Decisiones: ¿por qué nos asustan tanto?

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Respiras tranquilo cuando por fin has tomado la decisión

Pero con lo que no contabas es que a la vuelta de la esquina otra nueva “ toma de decisiones” está al acecho. Y es que es condición de la existencia elegir y decidir de forma continua.

La propia palabra existir está compuesta del prefijo ex- (hacia fuera) y el verbo sistere (tomar posición). Es decir, que la vida lleva consigo el incómodo acto de posicionarse y, por tanto, de arriesgarse y escoger.

Ahora mismo, el momento vital en el que te encuentras, para bien o para mal, se debe a una serie de decisiones encadenadas que has ido tomando a lo largo de tu vida. A veces, decisiones insignificantes ( “me crucé de acera para ir por el sol y me choqué con el que es hoy mi pareja”), otras mucho más complejas . A través de tus decisiones, te haces responsable de tu existencia y de la de aquellos que dependen de ti. Y de esta grandísima responsabilidad, es de donde derivan todos los miedos relacionados con el acto de decidir o de elegir la mejor opción entre varias posibles.

Tratamos las decisiones como si fueran “ a vida o muerte”. Es un “ no hay vuelta atrás”, "de esto depende TODA mi felicidad” o un “ qué pensarán de mi si elijo esto”. Si pienso de esta forma, lo más normal y lógico es que la duda se instale y me sienta incapaz de elegir. Cuantísima responsabilidad. La felicidad o el caos ante mi. Esto es lo que paraliza y bloquea.

Quizás lo que nunca te has planteado es que, salvo contadas ocasiones, ninguna decisión es a vida o muerte. Hay muchas decisiones intrascendentes, y sólo algunas requerirán toda nuestra atención y esfuerzo. Así que lo primero que hay que hacer es distinguir la relevancia de unas y otras y tratarlas de forma diferente.

No existe un camino correcto e incorrecto. E incluso si existiera un camino correcto, nadie te asegura que te lleve hacia la felicidad, que es, al fin y al cabo, lo que perseguimos cuando elegimos. E incluso el camino incorrecto puede abrir horizontes insospechados.

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A veces explico en terapia que la vida es como un árbol. No existen árboles con una rama, o con dos. Existen árboles con ramas que se ramifican en otras, y éstas otras en otras más. Elijas la rama que elijas, aún con dudas, de esa primera rama surgirá otra rama, otro camino, que podrás escoger o no…pero no pasa nada si no lo coges, o si lo coges, porque seguirán apareciendo ramitas que te llevará hacia un lugar totalmente diferente al que creías cuando escogiste la primera. Es decir, que casi siempre podrás ir afinando en tu elección, o cambiando si la decisión no dio los resultados que esperabas. NO hay decisiones a vida o muerte ( salvo algún caso excepcional).

Vas a tomar decisiones menos acertadas, sí, pero no te preocupes.

Responsabilízate de esa mala elección , analiza qué motivaciones tenías cuando la elegiste ( que mis padres estuvieran orgullosos, el dinero, estatus social, sentirme amado/a ) y quién decidió por ti realmente.

Y cuando tengas que volver a decidir, sintoniza con tu voz interna, disminuye el volumen de las ajenas y piensa que después, pase lo que pase, otra ramita se abrirá frente a ti.

Raquel Ibáñez Ortego

Psicóloga

Grupo Crece

10 señales de que te está yendo bien la vida

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1. NO TIENES MIEDO A PEDIR AYUDA

Para ser un héroe debes renunciar a ser el superhéroe que puede con todo y salva a todos.

Querer llevar la carga del mundo sobre los hombros sólo te llevará a que se caiga en algún momento y te arrastre con él debido a su peso.

Pedir ayuda no es síntoma de debilidad, sino de madurez, puesto que reconocerse como humano incompleto requiere de mucha fortaleza.

2. TU PONES TUS NORMAS.

Eliges cómo quieres vivir las cosas, cómo quieres construirlas ( lo que no significa que siempre lo tengas claro y sabiendo que siempre puedes pedir ayuda )
Vives de acuerdo a tus deseos, sin ignorar los deseos del otro, pero haciendo que los tuyos sean prioritarios puesto que se trata de TÚ desarrollo personal.

