreción natural de saliva, lo cual contribuye a que ésta se regenere y nos ayude a eliminar partículas y patógenos de la boca gracias a las sustancias desinfectantes que contiene. De esta manera se disminuye el ácido que, a la larga, es el que causa placa, caries y todo tipo de problemas dentales.

Mejoras la autoestima

A nivel emocional, besar nos hace sentirnos queridos y nos permite sentirnos una parte importante en la vida de la persona a la que besamos. Es un acto que, según la situación de las personas, nos puede llevar a estados de satisfacción generada por el acto de amar, de compartir, de dar y recibir.

Algunos asesores incluso recomiendan que cada persona pueda besar a su pareja antes de ir a trabajar para mejorar la autoestima y que eso se traduzca en un mayor rendimiento laboral.

Alivias los efectos de las alergias

Durante el acto de besar se estimula la producción de histamina, la cual alivia y previene la aparición de los síntomas que ocasionas las alergias, como son los estornudos, la congestión ocular o la secreción nasal.

Besar alarga la vida

Después de todos estos motivos, no queda duda de que besar alarga la vida. El único requisito es que los besos sean sinceros y se den con regularidad.

Besos y poesía

Ayer te besé en los labios.

Te besé en los labios. Densos,

rojos. Fue un beso tan corto

que duró más que un relámpago,

que un milagro, más.

El tiempo

después de dártelo

no lo quise para nada

ya, para nada

lo había querido antes.

Se empezó, se acabó en él.

Hoy estoy besando un beso;

estoy solo con mis labios.

Los pongo

no en tu boca, no, ya no

—¿adónde se me ha escapado?—.

Los pongo 

en el beso que te di

ayer, en las bocas juntas

del beso que se besaron.

Y dura este beso más

que el silencio, que la luz.

Porque ya no es una carne

ni una boca lo que beso,

que se escapa, que me huye.

No.

Te estoy besando más lejos.

(Pedro Salinas)

 

Raquel ibáñez Ortego

Psicóloga

Grupo Crece

Expresarse para subir la autoestima y ganar en autoconfianza

La expresión es muy importante a la hora de definir nuestro autoconcepto. Tener libertad para expresarnos en público, mostrarnos ante los demás tal y como somos, soltar los lastres de la excesiva timidez y mostrar nuestro cuerpo, nuestro rostro, nuestra voz y nuestras palabras nos abren la puerta a desarrollar un autoconcepto más definido, más complejo y completo y ganar en seguridad personal y autoconfianza.

Algunos signos de que necesitaríamos un empujoncito en este sentido son:

  • Dificultades de ser el centro de atención, por ejemplo en una situación de hablar en público o de dar mi opinión.

  • Tendencia a hablar bajo, a no soltar toda la potencia de voz que tenemos o podemos llegar a tener.

  • Tendencia a ocultarse detrás de la palabra, restringirse en la expresividad corporal.

  • Tendencia a expresarse en lo verbal en un plano más abstracto e impersonal.

  • Tendencia a contener nuestro lado espontáneo o nuestro lado más desinhibido o no haberlo descubierto aún.

En los seres humanos antes del desarrollo completo de lo lingüístico se produce una explosión en el desarrollo psicomotor, que nos permite controlar nuestro cuerpo. Obtener el control de nuestro cuerpo es fundamental a la hora de desarrollar más autoestima. Poco a poco ese desarrollo de la palabra unido al desarrollo del cuerpo nos ayudan a conocernos y a mostrar lo que somos a los demás, y esa integración nos aporta una seguridad en nosotros mismos más compleja y completa.

En los niños pequeños es importante potenciar la expresividad a través de todos estos canales: cuerpo, gesto, voz y palabra para sentar unas buenas bases. Siempre adaptándose al niño, si al niño no le gustan los deportes como el fútbol, puede que le guste bailar o las artes marciales, si hay oportunidad de permitirle expresarse sin avergonzarle o corregirle debemos aprovecharlo.

De adultos hay muchas cosas que podemos hacer para potenciar nuestra capacidad expresiva y mostrarnos genuinos en nuestros gestos. actividades artísticas como bailar, cantar, hacer teatro... o actividades más guiadas y orientadas a nuestras dificultades concretas pueden ser de gran ayuda.

 

Raquel López Vergara

Psicóloga y facilitadora de grupos de danzaterapia

Grupo Crece

 

Aprender a respirar, o la clave de utilizar la respiración consciente a nuestro favor en nuestra vida cotidiana: respiración diafrágmática

Respirar es un acto reflejo que realizamos las 24 horas del día y gracias al cual el oxígeno que necesita nuestro cuerpo, entra en nuestro organismo a través de nuestras fosas nasales, es dirigido mediante nuestra sangre a todas las partes y órganos de nuestro cuerpo, y también a través de nuestra sangre retorna el dióxido de carbono hacia el exterior.

Este gesto tan sencillo de intercambio de gases que realizamos de forma continua en nuestra vida, y que hacemos de forma más o menos involuntaria puede convertirse en un acto dirigido y optimizado, lo que nos reportará beneficios y mejor aprovechamiento de nuestra energía y sistema respiratorio, además de lograr un estado más relajado y eficiente en cuanto a la actividad física a desempeñar.

¿Cómo podemos lograr este propósito? 