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3. TE ALEJAS DE LAS COSAS QUE TE HACEN DAÑO

Te quieres lo suficiente para empezar a tratarte con respeto y alejar a las personas que no lo hacen y despedir las situaciones o cosas que no te convienen...

4. HAS APRENDIDO QUE LOS FRACASOS SON PARTE DEL AUTOCRECIMIENTO

No nos queda más remedio que sumir que la única forma de crecer es concebir el error como primer paso para ello. Y es que en el error no debe haber vergüenza, ni culpa, ni inferioridad…lo único perjudicial del error es no aprender de él debido a nuestro orgullo y a la ambición de ser superhéroes.

5. TE RODEAS DE PERSONAS QUE APORTAN EN TU VIDA

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Ya has alejado a la gente que no te hace bien y eliges que formen y formar parte de la vida de personas que te aporten bienestar.

Esto no significa que no haya nunca dificultades con esas personas, eso forma parte de las relaciones, pero esas dificultades se tratan con respeto y con cariño.

Estas personas confían en ti y confías en ellos, lo que te ayuda a avanzar y continuar adelante.

6. NO TE QUEJAS MUCHO

Eres capaz de ver el otro lado de las cosas, el positivo, el que nos hace disfrutar de los pequeños detalles placenteros.

Atendiendo únicamente a lo negativo no queda más remedio que la queja, no hay otra forma de sobrellevarlo.

En los momentos más complicados, te quejas , pero lo justo y necesario para expresar tu malestar, sabiendo que la queja excesiva no te hace bien ni a ti ni a quien te rodea.

7. CELEBRAS LOS LOGROS AJENOS.

Es natural que aparezca cierta envidia del éxito del otro si consideramos que en nuestra vida no vamos cumpliendo nuestros deseos....

Y cuánto más pendientes estemos de si los otros consiguen o no sus sueños , menos conscientes seremos de los que vamos consiguiendo nosotros y menos valor le daremos.

Céntrate en ti y acompaña a los demás en su crecimiento. Saldrás creciendo también.

8. ACEPTAS QUE HAY COSAS QUE NO PUEDEN CAMBIAR

No gastes tus energías en intentar cambiar cosas que sólo están en la voluntad del otro cambiar.

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9. SABES QUE NO PUEDES COMPLACER A TODO EL MUNDO

Complacer implica ir regalando trocitos de uno mismo. Regálate a quien tu quieras, no a quien debas, porque si todo el mundo se queda con algo de ti puede llegar el día en el que te mires y no encuentres nada tuyo. Todo se lo habrán quedado los demás .

10. TE SIENTES FELIZ

A pesar de que las vicisitudes de la vida seguirán ocurriendo, cuando miras dentro de ti encuentras un espacio de serenidad y la sensación de que las cosas, aunque lentas, van colocándose....

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¿Por qué es tan importante el hábito de estudio?

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Un buen hábito de estudio genera mayores posibilidades de eficacia y rendimiento y permite asimilar más conocimientos con menor esfuerzo y menos tiempo. El estudio ayuda a los niños y niñas en su desarrollo cognitivo, en la solución de problemas, en el autocontrol, en la disciplina, en la constancia y en la consecución de objetivos y metas a corto y a largo plazo. Además cuando aprenden a ser más eficaces a la hora de asimilar nuevos aprendizajes, se sienten más confiados/as  en sus capacidades.

Los padres y madres deben facilitar el desarrollo de hábitos de estudio adecuados en sus hijos e hijas proporcionando para ello ciertas condiciones ambientales y educativas.

¿Por qué es importante el hábito de estudio?

- La adquisición de este hábito le ayudará a hacer del estudio una actividad diaria e ineludible.

- Asimismo, se sentirán más seguros/as en relación con los estudios y confiados/as en sus capacidades para superar las diferentes pruebas escolares.

- El estudio es fundamental para el aprendizaje de los niños y niñas puesto que les dota de los conocimientos necesarios para enfrentarse en el día a día y a su futuro laboral.