Claramente, aprendiendo a respirar correctamente y siendo plenamente conscientes de este proceso y del mero hecho de que podemos condicionar y modificar nuestros hábitos respiratorios, ¡y mucha práctica, por supuesto!. En cualquier taller de respiración o meditación lo fundamental y primario es enseñar a respirar, y en esta pequeña entrada vamos a intentar dar unas pinceladas sobre cómo podemos respirar correctamente en unos breves pasos e instrucciones. Por supuesto, esto no dejan de ser pautas generales y con información sesgada. Si te interesa el tema, es muy interesante ir a talleres o acceder a información más ampliada sobre el tema.

Lo primero que debemos hacer es observar nuestra respiración. Observando nuestra respiración ya estamos aquietando nuestra mente, enfocando nuestra atención plenamente en esa acción de nuestro cuerpo (la base del MINDFULLNESS), y estamos dejando menos cabida a pensamientos, en ocasiones limitantes o entorpecedores de nuestra tarea. Enfócate primero en la inhalación, o entrada de aire en tu cuerpo, y posteriormente en la exhalación, o salida de aire. Permanece presente y atento a tu cuerpo y experimenta que sensaciones tienes al respirar, presta atención a los órganos implicados en este acto.

Es posible que percibas que tu respiración es muy superficial, es decir, que sólo empleas la parte superior de tus pulmones para respirar. Tal vez observes que tus respiraciones no son completas, es decir, que la entrada de aire o cantidad de aire que inhalas no es la máxima que podría entrar en cada una de las respiraciones, sino que sólo entra un porcentaje. También observa si al inhalar se produce una dilatación del abdomen (se hincha y expande), o por el contrario oprimes el vientre o el abdomen. Si sucede este último caso, estamos ante un caso de respiración paradójica, pues la respiración correcta, y como coherentemente podemos apreciar, es mediante la EXPANSIÓN abdominal al inhalar y la contracción al exhalar, ya que al inhalar entra aire, que ha de ocupar un espacio, y al exhalar, éste sale, por lo que este espacio queda libre. Todo lo expuesto anteriormente es totalmente normal, ya que nuestra agitada vida hace que la respiración vaya “en función de nuestros pensamientos y nuestras acciones” y no al revés. Invirtamos ese orden, y hagamos que nuestra respiración regule nuestros pensamientos y nuestras acciones. La eficiencia de este proceso nos llevará a la eficacia y a la mejora de nuestra vida.

Al observar nuestra respiración, no debemos modificarla inicialmente, simplemente observar y detectar cómo respiramos. La respiración va a variar mucho a lo largo del día, y se va a adaptar a las circunstancias y necesidades de nuestra vida (si corremos, si tenemos que hablar en público, si tenemos que hacer un esfuerzo mental, si dormimos)… No obstante a veces la respiración se desboca o no sigue unas pautas adecuadas, por ejemplo en los casos en los que sufrimos estrés, o un momento de ansiedad, agobio, o tristeza. Es en estos momentos especialmente eficaz el dirigir la atención a la respiración, como ya he reflejado con anterioridad, y adoptar una respiración correcta. Partiendo desde la concienciación de que la respiración se puede educar y podemos elegir cómo respirar y entrenarnos en ello, al igual que cualquier deportista en una práctica física habitual, vamos ahora a introducir unos pasos básicos para realizar una respiración lenta y profunda (basada en la respiración diafragmática o abdominal) exitosa:

Es muy importante no forzar.  Es verdad que para trabajar la respiración diafragmática  vamos a dirigir el movimiento del diafragma, pero hagámoslo amablemente.  No se trata de llenar los pulmones como un globo (esto produce estrés), ni “aguantar la respiración”. La respiración adecuada produce placer. Ese será el indicativo de que lo estamos haciendo bien.  

Cuando estamos aprendiendo a realizar la respiración diafragmática es útil acostarse boca arriba cómodamente, y más adelante practicarla sentados, de pie, caminando… con la práctica la podrás incorporar a tu vida cotidiana.  Para empezar, coloca tus manos en el abdomen (zona donde comienzan las costillas flotantes, encima del estómago):

0.         Antes de empezar expulsa a fondo el aire de tus pulmones varias veces, puedes hacer algunos suspiros o exhalar por la boca.  El objetivo es vaciar bien los pulmones de aire residual, lo cual automáticamente provocará la necesidad de inspirar más profundamente.

1.        Una vez provocado este impulso de respiración profunda, inicia la respiración diafragmática inhalando con la intención de LLENAR, HINCHAR y expandirte, de esta manera, visualiza y pon la atención en llenar tu abdomen, verás como la mano posada sobre él sube, y llénate en sentido ASCENDENTE, es decir, desde el abdomen y vientre, hacia el pecho, y si tienes mucha capacidad pulmonar, hasta las clavículas. Realiza esta inhalación hasta que haya entrado (sin forzar) todo el aire posible en tu interior. Este proceso hazlo lo más lentamente que puedas.

2.         A continuación, retén unos instantes el aire en tus pulmones, todo lo que puedas de forma tranquila y sin forzar, sin que haya presión. Este paso de retención de aire ha de hacerse confortablemente. En caso de embarazadas, éstas no observaran apenas tiempo para esta retención, para no repercutir en la llegada de oxígeno al feto.