- También les ayuda a desarrollar sus capacidades lingüísticas y cognitivas tales como la atención y la memoria. Es igualmente importante para la maduración personal, social e intelectual.

- El hábito de estudio aumenta las posibilidades de conseguir un alto rendimiento escolar.

- Implica constancia y perseverancia, factores fundamentales para el éxito laboral y personal.

- Los  niños y niñas con buenos hábitos de estudio serán más capaces de adaptarse y desarrollar con éxito las labores que desempeñarán en sus puestos de trabajo.

Tenemos que ayudar a los niños y niñas a desarrollar su motivación hacia los estudios. Han de comprender que aunque las ventajas a corto plazo son escasas para ellos ya que sólo encuentran inconvenientes (el aburrimiento que les provoca hacer los deberes, el número de horas que podrían dedicar a jugar, etc.), es importante explicarles que estudiar tiene más beneficios que no hacerlo, lo fundamental es que encuentren su motivación hacia los estudios:

- “Todo el mundo lo hace y yo no voy a ser menos”

- “Porque me gustaría trabajar de…”

-“Porque me siento útil”

-“Para sacar buenas notas”

-“Para ser más listo…”

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El hábito de estudio es una rutina y como tal debe llevarse a cabo siempre en el  mismo lugar, a la misma hora y de la misma manera porque eso le ayudará a desarrollar posteriormente otro tipo de hábitos. Se establece a fuerza de repetirlo, no es necesario que los niños y niñas tengan deberes, lo ideal es que desde pequeños/as se habitúen a estar concentrados/as en una tarea durante un rato. De esta manera, podrá conseguir más concentración durante periodos largos de tiempo cuando sea más mayor, algo imprescindible para los estudios más avanzados (universitarios, másters, oposiciones, módulos, etc.).

Susana Paniagua

Psicóloga

Grupo Crece

Estoy embarazada. Cómo gestionar mis miedos.

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Las emociones en el embarazo se caracterizan sobre todo por su contraste, se pasa de la alegría más intensa al miedo en un abrir y cerrar de ojos. Alegría e ilusión por la llegada de un hijo y miedo por si no sale bien el embarazo, el niño no está sano o por si serás o no buena madre. El miedo con varios matices: obsesión, ansiedad y estrés.Podríamos decir que se expone a las embarazadas a una cierta presión sobre “lo que se debería sentir” o “el embarazo de libro", ya sea a través del propio ginecólogo como por el resto de mujeres embarazadas que le rodean, la propia matrona y los medios de comunicación (revistas sobre todo).

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La edad influye sobre el tipo de temores que una mujer tiene en el embarazo. Los miedos de las mujeres más jóvenes suelen relacionarse con su papel en su futura maternidad, se cuestionan si van a ser o no buenas madres, temen que la situación les supere, que no sepan criar bien a su hijo, en definitiva, le temen a él. No quiere decir que ese miedo no se tenga cuando son más mayores, lo que ocurre es que estas últimas suelen centrarse en la buena marcha del embarazo y en la salud del propio bebé, es decir, temen a que el embarazo no vaya bien, que se pueda producir un aborto, que el niño no nazca sano, etc. Esto provoca que la futura mamá se preocupe a veces en exceso de la salud y esté demasiado centrada en sus señales físicas. Las mujeres más jóvenes suelen mostrarse más tranquilas en este aspecto.

En definitiva, las mujeres más jóvenes viven el embarazo de una forma más tranquila y despreocupada, pese a los temores que antes comentábamos. Las más mayores, desde el momento que se quedan embarazadas empiezan a sentir miedos que  en muchas ocasiones pueden provocares verdaderos estados de ansiedad y estrés.

Otro de los temores más frecuentes en el embarazo es que las relaciones sexuales puedan poner en riesgo la buena marcha del embarazo (miedo a rotura de la bolsa, al desprendimiento de la placenta, etc.). Incluso aun siendo un buen embarazo, sin riesgos de ningún tipo, ese temor existe y en muchas mujeres provoca la abstinencia total a mantener relaciones con penetración.