3.         Posteriormente a esta retención de aire confortable, pasamos a la exhalación o expulsión del aire al exterior. Esta expulsión se realiza de forma DESCENDENTE, es decir, vamos a fijarnos en como “deshinchamos” primero clavículas, pecho, abdomen y vientre, por este orden, en sentido inverso a como lo hiciéramos en la inspiración (paso 1). Lo último que va a descender va a ser nuestra mano, posada en nuestro abdomen. Este proceso también hemos de hacerlo de forma lenta, pausada, relajada, y vaciándonos hasta la última “molécula de aire”. Es decir, vamos a poner la intención en vaciarnos por completo de aire, pero siempre sin forzar y con la intención de relajarnos, esa relajación hará que se vacíe nuestro interior de aire de forma natural, como un globo, de forma progresiva.

4.         Tras la expulsión del aire, vamos a observar un tiempo con los pulmones en vacío, es decir, una retención con el aire fuera, en el exterior.. Al igual que la retención con el aire dentro (paso 2), vamos a hacerlo de forma confortable, mientras esta retención no suponga forzar. En esta retención tendremos en cuenta las mismas observaciones que tuvimos con respecto a embarazadas que en el paso 2, de retención con aire dentro.

Estos cuatro pasos comprenderían un ciclo de respiración completa. Tras el paso 4., de retención en vacío, volveríamos de nuevo a comenzar un nuevo ciclo, iniciándolo con el paso 1., inhalando y dejando nuevamente que nuestro organismo se llene de aire.

Es interesante mencionar que la respiración diafragmática o abdominal es óptimo realizarla INHALANDO Y EXHALANDO por nariz.

También comentar, que su práctica habitual nos hará que nuestra capacidad pulmonar aumente, lo que significa que la cantidad de aire que logremos introducir y expulsar en cada ciclo de respiración será mayor, lo que repercutirá positivamente en nuestro organismo, ya que el aporte de energía y oxígeno se hará de forma más eficiente, necesitando menos respiraciones para lograr el mismo aporte y llegando más lejos con cada respiración.

Por otro lado, es reseñable también otra ventaja en la práctica de esta respiración y es que lograremos reducir con el tiempo el número de respiraciones por minuto, lo que optimizará también nuestros recursos y hará que nuestro organismo lleve un ritmo más armonioso y descansado.

Los beneficios son innumerables, pero por destacar, también podemos comentar que esta respiración nos permite relajar la mente, estar enfocados, y nos ayuda a gestionar cualquier momento de dificultad y estrés. También nos ayuda en el ejercicio físico, rentabilizando al máximo nuestras capacidades y resistencia. También estimulamos el corazón y la circulación con esta respiración, masajeamos los órganos, ayudamos al tránsito intestinal y a un estado enfocado, tranquilo y en el que va a ser mucho más eficaz nuestro pensamiento y nuestra acción, sea cual sea nuestra circunstancia.

Desde aquí os animo a que practiquéis esta interesante respiración, que practiquéis también la observación, y que lo toméis con paciencia y con ilusión, pues como todo en la vida, este aprendizaje también requiere de entrenamiento y práctica. No obstante, cuando te acuerdes, observa tu respiración, detecta cómo respiras, y ponte a ello. Los beneficios son innumerables y poco a poco te darás cuenta cómo estás integrando en tu día a día la respiración diafragmática sin darte cuenta y tu vida la gestión de los diferentes momentos de la misma van mucho mejor.

Y como conclusión, me gustaría recalcar la importancia de ser conscientes de que podemos poner la RESPIRACIÓN AL SERVICIO de nuestra vida y no nuestra vida al servicio de nuestra respiración. Y con esta reseña interesante me os dejo hasta el próximo post: INHALA PAZ, EXHALA AMOR.

Elena López Hernando

Facilitadora de grupos de yoga y meditación. Maestra Reiki

Grupo Crece


Música y salud: música para la hipertensión

Si tienes hipertensión, escuchar una música relajante durante media hora al día mientras respiras profundamente (aprende cómo hacerlo a través de la entrada en nuestro blog: "aprender a respirar o la clave de utilizar la respiración consciente a nuestro favor en nuestra vida cotidiana : respiración diafragmática" ), puede reducir de forma significativa tu tensión arterial sin fármacos. Esta es la conclusión a la que llega un nuevo estudio presentado en reunión científica de la Sociedad Americana de la Hipertensión (2013).

La investigación documentó que los pacientes con hipertensión leve que escucharon solo media hora de música clásica, celta o india (raga) a diario durante cuatro semanas, experimentaron reducciones significativas en una presión ambulatoria de 24 horas.

¿ A qué se debe esto? 

El Dr. L. Bernardi encontró que las pausas entre las notas musicales están relacionados con una disminución en la frecuencia cardíaca y la presión arterial . Su efectividad también tiene que ver con las frecuencias sonoras contenidas en esas composiciones musicales.

Cuando hablamos de frecuencias sonoras hablamos del tono, de lo grave o agudo que es un sonido, y se mide en herzios ( Hz). 

Según los especialistas, la música más adecuada para tratar este problema es la música clásica, principalmente cualquiera de las obras de Beethoven, que consigue mejorar la vasodilatación casi en un 26%. Las cuatro estaciones de Vivaldi y Serenata nº13 en Sol Mayor de Mozart o La Valse de Ravel también pueden ayudarnos a ello.