En cuanto a la líbido, puede ocurrir dos situaciones opuestas: hay mujeres embarazadas que sienten cómo la líbido aumenta más de lo habitual y su conducta sexual se vuelve más activa y a otras les ocurre exactamente lo contrario por temor a que algo malo ocurra en el embarazo, o porque no se sienten sexualmente atractivas: se ven gordas y deformes y temen no gustar a su pareja, fundamentalmente porque no se gustan a sí mismas. La autoestima por lo tanto se ve afectada en muchos casos.

En el plano laboral, puede afectar a su rendimiento por no sentirse cómoda, tranquila y centrada. Está más pendiente de sus señales físicas  y de otras preocupaciones relacionadas con el embarazo. Por supuesto esto no es generalizable a todas las mujeres embarazadas, hay mujeres cuyos embarazos les genera más vitalidad y no les afecta a su rendimiento, sino más bien todo lo contrario.

¿Qué puede hacer para gestionar todas estas emociones?

 1. Lo más recomendable en estos casos es pedir ayuda psicológica cuanto antes para desdramatizar y relativizar todos estos miedos que hemos mencionado. Existen grupos de apoyo a mujeres embarazadas, así como las clases de preparación al parto que les ayudaría a vivir su embarazo de una forma más tranquila y sana a nivel psicológico.

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2. Practicar yoga, mindfulness y otros ejercicios de relajación para manejar la ansiedad y el estrés. De nuevo con ayuda de un profesional en la materia, que tenga experiencia con mujeres embarazadas y que les ayude a centrar su atención en los aspectos positivos del embarazo así como evitar comprobaciones obsesivas.

3. Evitar lecturas y visitas a internet que puedan llevarle a nuevos  miedos e intensificar los presentes, con la consiguiente angustia y estrés. Emociones que pueden perjudicar la buena marcha del embarazo.

4. Centrarse en atender y compartir todos los aspectos apasionantes y maravillosos que supone la llegada de un hijo, con ayuda de un diario o de pequeños vídeos de la evolución y el crecimiento del bebé.

5. Contar con el apoyo incondicional de la pareja es fundamental para amortiguar las emociones negativas de la mujer embarazada: es muy saludable realizar actividades placenteras juntos y dedicarse tiempo mutuamente para fortalecer el vínculo entre ambos (viajar, salir a cenar, hablar de las preocupaciones a solas, planificar la llegada del bebé, compartir emociones positivas, etc.).

Susana Paniagua

Psicóloga

Grupo Crece

El regalo de los años

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Todos hemos oído alguna vez frases del tipo… ya te estás haciendo mayor, se te va a pasar el arroz, ya vas teniendo una edad, ya no tienes 20 años, es la crisis de los 30, de los 40, de los 50… En definitiva, todos hemos oído frases hechas y expresiones coloquiales referidas al paso del tiempo y al cumplir años con cierta connotación negativa.

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No es un gran secreto que la sociedad actual valora cualidades como la seguridad, el poder, la belleza, la juventud… una sociedad que va en busca de esa juventud eterna y que nos anima a luchar contra lo que parece imposible: el avance del tiempo.

Crecemos pensando que debemos esconder y prevenir todos los signos posibles de este avance: tinte para las canas, cremas y sérums para las arrugas, cirugía para lo que ya no puedes esconder bajo otros medios, dietas restrictivas para el cambio de metabolismo… y la lista sigue y sigue…

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Y no sólo crecemos temiendo los efectos físicos del tiempo, sino también los sociales y psicológicos: ya es tarde para cambiar, a esta edad no haré amistades, ya no podré encontrar una pareja…

 

 

 Pero ¿crecer tiene ventajas?

¡Por supuesto que las tiene! A continuación, os exponemos algunas de las muchas ventajas que tiene crecer…

1.      Madurez intelectual

A medida que crecemos almacenamos más conocimientos, tanto teóricos, como prácticos. Aprendemos más sobre el mundo que nos rodea, sobre las personas que viven en él, aprendemos hechos, datos, habilidades, técnicas, hobbies, estrategias… y todo eso no son más que herramientas a nuestro alcance que podemos usar en nuestro beneficio.

2.      Madurez emocional

Aunque algunos de vosotros estéis pensando que conocéis a más de uno que con su edad no ha desarrollado demasiado este punto… es uno de los beneficios que para la mayoría trae consigo el paso del tiempo. Los años y las experiencias que vivimos en ellos nos dotan de una perspectivamás amplia, y de cierta sabiduría respecto a un gran abanico de situaciones y personas. Aprendemos de los errores, los corregimos, comenzamos a discernir lo que queremos de lo que no, comprendemos mejor nuestras propias emociones y motivaciones, así como las ajenas…

3.      Autoestima

Es cierto que este punto no es solo cuestión de edad. La autoestima es algo en lo que tenemos que trabajar y requiere además un esfuerzo por nuestra parte. Pero el tiempo nos da ese espacio para conocernos y aceptar nuestras peculiaridades, nuestras diferencias, nos da tiempo a hacer las paces con lo que no nos gustade nosotros mismos, a valorarnos y reconocer la importancia de querernos y cuidarnos, asaber que ésta es la base para nuestro bienestar.

4.      Confianza

Como decíamos en el punto uno, la edad nos da conocimientos y destrezas. Cuando crecemos hay ciertas cosas a las que debemos enfrentarnos y superar una y otra vez: exposiciones en público, eventos sociales, entrevistas de trabajo, reuniones de equipo, manejo de conflictos, entrega de informes con fecha límite, lidiar con obras, firmar contratos… todo esto nos prepara para afrontar las mismas situaciones en el futuro y poder hacerlo con mayor confianza al haber podido comprobar que lo hemos resuelto de manera satisfactoria en el pasado.

5.      Fortaleza

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Los obstáculos que hemos de superar y que inevitablemente se nos presentan en el camino, nos llevan a hacernos más fuertes, a salir de esas adversidades con algo en nuestro beneficio, con algo aprendido, a ser más resilientes y salir de esas experiencias habiendo crecido.

6.      Priorizar

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Crecer también nos dota del sentido de lo que es realmente importante en la vida. Las cosas que vivíamos con más intensidad o mayor angustia, aprendemos a relativizarlas y darle la importancia que ocupan en nuestra vida. Aprendemos a valorar lo que nos importa y lo que más feliz nos hace y hacer de esto lo que realmente cuenta e importa.

Por tanto, crecer no es sinónimo de deterioro o envejecimiento. Crecer no es ni más ni menos lo que queremos que sea. Aceptar lo que viene con la edad no significa ni mucho menos conformarnos, no quiere decir que no debamos intentar cuidarnos. Obviamente hacernos mayores trae consigo algunas consecuencias que no siempre son agradables y cuidarnos es clave para llevar los cambios que se producen de una forma positiva.

Lo importante de crecer es como lo llevemos y qué mentalidad decidamos adoptar al respecto, siendo conscientes del regalo que supone el tiempo y las experiencias que vivimos en él.

Romina Collado

Psicóloga

Grupo Crece

 

 

Pensamientos que hacen daño... VIII: El peligro de generalizar. Diferencias con otras distorsiones cognitivas.

La distorsión cognitiva de la que hablaremos hoy, es la última que nos quedaba por explicar: la sobregeneralización. También, para cerrar esta secuencia de artículos relacionados con los pensamientos, plantearemos las diferencias que existen entre ellos y la posibilidad de encontrar más de uno en una misma situación, proponiendo una técnica que sirva de entrenamiento.

Comenzando por la sobregeneralización, este pensamiento negativo consiste en llegar a la conclusión de que algo que ha sucedido alguna vez volverá a repetirse una y otra vez, lo cual, en caso de ser un suceso negativo, nos puede generar un sentimiento de abatimiento y por tanto contemplar el futuro como oscuro.

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La tendencia a sobregeneralizar nos lleva a percibir las situaciones o las conductas propias, del otro o del entorno como mucho más probables de lo que en realidad son, o al menos de lo que en realidad tenemos prueba. Vamos a analizar las diferentes formas en que puede manifestarse esta distorsión con algunos ejemplos:

 

Como podremos concluir con facilidad, las consecuencias de dejarse llevar por el pensamiento distorsionado generalizador serían muy diferentes a las del pensamiento sano. En el primer caso nos llevarían a considerarnos negados en la cocina, considerar a nuestra jefa como una dictadora agresiva (o a nosotros como unos incompetentes) o víctimas de todas las enfermedades posibles, habiendo solo tenido en cuenta un suceso para ello.