A continuación os pongo varios enlaces las obras antes citadas. 

Es importante aclarar que no puede considerarse musicoterapia cualquier interacción que tenga un individuo con la música. Es decir, escuchar los siguientes enlaces no es hacer musicoterapia. Es indispensable que: a) haya una interacción entre música, paciente y terapeuta; b) que ésta esté dada dentro del marco de un proceso sistemático de intervención; c) que haya una necesidad en salud que sea el centro del tratamiento; y d) que el terapeuta tenga el conocimiento de los elementos musicales y terapéuticos para poder diseñar experiencias musicales adecuadas.


Enlaces: 
-Beethoven, Concierto para violín op. 61 en Re menor:
https://m.youtube.com/watch?v=TiEWwz3ShZ8

- Mozart, Serenata No. 13 en Sol Mayor " Pequeña serenata nocturna" : 
https://m.youtube.com/watch?v=Um56hmRy0jo

-Vivaldi, " Las cuatro estaciones" :
https://m.youtube.com/playlist?list=PLtWS1rBvuyYYOAzFUVrKSE6tCpryDyxn7

-Ravel, " La valse" :
https://m.youtube.com/watch?v=y6czgPAutS0

Raquel Ibáñez Ortego

Psicóloga

Grupo Crece

 

 

El perro, un fiel amigo del desarrollo personal y la salud

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Si bien es cierto que muchos animales domésticos pueden favorecer la salud y el bienestar humanos, este artículo se centrará en el perro por ser, científicamente, el que abarca mayor número de beneficios y, personalmente, por poder estar experimentando estos beneficios diariamente. 

Os resumo algunos de los principales beneficios:

Desarrollo de nuestra asertividad: aprende a decir NO 

Los perros nos pueden ayudar a aprender a ser más asertivos, por ejemplo a decir no con más facilidad.

La primera vez que conocí a mi perro, éste tenía 6 meses. Aunque él estaba bastante educado, aún faltaban algunas cosas por enseñarle y, sobre todo, otras muchas me faltaban a mi por aprender. Enseñarle a que respetara mi NO fue mi primer gran reto. No vale cualquier NO, no es un NO que se grita o se dice con descontrol, es un NO que se dice con seriedad, firmeza y seguridad, adjetivos que se deben mostrar especialmente a través de nuestra comunicación no verbal. 

Aunque no se dice el mismo NO al perro que al humano, cuando uno aprende a escucharse a sí mismo hablando de forma firme y segura, dándose un lugar, y por tanto una valía, sorteando chantajes emocionales y haciendo coherente su comunicación verbal con la no verbal...decir NO a un otro humano se hace algo más sencillo.

Favorece la aparición de estados anímicos positivos

Los tediosos despertares matutinos o incluso los más tristes se tiñen de alegría tras escuchar unos coletazos de felicidad y una tripa sonrosada que te espera para que la acaricies.
 

Asumir el cuidado de un perro requiere una rutina y eso implica siempre estar algo más activo, y donde hay movimiento hay vida. Las ocurrencias de los perros y su espontaneidad bien sabrán sacarnos una gran sonrisa. Al sonreír , aunque no sea de forma genuina , el cerebro también recibe esa información de los músculos. Entiende que estás sonriendo y que por lo tanto hay algo que debe estar poniéndote contento, así que para ser congruente, su estado emocional empieza a cambiar hacia el optimismo.

El amor dado y recibido también ayudan a ser más positivo. Parece que el acto de mirar a tu mascota aumenta la cantidad de oxitocina, la sustancia química que hace que tu cerebro se sienta bien.

Hay estudios que demuestran que los propietarios de animales de compañía, en especial perros, son más felices y menos tendentes a la depresión y la ansiedad.
http://fyiliving.com/mental-health/depression/depression-licked-away-dog-owners-are-happier/
 

Mejora nuestra salud física

Los paseos diarios que requiere un perro permiten cumplir con los 30 minutos recomendados de ejercicio al día. Además, los paseos pueden convertirse en un momento de desconexión tras un duro día de trabajo, o de paréntesis para recoger fuerzas y continuar con la labor. 

Según ciertas investigaciones llevadas a cabo por la Asociación Americana del Corazón, es probable que tener perro reduzca la aparición de enfermedades del corazón. 

http://well.blogs.nytimes.com/2013/05/09/heart-association-weighs-in-on-pets/?_php=true&_type=blogs&_r=0 

El motivo no es únicamente el de realizar ejercicio físico gracias a los paseos, sino que el hecho de acariciar a un perro reduce la frecuencia cardíaca y la presión arterial.

Parece ser, también, que crecer en una casa junto a un perro hace que los niños sean menos propensos a desarrollar alergias en el transcurso de sus vidas.
http://www.telegraph.co.uk/health/healthnews/8032594/Pet-dogs-reduce-allergies-in-children-but-cats-increase-them.html
 

Aumenta el desarrollo de contactos sociales

La mayoría de los estudios realizados por la Dra. June McNicholas, una psicóloga de la salud que se ha especializado en la investigación de los efectos en la salud de tener una mascota, concluyen, que una razón importante para la mejora de la salud de los dueños de perros no era sólo el ejercicio realizado al pasear, sino también la oportunidad para el contacto social con otros dueños de perros.
Cuando en los entrenamientos en habilidades sociales se enseña a iniciar conversaciones, una de las directrices o modos más usuales que se recomiendan es la hacer una pregunta o comentario sobre la situación común. Hablar de el perro puede dar lugar a una bonita amistad...

Permite focalizar en lo positivo en vez de en lo negativo

Si se realiza un entrenamiento en positivo, estaremos más pendientes de las conductas de nuestro perro que consideramos " deseables" y que deben reforzarse con un premio, en vez de a las " no deseables".


Con las parejas, los hijos, los otros en general, tendemos a fijarnos en lo negativo, lo que hacen mal, lo que no nos dan...y a castigarlo. Tendemos a considerar " lo deseable" como lo normal y, por ende, a no considerar que supone también un esfuerzo a tener en cuenta.

Cambiar el foco a veces es complicado, pero el que busca encuentra, y si buscamos lo positivo en el otro lo encontraremos...y si no lo encontramos, tendremos que tomar una decisión, pero eso es ya otro capítulo...

Reducción del sentimiento de soledad o aislamiento

Aunque aprender a estar con uno mismo es muy positivo,hay ciertos momentos o determinadas circunstancias que hacen que la compañía sea necesaria y, a veces, difícil de conseguir. 

Por muchas de las cosas dichas anteriormente ( salir a pasear, contactos con otros, estados positivos, etc.) ese estado angustioso de soledad es más llevadero, pero además, y a pesar de que una mirada fija y unas orejas hacia delante no significa que nos entiendan, el hecho de hablar a nuestro perro es beneficioso para poder poner en palabras nuestros pensamientos y emociones y poner cierto orden en nuestra confusión. Con esto no digo que debamos renunciar a los demás, sino que un perro puede ser un gran apoyo en momentos complicados.
También en este sentido, la compañía que un perro le puede ofrecer a una persona mayor es altamente beneficiosa. Además , el hecho de sentirse " útil" y cuidar a alguien favorece también su autoestima. 

Aumento en la autoestima, en el sentido de responsabilidad y competencia en los niños mayores

Responsabilizarse del cuidado del perro no sólo crea una sensación de utilidad y motivación en el niño, sino que además le permite desarrollar habilidades que puede extrapolar al mundo de sus semejantes. Se vuelven más cooperativos y participativos, desarrollan su capacidad de empatía al ponerse en el lugar del perro, aprenden a cuidar los vínculos con los otros, etc. 

Terapia asistida con animales

No voy a detenerme en la cantidad de intervenciones terapéuticas en las que puede participar un perro. Los perros ( y otros animales) forman parte de tratamientos y terapias para pacientes de todas las edades, con enfermedades que los debilitan y los afectan en el plano social, emocional y cognitivo. A día de hoy la terapia con animales está en auge ya que el número de investigaciones que constatan los múltiples efectos beneficiosos del vínculo entre el ser humano y los animales es cada vez más numeroso. 

Aumento del respeto de los seres vivos

Compartir tu vida y crear un vínculo con un animal puede hacer que la relación con el resto de seres vivos adquiera un significado especial. 

En mi caso personal, desde que tengo perro, ha surgido en mi un respeto profundo en especial hacia los animales mamíferos, en cuya mirada, forma física, movimientos y comportamientos descubro lo imponente de la naturaleza, y siempre encuentro en ellos algo de la esencia de Pancho, mi querido compañero.

Estos son algunos de los beneficios que pueden desarrollarse al tener perro, si la relación con éste es sana, equilibrada, de respeto y amorosa. Seguramente, en cada caso particular, aparecerán otros tantos que estaremos encantados de leer si queréis compartir vuestras experiencias de desarrollo personal al lado de vuestro compañero.

 

Raquel Ibáñez Ortego

Psicóloga

Grupo Crece

 

Emociones evitadas, sentimientos no sentidos

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Las emociones y sentimientos son algo real que no podemos eliminar o provocar a nuestro antojo, simplemente suceden. Los sentimientos son las reacciones más importantes y trascendentes que tenemos como seres humanos, nos dan luz sobre el rumbo a tomar en cada paso de la vida, nos ayudan a darnos cuenta de nuestras necesidades y deseos; reprimirlas, negarlas, ocultarlas, racionalizarlas en exceso, nos anula y nos distancia de nosotros mismos, nos disfraza la realidad y no nos permite generar recursos de afrontamiento, y entonces, se enquistan en el cuerpo provocándonos somatizaciones y problemas de salud.

Muchas personas se han desconectado de sí mismas, de sus auténticas necesidades, motivaciones y emociones, y se han construido una vida donde "ni siento ni padezco", "siento sólo aquello que soy capaz de digerir", "siento sólo cosas supuestamente bonitas o agradables pero alejadas de mi propia realidad".

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La dificultad para gestionar las emociones y los sentimientos nos lleva al autoengaño y a largo plazo a un callejón sin salida de insatisfacción, de soledad o de enfermedad.