La clave, al igual que con muchas otras distorsiones, para manejar este pensamiento, está en detectarlo con rapidez y sustituirlo por un pensamiento más sano y ajustado (que no quiere decir más positivo ni negador).

Como comentábamos anteriormente, estas ocho distorsiones que hemos comentado hasta ahora, a veces pueden confundirnos o llevarnos a equívocos y hacernos percibir la realidad de manera inadecuada. Pero también es importante hacer ver que en diferentes situaciones, los pensamientos pueden incluir más de una de estas distorsiones y es importante ser capaz de distinguirlas y diferenciarlas. La siguiente tabla nos podrá ayudar:

pensamientos distorsionados
 

¿Cómo mejorar tu día en 3 pasos?

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Vaya, hoy vuelve a ser uno de esos días que tan desanimada empiezas y tan abatida finalizas. Los reconoces nada más levantarte. Hay una tristeza y una angustia que van extendiendo sus tentáculos hasta apoderarse de cualquier atisbo de esperanza. Intentas deshacerte de esa sensación, pero ya sabes que cualquier esfuerzo no sólo no te animarán, sino que te adentrarán más aún en las profundidades.

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Siempre es así. Te lo sabes de memoria...

Entonces, ¿ por qué no pruebas a hacer algo diferente? Quizás ahí reside uno de tus problemas, en que para solucionarlo siempre haces lo mismo.

Te invito a que pongas en práctica esta pequeña estrategia, que te permitirá crear reacciones alternativas a las habituales en días de desánimo.

Te sorprenderás al leerla, pero no pierdes nada en probar...la tristeza ya la tienes ganada durante varios días, así que...¿por qué no?

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1- Pregúntate nada más descubrir que estás en uno de esos días: “¿Cómo podría empeorar las cosas?, ¿cómo podría, si quisiera, VOLUNTARIA Y DELIBERADAMENTE, incrementar la situación problemática en la que me encuentro?, ¿cómo debería pensar o no pensar para empeorar aún más las cosas?”.

Y pregúntatelo varias veces al día, ( y durante varios días seguidos si la tristeza se ha instalado temporalmente en tu vida)

2- Haz una lista con las respuestas a estas preguntas. Ahora ya sabes cómo hacer para estar peor.

3- Elige. Y ahora tú decides hacia dónde quieres que vaya tu día. Puedes elegir hacer las cosas que hay en la lista, y por tanto elegir que el día vaya a peor. Estaría bien también. Pero será una elección, que siempre es mejor que la sensación de impotencia y descontrol sobre nosotros mismos, y mejor que dejar que nuestras emociones decidan nuestra vida.

Lao Tsé, hace 4000 años aproximadamente, afirmaba: si quieres enderezar algo, primero intenta retorcerlo aún más”.

Ilustraciones: Contad Roset

Raquel Ibáñez Ortego

Psicóloga y terapeuta

Grupo Crece

Recetas para combatir la frustración

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Todos nos hemos enfrentado alguna vez a ese sentimiento incómodo o incluso desagradable, cuando algo no nos sale como esperábamos,  cuando alguien nos dice que no, cuando no conseguimos nuestros objetivos, cuando los resultados no igualan nuestrasexpectativas... la frustración.

¿Qué es la frustración?

La frustración es una respuesta emocional que aparece como resultado de un conflicto psicológico ante la imposibilidad de satisfacer una necesidad o deseo.

¿Por qué aparece?

1. Factores de desarrollo

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Las situaciones que vivimos de pequeños y la manera en la que hemos sido criados nos preparan ante la frustración o, por el contrario, nos vuelven más vulnerables ante esta.

2. Factores sociales

El entorno que nos rodea establece expectativas e ideales con los que crecemos, por lo que no lograr satisfacer estos estándares puede suponer una frustración.