El sufrimiento que nos produce enfrentarnos a nosotros mismos, a nuestro dolor, a nuestra vulnerabilidad..., impide el acceso a la plenitud y a la satisfacción. En la vida no es posible sólo sentir las emociones agradables, sin las desagradables o dolorosas no tenemos acceso a todo el universo emocional y a una vida plena. Hay personas que viven en un universo irreal de felicidad, evitando todo aquello que le genere disonancias, displacer, frustración o dolor: evasión e compras sin sentidos, ocio vacío, drogas, adicción al trabajo, perfeccionismo sin sentido, asentarnos en un rol y no movernos de ese lugar, reproducción de patrones automáticos de comportamiento, dejarse llevar pro nuestra zona de confort... Entonces... dejamos de sentir y dejamos de vivir.

Muchas veces, negamos nuestro yo emocional y visceral, para mantener la autoestima en equilibrio, una autoestima basada en cierta imagen o en cierto rol, o en ciertas circunstancias que no tienen nada que ver con nosotros mismos, o para que no afloren miedos y penas muy profundos que pueden tener su origen en un niño o niña heridos, miedos o penas que creemos que no seremos capaces de superar. Podemos tener miedo a no controlar las emociones o no controlar las emociones o la conducta del otro y sentimos que evitamos un conflicto si nos callamos. 

Nada más lejos de la realidad emocional, al ir dejar fluir nuestras emociones y sentimientos, al conectarnos con nuestra vulnerabilidad y al expresar nuestros sentimientos, iremos recuperando una autoestima sólida centrada en nosotros y no en aspectos externos, iremos curando las heridas del pasado y situando las cosas en la vida de modo que nos perjudiquen lo menos posible.

Cuando expresamos las emociones, vamos cubriendo necesidades pendientes para poder satisfacerlas y cerrarlas, dejando paso a nuevas necesidades y espacio para vivir en el aquí y ahora.

Las emociones están en la base de nuestra superviviencia y en la base del acceso a todo aquello que nos provoca bienestar, sin ellas no podemos tampoco construir vínculos con las demás personas.

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"Reconocer la vulnerabilidad nos vuelve auténticos y nos acerca a los demás; nos hace más valiosos como experiencia humana con otro y nos hace libres"

¿Cómo conseguir conectarme más con mis emociones?

  1. Escuchar al cuerpo es el primer paso, en él se anidan las emociones más básicas, las necesidades más primarias, poco a poco iremos siento capaces de identificar en él las emociones que está sosteniendo.

  2. Aceptar las emociones como algo natural y positivo, incluyendo las emociones que nos dan miedo o rechazamos. Todas las emociones y sentimientos nos sirven para algo aunque racionalmente pensemos que no son adecuadas. en este proceso de aceptación cada vez seremos más capaces de sentir que la emoción es una aliada y no una enemiga.

  3. Dejar espacio para la espontaneidad y ser nosotros mismos; buscar espacios o personas con las que pueda aflorar mi yo más esencial y auténtico. Descubriremos los beneficios de no avergonzarnos de nosotros, de no pensar antes de hacer, de fluir sin necesidad de hacer o decir nada especial y eso nos dará muchas claves para seguir nuestro camino de desarrollo personal.

  4. Detectar mis puntos débiles: exceso de racionalización, exceso de actividad para no pensar, relativizar las cosas y ver sólo el color de rosa o la paja en el ojo ajeno, adición a alguna cosa o sustancia.

  5. Expresar a los demás mis emociones, necesidades, deseos..., marcando límites, pidiendo algo, expresando lo positivo, dando mi opinión sincera, expresando una crítica... La asertividad nos ayuda a ser más conscientes de nuestras emociones y necesidades y a equilibrar y gran parte de las veces a acercar las relaciones con los demás.

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Grupo Crece

 

 

Cómo afectan las alergias alimentarias en los niños

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Cuando a tu hijo le da su primera reacción alérgica a un alimento tan básico como “la leche” con tan sólo dos meses de vida, te preguntas: ¿Y ahora qué?, ¿Qué va a poder comer mi niño cuando no pueda darle el pecho?, ¿Por dónde empiezo?...

Tras el diagnóstico se crea un gran abismo, te sientes perdido y angustiado y percibes una especie de incomprensión a nivel social y familiar: “lo que es saludable para casi todo el mundo para mi hijo es veneno”.

 

Si esto es difícil de digerir y complicado de interiorizar por los padres y hermanos, ni que decir tiene por el resto de las personas que nunca han vivido ni sufrido ningún caso cercano.

Poco a poco, vas descubriendo que este “veneno” está en todas partes: cantidad de productos alimentarios, fármacos, cosméticos, cremas, productos de higiene, material escolar… lo que hace mucho más difícil y angustiosa la calidad de vida de estos niños.

La alergia alimentaria es una enfermedad cada vez más frecuente en la infancia cuyas consecuencias negativas sobre la autoestima y la calidad de vida de los niños que la padecen están infravaloradas en nuestra sociedad. Cuando tienes un niño alérgico a algún alimento, la organización de las comidas,  las visitas de amigos y familiares a casa, la higiene, los cumpleaños y otros festejos, las comidas en restaurantes suponen una gran amenaza y sobreesfuerzo…. TODO CAMBIA, TODO SE TRASTOCA Y TODO GIRA ALREDEDOR DEL NIÑO. Tienes que adaptarte 100% a su problema y a sus necesidades.

Esto implica informar, educar y formar a todas las personas que están en su entorno: hermanos y demás familiares, amigos, educadores y personal del centro educativo al que asista, etc. Formación que garantice la prevención, así como el reconocimiento de los síntomas de las reacciones y el inicio del tratamiento a la mayor brevedad.

Cuando sufres este problema, te das cuenta del desconocimiento absoluto y la falta de información que existe sobre este problema tan grave y cada vez más frecuente, lo que te crea un estado de alerta y amenaza constantes. Emociones como: angustia, ansiedad, miedo, frustración, pena, indefensión, enfado… toman protagonismo en el hogar del niño alérgico, emociones vividas por cada uno de nosotros.

Antes de cumplir  los dos añitos, sabe que “algo pasa con la comida”, “me pongo malito”… lo empieza a comprender y a interiorizar antes incluso que otros hábitos como el control de esfínteres. “Mamá, ¿esto puedo tomarlo?”, es otra frase temprana en estos niños. Te sorprende la madurez y el control que empiezan a tener sobre el problema siendo tan pequeños. Toda una lección de responsabilidad.

Aun así, los miedos están latentes, ellos también los perciben, se asustan cuando ven comida desconocida, les cuesta probar alimentos nuevos y en muchas ocasiones adquieren “manías” y rituales algo obsesivos con la alimentación.

 

Otro problema añadido que produce una alergia alimentaria es la situación de exclusión social, situación que puede mermar la autoestima de estos niños: el colegio, otros padres o adultos, familiares, etc. tienen verdadero miedo a que al niño le ocurra algo estando con ellos, el miedo se combate con el conocimiento y si este problema es tratado por su entorno de forma natural, él lo asumirá de igual manera.

El número de niños alérgicos crece cada año y es necesario que los adultos responsables de estos niños sepamos tratar el problema con el conocimiento suficiente para no poner en riesgo su salud física y emocional.

¿Qué podemos hacer?

A la hora de abordarlo, es necesario:

  • Ser honestos, claros y sinceros con ellos, no mentirles jamás por muy pequeños que sean: “no puedes comer esta galleta porque te pones malito pero tienes estas otras que te encantan”, en lugar de esconderlas o inventarnos otra historia poco realista.
  • También es necesario mostrar normalidad y tranquilidad aunque sin bajar la guardia, si el niño nos percibe en constante tensión puede adquirir una relación aversiva con la comida y generalizarlo en otras situaciones cotidianas (“hacerles niños miedosos”). La sobreprotección en estos niños es inevitable pero hay que tratar de priorizar, ¡¡no todo le produce alergia, no todo es peligroso!!
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El equilibrio entre “tabú” y “obsesión”, “dejadez” y “sobreprotección” es la clave para sobre llevar de la forma más sana y tranquila posible el problema de las alergias alimentarias.

 

 

Un niño alérgico no es un niño enfermo, concienciémonos de esto. Mi hijo es alérgico y es un niño sano y feliz. 

Susana Paniagua Díaz

Psicóloga infantil y educativa

 

Cuando la creencia se hace realidad...

En psicología hablamos de la profecía autocumplida, que ocurre cuando nuestras creencias negativas se dan en la realidad. Esto no quiere decir que seamos videntes, sino que nos predisponemos a que las cosas se tuerzan porque al tener una creencia negativa, transmitimos sensaciones negativas en los demás a través de nuestra comunicación no verbal o nos contagiamos de emociones y sensaciones negativas que nos hacen no atrevernos a actuar o cometer errores. Si por el contrario, creemos algo positivo, la profecía autocumplida nos va a predisponer para aumentar la probabilidad de que surja ese sueño que estamos persiguiendo. Atrévete a creer en positivo.

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach
 

La primavera y las emociones

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La primavera es una época de cambios. Tras el largo invierno, los animales despiertan de su letargo invernal y las plantas vuelven a recuperar sus hojas, sus flores, sus colores y su aspecto más característico. Los días son más largos y cada día que pasa hay más horas de luz. Las temperaturas se hacen más suaves, aunque los días de cálido sol se alternan con otros de lluvia y frío, que recuerdan al invierno cercano. La naturaleza renace y se muestra en todo su esplendor y vitalidad.

También para las personas la primavera es un momento de cambio y de despertar a la vida. Todo invita a disfrutar de la naturaleza y el aire libre, de nuestra propia vitalidad y de los sentidos. Pero también nos enfrentamos al incremento de la inestabilidad emocional que todo cambio lleva consigo. Por eso, la primavera se asocia a la juventud, vital e inestable.

¿Y qué ocurre con nuestro estado de ánimo? ¿De qué manera nos afectan estos cambios externos? ¿Qué repercusiones tienen en nuestras sensaciones y emociones?

El aumento paulatino de horas de sol hace que nuestro  cerebro segregue más serotonina, sustancia relacionada con los estados de ánimo positivos. Además, la luz del sol tiene en nuestro cerebro un efecto regulador de los ciclos de sueño y vigilia a través de una sustancia denominada melatonina. Al alargarse los días nos sentimos con más energía y con más ánimo para realizar un mayor número de actividades y necesitamos menos horas de sueño para sentirnos descansados. También nuestro metabolismo se ve afectado en esta época: al estar activos más tiempo nuestro cuerpo nos pide comidas más ligeras que nos permitan mantener el ritmo que exigen nuestras actividades, pero, a la vez, un número mayor de comidas que nos permitan compensar el mayor gasto de energía. 