3. Factores internos

Muchas veces la frustración viene dada por nuestra propia autoexigencia, por proponernos metas poco realistas, por ser demasiado críticos con nosotros mismos…

4. Factores externos

Además de los sociales, la frustración puede venir de la mano de otras personas. Las críticas de los demás, las expectativas que tienen los demás de nosotros o las expectativas que a veces tenemos de los demás no siempre coincide con la realidad y de ahí deriva la frustración.

Tipos de frustración

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La frustración por incompatibilidad de objetivos: aparece cuando existe la posibilidad de conseguir dos objetivos positivos, pero estos son incompatibles entre sí.

Ejemplo: le decimos a un niño que puede comer de postre helado o tarta, pero no las dos cosas.

La frustración por conflicto aproximación-evitación: surge cuando una situación provoca resultados positivos y negativos en igual medida, y se produce indecisión al calibrar el resultado y los beneficios.

Ejemplo: sabemos que para conseguir un aumento de sueldo (consecuencia positiva -> aproximación) debemos trabajar muchas horas (consecuencia negativa -> evitación).

 

La frustración por conflicto evitación-evitación: se produce cuando las dos alternativas posibles son negativas.

Ejemplo: nos urge mudarnos y las únicas opciones disponibles son un apartamento oscuro y alejado del trabajo y otro muy pequeño y también lejos.

La frustración por barrera: se da cuando existe un obstáculo que impide alcanzar un objetivo.

Ejemplo: queremos hacer una reforma en nuestra casa, pero el ayuntamiento no nos concede los permisos.

Y sus efectos...

Ansiedad

Ante la frustración la persona puede desarrollar ansiedad y emitir signos externos de la misma, tal como morderse las uñas, rascarse la cabeza, mover mucho las piernas…

Racionalización

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Surge como intento de paliar las consecuencias negativas de la frustración, al haber tenido que escoger una opción que no nos convencía, o haber tenido que renunciar a una buena alternativa.  Justificamos nuestra elección racionalizando la misma y convenciéndonos de que era la mejor/única opción.

Proyección

Podemos proyectar esa frustración hacia nuestro entorno de forma inadecuada, lo que nos repercutirá negativamente.

Huida

Es la retirada de la lucha por conseguir un objetivo si se presentan obstáculos o dificultades.

Enfado/ira

Una emoción muy común que surge a raíz de la frustración es la ira, bien sea hacia otros o focalizada en nosotros mismos. Esta emoción nos puede traer consecuencias muy negativas, tanto a nivel personal (problemas de salud, devaluación de nuestra autoeficacia, nuestra autoestima…) como a nivel social (alejarnos de los demás, provocar situaciones tensas o incómodas, incitar hostilidad y desconfianza en los que nos rodean…)

Agresión

Un efecto común en algunas personas de la frustración es la agresividad, ya sea de forma verbal o física. Esto puede darse sobre todo en niños pequeños, que aún no han adquirido las herramientas necesarias para hacer frente a esta situación.

Sustitución

Cuando sustituimos una actividad por otra debido a la frustración de no conseguir la primera. Esto no siempre es positivo (si lo hacemos con demasiada facilidad o frecuencia), ya que no perseveramos en lo que queremos conseguir.

 

Nuestra receta para gestionar la frustración

1. Tener alternativas

No obcecarnos en conseguir algo, y centrarnos en otras cosas que si están en nuestra mano cambiar o conseguir puede ayudar. Tener metas alternativas es una manera eficaz de superar la frustración.

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2. Centrarse en lo positivo

Aunque algo no nos salga como esperábamos ganamos en experiencia y aprendizaje.

3. Reconocer los errores

Es la única forma de aprender y no volver a cometer los mismos fallos del pasado. Los errores nunca son fracasos, simplemente experiencias, que incluso nos pueden servir para conseguir nuevas metas en el futuro.

4. Dejar ir el ideal de perfección

Las ideas de perfección, inflexibilidad y exigencia elevadas son contraproducentes para reponerse y superar frustraciones.

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5. Abre tu perspectiva

No cerrarse en una sola cosa nos permite evaluar la realidad de una manera más amplia y no derrumbarnos ante los obstáculos.

6. Fomentar la autoestima

Ante todo, confía en tus capacidades y aptitudes y persevera en lo que desees conseguir.

 

 

Romina Collado

Psicóloga

Grupo Crece