Con el aumento de las temperaturas cambia la manera en que nos vestimos.  A medida que nos vamos adentrando en la nueva estación, vamos dejando al descubierto un mayor porcentaje de piel, lo que genera un estímulo que está directamente relacionado con el aumento de la líbido. Es una situación acorde con el despertar de la vida que vive la naturaleza. Este hecho, unido al buen humor y al aumento de las actividades diarias, hace que relacionemos esta época con el amor y la pasión.

Sin embargo, no todos son efectos positivos ni todo el mundo vive la primavera de la misma manera. Los cambios pueden hacer que nos sintamos desconcertados, más cansados, tristes y que nos sea más difícil adaptarnos a la rutina, concentrarnos en la tarea o conciliar el sueño. Estos síntomas responden a la llamada “Astenia Primaveral”, que se caracteriza por una sensación de debilidad física y mental que puede llegar a bloquearnos. Además, los cambios bruscos en la meteorología que caracterizan a esta época pueden hacer que nuestro estado de ánimo fluctúe más y de una manera más intensa.

 Y si, como comentábamos al inicio, la primavera es la época del renacer, ¿cómo podemos hacer que este saque lo mejor de nosotros?

1.       Aprovecha el aumento de energía y de horas de luz para dedicarte tiempo a ti mismo.

2.       Planea actividades al aire libre y vuelve a conectar con la naturaleza.

3.       Aumenta el consumo de frutas y zumos como fuente de energía.

4.       Haz una lista de “Ilusiones de primavera”, pararnos a pensar cosas que nos gustaría hacer para aprovechar la estación es el primer paso para lograr realizarlas.

5.       Retoma el contacto con personas de las que te hayas podido alejar durante el invierno.

6.       Dosifica tus energías, ve aumentando la actividad de manera paulatina.

7      Mantén las rutinas lo más estables posible, horas de comer y acostarte. Los cambios que vayas a realizar, hazlos poco a poco.

Sara Ferro Martínez

Psicóloga y coach

Las emociones y el otoño

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Las estaciones tienen un papel protagonista en nuestras emociones, en la manera en que nos sentimos, percibimos y afrontamos nuestro día a día e, incluso, en los aspectos en los que centramos más esfuerzo o atención.

El otoño es una estación de cambios: cambia el clima, cambia el número de horas de luz, cambia la hora, pasamos de estar de vacaciones a suspirar por un puente...  y tenemos que adaptar nuestra rutina a todos ellos. Estos cambios pueden generar diferentes reacciones en nosotros, desde provocarnos un mayor grado de nerviosismo y estrés, hasta sentimientos más negativos o un estado de ánimo más bajo.

Se estima que el 30% de la población sufre el denominado Síndrome Depresivo Estacional o Depresión de Otoño.

Las alteraciones se producen también en nuestro organismo, afectando en mayor medida a  nuestros ritmos biológicos, provocándonos mayor hambre, sueño y un cansancio generalizado, resultándonos más difícil realizar muchas actividades en un día y necesitando más tiempo para realizar cada una de ellas. 

Por otro lado, el otoño es una vuelta a conectar con la intimidad, con la familia, la casa, con los lugares que nos inspiran seguridad y calidez. Después de un verano en el que vivimos "hacia fuera", el otoño nos invita a reconectarnos con nosotros mismos, volver a la rutina y evaluar cómo nos sentimos en ella, planteándonos  los cambios que queremos introducir.

¿Qué cosas podemos incluir en nuestro día a día para afrontar el otoño de una manera positiva?

 1. Adaptar nuestra actividad a la energía de la que disponemos. Los niveles de energía están muy relacionados con las horas de luz solar, por lo que deberíamos centrar el mayor número de actividades en las primeras horas del día, dejando las más livianas para las últimas horas de la tarde.

2. Pensar actividades que nos sean agradables y que a su vez nos aporten descanso, como leer, ver películas o charlar con nuestros seres queridos en un lugar confortable. De este modo estaremos pasando un buen rato a la vez que recargamos esa energía extra que necesitamos.

3. Potenciar esa mirada interior, dedicando unos minutos al día a pensar qué cosas de mi vida valoro como cálidas y cómo puedo introducir más calidez en mi vida.

4. Añadir color con pequeños detalles. Puede que los días cortos y el mal tiempo nos provoquen una sensación de oscuridad constante que podemos combatir con pequeños toques de color: Una taza alegre para desayunar, post-it originales para la oficina, una corbata divertida o una manta calentita con tonos alegres pueden introducir luz en esos días en los que nos cuesta verla.

5. Buscar actividades únicas del otoño. Cada estación tiene algo especial que nos invita a hacer actividades únicas Encontrar las que nos sugiera el otoño y planear realizarlas, nos ayudará a afrontar esta estación de una manera más optimista. Una ruta por la sierra para disfrutar las primeras nevadas, un paseo por El Retiro para observar los tonos ocres que toman las hojas, comprar un cucurucho de castañas asadas mientras paseamos... Seguro que a cada uno se le ocurren miles de opciones.

Sara Ferro Martínez

Psicóloga